viernes, 27 de diciembre de 2019




2019
LA HORA DE LOS SALUDOS Y EL BALANCE

  2019, el año de las visitas de una verdadera “Constelación de Estrellas” a Buenos Aires, es también el año del surgimiento y afianzamiento de artistas locales, de la creatividad, pero también de los conflictos, la escasez y la necesidad de emigrar de más de un artista. Con muchos instantes para el recuerdo (de los que fuimos privilegiados testigos), pero también presenciando hechos y recibiendo noticias ingratas.

  A una temporada oficial, la del Colón, que abrió a finales de 2018 en Mar del Plata, tanto como la había clausurado la semana anterior en los bosques de Palermo con el mismo repertorio, se sumó una estival en Mar del Plata en donde Ntro. programa tuvo la  oportunidad de cubrir tanto las galas de la Banda Sinfónica Municipal de esa ciudad (en el año de su centenario), de la Sinfónica local con el increíble Mariano Rey como solista y la inteligente propuesta de “Lírica Libre”, de  recrear los momentos esenciales de “La Traviata” en el marco del Palacio Ortiz Basualdo, sede del Museo Municipal “Juan Carlos Castagnino”. Fue la única semana plena de música clásica de la temporada estival, después los cuerpos estables se dedicaron a conciertos de fusión entre lo clásico y lo popular.

  Ya en Febrero, el Colón presentó la polémica propuesta de los Conciertos en Co-producción con la Disney de Estados Unidos y es así que la Filarmónica con su titular y Director Artístico de la casa, Enrique Arturo Diemecke, interpretó los temas de las principales bandas sonoras de las películas Disney de todos los tiempos. También a fines de ese mes la misma orquesta largó su serie de 19 conciertos de abono que culminaría recién a comienzos del presente Diciembre.  Y en Marzo con un polémico montaje de “Rigoletto” comenzaría la temporada lírica. El C.E.T.C., brindó sus propuestas de diferentes residencias, sumado al Radioteatro, pero con epicentro en la magnífica presentación de “Deseo” de Beat Furrer, dirigida por el autor con asistencia de Juan Martín Miceli y una imponente actuación protagónica del bajo venezolano Iván García. La Opera de Cámara repetía el suceso de “Powder Her Face” de Thomas Ades en el 25 de Mayo de Villa Urquiza y el Ballet Estable, a comienzos de Abril, presentaba el “Quijote” con Vladimir Vassiliev como coreógrafo invitado y la presentación en el elenco principal de una figura llamada a ser una verdadera “etoile” mundial, el mexicano Isaac Hernandez. Se sumó a ellos la poco frecuente concertación de ballet de Carlos Vieu al frente de la Filarmónica y lo hizo muy bien.

  Los acontecimientos internacionales estuvieron a la orden del día. En Mayo el ansiado y largamente esperado debut de la Orquesta Sinfónica de Londres con su titular, Sir Simon Rattle. a su frente en dos veladas inolvidables. Otra presencia largamente esperada, Elina Garanca, se presentó finalmente en Junio en un concierto en el que comenzó a percibirse un malestar de público y artistas hacia el Director Artístico, quien estaba al frente de la Orquesta en ese momento. Buenos Aires no podía quedar al margen de la gira de despedida de Zubin Mehta al frente de la Filarmónica de Israel, acaso el conjunto y el Director que más veces visitaron esta ciudad y el Colón en tal condición. Cuatro noches inolvidables  (la primera junto a Martha Argerich como solista en el concierto de Schumann) de las que en la última el Maestro entregó la batuta por El autografiada que había empuñado en ese concierto para ser exhibida en el museo del teatro. ¿Retornará alguna vez, aunque sea con otra orquesta?. La ascendente Aida Garifullina se presentó junto a la Filarmónica conducida por Carlos Vieu en un programa en donde abundó más lo Orquestal que lo vocal, pero esto último fue lo suficientemente efectivo para convencer al público. Thomas Hampson y su yerno Luca Pisaroni conquistaron al Colón con un espectáculo inteligentemente estructurado, mientras que Anne Sophie Mutter regresó al país tras su triunfal presentación junto a Daniel Barenboim y la West Eastern Divan  en el Kirchner, a la que a posteriori me referiré. Junto  a instrumentistas por ella seleccionados, los “Mutter Virtuosi” atrajeron con sus interpretaciones al público  coronando la velada con una imponente versión de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi con esta eximia interprete en los roles de solista y directora. El broche de oro lo produjo otro debut esperado: John Elliot Gardiner junto a sus “English Barroque Soloists” y al ”Monteverdi Choir” en  una inolvidable actuación de la que el imponente oratorio “Jepthe”  de Giacomo Carissimi fue el centro en una versión increíble.

    En materia de lírica, una polémica puesta de “Rigoletto” del brasileño Jorge Takla abrió la temporada. La categoría internacional de Ntro. Fabián Veloz en el primer elenco, el tridente Leonardo López Linares, Laura Rizzo y Darío Schmunck en el segundo y la espectacular concertación de Maurizio Benini, salvaron al espectáculo de un seguro naufragio. El trabajo de equipo en el estreno  de “Un Tranvía llamado Deseo” de Andre Previn (quien falleció semanas antes de producirse y al que iba a venir a presenciarlo), motivó acaso que sea el espectáculo más parejo del año según el decir de la mayoría de los espectadores. “Turandot” volvió a escena con polémica tanto por la cantidad de funciones (9), elencos (3) y protagónicos principales. A no todos satisfizo las actuaciones de los muy veteranos María Guleghina, James Morris y Raúl Giménez sumados al irregular Kristian Benedickt y a la muy pobre concertación de Christian Badea. “Ariadna en Naxos” de Richard Strauss levantó elogios y reparos por igual. Mientras desde esta página señalamos la inteligencia de Marcelo Lombardero en la propuesta, con la muy buena batuta de Alejo Pérez y un gran equipo de intérpretes nacionales e internacionales, otro sector discrepó seriamente con el enfoque. “L’Incoronazione di Poppea” de Monteverdi se presentó increíblemente en versión de concierto, aun cuando un elenco guiado por un especialista como Jean Cristophe Spinosi y con Verónica Cangemi como protagonista merecían la escenificación . “Don Pasquale” fue el siguiente título en el que disfrutamos de un extraordinario concertador como Srba Dinic. Tres elencos: Ulivieri-Livieri-Ballerini-Solari. Debevec-Mayer, Polverini, Martínez, Maldonado,  y Torres, Díaz Falú ,Martínez ,Loaiza Isler para una puesta “aggiornada” de Favio Sparvoli que no convenció, cosa que tampoco ocurrió con la visión de Carlos Trunsky para “Orfeo y Euridice” de Gluck del que solo se rescató la actuación de Marisú Pavón y cerrar con una producción “Hollywoodense” muy poco efectiva de “Los Cuentos de Hoffmann” de Eugenio Zanetti, salvada en parte por las increíbles actuaciones de Ramón Vargas, Sophie Koch, Rubén Amoretti y la revelación, Rachel Gilmore,  en donde volvieron a aparecer los cuestionamientos del público al Mtro. Diemecke, en este caso por su concertación.

  Los Conciertos de la Filarmónica tuvieron muchos altibajos. Se puede decir que el nivel más parejo lo tuvo de mitad de temporada hacia adelante. Aun así, la triunfal presentación de Alexander Anissimov en Abril, tras 25 años de ausencia, marcó el punto más alto de la temporada con la mejor versión de “Scheherazade” de Rimsky-Korsakov que este cronista le haya escuchado a una Orquesta Argentina. Para rescatar: las presentaciones en carácter de estreno de cuatro obras argentinas. Para Olvidar, el muy mediocre concierto brindado bajo la dirección del italiano Emmanuele Baldini y para la polémica, el ecléctico repertorio que desarrolló el trompetista venezolano Pacho Flores, con la inclusión del concierto del cubano-americano Arturo Sandoval.

  El Abono sinfónico-coral tuvo tres fechas, con dos verdaderos éxitos y una fecha mas tan solo salvada. Comenzó con un impresionante “Requiem” de Mozart, en donde Evelino Pido brindó una concertación de antología. Siguió con el “Magníficat” de Roberto Caamaño , trabajo que consagró a Mariano Chiacchiarini y culminó con una muy accidentada “Condenación de Fausto” con tres cambios de Director de orquesta, la Filarmónica en estado deliberativo y  a la que solo la pericia de Srba Dinic, llegado de urgencia antes de su “Don Pasquale”, pudo salvarla.

  Justamente entre esa accidentada "Condenación" y "Don Pasquale", por gestión del gran Tenor José Cura el Colón llevó a su Orquesta y Coro Estables a una gira al Sultanato de Omán en donde con la participación del gran cantante y figuras tanto argentinas como extranjeras ofrecieron una producción de "Carmen" bajo la batuta de Antonello Allemandi (aquí conocido por su trabajo en "La Italiana en Argel") y (ya bajo la Dirección de Cura) una Novena Sinfonía de Beethoven, lo que segun las crónicas registró un muy buen suceso.

  “Colón Contemporáneo” brindó tres sesiones. La primera dedicada a dos creadores actuales: Beat Furrer y Georg Friederich Haas con interpretes dirigidos por Mariano Moruja, la segunda el estreno junto al abono de la Filarmónica de “El Baile” de Oscar Strasnoy y un recital con eje en el minimalismo de las hermanas Katia y Marielle Labeque, en el que en ningún momento decayó el interés.

  El Ballet dijo presente con Cinco programas. Al ya referido “Don Quijote” se agregaron una interesante “Noche Clásica y Contemporánea”, una muy buena “Sylphide”, una “Cenicienta” que devolvió a los primeros planos a una estupenda Nadia Muzyca secundada brillantemente por Juan Pablo Ledo y cerrar con el ya muy gastado “Lago de los Cisnes”, impropio para una época de Navidad.
   La “Opera de Cámara” nos dejó la ingrata noticia de que sus actividades pasarán a depender del C.E.T.C. y con ello el implícito final de la gestión de Marcelo Lombardero. Ello es inadmisible, ya que si sumamos espectáculos del nivel de “Powder Her Face”, “El Principito” en co-producción con “Colón para Niños” y, aún con la discutible adaptación, el innegable nivel vocal, musical y visual de “Mitridate Re di Ponto” de Mozart, no justifican en modo alguno su absorción por  parte de otro de los cuerpos estables que cuenta con un espacio muy reducido y  del que deberán verse cuáles serán sus propuestas y resultados.
  Las presentaciones en la “Usina del Arte”, el Auditorio del Belgrano y en el “Auditorio Nacional” del Centro Cultural Kirchner, dieron por resultado interesantes conciertos del ciclo “Divertimentos y Pasiones” en la Usina del Arte, de la Estable con el estreno de la Sinfonía Nº 1 de Richard Wagner  en la misma sala, de ambas Orquestas en el Auditorio Nacional con Mariano Rey y Freddy Varela Montero como estupendos solistas y de Darío Domínguez Xodo acompañando a Daniel Marcel Crespo en Belgrano.

  El Instituto Superior de Arte realizó variadas presentaciones en diferentes ámbitos. Lamentablemente su primera propuesta, “La Finta Giardinera” de Mozart, se vió reformulada al no realizarse como originalmente se anunció junto al “Progetto Fabbrica” de la Opera de Roma (el que si vendría al país en el Cierre de “Nuova Harmonia”). Se la presentó en una versión actualizada con dramaturgia de Gonzalo Demaría y puesta de alumnos bajo tutela de Pablo Maritano. Al igual que el “Mitridate” de la Opera de Cámara, lo vocal y musical estuvieron por encima de la propuesta visual. La Orquesta Académica tuvo pocas presentaciones de conjunto, si en cambio, conciertos de cámara de las diferentes familias de instrumentos. Se rescata la versión del concierto Nº 5, op. 73 “El Emperador” de Beethoven por el brillante desempeño de Gastón Frydman como solista, el que contagió al resto del conjunto. Nada se dice en cambio de lo que ocurre en las sedes Mar del Plata y Jujuy del Instituto, ni cuantos cursos, alumnos ni carreras se llevan a cabo en dichas sedes. En Mar del Plata se realizó una exitosa exposición de exhibición de escenografías y vestuarios. Esta próxima temporada no se repite.

  Los intérpretes argentinos están perdiendo terreno en la sala principal. Cada vez son más numerosas las presentaciones de Sábados a la tarde en el Salón Dorado y menos los Domingos a la mañana en la sala mayor

  “Colón para Chicos” tuvo como eje las vacaciones de invierno con suceso de público. La “Colonia de vacaciones” para menores de 6 a 12 años y el llamativo “Colón para Bebés” son propuestas pedagógicas que deberán seguirse a futuro y evaluar sus resultados.

  Como se puede apreciar, el balance deja un gran gasto en un abono estelar, propuestas nuevas para Niños y Bebés, Interesante recorrido en música contemporánea y experimental, conciertos que tienen regularidad en cuanto a sus buenos resultados, pero que en Opera y Ballet  dejan de ser lo que de ellos se espera, siendo que la primera de ellas es la razón de ser de la casa. Como remate, el estallido hace dos semanas de un conflicto entre los Cuerpos Estables y las dirigencias del Teatro y Sindicales por cuestiones salariales y reglamentarias no resueltas, sumadas a las que el Ballet planteó respecto a su directora, Paloma Herrera, preanuncian un año muy difícil al que si estas demandas no son atendidas debidamente pueden derivar en consecuencias difíciles de predecir. Y al momento de redactar este anuario, ha estallado una protesta en la puerta de la Calle Libertad en donde se pide la salida de los Directores General  y Artístico.

    Los Organismos Artísticos Estables dependientes de lo que hasta el 10 de Diciembre fue la Secretaría de Cultura de la Nación (hoy nuevamente ministerio), tuvieron desempeños de indudable jerarquía. Sus coros: Polifónico Nacional, Nacional de Jóvenes y Nacional de Niños, así como los programas de música coral registraron presentaciones todas en nivel de excelencia. El Ballet Folcklorico Nacional estrenó obras de autoría de sus propios integrantes: “Espejos” con una creatividad absoluta, así como la incorporación de “Tango Suite” de Oscar Aráiz a su repertorio, ofrecida en un nivel excepcional.  La Compañía Nacional de Danza Contemporánea realizó una serie de presentaciones en diferentes espacios. Descollante fue su labor en “El Pájaro de Fuego” de Stravinsky en el escenario del “Auditorio Nacional”, junto a la Sinfónica Nacional con la magnífica Dirección de Ignacio García Vidal y la narración de la actriz Ana Hernández Sanchís, estos últimos artistas españoles. Un espacio definitivamente ganado para el público  y creadores lo constituye la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”. Desde hace unos años a esta parte, se han equilibrado sus programaciones entre repertorio popular y clásico. Y para este último, se han podido exhumar y estrenar trabajos de notables compositores. Programas como los de Opera Argentina, desarrollado por Lucio Bruno-Videla, conciertos bajo la dirección de Eduardo Alonso Crespo, Lucía Zicos, Pablo Boggiano, Natalia Salinas, Gustavo Fontana y Carlos Vieu con estrenos entre otros de Andrés Gerszenson, Claudia Montero, María Laura Antonelli y el propio Alonso Crespo, marcan una saludable y bienvenida tendencia. La misión solidaria que significó el gesto del Mtro. Bruno Gelber de actuar con la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos “Pascual Grisolia” se cristalizó con un inolvidable arreglo del Tercer Concierto para Piano y Orquesta de Beethoven, bajo la dirección de Martín Merayo Bivort que desató la ovación y el agradecimiento de quienes asistimos al Auditorio Nacional. El Coro Polifónico de Ciegos "Carlos Robrto Larímbe", guiado por Osvaldo Manzanelli, intervino de modo formidable en la misa Op. 86 de Beethoven junto a la Sinfónica guiada por Andrés Tolcachir y  excepcionales solistas que dio el puntapié inicial al “Proyecto Internacional”.

  Y si de Organismos se trata, la Sinfónica Nacional sigue inmersa en la peor crisis que ha vivido desde el 2002 hasta el presente. Los constantes reclamos por mejoras salariales, condiciones laborales y proyectos integrales que incluyan Giras y actuaciones por los medios de comunicación, han derivado en un éxodo de instrumentistas que parece no tener fin. Como contrapartida, a la muy saludable actitud de mantenerse junto a su púbico, se suma la presentación de las mejores batutas jóvenes del país en programas harto comprometidos en los que mantuvo la excelencia en todo momento, lo que ya es un logro categórico. No es de extrañar por todo ello el otorgamiento del “Konex de Platino” a la mejor Orquesta de la década.  Conciertos como los de Mariano Chiacchiarini, Pablo Boggiano y Natalia Salinas, junto a consagrados como Carlos Vieu y Stefan Lano son ejemplo de superación ante la adversidad. Es de esperar que con el cambio de autoridades se comiencen a dejar atrás los problemas.

  Otro ente estatal, en este caso de la Provincia de Buenos Aires, el Teatro Argentino de La Plata, está sobrellevando la peor  situación de su historia, superando incluso a la de su trágico incendio de la sala original del 18 de Octubre de 1977. Su escaso presupuesto, las obras inconclusas de refacción de la sala “Alberto Ginastera” y la falta de alternativas como el empleo del “Coliseo Podestá” de la capital provincial, máxime cuando hasta ese momento provincia y ciudad estaban gobernados por el mismo signo político. La decisión del empleo de esos recursos para formular programas con epicentro en música contemporánea, dieron por resultado un enérgico planteo de los trabajadores del Teatro que llegaron a solicitar por nota a los entonces Gobernadora Vidal y Presidente del Instituto de Cultura Sr. Rodríguez la destitución del Director General y Artístico Martín Bauer y de todo su equipo de trabajo. Dicha nota fue leída al público, durante las presentaciones que el Teatro efectuó en la “Usina del Arte” de Buenos Aires, de “Un Re in Ascolto” de Luciano Berio con semi-montaje del propio Martin Bauer, dirección de Pablo Druker (titular de la Orquesta) y un elenco encabezado por Víctor Torres, lo que aún en semejantes condiciones puede considerárselo como uno de los estrenos del año. La producción del Ballet fue casi nula, la intervención de los Coros (Estable y de Niños) fue escasa, los conciertos con pleno orgánico orquestal fueron tres (parte en Usina y otro tanto en el Auditorio Nacional, todo en Buenos Aires) y el resto de actividades con Orquesta reducida, cantantes del Coro y grupos de cámara convocados se realizaron en la sala de Cámara “Alberto Ginastera” con capacidad para 300 espectadores. Lamentablemente se perdió la oportunidad de llevar las propuestas a ámbitos del interior provincial, lo que hubiese sido más lógico. En cambio en su ámbito y ante su público, las actuaciones de la Camerata Académica del Argentino, mantuvieron su nivel con la muy buena guía de Bernardo Teruggi y sigue siendo importante el aporte del T.A.C.E.C.C. en su décima temporada bajo la guía de María Beatriz Quinteiro .

   
  De las muy buenas agrupaciones juveniles, se puede decir que trasciende lo nacional la actividad de la Sinfónica Juvenil “José de San Martín” que cumplió veinticinco años siempre bajo la guía de su titular, Mario Benzecry. La entrega de los jóvenes ante cada desafío que el Director les puso por delante, dio por resultado inolvidables sesiones con “La Consagración de la Primavera”, “Así Hablaba Zarathustra”, Aida en versión integral de Concierto y la Segunda Sinfonía de Mahler. A no dudarlo, está para codearse con la “Simón Bolívar” de Venezuela como una de las mejores juveniles de América.

  La contrapartida de la difícil situación de organismos nacionales, provinciales y municipales, pareció darla el Sistema Nacional de Medios y Contenidos Públicos. Si bien fue saludable la apertura a organismos musicales de la Ciudad de Buenos Aires, el Argentino de La Plata y la Estable Provincial de Tucumán, deja muchas dudas el cumplimiento futuro del contrato pendiente por tres temporadas más del Mtro. Daniel Barenboim, máxime cuando este mismo anunció que vendría en Junio del próximo año junto a la Filarmónica de Viena para presentar en tres sesiones las sinfonías Nºs.5, 7 y 9 de Mahler las que a posteriori presentarán en el Festival Mahler a realizarse en la sala del Concertgebow de Amsterdam.  La segunda incursión que el Maestro efectuó en el por él sugerido “Auditorio Nacional”, como se bautizó  así finalmente a “La Ballena Azul”, no pudo ser más espectacular. A una interpretación en tres sesiones de una selección de las sonatas de Beethoven, siguió la presencia largamente esperada del Tenor Rolando Villazon para un muy buen ciclo de canciones en Castellano . La posterior visita de la Orquesta del Diván junto a Martha Argerich primero, en la más increíble versión que yo recuerde del Concierto para Piano y Orquesta Nº 1 de Tchaickovsky y el Concierto para Orquesta de Witold Lutoslavski y luego presentar un movimiento del Concierto “Anne Sophie” de Previn y el de Violin y Orquesta de Sibelius junto a Anne-Sophie Mutter finalizando con la séptima de Beethoven marcan la rotunda calidad ofrecida. La estupenda sesión de cámara con los miembros del conjunto, Argerich y el Maestro más una masiva presentación en “Tecnópolis” fueron el broche estelar de la visita.

  También se sumaron una nueva presentación de la orquesta sinfónica del S.O.D.R.E de Montevideo con su titular, Diego Naser, en la que cumplió una descollante labor  Norma Aleandro para  recrear a Shakespeare en la música y culminar con una muy buena versión de la Quinta sinfonía Op. 64 de Tchaickovsky.  La presencia de una muy buena agrupación de cámara Francesa,  la visita de la Sinfónica de Chile con su nuevo titular, Ntro. bien conocido maestro venezolano Rodolfo Saglimbeni (que ocupó la misma posición en la Universidad Nacional de Cuyo) y, en Co-producción con el Mozarteum, un concierto explicado de la Filarmónica de Luxemburgo con Gustavo Gimeno a su frente y nuevamente la narradora Hernández Sanchís con la Sinfonía del Nuevo Mundo  completaron la serie internacional.  

   A los contrastes de las grandes erogaciones de Medios Públicos y del Colón con los abonos internacionales del año que culmina, se contraponen en la actividad pública los señalados conflictos con Cuerpos Estables de la Nación, Provincia (La Plata y Bahía Blanca) y Municipales (Orquesta de Cámara de la Municipalidad de La Plata precarizada y Sinfónica Municipal de General Pueyrredón sin titularizar cargos obtenidos por concurso), lo que revela la  impericia de quienes tuvieron responsabilidades hasta el 10 de Diciembre en los tres ámbitos,  quedando para la C.A.B,.A., Mar del Plata y La Plata el deber ahora de resolverlos. Más alentador resultó el panorama en el interior, gobernado, casualidad o no, por distintos signos políticos. A la ya sabida calidad de la Sinfónica de Salta con su nuevo titular Noam Zur, se suma la actividad operística que llevan adelante allí Luciano Garay y Jorge Lhez, la labor de Emilio Rocchiolli en Misiones, de Luís Gorelik al frente de la Sinfónica de Entre Ríos, la realización de Opera en Castellano en el Teatro del Bicentenario de San Juan, el impagable trabajo de Andrés Tolcachir  en  Neuquen, en donde con puesta de Boris se representó “El Buque Fantasma” de Wagner con Héctor Guedes y Graciela de Glyndenfeldt como protagonistas. El Roma de Avellaneda con tres títulos verístas: “Madama Butterfly” de Puccini, con la revelación de Marina Torres en el protagónico, la dirección de Ezequiel Fautario y la puesta muy interesante de Ximena Belgrano Rawson, “Tosca” con de Glyndenfeldt en el protagónico y Leonardo López Linares como Scarpia  en puesta de Boris e “I Pagliacci” de Leoncavallo con una puesta digna de debate de Cecilia Elías y la Dirección de Carlos David Jaimes, quedando pendiente “Iris” de Mascagni para el próximo año, con puesta de Boris, dirección de Lucía Zicos y protagónico de Marina Silva, la que se suspendió por temas insalvables de fuerza mayor. Hubo opera en Tucumán, cuyas orquestas  también desarrollan una fuerte actividad de conciertos, descollando la Estable Provincial con Alejandro Jassan a su frente y la celebrada reapertura del Libertador de Córdoba, con el Concurso de la Sinfónica Local y su nuevo Titular, Guillermo Becerra, la que ya bajó al foso para acompañar el ballet “Giselle” y que realizara una estupenda gala junto a Marcelo Alvarez. Rosario con su Teatro “El Círculo” no se quedó atrás con Opera y los conciertos de la Sinfónica local. Sea por la Asociación Cultural de la Sala o por la Orquesta, se mantuvo el nivel de excelencia. Santa Fé siguió el mismo camino junto a su Sinfónica.

  A fines del pasado Noviembre se registró el comienzo de una nueva edición del “Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos Aires” que programa Diego Fischerman. A una brillante presentación de la Violonchelista Severine Ballon, la que presentó obras que fueron compuestas en algunos casos para ella, siguió el espectacular concierto de Natalia Salinas al frente de la Sinfónica con obras de Saariaho, Benjamin y Ginastera. La situación dramática que vive la hermana Chile, impidió la presentación del “Makrokosmos Quartett” de Suiza, pero promete y mucho la segunda parte a llevarse a cabo en Enero venidero articulada con el F.I.B.A., con los estrenos encargados a compositores Argentinos. Y en cuanto al ciclo de Música Contemporánea del Teatro Nacional Cervantes que lleva adelante Sebastián Tellado, la presentación de los compositores nucleados en la Universidad Nacional de Córdoba con la Dirección de Juan Carlos Tolosa, nos reveló que el interior tiene mucho por decir.
     
    La música de Cámara local tuvo en la Orquesta del Congreso de la Nación a su puntal principal, con la guía y la inteligencia para programar e invitar de su titular, Sebastiano de Filippi. La Orquesta de Cámara Municipal de Rosario con la guía del Maestro Fernando Ciraolo continuó con su incesante labor. La Camerata Bariloche tuvo este año una mayor presencia en el interior. Mario Videla continuó con su reconocida actividad en la "Academia Bach" de la que con su conjunto de "Solistas de la Academia" se presento en templos porteños pero siempre tomando como eje el de la Iglesia Metodísta Central del barrio de Almagro. Los conjuntos de cámara locales: Cuartetos Petrus, de la Universidad Nacional de La Plata, Gianneo y de Amigos,  los Tríos Williams y Ginastera, la Barroca del Suquía y formaciones armadas expresamente para determinadas obras, lograron llevar a la máxima expresión al género. El nivel de los instrumentistas como Nelson Goerner, Martha Argerich, Daniel Barenboim, Marcela Roggeri, Xavier Inchausti, Lucía Luque, Horacio Lavandera, Antonio Formaro o Eduardo Vasallo se completó con solistas del medio local que ya desarrollan presentaciones internacionales como Pablo Saraví, Nicolas Favero, Siro Bellisomi, Mariano Rey, Nestor Garrote, Claudio Barile o Fernando Ciancio.

    Disimiles resultados se registraron en las iniciativas privadas, fundamentalmente por las decisiones emanadas de las autoridades que en el ámbito capitalino administran el Mecenazgo Cultural. Así se debieron lamentar la partida al exterior de los cantantes Natalia Quiroga Romero y Gustavo Vita, quienes no pudieron sostener su compañía y salieron a buscar nuevos horizontes en el viejo continente. A fines del 2018 se anunció la unión de esfuerzos entre “Magna Lírica”, el espacio “Marienhein” de Villa Ballester el “Ensamble lírico Orquestal” y la Compañía Lírica “Giuseppe Verdi”. De la primera pudieron apreciarse  algunos conciertos en los últimos días y una “Traviata” al piano en Marienheim con regie de Adriana Segal de la Compañía Verdi. El Ensamble presentó una puesta de “Il Trovattore” en el Auditorio de Belgrano con escena jugada por el enfoque de Raúl Marego y los muy buenos protagónicos de Gastón Oliveira Weckesser, Svetlana Volosenko, Enrique Gibert Mella y María Luján Mirabelli, más la reposición de “El Barbero de Sevilla” en el Teatro Astral con protagónico de Gibert Mella a las que se sumaron galas y presentaciones en el interior bonaerense. En todos estos casos el agravamiento de la situación socio-económica nacional dejó en el medio del camino a muchos de los productos prometidos. Sín embargo, el hecho de que Adriana Segal asuma la Dirección del legendario Teatro I.F.T. del Abasto porteño con una simbólica apertura a través de un Simón Boccanegra al piano con Omar Carrión y Luís Gaeta, deja abierta la esperanza de mayor actividad en el 2020.  También se debate entre su propia iniciativa y el mecenázgo cultural el Mtro. Ignacio Mandrafina quien junto a su Ensamble 4 40 logró (con el visto bueno de los padres Salesianos) la apertura a la comunidad del Salón Prof. Roberto Gustavino del Colegio Pio IX de Almagro con la esperanza de poder realizar allí proyectos musicales de envergadura. También efectuó un importante concierto en la Basílica de San Carlos y María Auxiliadora. Y a fín de año "Sol Lírica" pudo realizar un concierto con su Orquesta y Solistas en el Auditorio de la Fundación Beethoven con la conducción orquestal de Ulíses Maino.

  La autogestión trajo proyectos como el estreno de “Prohibido Suicidarse en Primavera” de Mailen Ubiedo Mykshow en el Empire y con tres carteles de “No Hay Mas Localidades”. Horacio Lavandera como solista y director al frente de la Orquesta Clásica Argentina, abordó con gran suceso en el Coliseo los dos conciertos para piano y orquesta de Chopin y los nºs. 3 y  5 de Beethoven. El museo de la Fundación “Rómulo Raggio” cumplió 10 años de programaciones de categoría festejados a lo grande con una versión original del sexteto “Noche Transfigurada” de Schoenberg, marcando con ello la reaparición del Mtro. Pedro Ignacio Calderón al frente de la formación. “Musicaquantica” voces de  cámara festejó su aniversario  con una versión reducida de “Un Requiem Aleman” de Brahms, con Alejandro Spies y Laura Polverini como solistas y la impecable guía de su fundador, Camilo Santostefano (Otro valor que emigró). Los tradicionales Festivales Konex surgidos del nervio del Dr. Luís Ovsejevich junto a la inteligente programación de Andrea Merenzon trajeron al romanticismo al primer plano. Hubo conciertos de Bruno Gelber, el Cuarteto Petrus junto a Pavel Kowalski y una gala de Ballet con Karina Olmedo y Nahuel Prozzi como figuras principales junto a un conjunto dirigido por Paula Argüelles al que Fernando Pérez desde el piano acompañó en una coreografía, todos en extraordinario nivel. No se puede finalizar este tramo sin mencionar a quienes producen conciertos con mayúsculas, gratuitos para la comunidad: Juan Carlos Figueras en la Facultad de Derecho con fechas a veces en Viernes y siempre en días Sábados y hasta el récord en este ultimo día de 3 Conciertos,uno cada dos horas y Roque Federico Santini Santoro con su serie San Benito Clásico y  Capilla del Colgio Esclavas, ambas en el corazón de San Benito de Palermo, donde en Sábados y Domingos se presentan las mas variadas manifestaciones musicales, coronando el año con una realización conjunta Beethoven junto a Mario Videla y el apoyo de la Embajada de Alemania en Argentina.

  “Juventus Lyrica” festejó sus veinte años cumpliendo una programación que incluyó dos caballitos de batalla suyos en el Avenida: “La Traviata” con puesta de Ana D’Anna y dirección de orquesta de Antonio Russo y “La Flauta Mágica” con puesta de María Jaunarena y dirección musical de Hernán Schvartzman, para luego poder efectuar dos galas en el Colón a sala llena (merecido reconocimiento). Sus ya frecuentes colaboraciones con Konex (“Barbero de Sevilla” para el ya clásico “Vamos a la Opera”), y los talleres de las últimas semanas en la Casa del Fondo Nacional de las Artes la muestran trabajando a pesar de todo.

      Finalmente, la labor de las entidades privadas de conciertos. No cabe dudas de que la solidez y trayectoria del Mozarteum Argentino, junto a su inteligencia al programar lo ponen al tope. Conjuntos como la “Irish Chamber Orchestra” la “Venice Barroque Orchestra” con Giuliano Carmignola, “Il Pomo d’Oro” con la descollante labor de Joyce Di Donato, revelaciones como el pianista Alessio Bax y el Violonchelista Jean-Guihen Queyras, más la sorprendente Filarmónica de Luxemburgo junto a Gustavo Gimeno y el gran violinista Julian Rachlin o la inmensa categoría de Kent Nagano, la Sinfónica de Montreal y las dos violinistas venidas de emergencia que suplieron a mas no poder a la solista original, son la muestra cabal de su categoría. Los “Conciertos del Mediodía” en el “Auditorio Nacional” y la “sala Argentina” del Kirchner,  dejaron como punto saliente el estreno de la Opera de Cámara “Savitri” de Gustav Holst con la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación dirigida por Sebastiano de Filippi, y un semi-montaje que incluyó a Jaquelina Livieri, Gustavo Gibert y Carlos Ullán mas la sección femenina del Coro Nacional de Jóvenes preparada por Pablo Banchi, y una co-producción con Medios Públicos para la realización de una versión comentada para toda la familia de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak con la Filarmónica de Luxemburgo dirigida por Gustavo Gimeno y la narración de Ana Hernandez Sanchís.

  Al cierre de la presente temporada “Nuova Harmonia” expresó en un comunicado que estaba sopesando alternativas a futuro para su continuidad. En cambio se esperan novedades en cuanto a “Italia XXI”. Aun así, ambos abonos trajeron figuras como la Orquesta de Camara del Reggio de Turín, La “Kremerata Báltica” con la descollante actuación de Mario Brunello, los “Kiev Virtuosi”, el gran Alexander Tharaud. la Orquesta de la Radio-Televisión Eslovena junto a Misha Maisky y la Dirección de Raoul Gruneis y la anteriormente mencionada visita del “Proggetto Fabbrica” de la Opera de Roma.


  En los últimos días se registró un incesante flujo de conciertos de temática navideña, de finalización de cursos o de emprendimientos ambiciosos. De ellos destacamos la actuación de la Orquesta y Coro “Música Sacra” conducidos por Sandra Pianigiani, de la Orquesta del Conservatorio Alberto Ginastera de Morón celebrando en el Salón Dorado del Teatro Colón el septuagésimo aniversario de su creación y del Concierto de cámara efectuado en el Auditorio de la Fundación Beethoven por Eduviges Picone junto a la voz solista de Cecilia Díaz.

    Pero sín dudas el acontecimiento del año lo constituyó la versión ofrecida de “Tristán e Isolda” de Wagner, en el Auditorio Nacional “Adela Reta” del S.O.D.R.E. de Montevideo al que fuimos especialmente invitados por su guía artístico, Ariel Cazes. Con la extraordinaria puesta de La Plata de Marcelo Lombardero, la dirección de Orquesta de Alejo Pérez, el muy buen Coro de la Institución Oriental y los protagónicos de Gustavo López Manzitti, Carla Filipcic Holm, Hernán Iturralde, Cecilia Díaz, Leonardo Neiva y Gerardo Marandino, la lírica sudamericana demostró que se puede por fin abordar un título de semejante magnitud en nivel internacional y triunfar en la propuesta. Emociona, y mucho todavía, saber que fuimos testigos de semejante hazaña.

  Y en lo que hace a Nosotros, recibir de la adhesión de todos Ustedes, verificar  que Ntro. blog está orillando las 50.000 visitas al momento de escribir este anuario y que el programa tiene tal repercusión que nos llevará a ampliar desde marzo próximo su duración a 2 horas, como a incorporar a nuevos columnistas, nos lleva a decirles ¡Gracias!.  Por la atención, por creer en Ntros. para la difusión de Vtros.trabajos y por el respeto y recepción que brindan a Ntras. opiniones y artículos.

Donato Decina

martes, 24 de diciembre de 2019




UN NUEVO CAMINO PARA UNA GRAN ARTISTA

  Una de las grandes pasiones de Oriana Favaro es la lectura. Placer que a diario ejercita con textos de autores que van muy acordes con su personalidad. Desde no hace mucho tiempo atrás y de manera diaria encontramos en las redes sociales un video en donde lee los textos más variados. Y entendió entonces que una de las formas más interesantes de desarrollar esa inquietud era canalizándola a través de una lectura abierta al público. Así con la hermosa “complicidad” de la dueña de “Obrador de Panes y Galletas”, un muy acogedor espacio en San Telmo llegando al bajo, Oriana logró enfrentar al espectador con sus relatos. Una muy cuidada selección de Brecht (cuánto hay de aporte de éste hacia la lírica ¿no?), Borges, Bukovski y Bergman (que nos adelantó en su visita al programa del pasado Sábado) tomaron color en su voz. Oriana sabe manejar los climas con sus inflexiones , tonos, expresiones y gestos, sus guiños cómplices con el público. Una mirada fija suya al espectador le permite hacer la “radiografía” del mismo. Mide la reacción de este, sus sorpresas, sus sonrisas. Esos detalles sumados a su talento para la actuación , ese que vemos en cada función de ópera en la que ella interviene, hacen que el oyente se entregue en total silencio a la experiencia de escucharla, en este caso, narrando. Giros sorprendentes como pasar con un autor de la alegría al “cachetazo”, de  reconocer que debía leer primero a Bukovski para poder enfrentar luego el texto de Borges y así desembocar en Bergman  para admitir, finalmente, que es Bukovski quien más le calzaba para redondear la sesión y con ello lograr la complicidad con sus espectadores, los que pasamos de este modo a ser “socios” en la travesía. Ya en el final, los “socios” de la sesión descubrimos que faltaba algo más, para que Favaro nos regalara un texto que recién estaba comenzando a leer, pero que era lo suficientemente contundente para “cerrar” la tarde-noche, con el perfume de la repostería y las infusiones recién hechas. Un texto teatral de la malograda dramaturga británica Sarah Kane, duro y contundente, que necesita de un prolongado silencio luego de escucharlo, pero que renueva la “sociedad” para un nuevo desafío: leer los textos que el público le entregue y a primera vísta. Cuando eso suceda lo informaremos, la experiencia es fascinante.

Donato Decina

lunes, 23 de diciembre de 2019




MUY BUEN TRABAJO

Manzana de las Luces, Patio de la Procuraduría: Concierto de Navidad a cargo de la Orquesta y Coro “Música Sacra Buenos Aires”, Directora: Sandra Pianigiani, y Coral “Fa”, Directora: Adriana López Furtade. Solistas: Laura Bjelis (Soprano), Isabel Mínguez (Mezzosoprano), Natalia Palacios (Contralto), Germán Polón (Tenor), Alejandro Tettamanzi (Barítono) , Luciano Straguzzi (bajo) y sectores de cuerdas, oboe y clarinete de la Orquesta. Programa: Obras de Vera, Telemann y Saint-Säens. 22 de Diciembre de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

Ya Es tradicional que durante el período religioso cristiano de adviento se produzcan en Buenos Aires diversas manifestaciones artísticas con programaciones de obras que recrean el espíritu de la navidad. Las hay corales, vocales, orquestales y sinfónico-vocales-corales. Este último es el caso en donde la Orquesta y Coro “Música Sacra Buenos Aires” que dirige la Maestra Sandra Pianigiani desarrolla sus actividades en diferentes escenarios de la ciudad. En este año le cupo presentarse en el Anfiteatro “Parque Centenario”, en Templos y en su sede de la Manzana de las Luces, como ocurrió aquí  en el “Patio de la Procuraduría” de este histórico solar de Ntra. Ciudad Autónoma. También acompañó en esta oportunidad a estos conjuntos el Coral “Fa” que dirige la Mtra. Adriana López Courtade para desarrollar un interesante programa.

  El espacio físico en donde se realizó la velada es un magnífico entorno al aire libre. Pareciera que los antiguos ladrillos a la vista facilitan la proyección del sonido y es por ello que sín amplificación de ninguna índole se pudo escuchar perfectamente y, además,  soportar la fortísima sonoridad emanada de una festividad organizada por el Gobierno de la Ciudad frente a la Legislatura sobre Diagonal Sur . Ni la pirotecnia que se empleó en ese lugar al final de los festejos pudo superponerse al sonido natural del concierto.  En mi caso particular pude ratificar la inmejorable impresión que me dejó ese lugar durante el inolvidable “Don Quijote en las Bodas de Comacho” de Telemann con el que “Lírica Lado B” se presentó en sociedad hace ya una década atrás.

    Luego de ser formalmente recibidos por alguien que se identificó como uno de los trabajadores de la casa, quien dio la bienvenida a los presentes, cedió este luego la palabra al  Mtro. Vera, compositor y primera viola de la orquesta, quien comentó a la concurrencia que el concierto se iniciaría con dos composiciones de su autoría. La primera lleva por título “Misterioso” y está compuesta para oboe solista y cuerdas (Violín, Viola y Violonchelo), es del año 2017 y se trata de un andante totalmente tonal en donde el oboe desarrolla un amplio discurso sonoro apoyado por las cuerdas con una muy interesante resolución. Luego se escuchó una “Pieza para Clarinete” de 1990, en la que el solista de ese instrumento en el conjunto desarrolla un extenso tema un poco más atonal que en el caso de la primera composición, muy admirablemente expuesto por el solista. Tras esta sesión camarística inicial, quedó dispuesta la orquesta, la que cuenta con un muy interesante orgánico cuyos integrantes se reparten en partes iguales entre experimentados y jóvenes, muy amalgamada, con un sonido homogéneo que fue ganando en consistencia a medida que la sesión avanzó y , lógicamente, tras comprobar que el sonido exterior del mencionado festival que se desarrollaba a dos cuadras del lugar no era impedimento alguno para la interpretación de la música. Los coros lucieron en estupenda forma, muy bien preparados por ambas directoras y brindaron impecable marco a las versiones. En primer lugar se escuchó el “Magnificat” de Georg P. Telemann, tal vez una de sus obras menos frecuentadas que conforman su inmensa producción. Es un trabajo situado bajo la influencia Barroca, aun cuando el compositor luego fue gradualmente virando hacia las formas iniciales del clasicismo.  Si bien la orquesta está compuesta por instrumentos modernos,  los “tempi” adoptados por Pianigiani fueron más acordes con la tradición del revisionismo actual. Si tengo que trazar un paralelo, su enfoque es similar al que aplica para el género en Ntro. medio el Mtro. Mario Videla cuyos conjuntos musicales son similares al que en este caso emplea la Mtra. Pianigiani. Tras esta composición, pudimos apreciar una muy buena versión del “Oratorio de Navidad Op. 12” de Camille Saint-Säens, Obra de 1858 de un por entonces muy joven compositor, basada en los textos de la liturgia de las misas “de Gallo” y del “Alba” (días 24 y 25 de Diciembre) del rito católico y con influencias del Bach de la composición homónima y del Gounod y su “Misa a Santa Cecilia”, Saint-Säens desarrolla aquí un interesante trabajo para cuerdas, órgano, solistas y coro, en este caso solo el de “Música Sacra”. Además de ser llevado a pulso firme por Pianigiani, descollante labor le cupo a la arpista  de la orquesta, Natalia Olivera, la que con exquisita sonoridad dio marco en varios fragmentos de la obra a los solistas vocales y al coro y del mismo modo le cabe a Tomas Benitez, quien realizó desde el teclado las intervenciones de órgano. El resultado final aquí fue el de un producto muy bien vertido que deleitó por completo a la concurrencia, la que premió con sus sostenidos aplausos a todos los artistas intervinientes por igual.

  Después de haber analizado a la orquesta y los coros, voy a referirme a los intérpretes vocales. En ambas obras fueron muy dignos los aportes realizados por la contralto Natalia Palacios, el Tenor German Polón y el Barítono Alejandro Tettamanzi, cuyos rendimientos fueron creciendo hasta asentarse de manera plena en el Oratorio de Saint-Säens. Plenas de musicalidad, tanto Laura Bjelis, soprano de exquisito timbre y magnífico esmalte vocal como la Mezzosoprano Isabel Mínguez quien exhibió formidable centro muy buenas notas bajas y crecimiento en la extensión y proyección de las notas agudas para ambas obras en los dos casos, destacando también el muy buen desempeño del bajo Luciano Straguzzi con estupenda proyección de su profunda voz en el “Magnificat” de Telemann.

  Hubo lugar para varios “fuera de programa” navideños. A un tradicional cantico, siguió una formidable versión de “Navidad Blanca” de Irving Berlin cantada de modo exquisito por Straguzzi junto a ambos coros (cuyos integrantes portaban cirios encendidos) y la Orquesta. Continuó con “Noche de Paz” en donde se invitó al público a cantar junto a todos los artistas y culminó con el “Aleluya” del oratorio “El Mesias” de Georg F. Häendel, como magnífico broche de oro a un muy buen concierto en una noche que finalmente a esa altura ya era serena, lo que permitió disfrutar de esta magnífica música.

Donato Decina

sábado, 21 de diciembre de 2019


Cierre de Temporada del Ballet Estable del Colón con “EL LAGO DE LOS CISNES”

UN FINAL BRILLANTE Y TRISTEMENTE ENLODADO
Martha CORA ELISEHT

            La directora del Ballet Estable del Teatro Colón –Paloma Herrera- decidió cerrar la Temporada 2019 con el superclásico de la danza: EL LAGO DE LOS CISNES de Piotr I. Tchaikowsky (1840-1893), con coreografía de Mario Galizzi (sobre original de Maruis Petipa y Lev Ivanov), escenografía de Christian Prego, vestuario de Aníbal Lápiz e iluminación de Rubén Conde. La dirección musical estuvo al frente de Ezequiel Silberstein al frente de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
            Quien escribe asistió a la función de Abono Nocturno ofrecida el día 20 del corriente, con el siguiente reparto: Macarena Giménez (Odette/Odile), Juan Pablo Ledo (Sigfrido), Federico Fernández (El Mago Von Rothbart), Yosmer Mejía (El Bufón), Natalia Sarraceno (La Reina Madre), Roberto Zarza (Wolfgang, el preceptor del príncipe), Leandro Tolosa (Maestro de Ceremonias) y cuerpo de baile.
            El más célebre y representado de todos los ballets de Tchaikowsky consta de 4 actos (2 en palacio y los otros 2, junto al lago que da el título a la obra). Mario Galizzi tuvo una concepción muy inteligente al unir los dos primeros y los dos segundos, de manera tal que este clásico quedó reducido a sólo dos actos. Los cambios de escenografía y la transición de las escenas fueron muy fáciles de hacer merced al ingenio de Christina Prego, quien empleó una escenografía muy clásica: un castillo estilo Tudor para las escenas de la corte y un bosque donde se encuentra el lago. Y dentro del mismo, un promontorio rocoso desde el cual, el malvado hechicero Von Rothbart controla sus dominios y a los cisnes que en él habitan. Y desde donde Sigfrido y Odette se arrojan al lago para luego aparecer transfigurados en la vida eterna, rompiendo el maleficio y permitiéndole a los cisnes volver a su forma humana cuando aclara el día. La escena de la desaparición y muerte de Von Rothbart se logró mediante un recurso muy sencillo y efectivo a la vez: una gran tela verde –asemejando la marea del lago- donde el villano de la historia desaparece hundiéndose en sus aguas. Posteriormente, cuando las aguas se aquietan, todos los cisnes rinden homenaje al amor eterno de la pareja protagónica, que permanece constante más allá de la muerte. Un efecto muy bien logrado mediante la excelente iluminación de Rubén Conde. Por su parte, Aníbal Lápiz diseñó un vestuario sencillo y a la vez, suntuoso –en el mismo estilo- , donde predominan el blanco y el negro para los principales protagonistas y en las escenas junto al lago, y sumamente colorido y vivaz para las escenas de la corte y la fiesta.
            Otra de las características de este superclásico son sus famosos números: el Pas de trois del 1° Acto –que en esta ocasión, fue interpretado por el primer bailarín en lugar de su amigo Benno-  a cargo de Juan Pablo Ledo, Emilia Peredo Aguirre y Georgina Giovanonni. Formaron un trío perfecto, donde los bailarines se destacaron por sus pezzi di bravura, al cual Yosmer Mejía se acopló haciendo gala de su capacidad acrobática. Este extraordinario bailarín venezolano impresionó a la audiencia con sus piruetas, sus impecables solages y su excelente técnica. Junto a su colega Jiva Velázquez son los mejores acróbatas que posee el Ballet Estable del Colón y es un placer verlos siempre sobre el escenario del mayor coliseo. Por su parte, Jun Pablo Ledo tuvo una destacadísima actuación por sus manèges y sus impecables solages. También se destacó el trío formado por Paula Cassano, Manuela Rodríguez Echenique y Iara Fassi en el Pas de trois del 2° Acto, donde también se debe interpretar los pezzi di bravura. Y pese a que una de las dos bailarinas que acompañaron a Paula Cassano tuvo un pequeño traspié sobre el escenario, fue rápidamente subsanado. El cuarteto formado por Emilia Peredo Aguirre, Stephanie Kessel, Magdalena Cortés y Natalia Pelayo brilló en el celebérrimo Pas de quatre y fueron largamente aplaudidas. A su vez, los roles de las princesas invitadas a la fiesta del 3° Acto –donde Sigfrido debe contraer matrimonio- fueron interpretados de manera muy convincente por las siguientes bailarinas: Ludmila Galaverna (Princesa Húngara), Paula Cassano (Princesa Napolitana), Manuela Rodríguez Echenique (Princesa Española), Ayelén Sánchez (Princesa Polaca) y Iara Fassi (Princesa Rusa), mientras que Candela Rodríguez Echenique, Pablo Marcilio, Matías Santos y Alejo Cano Maldonado hicieron gala del bellísimo fandango de la Danza Española en el séquito que acompaña a Odile. Emilia Peredo Aguirre se lució una vez más como solista en la Danza Napolitana con gracia, soltura y firmeza en sus movimientos, acompañada por Magdalena Cortés, Stephanie Kessel, Luisina Rodríguez y Clara Sisti Ripoll.  A su vez, Natacha Bernabei y Gerardo Wyss fueron la pareja protagónica de la Czarda en compañía de Cecilia Lucero, Lucía Giménez, Oana Hutsutoru,  Marisol López Prieto, Marín Vedia y Emiliano Falcone, mientras que Julieta Urmenyi, Eliana Figueroa, Victoria Wolf, Laura Penido, Antonio Luqui Igot Vallone, Franco Noriega y Alan Pereyra bailaron una acompasadísima Mazurka. Por su parte, tanto Leandro Tolosa como Roberto Zarza y Natalia Sarraceno supieron encarnar perfectamente a sus personajes.
            En  cuanto a los principales protagonistas, algo se mencionó sobre la excelente actuación de Juan Pablo Ledo como el príncipe Sigfrido –tanto desde su impecable técnica como desde lo actoral- . Y Macarena Giménez ha tenido un gran crecimiento no sólo como bailarina, pero también como actriz. El rol de Odette le sentó perfecto a su etérea figura, donde temblaba como una hoja ante el encuentro con Sigfrido e interpretó perfectamente los desmayos ante la dominación de Von Rothbart en el 4° Acto, traicionada y doliente al saber que jamás recuperará su forma humana ni el amor del príncipe. Se manejó con gran precisión en los dos principales Adagi del 2° Acto, destacándose por su port des bras, sus developées y su panché. Si bien carece del contorneo de brazos semejando plumas- cualidad sólo alcanzada por la gran Maya Plissetskaia y Eva Evdokimova, y en menor medida, por Liliana Belfiore-, desde el punto de vista actoral, aportó gracia, inocencia y temor como Odette  mientras que sobresalió como Odile en el 3° Acto, mostrándose procaz, audaz y envolvente para engañar y seducir a Sigfrido creyendo que se trata de Odette.  En resumen, “sacó la perra que hay dentro de ella” y lo hizo muy bien con las deslumbrantes 32 fouettes del Pas de deux del cisne negro. Pero la revelación de la noche fue Federico Fernández como el malvado hechicero Von Rothbart, asumiendo un rol de carácter que supo desarrollar a la perfección. Vestido de verde y con un inmenso manto de plumas del mismo color,  le permitió manejar estupendamente el dominio escénico. 
            En cuanto a la Filarmónica, Ezequiel Silberstein tuvo una correcta dirección,  acompañando y respetando el ritmo del bailarín en algunos pasajes que pudieron haber sonado algo más lentos. El concertino Nicolás Favero tuvo a su cargo los dos bellísimos solos de violín del 2° y 3° Acto, mientras que Diego Fainguersch, el solo de cello del Adagio del 2° Acto. Con excepción de alguna que otra nota en falso por parte de los metales, en líneas generales sonó bien. Todos los integrantes del cuerpo de ballet y el mismo director fueron largamente aplaudidos, debido a que fue una muy buena versión del clásico de Tchaikowsky. Lamentablemente, se vio empañada por los reclamos de los cuerpos estables del Colón por mejoras salariales. Cuando la compañía y los músicos exhibieron los carteles de #Precarización laboral, #Salarios Dignos y “Basta de despidos”, el público reaccionó con un abucheo generalizado. Una verdadera lástima, porque esta vez, los cisnes nadaron majestuosamente sobre el lago, mientras parecía que el público no sabía hacer otra cosa que chapotear en un lodazal.




UNA MARAVILLOSA AVENTURA

  Hace ya algunos años, movida por la inquietud que provocaba la presencia en una cuadra de una calle de Bruselas (Bélgica) de una verdadera constelación de figuras del piano en dos domicilios contiguos, Sandra de la Fuente se animó a viajar hacia allí y comprobar personalmente, como viven, que hacen, como se forman cada uno de ellos. Sus entrevistas, charlas y conocimiento con muchos de ellos derivo en la idea de un libro, al que seguiría un guión para cine. El libro no se cristalizaba, pero la idea de la película tomó forma con el trabajo de Mariano Nante y es así que surgió “La Calle de los Pianistas”, un trabajo con gran suceso de público y crítica. En una visita que Sandra nos efectuó al estudio de “De Paraíso para Usted” hace ya casi dos años, nos decía que viajaba al exterior para dar forma a un libro que  quería terminar. No es otro que “Conversaciones en la Calle de los Pianistas”. Hay cosas  que solo la cámara puede tomar, pero hay cosas que solo un libro puede narrar. Y este es el caso. Aquí se narra de primera mano lo que fue el encuentro con cada uno de los músicos que accedieron a hablar con Sandra. Así las vivencias de la familia Tiempo, la confirmación de la inmensa capacidad de Lyl, la matriarca familiar, como pedagoga y formadora, la inquebrantable amistad forjada con Martha Argerich, además su vecina, y la verdadera constelación de alumnos-amigos que pasan por allí, entre otros, Edith Peña, Alan Weiss, Lea Petra, Mauricio Vallina, Lily Maisky, Alan Kwiek, Akane Sakai y, por supuesto los Tiempo: Lyl, Sergio, Karin (si bien Lechner de apellido es una Tiempo más) y Natasha (hija de Karin) sumado a la figura de Martha Argerich ( presente aunque no esté). La estupenda prosa de Sandra sumada a la riqueza de los testimonios, dan por resultado un libro muy entretenido que va atrapando al lector hasta culminar la lectura del mismo, en mi caso, a un ritmo vertiginoso. Días pasados tuve el placer de asistir a la presentación del mismo en el CCK , en donde tras un jugoso diálogo con Ntra. colega y amiga Laura Novoa, Sandra contestó preguntas del público para dar paso luego a un mini recital de Natalia González Figueroa en donde Chopin y Schumann (dos pilares del repertorio Argerich) estuvieron presentes en las muy buenas manos de Natalia, cerrando de esta manera un círculo perfecto. Vale la pena tenerlo, sé que a muchos de Uds. les gustará.

Donato Decina

jueves, 19 de diciembre de 2019


Final de Ciclo de la Orquesta Sinfónica Nacional en el CCK

HASTA EL AÑO BEETHOVEN QUE VIENE
Martha CORA ELISEHT

            Se cierra un ciclo y otro comienza. Y para concluir un ciclo brillante, la Orquesta Sinfónica Nacional se despidió con un concierto que tuvo lugar el miércoles 18 del corriente en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (CCK) bajo la dirección de Andrés Tolcachir, con la participación del Coro Nacional de Ciegos “Carlos Roberto Larimbe”, dirigido por Osvaldo Manzanelli y los siguientes solistas: Ana Moraitis (soprano), Mónica Ferracani (soprano), Laura Domínguez (mezzosoprano), Enrique Folger (tenor) y Mario De Salvo (bajo), en un programa que comprendió las siguientes obras: Arena, entre la carne y el hueso (para soprano y orquesta) de Andrés Gersenzon y la Misa en Do mayor, Op.86  de Ludwig van Beethoven (1770-1827).
            El actual titular de la Orquesta Sinfónica de Neuquén demostró ser un director con mayúsculas: logró un equilibrio sonoro perfecto durante todas las obras comprendidas en el programa y una gran musicalidad. Además, mantuvo un diálogo perfecto entre coro, solistas principales y orquesta en la mencionada obra de Beethoven, al igual que durante la mencionada obra de Gersenzon. Esta última es una musicalización de la obra de teatro homónima de Bea Odoriz, donde la protagonista trata de encontrarse con su padre. Este rol le fue confiado a Ana Moraitis, quien realizó los recitativos con micrófono para que su voz no pasara desapercibida durante los tutti orquestales. Comienza con un glissandi en La entre el arpa, piano y vibrafón, hasta que la soprano entra con una melodía de tinte folklórico, que posteriormente se desarrolla brindando un clima de misterio cuando pisa sangre y se encuentra rodeada de cuchillos. Aparece el tema de la muerte mediante un trémolo en las cuerdas cuando alude a una carta escrita por su padre, a quien trata de encontrar. Mediante la repetición de una frase simulando el eco durante el recitativo, la orquesta acompaña en escala descendente creando dicho eco que- por cierto- estuvo muy bien logrado. Posteriormente, le sigue el aria de las sombras, donde la protagonista siente nostalgia por la voz de su padre. Este clima se logra mediante una melodía introducida por las cuerdas, que la flauta retoma posteriormente. La flauta y el piano crean un clima de misterio que expone las dudas de la protagonista, su invocación al padre mediante la carta –que la protege ante la inminencia de la muerte- . El acompañamiento en pianissimo logrado por las placas y el gong grave dan el efecto del desfallecimiento de la protagonista, que cierra la obra mediante un recitativo. La línea de canto y el dramatismo de Ana Moraitis fueron impecables y recibió numerosos aplausos. La marcación de Tolcachir fue perfecta y al concluir la obra, saludó tanto al compositor como a la dramaturga –que se encontraban presentes en el Auditorio-.
            La Misa en Do mayor, Op.86 fue compuesta por Beethoven en 1807 y está dedicada al príncipe Ferdinand Kinsky. No es de las obras más ejecutadas del genio de Bonn y posee la estructura de una misa clásica (Kyrie/ Gloria/ Credo/ Sanctus/ Benedictus/ Agnus Dei), con la participación de solistas (soprano/ mezzosoprano/ tenor y bajo), coro, orquesta y órgano. Desde el inicio, el Coro Polifónico Nacional de Ciegos desempeñó una excelente labor, con voces muy bien trabajadas y preparadas, mientras que Andrés Tolcachir logró una profundidad sonora muy buena al frente de la Sinfónica. El bellísimo canon a 4 voces del Gloria –iniciado por la mezzosoprano, seguido por el tenor, el bajo y la soprano- tuvo en Laura Domínguez, Enrique Folger, Mario de Salvo y Mónica Ferracani respectivamente a sus intérpretes ideales. Posteriormente, el orden de las voces se invierte hasta el canto al unísono, que es retomado por el coro, quien tuvo a su cargo el Credo. Fue maravilloso escuchar el Credo Niceno Constantinopolitano mediante el canon por parte de las cuatro voces principales y el coro, hasta desembocar en el Amén dado por los solistas. La orquesta sonó majestuosa en el Sanctus, con  una excepcional intervención del coro en el Hosanna, al igual que el órgano –de la mano de Sebastián Aschenbach- que introduce el Benedictus para desembocar con la intervención de coro y solistas en el Agnus Dei. Como no podía ser de otra manera, la sala estalló en aplausos y los integrantes del coro se llevaron los laureles. Fueron los más aplaudidos por su excelente interpretación y su musicalidad. La orquesta sonó magníficamente bien y todos se retiraron ovacionados.
            Parece ser que el cambio de autoridades le ha sentado muy bien a la Sinfónica Nacional, ya que por primera vez en mucho tiempo no se observó el cartel con el hashtag #Sinfónica Nacional en crisis. Asimismo, se eliminaron las vallas de entrada al CCK y se rehabilitó la puerta giratoria de la entrada principal –durante los cuatro años de gobierno macrista se entraba por el costado-, dando cierto aire de libertad e integración.  Quizás, el hecho de depender nuevamente del actual Ministerio de Cultura le dé expectativas de mejora salarial, hacer efectivos los nombramientos de sus integrantes y organización de giras largamente postergadas. Lamentablemente, todavía no se dispone de programas de mano –un ninguneo a los artistas y un dolor de cabeza para el periodista especializado-. No obstante, ha sido un ciclo muy rico en estrenos y obras inéditas, merced a la excelente labor de Ciro Ciliberto como programador. Ha sido un brillante final de ciclo y un anticipo del año que vendrá –coincidente con el 250° aniversario del nacimiento de Beethoven-. Por ende, fue una muy buena idea cerrar un ciclo con una de las obras menos conocidas del genio de Bonn antes del año próximo, donde la mejor orquesta del país seguramente le rendirá un merecido homenaje. Hasta el año – Beethoven- que viene.     




Espacio Directores Noveles en el Auditorio Nacional

Muy buen concierto
Viernes 20 de diciembre de 2019
Sala: Auditorio Nacional
Escribe: Graciela Morgenstern

Orquesta Sinfónica Nacional
Director invitado: Carlos David Jaimes                                                                                                           Solistas: Lucía Luque (violín) y Julián Medina (contrabajo)                                                           Programa: Piotr Ilich Tchaikovsky: Voyevoda, balada sinfónica op. 78
                  Giovanni Bottesini: Gran dúo concertante para violín y contrabajo
                  Antonin Dvorák: Sinfonía en fa mayor n° 5, op. 76

Como parte de su Espacio Directores Noveles, la Orquesta Sinfónica Nacional se presentóen el Auditorio Nacional, bajo la dirección del joven Carlos David Jaimes, y los solistas Lucía Luque (violín) y Julián Medina (contrabajo), para interpretar obras de Dvorák, Tchaikovsky y Bottesini.
Antes de iniciar el concierto, dos representantes de la OSN se dirigieron al público para celebrar que la Secretaría de Cultura tenga a partir de ahora, la categoría de Ministerio, tras lo cual se inició el programa con Voyevoda. Compuesta por Tchaikovsky en 1891, fue estrenada ese mismo año, el 18 de noviembre, en Moscú, bajo la batuta de su compositor quien quedó insatisfecho con la obra y quiso destruirla por considerar que la misma no tenía la calidad esperada. Sin embargo, la partitura sufrió distintas revisiones y sigue vigente. Presenta un Tchailovsky diferente, atípico, difícil de reconocer.
Luego siguió el Gran Dúo Concertante para violín y contrabajo de Giovanni Bottesini, músico destacado, famoso por su virtuosismo con el contrabajo, compositor eficaz y director exitoso. El dirigió la premiere de "Aída" en El Cairo, en 1871. Apodado "el Paganini del contrabajo", originalmente, Bottesini había concebido esta pieza para dos contrabajos y y orquesta. En cambio, la versión ofrecida fue la realizada por el violinista Camillo Sivori (1815-1894). Ambos jóvenes solistas, Lucía Luque en violín y el contrabajista Juán Medina se mostraron consustanciados con la partitura. Luque realizó una ejecución digna, a pesar de algunos ataques no del todo claros, mientras que su compañero brindó ejemplar sonoridad precisa y cristalina, a su parte. Ambos ofrecieron una versión vital y expansiva y evidenciarion una técnica sólida, con la que afrontaron la bravura de Bottesini. Intercambiaron frases con atractivo sentido de diálogo, a lo que se acopló la orquesta, conformando una simbiosis muy buena entre solistas y órgano instrumental.
Ante los entusiastas aplausos del público, fuera de programa, Luque y Medina ofrecieron una danza de Otto Findeisen.

Tras el intervalo, la OSN ejecutó la Quinta Sinfonía de Dvorak, una obra bellísima pero muy poco frecuentada en nuestro medio. Dvorak fue especialmente productivo en 1875. Además de su Serenata para Cuerdas, Dúos de Moravia, Nocturno en Si Mayor, su ópera en cinco actos "Vanda" y tres obras de cámara, compuso esta sinfonía, en poco más de un mes. Doce años más tarde, realizó modificaciones menores, antes de su publicación, en 1888. La orquestación es luminosa y refleja la esencia de su patria desde el principio. Su maravilloso Scherzo tiene reminiscencias de las "Danzas Eslavas". Carlos D. Jaimes y la OSN brindaron una versión rica en matices, con sonoridades plenas y auténtica penetración expresiva, ofreciendo timbres pulidos y generosos. La batuta mostró nervio y precisión en el uso de tiempos y equilibrio sonoro, a lo que la orquesta respondió con eficacia.
Un muy buen concierto.

CALIFICACION: MUY BUENO




UN CIERRE ACORDE AL IMPONENTE AÑO

Orquesta Sinfónica Nacional, temporada 2019, Director: Andrés Tolcachir. Solistas: Ana Moraitis (Soprano), Mónica Ferracani (Soprano), Laura Domínguez (Mezzosoprano), Enrique Folger (Tenor), Mario de Salvo (Bajo), Coro Polifónico Nacional de Ciegos “Carlos Roberto Larímbe”, Director: Osvaldo Manzanelli. Programa: Obras de Gerszenzon  y Beethoven. Centro Cultural Kirchner-Auditorio Nacional, 18 de Diciembre de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO. 

  Y llegamos a otro de los finales de ciclo de este muy intenso 2019. En este caso el fin de temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (ya  los carteles indicadores están colocados con la reposición de su nombre original completo). Hay cambios notorios dentro del marco del edificio. La vuelta al uso de la puerta giratoria central, el levantamiento de las vallas de seguridad en sus veredas,  escaleras mecánicas que se han reparado, el mantenimiento de la refrigeración que ya se siente desde antes de trasponer el umbral de la puerta principal. Aun no retornaron los programas de mano. De todas formas pedir eso a tan solo 8 días del inicio de la nueva gestión nacional que trajo además el pase de la órbita de Medios públicos a Ministerio de Cultura (lo que desde su inauguración en 2015 debió haber sido así) es un verdadero despropósito.

  Es también entendible el hecho de que en esta ocasión no se hayan leído las habituales comunicaciones al público que desde hace dos temporadas a esta parte venían realizando los delegados y miembros de la Orquesta acerca de la situación que este organismo vive. Tendrán que sentarse a dialogar con los miembros que el Ministerio de Cultura designe y ver si por fin los reclamos de larga data son satisfechos.

  Pasando entonces a lo estrictamente musical, el concierto redondeó un año verdaderamente increíble para la Sinfónica Nacional. Un año en el que a pesar de sobrellevar enormes dificultades por temas de jubilaciones de sus miembros, éxodo de otros en busca de mejores condiciones económicas y laborales y sub-ejecución presupuestaria, sirvió para afrontar enormes desafíos, muchos de los cuales fueron cubiertos por esta página en la que crónica a crónica pudieron percibir de la entrega total de los integrantes, de músicos que vinieron a reemplazar a los que emigraron, algunos de ellos ganadores de concurso y no titularizados, que se entregaron desde el vamos a la par de los titulares y que entre todos lograran mantener bien en alto el nivel de la primera orquesta del País. Y en esta velada de cierre no hubo excepción alguna.

   El concierto, confiado a Andres Tolcahir, titular de la Orquesta Sinfónica de los Neuquinos, se inició con la interpretación de “Arena entre la Carne y el Hueso” de Andrés Gerszenson, de quien ya este año apreciamos su musicalización de “Cinco Poemas” de Oliverio Girondo con la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juán de Dios Filiberto” dirigida por Natalia Salinas de lo que me referí ampliamente en esta página. En este caso, es una obra compuesta a partir de un fragmento de la pieza teatral homónima de Bea Ordaz. A pesar de la ya referida ausencia de programas de mano, tuve oportunidad de conversar brevemente a la salida con la propia dramaturga. El texto conlleva una muy fuerte carga dramática. Es una catarsis que realiza la protagonista de la obra quien necesita  reencontrarse  con su padre. La ausencia, los desencuentros, los remordimientos y la figura del llamar a su puerta y que el padre no responda. Quizás es por eso el hecho que la voz solista de soprano debió ser amplificada debido a que si bien el orgánico orquestal no es muy numeroso, la potencia que emana del discurso orquestal en los instantes de mayor carga dramática cubrirían totalmente a la voz, quien debe cantar y declamar. Es interesante el enfoque que Gerszenson tiene para la percusión en esta obra. Además de un Piano que debe ser trabajado desde su encordado hay marimba, mlockenspiel, tumbadora, bongó, gong, timbales, bombo y hasta un pequeño chin-chin accionado con palillo en el final, todo este dispositivo junto a los bronces hace que desde allí emerja la fuerza del discurso en los momentos más tensos del texto. Sin dudas es uno de los mejores trabajos del compositor y la labor de Ana Moraitis como solista fue descollante. Tolcahir desarrolló un inmenso trabajo junto a la Sinfónica. Ataques precisos, discurso sostenido, cuidado de todos los planos sonoros, sabiendo cuidar además el rol de la solista vocal.

  La obra de fondo marcó para la Sinfónica el ingreso en el Proyecto Internacional Beethoven. Se trató de la lamentablemente poco frecuentada Misa en Do mayor, Op. 86 , compuesta en 1807 para el príncipe de Esterhazy. Obra estructurada de acuerdo con el rito católico se divide en: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Benedictus y Agnus Dei. Fueron solistas: Mónica Ferracani, Laura Domínguez, Enrique Folger, Mario de Salvo y se contó además con el concurso del Coro Polifónico Nacional de Ciegos “Carlos Roberto Larímbe” con la guía de su titular, Osvaldo Manzanelli.

  Obra de magnificencia con momentos de brillo y otros de gran sutileza, marca el derrotero que el compositor trazó entre su sinfonía Nº 3, op. 55 “Heróica” y las nºs. 7, op. 92 y 8, op. 93. Es decir, un amplio y desarrollado discurso orquestal, momentos de intensidad y otros pasajes muy reconcentrados. Tolcachir supo marcar a la perfección todos estos detalles, extrajo lo mejor de  los solistas y tuvo comunicación con el Polifónico de Ciegos, más allá de algunas pequeñas entradas a destiempo. Es colosal la labor que Osvaldo Manzanelli desarrolla con este organismo y conmueve la entrega de sus integrantes, los que a partir de sus dificultades se sobreponen y se entregan de modo total para lograr estas sobresalientes actuaciones. Su emisión es homogénea y el trabajo de todos los detalles fue perfecto. En cuanto a los solistas, Mónica Ferracani cantó con la categoría con que se la reconoce, Laura Domínguez mostró aristas muy interesantes tanto en su expresividad como en línea de canto. Decir Enrique Folger es decir garantía de calidad. Actuó con absoluta generosidad de medios y Mario de Salvo con su acostumbrada  solidez.


  Que a pesar de lo expuesto líneas arriba se hayan interpretado obras formidables como la cantata “Nagasaki” de Schnittke, la Séxta de Mahler, el Concierto para mano izquierda de Ravel, “Orion” de Karia Saarihaho, presentaciones de Ntros. mejores jóvenes directores (Salinas, Chiacchiarini, Boggiano), junto a consagrados (Vieu y su inolvidable versión de las “Cuatro Piezas Sacras” de Verdi). Extranjeros rutilantes (Lano y su espectacular 8vª de Shostakovich), dan por resultado que con total justicia se haya hecho acreedora del Konex de Platino a la mejor Orquesta de la década. Y lo es. Por un nuevo año con mayor tranquilidad, presupuesto y conflictos que al menos ya estén en vías de definitiva resolución.

Donato Decina