domingo, 27 de agosto de 2017

CRECIENTE TENSION Y CRECIENTE INTENSIDAD

Teatro Colón, Temporada 2017, Opera: “Ascenso y Caída de la Ciudad de Mahagonny”, Libreto: Bertold Brecht, Música: Kurt Weil. Interpretes: Nikolai Schukoff (Jim Mahoney), Nicola Bieller Carbone (Jenny), Iris Vermillion (Leokadja Begbick), Pedro Espinoza (Fatty), Hernán Iturralde (Moses), Luciano Garay (Bill),  Gonzalo Araya Pereira (Jack), Iván García (Joe), Pablo Pollitzer  (Toby Higgins), Laura Pisani-Mariana Carnovali-Alejandra Tortosa-Virginia Correa Dupuy-Rocío Arbizu-Lidice Robinson (Seis muchachas de Mahagonny). Bailarines y Actores figurantes. Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía: Diego Siliano. Vestuario: Luciana Gutman. Iluminación: José Luís Fiorruccio. Coreografía: Ignacio González Cano.  Dirección Musical: David Syrus. Dirección Escénica: Marcelo Lombardero. Co-Producción entre el Teatro Colón junto al Teatro Municipal de Santiago de Chile y al Teatro Mayor de Bogotá. Función del 25 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  A treinta años de su estreno absoluto en Argentina y en el Colón (lo que en su momento constituyó un hito histórico en la rica historia del Teatro  y un puntal en la recuperación democrática, dada la represiva censura que imperó hasta Diciembre de 1983), como parece ser recurrente,  cada quince años retorna el emblemático trabajo de la dupla Brecht Weil al escenario. Esta vez de la mano de una co-producción que involucra al Municipal de Santiago de Chile (de donde vinieron las primeras noticias de su suceso), al mayor de Bogotá  y al Colón, con la Dirección Escénica de Marcelo Lombardero y la musical de David Syrus (hasta el presente año Jefe de Estudios Musicales del Covent Garden de Londres). Lo primero que debe tenerse en cuenta es que para evaluar este trabajo, Usted querido lector, oyente/espectador del programa en Internet y asistente al Colón, debe despojarse de pensar en la ya mítica puesta de Jaime  Kogan en aquel inolvidable estreno. Aquella, reitero, fue una circunstancia  única e irrepetible. Entonces enfoquémonos en el presente, dado que Marcelo Lombardero traslada la acción a época actual, pero respetando la esencia misma del trabajo, lo que en cierto modo ayuda a llevar adelante la acción. Ese respeto lleva a que el sobretitulado narre la historia de la ciudad.  Solo durante el momento del huracán una  filmación de un desopilante cronísta encarnado por Hernán Iturralde, que pierde su peluca durante una ráfaga de viento, es la única instancia en la que se recurre a ello. Un accidente carretero durante la fuga es el punto de partida para que el trío de forajidos decida emplazar una ciudad/páramo, la que luego mutará a ciudad del deseo en donde todo estará permitido (por supuesto, dinero de por medio). Entonces, la lujuria, el hedonismo, el sexo, pasan a ser la regla cotidiana. Es por eso que el desarrollo escénico y la música van de la mano y crecen en tensión e intensidad con el transcurrir de esta puesta, en donde hasta el final de la primera parte, previo a la aproximación del huracán, se va desarrollando en forma de algún modo monótona, en consonancia con lo que le va sucediendo a los personajes. Justo en el momento en que el trío dueño de la ciudad comienza a preguntarse como contener la fuga de los habitantes que se van buscando otras motivaciones, es cuando cobra importancia el protagonismo de Jim Mahoney al responderles que se quedaría si encontraría que todo estuviese permitido y que el tiene El dinero suficiente para obtenerlo. Por ello es que en la segunda parte, el ritmo va transcurriendo en forma vertiginosa. Placeres, juego, sexo, comida (aquí uno de los mejores amigos de Jim se quedará “planchado” en una opípara mesa), Boxeo (en este caso un segundo amigo morirá en un combate contra uno de los forajidos a consecuencia de los golpes recibidos) y consecuencia de este combate, el protagonista perderá todo su dinero en una apuesta a mano solo de su amigo y no solo eso, también su vida, al intentar ofrecer canilla libre de whisky a los asistentes al bar sín tener recursos para abonarlo, mientras que el mismo tribunal que juzga y condena este hecho se corrompe al absolver a un asesino que convenientemente “acordó” con los jueces, mientras Bill, único amigo sobreviviente del protagonista no le presta cien dólares a este para intentar lo mismo). Detalle interesante, es que en este punto el vértigo se detiene (como recordándole al protagonista masculino lo que era Mahagonny antes del “vale todo” y en que terminó después) hasta el momento en que es llevado a su ejecución, para de ahí en mas retomar ese vértigo hasta el final. Este es el mérito del estudio a fondo que Marcelo Lombardero ha hecho del libreto y encontrarle esta interesantísima  resolución a su trabajo, y desde ya sólidamente acompañado por todo su equipo de colaboradores, desde la siempre efectiva escenografía de Diego Siliano, que incluyó el tradicional “guiño Lombarderiano” de incluir un cartel de “Welcome to Mahagonny” (Bienvenidos a Mahagonny) igual al del Teatro Argentino que recibía a los automovilistas  en la bajada de ingreso a la Ciudad de La Plata durante su gestión al frente de los destinos artísticos del Coliseo de esa ciudad. El formidable vestuario de Luciana Gutman. La impecable iluminación de José Luís Fiorruccio  (exacta en todo sentido), y las siempre efectivas colaboraciones coreográficas de Ignacio González Cano. Todo estuvo allí, desde el desarrollo de los recursos de hoy como la multimedia, el video y hasta bailarinas de cabaret (Poole dance o simplemente “Caño”en el vale todo y cuerpo de baile en la escena del juicio). En cambio, lo que no siempre fue de la mano fue la realización musical, en donde estuvo pesante en muchos momentos y carente de energía en el cuadro final. Consecuencia directa de esto fue la también discreta actuación del Coro Estable, ajustado sí, pero sin desplegar lo que puede dar. En cambio las voces (tanto en lo vocal como en lo actoral) conformaron un conjunto homogéneo de punta a punta. Entonces, Nikolai Schukoff, fue un estupendo Jim Mahoney, voz muy potente y una presencia actoral importantísima, debiera pensarse en El para roles Wagnerianos. Nicola Bieller Carbone literalmente se “comió” el escenario como Jenny con muy buenos recursos vocales y actorales. Iris Vermillión exponiendo autoridad y oficio escénico como Leokadja. Pedro Espinoza fue un Fatty de estupenda factura vocal además de buena actuación y Hernán Iturralde como Moses, la Trinidad, lució a pleno como corresponde a sus antecedentes. Luciano Garay como Bill, tuvo un lucimiento formidable, lo mismo que Iván García como Joe, con voz y “physique du rol” ideales. Gonzalo Araya Pereira un muy interesante Jack, aunque un detalle algo escatológico de escena empañó el remate de su actuación y Pablo Pollitzer en la parte final como Toby Higgins  fue avanzando paulatinamente en escena hasta lucir a pleno. El “sexteto de chicas” que integraron Laura Pisani, Mariana Carnovali, Alejandra Tortosa, Virginia Correa Dupuy, Rocío Arbizu y Lidice Robinson, que siempre integraron los equipos de trabajo del Director Escénico, mostraron no solo belleza y presencia, sino que supieron decir en sus intervenciones vocales.

  Entiendo que se trata de un trabajo que debe verse mas de una vez, así puede  comprenderse la magnitud de la tarea y todo lo que conlleva lo expuesto anteriormente.


Donato Decina
UN VENDAVAL INTERPRETATIVO SOBRE EL ESCENARIO DEL COLON

Teatro Colón, Ciclo “Colón Contemporáneo”, presentación del Pianista Nicolás Hodges. Programa: Obras de Salvatore Sciarrino y Doménico Scarlatti. 23 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  Este concierto que “Colón Contemporáneo ha ofrecido tuvo la virtud de mostrarnos el crecimiento artístico de Salvatore Sciarrino.  El vehículo ideal para este recorrido fue el  pianista Ingles Nicolás Hodges, quien se nos reveló como un interprete absolutamente consustanciado con la obra del reconocido creador Italiano, al punto tal que Este le dedicó sus “Dos Nocturnos Crueles” (“Due Notturni Crudeli”), obra del 2001, junto a la que se incluyeron las Cinco Sonatas que van desde 1976 a 1994. Junto a todos ellos, se intercalaron sonatas de dos períodos bien diferenciados de Doménico Scarlatti las K 69, K84, K502 y K 532 . Estas obraron como separadores entre las obras contundentes de Sciarrino, algo así como un bálsamo, un descanso en el teclado, al que también matizó al permitir el interprete aplaudir entre obras, lo que le posibilitó incorporarse y caminar unos metros entre el Piano y el Backstage, aumentando así esa necesaria distensión. Entiendo que no fue casual el orden en que intercaló las sonatas, partiendo de la Nº 2, obra de 1983, incisiva sí, pero que conserva notoria influencia aún de los grandes creadores italianos de siglo veinte. Recuérdese que aquí estamos ante un Sciarrino de treinta y tres años y es probable que aún persistieran esos detalles señalados. La segunda sonata abordada fue  la Nº 1 de 1976, muy sutil, que en nadia presagia lo que años después sobrevendría. El Cierre de la primera parte le cupo a la Nº 4 de 1992 y aquí el Sciarrino que todos conocemos, arrollador, sin concesiones, sin respiro alguno al oyente, demoledor y un primer detalle que es que el interprete se calza guantes de manejo (esos que dejan  los dedos al descubierto) y de esa manera debe ejecutarla. Hodges aquí realizó una verdadera proeza y en cuanto a Scarlatti (de las que abordó las K502 y K84), fue muy correcto, con buena digitación y grato sonido.

  La segunda parte abrió con la Sonata Nº 5 de 1994 con juegos tímbricos, trabajo sobre una persistente melodía, la que surge en medio de las sonoridades mas enérgicas y aquí otra formidable entrega del solista, que reiterará en la Sonata Nº 3 (Esta también comn los “guantes” colocados) y cerrar la descomunal faena con los antedichos “Due Notturni Crudeli” que enfatizaron aun mas el credo compositivo de Sciarrino, capaz  de pasar de los sonidos mas violentos a las formas mas apaciguadas que precisamente cierran ambos nocturnos y entre las tres “criaturas” las K69 y K.532 de Scarlatti, que completaron el ideal de concierto y revelaron a un formidable interprete.


Donato Decina
 EL EPICENTRO FUE MENDELSOHN

Teatro Colón, Temporada 2017 Ciclo de Conciertos Sinfónicos de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director Invitado: Maximiano Valdés. Solistas: Pinchas Zukerman (Violín), Amanda Forsythe (Violonchelo). Programa: Obras de Brahms y Mendelsohn. Teatro Colón, 24 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

   Para Nuestra mayor sorpresa fue de alguna manera decepcionante la actuación de la dupla que conforman Pinchas Zukerman y su Esposa, la Violonchelista Norteamericana Amanda Forsythe, los que junto a la Filarmónica, conducida por el Chileno Maximiano Valdes, abordaron el “Doble Concierto” de Brahms. La expectativa era grande y lógica. Sabido es de la gran capacidad interpretativa del gran violinista Norteamericano y de sus formidables condiciones para las presentaciones a dúo, trío o con conjuntos formados con sus amigos, además de sus innatas condiciones como consumado solista. Pues bien, aquí su actuación en particular solo rozó la línea de la discreción. Sonido muy chico y pobre, con tan solo algunas pocas pinceladas de las cualidades que lo han hecho famoso, quedando disminuido ante la muy buena actuación de su Esposa en Violonchelo, con muy buen sonido, notable musicalidad y total entrega, y una Filarmónica que desde el vamos hizo Brahms. Esperábamos mucho mas y deseamos que haya una próxima con El como único solista para que asi pueda refrendar una actuación como a las que siempre nos ha tenido acostumbrados.

  Lo grato fue escuchar una “Escocesa” de Mendelsohn (a la que hace mucho no se la abordaba), plena de matices, musicalidad, color y absoluto “canto” en el discurso orquestal con formidable lucimiento de todos los sectores del conjunto. Todo ese resultado fue el fruto del muy buen trabajo que Maximiano Valdes llevó a cabo con la Filarmónica, que lo hizo merecedor de una justiciera ovación como no se registró en el “Doble” de Brahms. El público “no comió vidrios” y supo hacer justicia.


Donato Decina 

viernes, 25 de agosto de 2017

HMMMMMMM!!!!!!!

Orquesta Sinfónica Nacional: Director: Emmanuel Sieffert. Programa: Benjamin Britten: “Cuatro Interludios Marinos de la Opera Peter Grimes”. Claude Debussy: “El Mar”. Domingo 20 de Agosto de 2017, CCK-Sala Sinfónica.

NUESTRA OPINION: REGULAR

  Recibí entusiasmado la noticia de la vuelta a la actividad de la Sinfónica aunque como siempre la información escasea y, por ahora, mas allá de las noticias a través de la página del Ministerio de Cultura o del propio CCK, no hay mayores pecisiones. Esperemos que esto se vaya corrigiendo y que todos y no solo algún medio dispongamos de las programaciones completas.

  El panorama no pudo ser mas inapropiado. El programa del concierto que se ofreció el Viernes 18 y que debía repetirse en esta oportunidad, anunciaba “La Ballena” de John Tavener  en donde intervendrían el Actor Horacio Roca como recitante, la Mezzo-soprano Chilena María Luisa Merino Ronda y el Barítono Alejandro Meerapfel como solistas vocales y la intervención del Coro Nacional de Jóvenes, preparado por Pablo Banchi. Era la hora del concierto, la obra figuraba en la primera parte como integrante de una temática que abarcaba “La Ballena y el Mar”, casi también, una referencia al nombre original que llevaba la Sala Sinfónica,  “La Ballena Azul”. Eran las 11, hora pautada para el inicio del concierto, faltaban instrumentistas de la Orquesta, por lo que los huecos con las sillas vacías se hacían harto evidentes. Y las sillas de los solistas vocales se veían en el “Backstage”, es decir, fuera del escenario. El Coro no aparecía. A  las 11,08, luego de varios conciliábulos, que incluyeron la aparición de los técnicos armadores de sala en mas de una ocasión,  los músicos avanzaron hacia los atriles vacíos, recordándome mi etapa estudiantil de la primaria y la secundaria cuando el Maestro o el Preceptor nos ordenaba “cubrir la fila vacía” en alguna formación,  y el Concertino Xavier Inchausti ingresó para afinar y, oh sorpresa, comenzaron a aparecer los ausentes hasta ese momento, ubicándose en los asientos vacíos. Ingresó el Director Sieffert, el que micrófono en mano leyó un comentario preparado (ya que no los hay tales en el programa de mano recibido) y mencionó que el Concierto tenía al  “Mar” como temática, explicando las obras de Britten y Debussy, por lo que sin mediar anuncio alguno nos dimos cuenta que Tavener no estaba incluido y que solo se abordarían las obras que integraron la segunda parte del concierto del Viernes anterior. Consultados algunos allegados míos a la Orquesta, nadie supo el porqué de la no inclusión de la obra de Tavener  e ingresando en las páginas de Cultura de la Nación y del CCK para averiguar si la omisión ya estaba prevista, ya se había bajado de las mismas la información de Esta velada. Saque cada cuál sus conclusiones. La mía es que no se puede jugar así con el público, máxime cuando se trata de un día y horario atípicos para la sinfónica.

  El factor común que unió a la interpretación de ambas páginas es que Sieffert se preocupó para que todos lleguen a tiempo. No hubo matices, tensiones. Algunos “tempi” fueron muy lentos, mas de lo habitual. Se apoyó mas en la fuerza del bronce y de la percusión para el subrayado de pasajes, que por la sutileza, el colorido de la cuerda y muchos detalles que evidencian que solo hubo tiempo de ensayo para trabajar el trazo grueso y que el “pulido fino” será en otra oportunidad. Demasiado poco. Es evidente que salir de momentos  conflictivos llevan a que se tarde mucho tiempo en retomar una senda de categoría. Deseo fervientemente, como lo indiqué varias veces en el programa, que en la mesa de diálogo se solucionen los problemas. Los Argentinos nos merecemos la Sinfónica Nacional a pleno.


Donato Decina

sábado, 19 de agosto de 2017

UN IMPERECEDERO RECUERDO PARA NUESTRAS. RETINAS Y OIDOS

“Nuova Harmonía”, temporada 2017: Actuación de Andras Schiff (Piano). Programa: Johann Sebastian Bach, “El Clave Bien Temperado”, Libro Nº 1, 24 Preludios y Fugas registrados en el catálogo BWV desde el Número 846 al Número 869 inclusive.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  En uno de los conciertos mas memorables desde la creación de este abono, ya sea como “Italiana 86”, “Harmonía” o ahora “Nuova Harmonía”, el Húngaro Andras Schiff brindó una inolvidable versión del primero de los libros de “El Clave Bien Temperado” de Johann Sebastian Bach. Aunque como su título lo indica, el Genio de Leipzig concibió para el clave y no para el Pianoforte este ciclópeo trabajo, es desde el Piano donde en la actualidad se lo ofrece mayoritariamente. Y la concepción de Schiff es  tal que si bien lo hace desde el Piano, el enfoque es tratar al instrumento como un Clave. Y es entonces en donde uno queda maravillado con todos los detalles minuciosos, transparencia absoluta de sonido, casi  nulo el uso del pedal, digitación perfecta, “tempi” exacto para cada preludio y fuga, lo que hizo que la interpretación se sostuvo de modo permanente, sin caer en modo alguno en baches o monotonía, por lo que la hora y cuarenta y cinco minutos que duró la versión transcurrió a una increíble velocidad, teniendo al Público en una concentración casi absoluta, solo alterada en momentos en los que el intérprete, por propia decisión, tomaba un tiempo mayor entre el final de una fuga y el comienzo del preludio siguiente a modo de separación por el contraste que cada composición tiene. Fue admirable ver como luego de algún preludio de factura exigente, Schiff  atacaba con un entusiasmo increíble la fuga posterior. La concentración que mantuvo a cada instante, la entrega con la que abordó la obra y su inmaculado sonido, lograron el previsible premio del público que vitoreó al interprete de manera sostenida, sin desbandarse en una desordenada retirada (¡Por fín!), sino  todo lo contrario, y, para sorpresa de todos, hubo lugar para dos bises “Bachianos” mas: La variación mas famosa de las “Goldberg” y uno de los momentos mas importantes del “Concerto Italiano”, en donde cada uno fue expuesto de tal manera que no parecía que antes  hubiese estado casi dos horas trabajando en el teclado.

  Las Autoridades de la Fundación Cultural Coliseum y Elisabetta Riva, Directora General del Ciclo, tienen aquí una prueba sobrada de lo que son capaces de producir. Y dentro del relanzamiento que se han propuesto para el Ciclo, este concierto es la prueba concreta de adonde debe apuntarse.


Donato Decina

UN ESPECIALISTA DE SUPERLATIVO NIVEL


Teatro Colón, Temporada 2017, Ciclo Colón Contemporáneo: Concierto Sinfónico a cargo de la Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Tito Ceccherini. Participación del Ensamble Vocal de Solístas Nonsense, Dirección Musical: Valeria Martinelli. Programa: Obras de Lutoslawski, Ades y Berio. 03 de Agosto de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  A poco mas de una semana del rotundo triunfo que obtuvo en el Teatro Argentino de La Plata, en la única, accidentada pero imponente versión de “Le Grand Macabre” de Gyorgi Ligeti, Tito Ceccherini entregó ahora en el Colón y nuevamente al frente de la Estable, con la que se presentara por primera vez en la inolvidable visita de Salvatore Sciarrino, una prueba definitiva e irrefutable de su capacidad, entregándonos una velada de música de dos figuras centrales  de la segunda mitad de la pasada centuria y una obra de una de las figuras actuales, con lo que el asistente al Colón a este evento gozó del privilegio de ampliar su panorama de audiciones y, sin temor a equivocarme, crecer como oyente y valorar lo mucho que Martín Bauer a través de Colón Contemporáneo ofrece para ello.

  La programación  incluyó “Mi-Parti”, de Witold Lutoslawski, compuesta en 1975, integrante de la producción central del gran Maestro Polaco. Es una página contundente, con todas las características que tiene esta etapa compositiva de Lutoslawski. Provoca un  fuerte impacto en el oyente y aquí el primer merito del conductor Italiano que no dejó detalle alguno librado al azar y entonces todas las sonoridades, intensidades y tensiones de la obra pudieron ser percibidas con total nitidez. Primer gran acierto en la apertura del Concierto.

  Siguió la sesión con una obra casi actual de Thomas Ades, gran compositor Ingles. “Asyla”, compuesta hace 20 años en 1997. Un detalle de color, si se quiere, es que causó fortísimo impacto en la concurrencia mas joven (mayoritariamente estudiantes de música) ya que en su parte central recrea a partir de temas de neto corte “Pop” una noche de Discoteca. Al finalizar ese pasaje, los aplausos brotaron espontáneamente. Mas allá de esto, los valores de “Asyla” (Encargo de Sir Simon Rattle y la Sinfónica de Birmingham) residen en una orquestación interesante, sin caer en masa orquestal sobredimensionada, entretejiendo sonidos y pasajes muy interesantes con una intensidad que no decae en ningún momento. Y en cierta forma, tuvo el efecto de obrar como transición entre la potencia sonora de Lutoslawski y la imponencia de “Sinfonía” de Luciano Berio, en  esta nueva versión entre Ntros., luego de la que en 2009, Alejo Pérez y la Sinfónica Nacional ofrecieran en la apertura del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro General San Martín, también desarrollado por Martín Bauer, por lo que evidentemente, esta página es algo así como una obra “fetiche” que va siendo incluída en cada programación suya. En su favor, cabe el hecho que al ser programada ocho años después, hay una distancia suficiente entre las versiones como para volver a disfrutarla en vivo. Nuevamente el Ensamble Vocal de Solistas “Nonsense” asumió las partes vocales. Ceccherini nos brindó una imponente versión, absolutamente trabajada hasta el mas mínimo detalle, una unidad de sonido, en la que se fundieron la música de Berio, los creadores invocados por el: Mahler (Tercer Movimiento de la Sinfonía Nº 2 “Resurrección”), ”La Valse de Ravel, Bach, entre otros, con sonidos vocales y pasajes como el discurso de Martin Luther King. Recordemos que es una página de 1968, encargada por Leonard Bernstein y la Filarmónica de New York  ante el 125º aniversario de la agrupación. Epoca de Mayo Francés, asesinatos de Luther King  y Bob Kennedy, Nixon-Mc Govern, Vietnam y Guerra Fría. Eclosión al por mayor y Berio como nadie captando toda esta confluencia y plasmándola en el pentagrama. El Nonsense se mostró como seguro interprete de la parte vocal y la Estable en una faena enorme como pocas veces. Una noche de excepción y un Conductor realmente formidable.



Donato Decina

viernes, 18 de agosto de 2017

UNA FAMILIA QUE DIGNIFICA A LA MUSICA

Buenos Aires Lírica, Temporada 2017. Opera: “La Boheme”, Música de Giacomo Puccini. Libro de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, basado en “Escenas de la Vida Bohemia” de Henri Murger. Elenco: Monserrat Maldonado (Mimí), Nazareth Aufe (Rodolfo), María Belén Rivarola (Musetta), Ernesto Bauer (Marcello), Luís Loaiza Isler (Schaunard), Walter Scwarz (Colline), Sergio Carlevaris  (Benoit/Alcindoro), Fabián Frías (Parpignol), Juán Pablo Pacazocchi (Sargento), Juán Feico (Aduanero). Nicolás Ramos-Mauro Heinz-Clara Hecker-Enzo Pascal (Actores). Coro de Buenos Aires Lírica, Director: Juán Casasbellas, Coro de Niños Petits Coeurs, Directora: Rosana Bravo, Vestuario: Ramiro Sorrequieta, Iluminación: Rubén Conde. Escenografía y Puesta en escena: Marcelo Perusso, Orquesta Académica de Buenos Aires, Dirección de Orquesta y Concertación: Mario Perusso. Teatro Avenida: Función del 13 de Agosto de 2017. (Esta puesta es co-producida por la entidad organizadora junto al Teatro “El Círculo” de Rosario).

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Por un momento nos olvidamos de la vida cotidiana marcada por la política y el acto pre-electoral de ese día. Ya al llegar, los integrantes de la banda que actuaría en escena en ese imponente final del segundo acto, predisponía maravillosamente al público que aún permanecía en la vereda junto a las puertas de acceso del Avenida, cuando aparecieron desde la esquina de Salta y Av. De Mayo interpretando justamente (y ya caracterizados) la marcha que cierra el mencionado acto.

  Al momento de hacer Mario Perusso su aparición en el foso, los jóvenes integrantes de la Orquesta Académica de Buenos Aires comenzaron a golpetear los pies en el piso de dicho foso en señal de admiración por el Maestro. Estricta Justicia. Quienes tenemos muchos años de opera en Ntras. Espaldas conocemos la trayectoria del Maestro, su especial simpatía por el Verísmo y en especial por Giacomo Puccini. “Tosca” en el Colón con Marton, Domingo y Mastromei, “La Boheme”, también en el Colón, con Freni-Lima-Almerares y Gaeta,  el Mismo título en el Argentino de La Plata Con Ayas-Farré –Gaeta y una jovencísima Almerares debutando Musetta. “Turandot” en la misma sala (en la única vez en que se ofreció el final original de Franco Alfano, luego mutilado/retocado por Toscanini) con Negri-Contreras Bello .Farré-Gallardo-Martínez-Carrión-Gramajo y Alza, dan cuenta del compromiso permanente de Perusso con el legado musical del hombre de Lucca, el que tuvo su premio con actuaciones en el Festival de Torre del Lago, templo Pucciniano por antonomasia. Y así de esta manera comienzo esta reseña, puesto que los Perusso (Mario y Marcelo) fueron las figuras centrales del espectáculo, el primero conduciendo a la Orquesta Académica de Buenos Aires (Gran iniciativa de Buenos Aires Lírica la convocatoria a este conjunto, ya que hacer esta partitura con un conjunto de permanente actuación en donde todos se conocen, redunda positivamente en el resultado final) , enriquecida por algunos atriles profesionales de primerísima línea, de la que extrajo las sonoridades mas exquisitas, logrando un “canto”orquestal de gran intensidad y donde Puccini “exudó” hasta por los poros. Y Marcelo con una puesta de época muy ingeniosa y práctica, apoyada por un vestuario de muy buen gusto realizado por Ramiro Sorrequieta y la siempre excelente y efectiva iluminación de Ruben Conde. Las marcaciones actorales, los desplazamientos de masas del segundo y el inicio del tercer acto y el caminar de los interpretes en la escena fueron acertadísimos, por lo que ya de movida el espectáculo escénica y musicalmente arrancó de manera formidable y así se mantuvo sín decaer en lo mas mínimo hasta el final.

 En cuanto a los conujntos, otra gran labor le cupo a Juán Casasbellas al frente del Coro de Buenos Aires Lírica que lució a pleno con gran ajuste y muy efectivas intervenciones al igual que el Coro de Niños “Petites Coeurs”, que Rosana Bravo peparó de manera formidable, el que realizó una intervención tan simpática como emotiva en el segundo acto.

  En el plano vocal, las protagonistas femeninas Monserrat Maldonado y María Belen Rivarola fueron las puntales fundamentales. La Primera con una voz de magnífico caudal, timbre sin fisuras y esplendido fraseo. Se paseó desde la calidez del “Si, mi chiamano Mimí”, hasta el pleno sentimiento de “Dove lieta Usci”, entregando toda su garra y personalidad, cumplimentada con una magnífica actuación. La Segunda fue una muy simpática “Musetta” desde la entrada misma del segundo acto, hasta conmover en los momentos finales acompañando a Mimí moribunda y correr junto a Marcello a empeñar los aros y comprar el manguito. Esplendidos comediantes fueron Luís Loaiza Isler como “Schaunard” (A quien ya valoramos en varios espectáculos de I.S.A. del Teatro Colón y en la reciente “Scala di Seta” también de B.A.L. en el “Picadero”) y Walter Schwarz (Experimentadísimo) como “Colline”, ambos con estupendo regístro vocal  y un total lucimiento para el segundo con una estupenda versión de “Vecchia Zimarra”. En cuanto a los protagonistas masculinos, ambos tuvieron una tarde en la que evidentemente algún episodio de salud complicó las perfomances de los dos, no obstante el oficio que ambos han adquirido logró que sortearan las partes mas difíciles de los dos primeros actos con apreciable soltura, compensando en lo actoral el déficit vocal, para irse asentando también ambos en los dos actos finales, surgiendo en Ellos toda la garra, y en donde Aufe logró su punto mas alto en el relato de Marcello de la enfermedad de Mimí, secundado estupendamente por Bauer, para luego abordar con notable soltura los cuatro el contraste Drama-Comedia de los dos dúos que cierran el Tercero  para luego llegar los hombres al dúo  “En Un Coupe”  expresado  noblemente y de allí  hasta el desenlace, todas las voces mostrar un sólido nivel. Tambien vaya el reconocimiento para el experimentadísimo Sergio Carlevaris en los roles de Alcindoro y Benoit, con una soltura para la comedia muy efectiva y tambien valorar la selección de los demás co-primarios, los que en ningún momento desentonaron, logrando una unidad vocal encomiable.

  Buenos Aires Lírica una vez mas ha logrado plasmar una producción de incuestionable calidad y a la altura de sus antecedentes. Ya transcurrida casi la totalidad de la presente temporada, la misma muestra profesionalidad sín altibajos y nos preparamos entonces para el cierre con “Ba-Ta-Clan”  de Offenbach, el que deseamos sea a toda orquesta para terminar de redondear un muy buen ciclo.


Donato Decina

miércoles, 16 de agosto de 2017

FESTIVAL BARENBOIM 2017 EN EL COLON



BREVE, CONTUNDENTE Y DE EXCELENCIA

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

Teatro Colón, Abono Azul año 2017: Festival Barenboim: Daniel Barenboim (Piano y Dirección), Martha Argerich (Piano), Kian Soltani (Violonchelo), Michael Barenboim (Violín), “The West- Eastern Divan Orchestra”  e instrumentistas solistas de Este Conjunto. Programas: 02 de Agosto de 2017: Obras de Ravel, Shostakovich y Berg. 04 de Agoato de 2017: Obras de Beethoven. 05 de Agosto de 2017: Obras de Richard Strauss y Tchaickovsky.

  La versión 2017 de este evento que originalmente se llamó “Festival de Música y Reflexión” nos mostró que aunque hayan restricciones de carácter económico en el Colón (Que son secreto a voces , las que tuvieron implicancia en el comienzo de la temporada con cancelaciones, cambios de programaciones y negociaciones con las editoriales musicales), y que este año la reflexión haya quedado de lado, las propuestas de Barenboim son abundantes, abarcan todos los períodos de la música y todo se hace con niveles de excelencia muy difíciles de superar. Aportes fundamentales como los de Martha Argerich, la capacidad de ese segundo instrumento suyo como lo es la West-Eastern Divan y las intervenciones que desde el interior mismo del conjunto hacen sus principales solistas con momentos de excelencia, dan como resultado un balance final harto positivo, aun cuando la programación haya sido del formato de dos conciertos sinfónicos y uno de cámara y la consabida velada “dueto” entre Argerich y Barenboim del que ya diéramos cuenta en esta página (y que además incluyó una sesión para público masivo en Plaza Vaticano), en lugar de las estadías mas largas anteriores (No hubo música de creadores árabes e israelíes, tampoco obras de algún compositor joven de los que el Director promueve siempre en sus programas y algún ciclo sinfónico para abordar).

  Las tres noches nos brindaron un amplísimo repertorio. La primera de ellas incluyó obras de Ravel, en homenaje a los ochenta años de la desaparición  física del inmenso creador francés. En el comienzo “Le Tombeau de Couperin”, bellísima suite en donde Barenboim extrajo de la Orquesta del Diván toda la transparencia de la música, los colores de cada fragmento y ese aire de corte melancólico que la composición trasunta, para alcanzar un final tan vivaz como lo marca Ravel. Y para el inicio de la segunda parte , la siempre bienvenida suite “Mi Madre la Oca”, de la que minutos antes tuviéramos un anticipo, ya que para el Bis posterior al Concierto de Shosta kovich, Martha Argerich y Daniel Barenboim interpretaron a cuatro manos “Laideronette, Emperatríz de las Pagodas”, el tercer movimiento de la composición en su versión original en donde tuvimos detalles que habitualmente en la versión orquestal no se perciben y sirvió de introducción a la versión orquestal posterior, la que tuvo todo el color, la sutileza y los climas que Ravel requiere, con un inmenso clima preparatorio al éxtasis final que da “El Jardín Feérico”. Los centros de ambas partes nos entregaron una nueva versión de Argerich del Concierto para Piano, trompeta y Orquesta Nº 1 en Do menor, Op. 35 de Dimitri Shostakovich, con un abordaje muy personal en la que una vez mas ese veradero “Huracan” que Martha es en este tipo de obras surge en plenitud, con endiablada digitación, tiempos enérgicos y ágiles y un recorrido en el que Barenboim estuvo siempre pendiente para estar en sintonía con la propuesta de la interprete y que hace que por ejemplo el Trompetísta solista de la Orquesta (cuyo nombre no figuró en el programa de mano aparentemente por motivos de seguridad) no siempre interviniera “a tempi”. De cualquier modo resultó una versión muy interesante que hizo eclosionar a la concurrencia  y que generó el bis ya comentado.  Y el final mostró la generosa “audacia” del Director al ofrecernos una impactante versión de las Tres Piezas para Orquesta del Op. 6 de Alban Berg. Es increíble lo que Barenboim ha logrado con este conjunto, el que solo actúa durante dos o tres meses en todo al año y que cada uno o dos años registra la rotación de algunos de sus integrantes. El sonido, la contundencia del discurso musical, la energía que generan algunos de los fragmentos y esos por momentos “impiadosos” pasajes que impactan duramente en el oyente y que Barenboim  los expresa como pocos. Final arrasador que no dejó lugar a absolutamente nada mas.

  La segunda de las noches nos trajo la velada de Cámara en la que  Barenboim en el piano que lleva su nombre junto a su hijo Michael en violín y a Kian Soltani en Violonchelo abordaron tres tríos de Beethoven, repertorio que maneja como pocos y en el que se mueve como pez en el agua. Fiel a su estilo, seleccionó  composiciones de las tres etapas compositivas del genio de Bonn: El Nº 1 del Op. 1 (Sí, la primera obra de catálogo que se registra), el Nº 1 del Op. 70 en Re mayor, llamado “Espíritu” y cerrar con esa inmensa página que es el Op. 97 en Si bemol mayor “Archiduque”. Barenboim extrae de su piano hasta el mas mínimo detalle, marca el pulso de las interpretaciones, genera los climas, logra las mayores sutilezas y obtiene una transparencia sonora pocas veces escuchada. A su lado, Kian Soltani demuestra ser el socio casi perfecto, con pasajes de una belleza tímbrica exquisita y una entrega absolutamente apasionada y Michael Barenboim desde el violín aportó muy buen sonido  y pasajes de acertadísima intervención. No hizo falta nada mas.

  Y la última velada nos trajo la revelación en vivo de un Barenboim imponente en la concertación de Richard Strauss con un “Don Quijote” de increíble factura, con Soltani nuevamente solista en una entrega verdaderamente de antología, con sonoridad maravillosa y notable refinamiento. Su compenetración con la obra fue tal que en la intervención final que marca la partida definitiva de la criatura cervantina también El se desinfló en el último compás. Notable intervención de la solista de viola como “Sancho Panza” y buenos pasajes de Michael Barenboim como solista en los fragmentos de “Dulcinea”: Hago especial hincapié  en el pasaje de la Cabalgata en los Aires en donde el “Tutti” orquestal registró uno de los puntos mas altos de la actuación en todo el festival.

 El cierre le cupo a una maravillosa versión de la Quinta Sinfonía en mi menor, op. 64 de Tchaickovskky, que tuvo intensidad, vuelo, tensión, canto como pocas veces Barenboim  nos haya ofrecido, pasajes de una vibración  poco común y una coda final en donde hasta las fanfarrias sorprendieron al estar en un plano de igualdad con el resto del conjunto. Un cierre increíble para una versión magistral, que dio lugar a dos bises. El primero con Soltani (que en la segunda parte volvió a su lugar en el conjunto) como solista de un arreglo de Laham Shani (Espero que así se escriba, al menos así lo entendí), quien es asistente del Director, de “El Císne” de “El Carnaval de los Animales” de Camille Saint-Säens, para luego sí cerrar con la Obertura de “Ruslan y Ludmila” de Mikhail Glinka, casualmente el fragmento que Shani dirigiera como Bis en el Colón en el 2015 y que aquí tuvo todo.

  La Orquesta del Divan y Martha regresarán en el 2019 y Barenboim regresará el año próximo con la Staatskapelle Berlín para ofrecernos “Tristán e Isolda” y conciertos sinfónicos. El Balance nos entregó: un Festival superior al del año pasado, por programación y resultados logrados. Que este es el único evento que el Colón programa con suficiente antelación y es por lejos el que mejor resultado le brinda,  y se nota. Se debería tratar de acordar con Barenboim  para la programación, alguno de los ciclos que el Director trabaja a la perfección. ¿Por qué no Brahms?. Barenboim y el teatro tienen la  respuesta.


Donato Decina

miércoles, 2 de agosto de 2017

CADA CONCIERTO ES UNA NUEVA SORPRESA


Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación, Temporada 2017, Director: Sebastiano de Filippi. Solistas: Hernán Apaolaza (Oboe), Pablo Pereira (Violín), Coro de Cámara de Tres de Febrero, Directora: Susana Galimberti. Programa. Obras de Piazzolla, John Williams, Rutter, Barber, Lauridsen, Rózsa y Morricone. Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional, 31 de Julio de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Una nueva demostración de calidad brindaron la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación y su titular, Sebastiano de Filippi, esta vez en un repertorio dedicado a pequeñas composiciones tanto de creadores  clásicos como populares. Contó como invitados (y aliados) con Hernán Apaolaza en Oboe, el Córo de Cámara de Tres de Febrero, excelentemente preparado por Susana Galimberti y el Concertino, Pablo Pereira, apoyo fundamental para el Director.

  Bienvenido y muy saludable es referir en el programa de mano a quienes pertenecen los arreglos de las obras populares que se abordaron en el concierto. Así la velada se inició con una maravillosa orquestación de Norberto García de “Oblivion” de Piazzolla con Apaolaza como solista, en una versión muy sentida y ajustada y un solista muy lúcido. Otro tanto cabe para el arreglo de  Nicolás Castillo para la música que John Williams compuso para el filme “La Lista de Schindler”, el que si bien ya lo escucháramos anteriormente , aquí tuvo aún mayor intensidad que la anterior, con lucimiento de Pablo Pereira, brillante solista en violín. La Primera parte culminó con una versión verdaderamente sobresaliente de la Suite para Cuerdas del Norteamericano John Rutter, muy llena de elementos característicos de la música Norteamericana. El ajuste del conjunto fue pleno y De Filippi logró expresar todo el colorido y las riqueza que la música de Rutter contiene.

  Para la segunda parte se sumó el Coro de Cámara de Tres de Febrero, el que preparado por Susana Galimberti se mostró como un muy sólido conjunto. “Agnus Dei” de Samuel Barber, Versión con coro del “Adagio para Cuerdas” llevó al máximo la calidad del concierto, con una interpretación que cerró abriendo una  esperanza cuando sobre el “danos la paz” el Coro y la Música  extinguen lentamente la melodía, dejándola como “flotándo en el aire”.

  De Morten Lauridsen se escuchó “O Magnum Mysterium” en orquestación de Marco Varísco, recordatoria del nacimiento de Jesús. Sencilla pero atractiva encontró a los intérpretes ideales.

  Tantos años pasaron cuando todas las Semanas Santas de la década del 70, los Sábados de Gloria el viejo Canal 11 en “Hollywood en Castellano “ proyectaba “Rey de Reyes” con Geffrey Hunter como Jesús (acaso la mejor película que se haya filmado sobre los misterios de semana santa, sin tanta carga truculenta, aunque para ello Hunter tuvo un larguísimo camino actoral que incluyó “westerns” que co-protagonizó junto a la bellísima actriz francesa Pascale Petit). Miklos Rosza compuso la banda de la que en Orquestación de Pablo Salzman se escuchó el final que ambienta el relato solo hablado que Hunter hace luego de la escena de la ascensión de Cristo. Ese “Hosanna” que el coro subraya a cada compas mientras la Orquesta interpreta el tema principal conmueve.

  Y el cierre trajo una versión completa de música de “La Misión” de Ennio Morricone, en arreglo de Nicolás Castillo, con Apaolaza en el célebre solo de oboe y el Coro expresando el “Vita Nostra”, mientras la Orquesta desarrollaba la mas conocida melodía. Intenso y sólido final, para un muy buen trabajo que ratifica el maravilloso momento por el que el Conjunto atraviesa.


Donato Decina
EXCELENCIA EN SU MAXIMA EXPRESION

Teatro Colón Temporada 2017 Abono Azul, Festival Barenboim, Concierto Inaugural: Actuación de Martha Argerich-Daniel Barenboim (Dúo de Pianos). Programa: Obras de Claude Achille Debussy, Domingo 30 de Julio de 2017.


NUESTRA OPINION: EXCELENTE

Hablar a estas alturas de la inmensa calidad artística de Ntros. Dos máximos exponentes clásicos sería redundar en adjetivos ya expresados de mi parte en las diferentes páginas de Internet en las que me he desempeñado. Aquí en Esta que es Mi página,  sí puedo decir que si hay algo que los caracteriza a ambos es la originalidad de los programas que abordan, los cuales son rara vez escuchados por estas latitudes. Teniendo en cuenta que desgraciadamente Martha Argerich no será de la partida el año próximo, que será “Año Debussy”, Daniel Barenboim decidió abordar junto a Ella un repertorio exclusivo de “Claude de Francia” y El mismo resultó sorprendido con la propuesta de apertura de concierto que Martha le realizó: La transcripción hecha por el Galo de la Obertura de “El Buque Fantasma” de Wagner. La versión nos mostró que si bien estaba la obra aún “en plena horneada”, tuvo características bien Wagnerianas que Barenboim como primer piano (y con tantas versiones de la opera encima) se encargó de resaltar. Y si con el transcurrir de la interpretación uno mentalmente recordaba la partitura orquestal, llegamos a la conclusión de que en verdad ambos parecieron una orquesta completa dada la forma en que se prodigaron en los pianos. El “Steinway Barenboim” mostró sus virtudes al permitirle al Maestro resaltar pasajes y entregar mejores sonoridades.  El apoyo que Martha Argerich brindó desde el Steinway del Colón fue imponente.
 La progresión del recital fue en aumento a medida que se iban abordando las obras. Y es así que nos encontramos ante una bellísima versión de “Séis Epígrafes Antiguos”. Obra de 1915 delicada e introspectiva en donde ambos desarrollaron maravillosas filigranas y detalles de exquisita técnica. Aquí encontramos tres momentos fundamentales. En el primero de ellos “Para Invocar a Pan, Dios del Viento de Verano”, el más extenso de todos en donde Argerich desarrolló todas las delicadezas en grado extremo.  El quinto “Para la Gitana  ” con un juego mutuo de colores que motivó la primera reacción encendida del público que aplaudió al final de ese tiempo. Y el séxto y último “Para Agradecer a la Lluvia en la Mañana” que cierra la obra  con la música “Flotando en el ambiente” lo que dejó a gran parte de la asistencia desconcertada y aquí una acotación. Gran parte de la audiencia estuvo conformada por público “neófito” que seguramente atraído por el magnetismo que ambos irradian concurrió al Colón en espera de un repertorio íntegramente conformado por obras brillantes y no tuvo la capacidad para comprender la clase de repertorio que Ntros. Artístas estaban desplegando en el escenario. Solo así se puede entender la corta salva de aplausos que retribuyó  a la versión.
 Y el cierre de la primera parte incluyó una nueva versión de “En Blanco y Negro” que ambos ya abordaran en el recital del 2015. Y esta versión tuvo mucha mas intensidad que la primera, juegos tímbricos,  mayor entendimiento entre ambos, con lo que tuvimos una fiesta absoluta de sonido.
  La segunda parte tuvo un desarrollo espectacular, con una inceríble versión de “Preludio a la Siesta de un Fauno” con Martha llevando el discurso que en la Orquestal está reservada a la flauta y nuevamente las sutilezas a la orden del día. Tambien aquí fueron una orquesta.

  “Lindaraja” es un muy interesante trabajo, evocativo de la Alahambra en Andalucía, región a la que tanto escribió y tanto describió.  Es una composición trabajada a partir de una habanera y aquí una faena  de “paladar negro” por parte de ambos.

 Y el remate con una imponente versión de “El Mar”,  en la que volvieron a ser una Orquesta y que nos dejó un gran recuerdo. Barenboim llevando el discurso y Argerich sosteniendo. Excelencia absoluta.

  Barenboim sostiene que para interpretar “El Mar” deben previamente trabajarse los “Nocturnos”. Pues bien, el único “bis” fue la transcripción de Ravel (de quien este año se cumplen ochenta años de su fallecimiento) para dos pianos de “Nuages”, primero de los tres Nocturnos para Orquesta. Pleno de sutilezas, cerró una tarde maravillosa, solo para entendidos, quizás por eso ya estaba todo dicho, aunque muchos siguieran esperando brillo. ¡Pobres!.


Donato Decina
VOCALMENTE, UN CAMPEONATO DEL BUEN GUSTO

Teatro Colón, Temporada 2017, Opera: “El Caballero de la Rosa”, Música de Richard Strauss y Libreto de Hugo Von Hofmannsthal. Interpretes: Jennifer Holloway (Octavian/Marandel), Manuela Uhl (La Mariscala), Oriana Favaro (Sophie), Kurt Rydl (Baron Ochs Von Lerchenau), John Hancock ( Von Faninal), Darío Schmunck (Tenor Italiano), Victoria Gaeta (Marianne), Sergio Spina (Valzacchi), María Luisa Merino Ronda (Annina), Mario de Salvo (Notario), Alejandro Meerapfel (Comisario), Duílio Smiriglia (Mayordomo de Faninal), Fernando Chalabe (Posadero), Reinaldo Samaniego (Mayordomo de la Mariscala), Eleonora Sancho-Vanesa Thomas-Laura Domínguez (Huerfanas),  Laura Pisani (Modísta), Sebastian Russo (Vendedorde Animales), Germán Polón-Ernesto Bauer-Marcelo Monzani-Juan Font (Lacayos de la Mariscala), Sebastian Russo-Mariano Fernández Bustinza-Norberto Marcos-Alejo Laclau (Camareros), Enzo Romano (Mozo)-Ernesto Bauer-Mario de Salvo-Juan Pablo Labourdette (Músicos), Ernesto Bauer-Norberto Marcos-Juan Font-Enzo Romano-Juan Pablo Labourdette-Mariano Crosio (Sirvientes del Barón) , Luís Asmat, Juan Font, Román Modzelewski, Leonardo Fontana (Cocheros), Orquesta Estable del Teatro Colón, Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez. Coro de Niños del Teatro Colón, Director. César Bustamante. Bailarines-Figurantes. Co-Producción entre la Metropolitan Opera House de New York, la Royal Opera House (Covent Garden) de Londres, Teatro Regio de Turín y el Teatro Colón de Buenos Aires. Escenografía: Paul Steinberg, Vestuario: Brigitte Reiffenstuel, Coreografía:  Philippe Giraudeau, Iluminaciión: Robert Carsen/Peter Van Praet, Puesta en Escena Original: Robert Carsen en Reposición de Bruno Ravella. Dirección Musical: Alejo Pérez. Función del 21 de Julio de 2017.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Sín que aún se hallaran extinguidos los últimos compases de la Novena de Mahler que la Filarmónica interpretara la noche anterior, la sala volvió a abrirse para honrar al otro gran exponente del Post-Romanticismo: Richard Strauss, a través de la última integrante de la triada mas celebre de su producción: “El Caballero de la Rosa”, una comedia con todas las de la ley: enredos, situaciones embarazosas, confusiones, amoríos, propuestas sexuales, en la Viena Imperial de finales del siglo XVIII, aunque para esta oportunidad Robert Carsen, el célebre puestísta canadiense, haya preferido trasladar la acción a la Pre-Primera Guerra Mundial, es decir, a comienzos de 1914. Como sabiamente describió en algún album de música ese gran musicólogo Español, José Luís Perez de Arteaga: “la Viena de la prostitución de Rabo y Tapadiillo”, en los últimos tiempos del Emperador Franz-Joseph, de ahí que si bien escenográficamente se mantiene la opulencia del palacio del Mariscal de Campo, pese a que la alcoba en que su esposa (La Mariscala o Princesa Marie Theres) mantiene sus encuentros íntimos con su joven primo el Conde Octavian Rofrano está coronada por una gigantesca cama que sobrepasa al tamaño imperial y su ubicación en ángulo lateral como el resto del aposento, logra que el publico pierda la perspectiva de profundidad, la que en este caso se logra de modo parcial con puertas divisorias de ambientes desde la principal del aposento hacia el fondo, por lo que la insinuación de este corredor le sugiere al espectador la imponencia del palacio. Todo comienza a desmoronarse cuando ya en el segundo acto la casa del ascendente burgues Von Faninal nos muestre en su salón principal cajas de armamentos, granadas de mano y un cañon. Se sabe que Von Faninal era proveedor de armas del ejército imperial, y aquí se lo muestra casi como un traficante de armas listas para entregar casi como esperando la señal desde Sarajevo para que estalle la guerra, y punto culminante del derrumbe es el derrape mayor de situar en un Prostíbulo Vienes de la época en lugar de la intima posada como el lugar en donde se descubrirá la “Charada” que Rofrano le tiende al Barón Ochs. Si además completamos los cuadros con bailarines de Vals que reemplazarán a los sirvientes de Faninal al momento de la entrada de Rofrano portando la Rosa de Plata que Ochs envía como símbolo de su compromiso y en el tercero, nuevamente los bailarines saturarán la escena esta vez recreando “previas sexuales” entre las alternadoras y sus clientes y el Posadero sea travestido como una “Madama”, para que no haya cena entre Ochs y Octavian/Marandel y que sea este último el que le quite de la cabeza el peluquín que lleva, en lugar de ser el barón quien lo haga para hacerle perder el “miedo” a la mucamita. Y el remate no pudo ser de un disparate mayor, cuando Octavian y Sophie canten al borde de la Cama de la habitación del prostíbulo el dúo de amor y al finalizar, Mohammed el cradi Negro de la Mariscala (que aquí no es un niño sinó un joven) aparezca embriagado, los sirvientes de Faninal eleven al cielo las armas que estaban en el comedor y un disparo del cañon que allí estaba acabe con todos ellos (¿Accidente por culpa del alcohol?, ¿salva celebratoria?,¿ despedida de la alegría por una guerra que estalló?), solo Carsen sabe que quiso hacer y habrá que ver hasta que punto el repositor Ravella respetó la puesta original y no agregó cosas suyas, por lo que quienes hayan presenciado la transmisión del Met en el teatro El Nacional, tendrán mas elementos de juicio que podrán aportar a este comentario. En mi balance, este trabajo arranca en lo mas alto y se cae en forma libre, por lo que espero que en algún momento alguna contribución de los muy buenos trabajos de Ntros. Realizadores para el Teatro Colón puedan ser apreciados en el exterior como parte de estas co-producciones o intercambios para que el público del exterior y los Teatros a los que allí vayan estos trabajos vean que no somos indios de arco y flechas y sabemos hacer e interpretar. Mas allá de eso, el trabajo escenográfico de Paul Steinberg fue de muy buena realización, el Vestuario de Brigitte Reiffenstuel muy interesante, la iluminación del propio Carsen en Co-autoría con Peter Van Praet fue acertada porque ayudó a resaltar todas las situaciones que la puesta del primero de los nombrados propuso y absolutamente prescindibles las coreografías de Philippe Giraudeau, las que no agregaron absolutamente nada novedoso y por el contrario desnaturalizaron la marcación del libreto. En Cambio hubo por parte de Carsen una muy buena marcación actoral, resaltada por la experiencia e innegable oficio de los protagonistas que ayudaron mas a valorar las intervenciones vocales de cada uno de ellos.

  Entrando entonces en el territorio de la música, Alejo Pérez realizó una muy prolija lectura de la partitura con momentos de sumo interés como en el estallido orquestal que sigue al final del trío del tercer acto, la pantomima de inicio del mismo acto y un muy buen comienzo. Mantuvo en todo momento la línea musical, logrando captar el interés del espectador. En cambio se escucharon algo livianos momentos fundamentales como la entrada de Octavian con la Rosa o el mismo remate final, un poco falto de “Chispa”. La Estable lució muy bien y la comunicación con el palco escénico fue de un ida y vuelta permanente. Correcta fue la intervención del Coro Estable, preparado por Miguel Martínez y simpática la intervención del Coro de Niños en el tercer acto, quienes recién entran en escena alrededor de las 24, por lo que bravo por el “aguante” para poder llegar al escenario.

  Y lo mejor de la noche: lo vocal. Jennifer Holloway fue un excelente Octavian y jugó muy bien el paso de comedia como Marandel, la mucama. Gratísimo timbre, voz excelentemente proyectada y estupenda actuación. Manuela Uhl fue una Mariscala con mayúsculas, con estupenda línea de canto, magnífico decir y actuación irreprochable. Su monólogo de cierre del primer acto tuvo la exacta dosis de melancolía que la partitura tiene y en el trío, un estupendo desempeño. Oriana Favaro hizo gala de todas sus condiciones. Una vez mas la frescura de su canto “inmaculado”, exquisita actriz y  una soltura escénica envidiable. Es  portadora del “Physique de Rol”, presentando a una adolescente Sophie que se revela ante la imposición de un novio impresentable, pelea por su amor y culminará convirtiéndose en mujer. Me pongo de Pie para saludar la intervención de Kurt Rydl con un Baron Ochs de monumental factura. Tal vez sea el último rancio exponente de la gran escuela de canto germana, el oficio sobra y su conocimiento de todos los detalles de la partitura abruma. Su versión del Vals del final del segundo acto fue de antología. Si tenemos en cuenta que hace 33 años atrás fue el Comisario de la inolvidable puesta y concertación de Von Karajan en Salzburgo, véase entonces que trayectoria y que escena. John Hancock fue un correctísimo Faninal mostrado como debe ser, esto es: alguien que desea pertenecer a la aristocracia no importando cuales sean los medios para lograrlo, aun a costa de la felicidad de su hija. Darío Schmunck derrochó calidad como el Tenor Italiano, su decir, su expresividad, su innegable “rodaje” en escenarios mundiales de importancia quedaron aquí puestos de manifiesto. Sergio Spina fue Valzacchi y punto, es reiterar los habituales elogios para este verdadero “bastonero” de la escena. Gratísima sorpresa para el desempeño de la Mezzosoprano Chilena María Luisa Merino Ronda con una actuación que va creciendo a lo largo de la función para acaparar la escena en el tercer acto en donde finge ser la legitima esposa de Ochs y sentirse abandonada y llena de hijos. Buen canto, garra y autoridad escénica. Victoria Gaeta fue una estupenda Marianne, siempre al lado de Sophie y siempre su confidente. Magnifica en canto y actuación. Alejandro Meerapfel fue un estupendo Comisario. Voz, presencia, gracia. Muy biena actuación. A Fernando Chalabe le tocó la peor parte que fue travestirse para el rol de posadero (o Madama). Afortunadamente su Voz y su actuación lo ayudaron a sobrellevar el trance. Y los dos Mayordomos: Reinaldo Samaniego (Mariscala) y Duílio Smiriglia (Faninal) tuvieron destacado lucimiento tanto en lo vocal como en lo actoral con “tics” muy bien marcados para demostrar desconfianza en una mucama a la que nunca vio, el primero, y mostrar el disgusto por el pretendiente y la servidumbre de este, el segundo. Para el resto de cantantes que abordaron roles co-primarios solo tengo palabras de elogio (algunos de ellos cubrieron mas de un rol), y en especial para los que cumplieron los roles de Sirvientes del Barón haciendolo con creces al tener que hacerlo “cuerpo a tierra” en una escena absolutamente innecesaria de graficar así.

  El Colón volvió a la tradición de honrar con lo mejor el repertorio alemán. Debe seguir en esa línea, eligiendo para ello Interpretes de ESTE NIVEL. Se puede (y no es slogan político).


Donato Decina
¡DESCOMUNAL!

Teatro Colón, Temporada 2017, Abono Verde: Presentación del tenor Javier Camarena (México), junto a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Programa: Obras de Gounod, Bizet, Rossini, Donizetti y  Verdi. Teatro Colón, 27 de Julio de 2017.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

  Por segunda vez en el año, hubo asistencia “perfecta” en la sala (la otra ocasión fue el recital de Diana Damrau-Nicolás Teste). Pero en esta oportunidad se trató de una noche que perdurará por siempre en la memoria de los habitués de la sala, los que seguramente iniciarán la tradición “oral” de transmitirlo “de generación en generación”. Es que fueron tan apabullantes la calidad vocal, la calidez humana, la humildad y la belleza de la voz que Javier Camarena desplegó a lo largo de su recital en el escenario del Colón, con un programa sumamente exigente, al que abordó con impresionante soltura, acompañado de manera extraordinaria por Enrique Arturo Diemecke y la Filarmónica que le brindaron la protección y un brillante “ropaje” con un rendimiento superlativo que al igual que en el caso del recital Damrau-Teste nos vuelve a llevar a la reflexión en el sentido de preguntarnos si no es hora de que (como sucedía haste hace unos cuantos años atrás) la Filarmónica no debería bajar al foso a acompañar ópera y, luego de apreciar los resultados, si también no es tiempo que Diemecke dirija una o dos óperas al año. No se dude que la calidad está plenamente garanztizada.

  El espectáculo se inició con una versión “ajustada” de la Obertura de “Romeo y JJulieta” de Charles Gounod, ya que por obvias razones se suprimió la parte coral que narra las desventuras de los amantes de Verona. A la impecable versión, realzada por el aporte del trío de Violonchelos que capitaneó Marcelo Bru en el momento previo a la culminación. Sín que Diemecke abandonara el podio, ingresó Camarena al escenario y se desató la cálida catarata de aplausos con la que el público “Colonero” recibe a las figuras internacionales. Tamaña recepción conmovió al tenor, el que necesitó un instante para hablarle al público y expresarle su emoción por la recepción para luego abrir la noche con “Ah leve Toi Soleil”, inició de la maravillosa escena del Balcón de la inmortal ópera francesa. Y ahí la comprobación: voz segura, registro parejo, zona central impecable, fiato de “excepción” y un agudo pleno increíble. La voz corre por toda la sala y llega a todos los sectores de la misma. Primer estallido del público. Primer “rugido del Colón”. Luego entramos en la zona “sutil” y Camarena acometió con  “Je Crois entendré encore” , aria de Nadir de “Los Pescadores de Perlas” de Georges Bizet, donde la media voz, la sutileza y el decir conmovieron al auditorio. Diemecke y los Filarmónicos se “florearon” con una muy interesante visión de la Obertura de “El Barbero de Sevilla” de Rossini, sin excesos percutivos , muy buena participación de la cuerda y notable rendimiento de los vientos. Camarena retornó para rematar la primera parte con dos intervenciones fantásticas: “Si Ritrovar lo Giuro” de “La Cerenentola” con un fraseo estupendo y una maravillosa entrega,  y luego cerrar de impresionante manera con “Ah mes amis” y sus sobreagudos de “La Fille du Regiment” de Donizetti que enfervorizó al público que  desató una ovación incontenible.

  En la segunda parte, Diemecke  (muy sabiamente) optó por  prescindir de la inicialmente anunciada obertura de “Don Pasquale” para acometer directamente con Camarena “Fra Poco a Me Ricoveró” de  “Lucia di Lamermoor” con maravillosa y clara dicción y seguir con “Povero Ernesto” de  antedicho “Don Pasquale” expresado como pocas veces.

  Diemecke tuvo otro momento de lucimiento al abordar la Obertura dela querida “Innombrable” de  Verdi con un comienzo “a lo Stokovski” lento y cortante, pero un desarrollo que ganó en dinámica con el correr de la interpretación y aquí también el público premio la labor del otro artista Mexicano.

  El remate del recital vino con una fantástica entonación de “De miei bollenti spiriti” de “La Traviata” con la “Caballetta” posterior y “La Donna e mobile” de “Rogoletto”, donde mostró sus dotes para estos títulos integrantes de la “Triada verdiana”y enfervorizar al público, el que se vio recompensado con tres bises populares en arreglos no especificados : “Angel Mío” de María Grever , que movió a Diemecke a recordarle al público que era “Caballito de Batalla” en México de Libertad Lamarque, Una increíble versión de “Granada” de Agustín Lara, atacada por el tenor “A Cappella” a partir de “ De Sángre y de Sol” y cerrar con “El Día que Me Quieras” de Gardel y Le Pera en un estilo diferente al de Plácido Domingo pero con incuestionable calidad interpretativa.

  Fue una noche para el recuerdo imborrable. Cuando lo que uno escuchó previamente en videos y grabaciones, se hace realidad en la sala. Camarena tiene una voz extraordinaria y ojalá lo mas pronto posible lo veamos en una ópera completa.
   


Donato Decina
LIGETI LOGRO POR UN INSTANTE HACER OLVIDAR LA GRIETA

Teatro Argentino de La Plata, Temporada 2017, Opera: ”Le Grand Macabre”, en dos actos , Música de György Ligeti y Libreto de Michael Meschke, basada en “La Balada del Gran Macabro” de Michael de Ghelderode. Interpretes: Nekrotzar: Hernán Iturralde, Piet the Pot:  Carlos Natale, Astradamors: Savio Sperandio, Príncipe Go-go: Flavio Oliver, Mescalina: Eugenia Fuente, Venus: Constanza Díaz Falú, Gepopo: Patricia Cifuentes, El Ministro Blanco: Santiago Burgi, El Ministro Negro: Alejandro Spies, Amanda: Daniela Tabernig, Amando: Alejandra Malvino, Ruffiack: Mariano Gladic, Schobiack: Guillermo Saidon, Shabernack: Mauricio Meren. Bailarines: Eugenia Stanovnik, Diego Gomez, Lucas Coria, Matías Viera, Franco Cacciatore.Coro Estable del Teatro Argentino de La Plata, Director: Hernán Sánchez Arteaga, Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, Escenografía: Enrique Bordolini, Realización de Video: Federico Bongiorno, Vestuario: Emilia Tambutti, Iluminación: Esteban Ivanec, Coreografía: Carlos Trunsky. Puesta en Escena: Pablo Maritano. Dirección Musical: Tito Ceccherini. Sala Alberto Ginastera, 23 de Julio de 2017.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
  Finalmente a escena. No sín antes pasar por demasiados sobresaltos. Demandas sindicales de efectivización de cargos ya concursados y que hoy son cubiertos por personal contratado (los que ya eran solicitados en una manifestación de trabajadores de la casa a las puertas de la misma durante el ingreso del público). Denuncias de “Tercerización” de trabajos escenográficos, con el propósito de dejar de lado el modelo “de Propia Producción”, escasez de plazas de transporte para traslado de los críticos a la única función realizada (quién les escribe y su acompañante debimos procuranos el traslado por Ntros, propios medios ante esta circunstancia). El Coro Estable (que ya tiene su propia demanda de cobrar plús por participar en funciones que no sean de ópera) que decide actuar en ropa de calle en solidaridad con las otras áreas  afectadas por el tema “Tercerización”, con un cartelito cada uno de Ellos pidiendo por la efectivización de los cargos concursados. Quite de Colaboración de todas las áreas (y en algunas de ellas Estado de Asamblea Permanente). Colofón: de las cuatro funciones originalmente programadas , solo una pudo realizarse. Al menos pudo verse en escena, aunque la sala merecía un lleno absoluto y no que solo las Plateas Baja y Alta sean las habilitadas, pues convengamos, tanta incertidumbre (y para peor la única función se realizó el Domingo estelar del receso invernal), lo único que hizo fue ahuyentar al público que buscó otras opciones (Un ejemplo: Muchos Platenses disfrutaban en esos momentos de la función de Abono Vespertino de “El Caballero de la Rosa” en el Colón). El resultado artístico logrado, que a continuación comentaré, demanda que semejante esfuerzo no caiga en saco roto y que deba reponerse en el plazo mas perentorio posible (por lo menos dos funciones mas) Y, por supuesto, está en todos los resortes del Estado Provincial (Autoridades del Teatro, Autoridades de Cultura, Ministerio de Trabajo y Gobernación de la Provincia [El comunicado emitido por el Coro solicitó la directa intervención de María Eugenia Vidal en el tema]) el sentarse a dialogar y resolver este tema con la contraparte representativa de los Trabajadores. Si bien se reconoce  de que algunos problemas son de larga data (Si mi memoria no me traiciona al menos desde la Gobernación Scioli y no se si casi desde el final de la gestión Felipe Solá), no es menos cierto que irrumpe con mas fuerza en este momento. Resultado: Parte de la concurrencia a grito pelado, solicitando algunos que el Presidente Macri se vaya, mientras el resto permanecía quieto. Luego de ello, en el sector de palcos de platea alta se originó una fortísima discusión entre dos espectadores, los que no solo no se reconvinieron sino que seguían enfrascados a pesar de los reiterados peddos de silencio por parte, ahora sí, de toda la concurrencia. Es hora de actuar.

  Y también es hora de opinar, ya que con la salida al foso de Tito Ceccherini, se logró el ansiado silencio y la música de Ligeti se impuso de manera contundente. Visualmente se hizo frente a las dificultades y con muchísima creatividad, el equipo encabezado por Pablo Maritano logró un producto de altísimo nivel que superó en imaginación a la ampulosa muñeca que “La Fura dels Baus” emplazó en el Colón para el frustradísimo estreno de 2011, reducida la partitura para un imprsentable conjunto y descender a la categoría “Ensayo con Público Gratuíto”. Pocos (pero excelentes) elementos escenográficos realizados por Enrique Bordolini, Fundamentales proyecciones de fondo que al mermar la escenografía adquirieron fundamental importancia para graficar situaciones escénicas, bien compaginadas por Federico Bongiorno, una iluminación de altísima categoría de Esteban Ivanec, un apropiadísimo vestuario para los cantantes (de época actual) preparado por Emilia Tambutti, Coreografías que apoyan la acción sín desentonar, realizadas por Carlos Trunsky y llevadas a cabo por un excelente grupo de Bailarines,  y caracterizaciones actorales y marcaciones escénicas que solo el talento de Pablo Maritano pudo hacerlas llegar a muy buen puerto. En la parte Orquestal, Tito Ceccherini logró un impresionante “Capolavoro” de acuerdo con sus antecedentes y condiciones en repertorio de Siglos XX y XXI. La Estable del Argentino cumplió una de las faenas mas memorables de toda su historia. La Precisión, los contrastes, la fuerza, el accionar de la amplia percusión y la plena comunicación  con el palco escénico fueron fundamentales para ello. El Coro Estable (Preparado por Hernán Sánchez Arteaga) lució ajustadísimo en la totalidad de sus intervenciones, algunas en escena y otras desde los palcos.

  Y en el aspecto Vocal, Hernán Iturralde lució a pleno con un personaje que le calza justo, Nekrotzar (El macabro). Aportó histrionismo, humor ácido, zona grave estupenda y un monólogo casi al final de la obra verdaderamente de antología. Carlos Natale como Piet de Pot (representado bajo la máscara de un “sacado” Linyera) aportó canto magnífico y soberbia actuación. El Brasileño Savio Sperandío como Astradamors el Astrónomo tuvo una intervención descollante con una veta de comedia increíble y canto de primerísimo órden.  Y llegó la hora de hacer justicia con el Contratenor Español Flavio Oliver, ya que por un error mío al confeccionar la crítica del Giulio Césare en el Colón de hace dos meses atrás, quedó omitido el párrafo en que a El me refería. Lo hago ahora para decir que si en el barroco contó con una voz estupenda y una actuación magistral, en lo moderno no solo reiteró su calidad, sino que superó con creces la actuación, dando vida a un Príncipe alocado y pelele que termina saliéndose siempre con la suya. Eugenia Fuente como Mescalina (Esposa de Astradamors) realiza una composición fuera de serie como una dominante devora hombres (no solo su marido) que termina siendo “devorada” por Nekrotzar. Constanza Díaz Falú (de quien elogie su altísima actuación en la pasada “Scala di Seta” de Buenos Aires Lirica) aportó belleza y frescura vocal para su caracterización de Venus. La Soprano Chilena Patricia Cifuentes se floreó como Gepopo (Jefe de la Policía Secreta, rol travestido), Voz magníficamente timbrada y comediante nata. De excepción los aportes de Santiago Burgi y Alejandro Spies como los ministros Blanco y Negro,  respectivamente. Se “florearon” en la actuación, al igual que la pareja de amantes “Amanda” y “Amando” que realizaran Daniela Tabernig y Alejadra Malvino (Para esta última en Rol travestido) con optimo desenvolvimiento actoral y vocal y para los tres restantes co-primarios, sus aportes estuvieron a la altura del resto.

  La ovación que brotó de la concurrencia al final de la función premió a todos por igual, valorando el esfuerzo y la superación de los episodios adversos. Merecen mas funciones y, por supuesto, también es hora de superar conflictos. Los Bonaerenses lo necesitan.


Donato Decina
LA POTENCIA DEL MENSAJE TERMINO IMPONIENDOSE

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Décimo Concierto de Abono, Director: Enrique Arturo Diemecke. Programa. Gustav Mahler: Sinfonía Nº 9. Teatro Colón, 20 de Julio de 2017.

  La novena de Mahler es un bocado inmenso para los Directores y las Orquestas. Obra capital en la historia de la Sinfonía. Tal vez el retrato personal mas fuerte de un hombre sumido en el dolor, sea este espiritual o físico. Espiritual: la perdida de una hija víctima de Escarlatina en 1907. La física, el diagnóstico de una Endocarditis bacteriana que por entonces no tenía remedio, lo que comenzó por alejarlo de actividades físicas como la natación de la que era cultor para luego ir minando su salud y sumirlo en una carrera desesperada por superar la marca de nueve sinfonías que los grandes de la música (salvo Haydn y Mozart) no habían podido lograr, y el tampoco, ya que la décima fue solo completada en su primer movimiento y (autorización de su viuda mediante) sus manuscritos restantes fueron revisados y orquestados por un equipo encabezado por Deryck Cooke en 1960, centenario del nacimiento del compositor, pero solo estrenados en 1964 poco antes del fallecimiento de Alma Mahler. Es una despedida en un comienzo desesperada, la que luego se transfigura y se torna en   una estoica resignación ante el hecho inevitable de la muerte, culminando en un Adagio que en su parte final se extingue lentamente como quien se va alejando hasta que su figura deja de ser visible. Para ese momento habrá transcurrido alrededor de una hora  y veinte minutos de pura tensión, desde el comienzo del drama, el recuerdo por el terruño de uno (expresado a través del Ländler, el legendario vals campesino austríaco al que tanto su admirado Anton Bruckner como El mismo rindieran culto en sus páginas sinfónicas) y luego un alborotado “Burleske” en forma de rondó, dedicado a sus críticos, acaso como una última burla. Semejante desafío hoy por hoy solo puede ser abordado por sí solo, es decir, solo la Sinfonía como única obra del Concierto y, por fín, la decisión de Enrique Artudo Diemecke de hacerla sola, sín otras obras como ocurriera en sus dos versiones anteriores, por lo que el público tuvo la concentración puesta en la partitura. Un comienzo en principio llamativamente hosco por la falta de sutilezas en algunos solistas y algunos ligeros desacoples. Algún cambio de ritmo algo violento, dieron la impresión que no todo estaba en su lugar. Un sonido “mate” algo extinguido,. No fue un inicio convincente , lo que se extendió al Segundo movimiento. Todo cambió a partir del tercero donde evidentemente Diemecke puso ahí el foco y desde ese punto hasta el final fue el Diemecke que todos conocemos, con un conmovedor “Adagio” de cierre, en donde parecía que todo estaba asociado al lograr del público un  profundo silencio luego de la extinción del sonido de la orquesta, el que para Ntra. Desgracia fue quebrado por un asistente que comenzó a aplaudir, tal vez para irse a festejar el día del amigo, desconcentrando al Director, quien no tuvo mas remedio que “capitular” frente a la incontenible salva de aplausos. Mas allá de este lamentable episodio, esta fue sin dudas la mejor de las versiones que el Conductor Mexicano ofreció entre Nosotros y la Filarmónica en la parte final fue la que todos queremos.



Donato Decina
¡AL COLON!

Concierto Sinfónico-Vocal con Semi Montaje Escénico, Director: Lucio Bruno-Videla, Solistas: Sebastián Sorrarain (Barítono), Trinidad Goyeneche (Mezzosoprano), Laura Delogu (Soprano). Guión: Margarita Pollini, Dirección Escénica: María Concepción y María de la Paz Perré. Iluminación: Ernesto Bechara. Efectos Especiales: Gerardo Delgado. Programa: Mariano Pablo Rosquellas: “Marchese, Che Mai Dite?. Da Suoi vaghi, Amati Rai”. Recitativo y Aria para Barítono y Orquesta Compuesto Circa 1815. Sinfonía “La Batalla de Ayacucho” a Doble Orquesta (Compuesta en 1832  con Edición Crítica de Lucio Bruno-Videla) Esteban Massini: “Al Veinte y Cinco de Mayo” (Canción Compuesta en 1830 en Orquestación de Patricio Matteri). Vicente López y Planes-Blas Parera: Himno Nacional Argentino en versión a dos voces probablemente utilizada en su estreno absoluto reconstruida por Patricio Matteri según fuentes documentales. CCK-Sala Argentina, 9 de Julio de 2017.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
  No pudo haber habido un mejor homenaje de la música al aniversario patrio que el de este concierto tan revelador, en donde una vez mas la incansable labor de Lucio Bruno-Videla en materia de recuperación de trabajos olvidados o casi desaparecidos. Invalorable también fue la cooperación de los descendientes de Mariano Pablo Rosquellas, hoy residentes en Bolivia, poseedores de los manuscritos originales del Recitativo y Aria “Marchese , Che mai dite. Da suol vaghi, amati rai” y , fundamentalmente, de la Sinfonía a doble Orquesta “La Batalla de Ayacucho”, eje fundamental del Concierto. Junto a estos dos pilares, una recuperación de una canción de Esteban Massini, “Al veinte y Cinco de Mayo” (Sic) (la cuál integro el repertorio de Rosquellas),  orquestada para esta ocasión por Patricio Matteri, quien también aportó una reconstrucción lo mas cercana posible al Original de Estreno del Himno Nacional Argentino.

  Margarita Pollini elaboró un guión el que fue actuado por Sebastián Sorrarain y Trinidad Goyeneche, quienes personificaron a Rosquellas y su esposa, Leticia de Lacy, con lo cual el publico pudo entender quien fue este cantante y compositor, figura fundamental del surgimiento del arte lirico en el Río de la Plata, residiendo en Buenos Aires por una década entre 1823 y 1833, cuando partió a Bolivia en donde residió hasta su fallecimiento  Cantante, Compositor y Empresario, fue uno de los autores que  abordó el libro “El Califa de Bagdad” para convertirlo en ópera. Compartió escenarios con el gran Manuel García en Europa, con el que, seguramente, inicó su devoción por Rossini. En gira por ciudades Europeas conoció a  Leticia de Lacy, con la que contrajo matrimonio hasta tomar la decisión de cruzar el Atlántico y probar suerte en estas tierras.  Decir que se le debe el estreno absoluto de “El Barbero de Sevilla”. Primer título lírico íntegramente representado en el “Coliseo Provisional”, habla a las claras de su importancia . Ya en 1815, aun afincado en Europa,  compuso el recitativo y aria “Marchese….”, el que Sorrarain interpretó con muchísima elegancia, dedicado al infante hijo de Fernando VII, conocida por allí la noticia de que el Gral. Belgrano lo imaginaba como encabezando el trono de las Provincias Unidas. La influencia Mozartiana domina por completo esta composición y resultó por demás interesante la reconstrucción que Bruno-Videla efectuó, con instrumentación noble, logrando del conjunto armado para esta ocasión (¿Por qué no se pensó en la Orquesta Juan de Dios Filiberto o la mismísima Sinfónica Nacional?. ¿Qué nos pasa?) un muy buen empaste . Llegó el turno luego de “Al Veinte y Cinco de Mayo”, canción alegórica de la gesta de 1810, la que encontró en Trinidad Goyeneche a la interprete ideal. Estamos ya ela década 1830 y entonces la influencia Rossiniana para esta canción es abrumadora y el rescate e instrumentación que Patricio Matteri efectuó lo deja en clara evidencia.

  Y llegamos al punto central:  “La Batalla de Ayacucho”. Página de 1832 para un doble dispositivo Orquestal. Cuatro Movimientos ampliamente descriptivos todos ellos. El primero un largo que vira a un Allegro Maestoso nos nuestra el paso de las tropas al campo de batalla. El segundo, Allegro Assai, describe la Batalla propiamente dicha. El tercero: Marcha Fúnebre, homenaje a los caídos y el Cuarto, Allegro, celebración de la victoria. Una orquestación inteligentísima para todos sus momentos. Uso de tambores de guerra, redoblantes. Es obvio que se pensó en cañones, aquí representados mediante efectos especiales muy buen conducidos por Gerardo Delgado.  En cuanto a la música las referencias son ineludibles. A los mencionados Mozart y Rossini, se les suma Beethoven y esta muy claro que la Sinfonía Nº 3 “Heróica” y todo lo que ella expresa en sus dos últimos movimientos, obró como inspiración. La descripción de la batalla, el dolor por los caídos (un siglo antes  de que Prokofieff lo manifestara en su imponente Alexander Nevsky) y la felicidad del triunfo grafican a las claras las intenciones de este muy buen compositor. Pensemos que es casi una sinfonía programática, cuando aun por aquí no existían  noticias de la existencia de Héctor Berlioz, por lo que hace mas interesante aun la novedad. El trabajo de Bruno-Videla al frente de la Orquesta fue de una precisión absoluta, logrando del conjunto (Intergado por elementos de las principales orquestas del país con Gustavo Mule a la cabeza como Concertino) un rendimiento superlativo, rescatando con justicia a Rosquellas compositor y dejando en claro que el Colón debería en un futuro nada lejando programar con alguno de sus conjuntos este trabajo, que harto lo merece.


 El cierre formal fue con una aproximación que Patricio Matteri logró de nuestro Himno Nacional , entonado Por Laura Delogu ( quien se mostró también como muy buena percusionista con el segundo de los Bombos que intervinieron en la Sinfonía) y Trinidad Goyeneche, incluyendo la estrofa “Se levanta a la faz de la Tierra una Nueva y Gloriosa Nación……” , Muy reveladora para Mí. Y luego sí el cierre informal mas apropiado:  la versión oficial de Nuestra Canción Patria, entonada con total fervor por la concurrencia.

  Fue interesante la labor de las Hermanas María Concepción y María de la Paz Perré, en la marcación actoral de Sorrarain y Goyeneche, vestidos a la usanza de la época del estreno de la partitura, resaltada una vez mas de manera formidable por la iluminación de Ernesto Bechara. Repito entonces, que el Colón debe tomar nota de todo esto. Tal vez, el ciclo de los Domingos a la mañana sería ideal para programarla.


Donato Decina