viernes, 31 de mayo de 2019

Muy buena producción de “MADAME BUTTERFLY” en el Teatro Roma de Avellaneda

EL ENCANTO DE ORIENTE EN TODO SU ESPLENDOR
Martha CORA ELISEHT

            Los espectáculos que ofrece la compañía Lírica Lado B se destacan por la originalidad de sus producciones y la excelente calidad de las mismas. Y la nueva producción de “MADAME BUTTERFLY” ofrecida en el día de ayer en el Teatro Roma de Avellaneda no fue la excepción a la regla, bajo la soberbia dirección musical de Ezequiel Fautario y la magnífica puesta en escena de Ximena Belgrano Rawson, quien tuvo la inteligencia de montar esta nueva versión del clásico de Puccini durante la Segunda Guerra Mundial.
            Mientras que en el 1° Acto de la obra todo es color y alegría –exaltada por la boda de Cio Cio San con Benjamin Franklin Pinkerton-, previo al inicio del 2° Acto y después del intervalo, se ofreció una proyección de la carga de la bomba atómica en el Enola Gay y la consabida imagen del hongo atómico que destruyó Nagasaki en 1945 para pasar, posteriormente, a un panorama de destrucción y desolación a partir del 2° Acto de la obra, donde se resalta la extrema situación de pobreza y abandono en que vive la protagonista. También fue muy inteligente mostrar a un personaje como Goro con un brazo amputado en el 2° Acto, dando a entender que hubo quienes sufrieron secuelas graves como consecuencia de la bomba atómica. Esto se mantuvo durante el 3° Acto –donde Pinkerton regresa en compañía de su esposa y despoja a Butterfly de su pertenencia más preciada: el hijo de ambos-, lo que contribuyó aún más a acentuar el dramatismo que caracteriza el fatal desenlace de la geisha, quien se suicida mediante un harakiri con la espada que el Mikkado le legó oportunamente a su padre. Una magistral interpretación de músicos, cantantes principales y coro hizo el resto, mediante la estupenda caracterización de Carolina Siliguini, el vestuario de Alicia Gumá y la escenografía e iluminación de Rodrigo Parise.
            Se ofrecerá una representación más el 1° de Junio y el elenco estuvo integrado por los siguientes intérpretes: Marina Torres (Madame Butterfly- Cio Cio San), Patricio Saxton (Pinkerton), Ernesto Bauer/ Cristian Maldonado (Sharpless), Florencia Machado (Suzuki), Maico Hsiao (Goro), Enzo Romano (Comisionado Imperial/ Príncipe Yamadori), Román Modzelewski (Tío Bonzo), Vanina Guilledo (Kate Pinkerton), Leonardo Menna (Tío Yakusidé), Ximena Ibarrolaza (Madre de Cio Cio San), Susana Gómez (tía), Natalia Bereskyl (prima), Adriano Ricardes (Oficial de Registro), mientras que los niños Amadeo y Olivia Hsiao alternarán en el rol del hijo de Butterfly. Participaron la Orquesta Sinfónica y el Coro del Instituto Municipal de Música de Avellaneda, bajo la dirección de  Armando Garrido.
            Es bien conocida la capacidad de Ezequiel Fautario como director de orquesta, pero anoche puso más énfasis en la interpretación, sabiendo sacar a los músicos lo mejor de sí mismos para ponerlos al servicio de la obra. En una charla previa al estreno, esta cronista tuvo la oportunidad de hacerle un reportaje, donde le preguntó cuál iba a ser la característica principal de esta reposición, a lo cual, Fautario respondió con una sola palabra: DELICADEZA. Precisamente, dicha cualidad fue preponderante. Supo resaltar tanto los pasajes más dulces y exquisitos que compuso Puccini como las escenas de mayor y hondo dramatismo, de manera delicada y sutil. Logró excelentes matices en los pasajes más conocidos de la obra y un equilibrio sonoro perfecto, marcando las entradas de los diferentes instrumentos y del famoso coro “A boca chiusa” del final del 2° Acto con una precisión absoluta. También estuvo muy acertada la decisión de colocar al violinista Roberto Eliggi desde fuera de escena, para que su solo se escuchara con mayor amplitud y coincidiera con el Coro, mientras el resto de las cuerdas interpretaba el consabido pizzicato. Pero el momento de mayor intensidad fue durante la interpretación del aria de Butterfly del 2° Acto (“Il ritorna… Ancora m’ama!”), donde el público estalló en aplausos antes que la soprano terminara de cantarla y durante el tutti orquestal. La estupenda voz de Marina Torres y la excelente calidad de su interpretación en el rol protagónico formaron una conjunción perfecta entre solista y orquesta. Unido esto a la garra y euforia puestos por el director,  la magia de Puccini se hizo presente. También fue muy aplaudida en el aria más emblemática de la ópera (“Un bel di vedremo”), aunque demostró todo su profesionalismo dando vida a su personaje desde su entrada en escena (“Ancora un paso or via”), ofreciendo una tierna y graciosa geisha en el 1° Acto, que se transforma en una doliente esposa y madre durante el 2° Acto, hasta asistir a su degradación total en el 3°, donde sola, abandonada y desposeída de todo lo que ama, decide suicidarse. Y lo hizo con una maestría vocal y actoral estupendas.
            En cuanto al resto de los protagonistas, el tenor chileno Patricio Saxton ofreció una magnífica interpretación de Pinkerton, tanto desde el punto de vista vocal como actoral. Su gran caudal de voz le permitió alcanzar perfectamente las notas más agudas y se lució en el dúo de amor junto a Marina Torres (“Bimba, non piangere” hasta el bellísimo “Vogliatemi bene”), al igual que en el aria del 3° Acto (“Addio, fiorito asil de letizia e d’amore”). Ernesto Bauer tuvo una destacadísima actuación como Sharpless, al igual que Florencia Machado en el rol de Suzuki. Esta gran mezzosoprano posee la madurez vocal justa para encarnar este personaje, que se destaca por el color vocal –debe poseer un registro que abarca notas agudas, pero donde el dramatismo se acentúa aún más en las graves- y, además, por su capacidad actoral. Y lo sorteó sin ninguna dificultad, motivo por el cual se ganó la  ovación del público. Independientemente de poseer el  physique du rôle ideal para el personaje,  Maico Hsiao dio lugar a un muy buen Goro que -tal como se mencionó anteriormente- apareció como víctima de la explosión atómica en el 2° Acto. Su hijo Amadeo interpretó al hijo de Butterfly con un típico traje de marinero, lo que provocó la admiración y la ternura del público cuando su madre lo presenta ante Sharpless (“E questo? E questo?”). Muy buenas intervenciones de Román Modzelewski como el Tío Bonzo y de Enzo Romano como Yamadori, al igual que Vanina Guilledo como la esposa legítima de Pinkerton. Y el Coro estuvo muy bien caracterizado y preparado, merced a la dirección de Armando Garrido.
            Es una lástima que sean solamente dos funciones, porque esta producción da para mucho más. No sólo por su excelente nivel en todos los aspectos, sino también por la originalidad de la régiesseuse de ambientarla en el marco de la Segunda Guerra Mundial, lo que agregó un condimento más al choque de dos culturas. Esto demuestra que este clásico de Puccini es de una enorme actualidad por varias razones: no sólo porque puede representarse en distintas épocas, sino también porque pone de manifiesto un tema candente y actual, como es la violencia hacia la mujer. ¿Acaso el engaño mediante palabras de amor para aislar a una persona de su cultura y de su familia, para después abandonarla a su suerte,  no es sino una característica de la violencia de género?... Mucho más aún lo son la ilusión de la protagonista en contraposición a la indiferencia por parte de quien ama, al igual que el despojo y el abandono.  Y estos temas fueron recreados a la perfección. De ahí la enorme vigencia de Madame Butterfly, cuyo encanto radica en  la belleza de su música y  la psicología del personaje, que atrapa y deslumbra a la audiencia en cualquier parte 

martes, 28 de mayo de 2019


LOS PREMIOS DEL 2018

La Asociación de Críticos Musicales de Argentina llevó a cabo el pasado Lunes 27 su tradicional ceremonia de entrega de distinciones a lo mejor de la actividad musical, en este caso la correspondiente al pasado año 2018. En un Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires virtualmente colmado de Público y con la ya habitual conducción del Arquitecto Néstor Echevarría, hizo en primer lugar uso de la palabra el Primer Secretario General de la Entidad Organizadora, Dr. Carlos Ernesto Ure ( del Diario “La Prensa” de Buenos Aires), dando la bienvenida a los Presentes y haciéndo mención a las difíciles circunstancias  socioeconómicas que atraviesa el País, en las que se practican ajustes económicos en sectores como la Cultura , en lugar de mantenerlas inalterables ya que es cuando más elevación espiritual precisa una persona. Puso como ejemplos: la situación que atraviesa la Orquesta Sinfónica Nacional, la que en un año y medio no ha podido aún obtener una justa recomposición salarial, aun cuando sus miembros prefieren no efectuar medidas drásticas de protesta y privilegiar el encuentro con su público. Del mismo modo, Ure hizo referencia a una situación que en los últimos días se ha planteado con la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación (Premio de la Asociación a la Mejor Orquesta de Cámara Argentina del Bienio 2016/17), a la que se le pretende imponer un nuevo reglamento laboral que incluiría prestaciones en otro tipo de ámbitos que no son los específicos para los cuales fue creada, reiterando que solo con Arte (y dentro de sus ramas la música) se encuentra el remedio más eficaz para enfrentar las dificultades.

 Párrafo aparte merece destacarse el gran clima de camaradería  desde “la previa”. Reencuentro entre viejos amigos o ex compañeros  que probablemente no se  veían desde mucho tiempo atrás. Todo ello elevó el nivel de cordialidad y respeto con que se siguió la ceremonia.

También  pudo divisarse entre la concurrencia al Premio Nobel de la Paz 1980 Arq. Adolfo Pérez Esquivel, a Enrique Arturo Diemecke (Director de Programación  y Producción Artística del Teatro Colón y Titular de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires), Miguel Martínez (Titular del Coro Estable del Teatro Colón), José María Sciutto (Titular a Cargo del Coro Polifónico Nacional), Autoridades del Teatro Coliseo, “Nuova Harmonía” e “Italia XXI” encabezadas por su Directora, Elisabetta Riva, María Jaunarena por “Juventus Lyrica”, Ezequiel Fautario por “Lírica Lado B” y autoridades del Mozarteum Argentino.


  Llegó entonces el instante de develar uno por uno los nombres ganadores del 2018 y fueron: “Sueño de Verano” de Daniel Doura (Mejor estreno de Obra Argentina), La Opera “Tres Hermanas” de Peter Eótvos (Mejor estreno de Obra Extranjera), Daniel Barenboim (Mejor Director de Orquesta Argentino), Michael Sanderling (Mejor Director de Orquesta Extranjero), Fabián Veloz (Mejor Interprete Vocal Masculino Argentino), Juan Diego Florez (Mejor Interprete Vocal Masculino Extranjero), Daniela Tabernig (Mejor Interprete Vocal Argentina), Anna Netrebko (Mejor Interprete Vocal Extranjera), Nelson Goerner (Mejor Interprete Instrumental Argentino), Yuja Wang (Mejor Interprete Instrumental Extranjera), Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (Mejor Orquesta Sinfónica Argentina), Orquesta de la Staatskapelle Berlín (Mejor Orquesta Sinfónica Extranjera), Orquesta de Cámara de la Filarmónica Checa (Mejor Orquesta de Cámara Extranjera), Trío Ginastera (Mejor Grupo de Cámara Argentino), Sesteto Stradivari de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia de Roma (Mejor Grupo de Cámara Extranjero), “Hamlet” de Thomas por “Juventus Lyrica” (Mejor Producción Escénica de Entidades Privadas), “Tristán e Isolda”· de Wagner de la Staatsoper Under den Linden de Berlín para el Teatro Colón (Mejor Producción Escénica en Teatros Oficiales) y Coro Estable del Teatro Colón (Mejor Coro de la Temporada). En cuanto a los Premios “Estímulo” correspondieron a: la Soprano Laura Pisani, los Tenores Iván Maier y Santiago Martínez y la Directora de Orquesta Lucía Zicos, mientras que fueron considerados como “Revelación” de la Temporada los siguientes Artístas: la Soprano Laetonia Moore, las también cantantes Claire Huanci, Anna Lapkovskaja y Elvira Hasangic . Los Violinistas: Myroslava Khomik y Pavel Milyukov, el Pianista Vitali Pisarenko y el Director de Orquesta Federico Sardella. Y los momentos más emotivos provinieron en la entrega de Distinciones a la Trayectoria que correspondieron a. la Compositora Amanda Guerreño, las Docentes Margot Arrillaga y Amelia Ruíz, el Director de Orquesta Reinaldo Censabella, el Violinista Marplatense Aaron Kemmelmajer, el Pianísta Argentino de fama internacional Eduardo Delgado y el Oboísta y Director de Orquesta Andrés Spiller.

  La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través del Licenciado Carlos Carmona (Responsable del Area Cultural) ofreció a los presentes en su carácter de Anfitriona un Lunch, oportunidad en la que se vieron animadas charlas y se vivió un clima de confraternidad, acorde con la Premiación que acababa de realizarse.  Y así, con la alegría de los premiados y, porque no, la tristeza de los que no lo fueron (pero que persistirán porque podrán serlo), se renovará la expectativa hasta el próximo año.

Donato Decina

domingo, 26 de mayo de 2019


 DOS DECADAS DE VIDA PARA UNA ENTIDAD QUE SE GANO EL RESPETO DE TODOS

“Juventus Lyrica”, Temporada 2019 del 20º Aniversario. Opera: “La Traviata”, Con Música de Giuseppe Verdi y Libreto de Francesco María Piave en tres actos y cuatro cuadros, basada en “La Dama de las Camelias” de Alexandre Dumas (H). Elenco: Carolina Gómez (Violetta Velery), Sebastián Russo (Alfredo Germont), Ernesto Bauer (Giorgio Germont), Rocío Arbizu (Flora Bervoix), Luís Fuentes Bustos (Gastón, Vizconde de Lertories), Marcelo Iglesias Reynes (Barón Douphol), Felipe Cudina Begovic (Dr. Grenvil), Leonardo Fontana (Marques D’Obrigny), María Almeida (Aninna), Tomás Cuadra (Cocinero/Giuseppe), Raul Dip (Comisionado), Lorena Barrionuevo/Brian Jesús Fornes (Pareja de Baile). Coro de “Juventus Lyrica”, Preparador: Hernán Sánchez Arteaga. Orquesta de “Juventus Lyrica”. Escenografía e Iluminación: Gonzalo Córdova, Vestuario: María Jaunarena. Dirección Escénica: Ana D’Anna. Dirección Musical: Antonio María Russo. Teatro Avenida, función del 24 de Mayo de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Dos décadas de vida transcurrieron desde que casi en simultáneo algunas personas comenzaron a plantearse el desafío de conformar entidades destinadas al fomento de la lírica y  a la promoción de nuevos y buenos valores destinados para Ella. Hasta ese momento la vida giraba en torno al Teatro Colón y lo que pudiese encarar el Teatro Argentino de La Plata, el que en Setiembre de 1999, recuperaría por fín su casa propia con la inauguración de su nuevo edificio (paradójicamente hoy cerrado por obras de mantenimiento sín fecha de reaperura por ahora). Algunos títulos aislados se ofrecían en el Teatro Roma de Avellaneda y algunas pocas cosas se sostenían desde la sala del Teatro Margarita Xirgu con el “Taller Argentino de Opera” que comandaba Oscar Gálvez Vidal. Primeramente fue Adelaida Negri, la gran Soprano Argenina de fama internacional, quién dio el envión con su “Casa de la Opera”. Otro puntal fundamental fue Eduardo Casullo, el hombre que le diera a este cronista su primera gran oportunidad como comentarista, a través de”La Opera del Buen Ayre” y su programa radial “Operayre, mas la labor que cumplía “Fundamús” (Fundación para la Música”) y llegamos así a 1999 en que una reconocida interprete popular, activa y apasionada militante de la política y recién egreseda del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, aunaba esfuerzos para plasmar en un escenario todo lo que había aprendido en su etapa formativa. Sus vínculos con los mundos de la Política y la Cultura hicieron posible el resto, Y también el sostén fundamental de su Esposo quien la acopañó decidido en la Empresa. De una idea de Ana D’Anna y la compañía del Dr. Horacio Jaunarena, sumado al encuentro con el Maestro Antonio María Russo, nacía “Juventus Lyrica “. Hitos fundamentales: “La Opera del Mendigo”, “Cármen”, “Don Giovanni”, “La Flauta Mágica”, “Wozzeck”, “Otra Vuelta de Tuerca”, “Hamlet”, las versiones historicistas junto a Hernán Schvartzman y las promociones de voces a las que luego nos fuimos habituando y reconociendo hasta hacerlas comunes a Ntro. Oído a la hora de hablar de Opera en la Argentina: Comenzando por las tres Virginias con carrera internacional: Tola-Savastano-Wagner. Gustavo López Manzitti, Leonardo López Linares, Enrique Folger, María José Siri, Lucas Debevec Mayer, Soledad de la Rosa, Carlos Ullán, María Daneri, Carlos Esquivel, Macarena Valenzuela, Mirko Thomas, Vanesa Thomas, Laura Penchi, Norberto Fernández, Darío Sayegh, Sabrina Cirera, Laura Pisani, Isabel Mínguez, Norberto Lara, Armando Noguera y tantos otros mas aún a riesgo de cometer injustas omisiones. Registas como Eduardo Rodríguez Arguibel, Horacio Pigozzi, Leonor Manso y María Jaunarena (Formada a partir de “la Cantera”). Directores de Orquesta como Carlos Calleja, Hernán Schvartzman y Hernán Sánchez Arteaga. Por lo que Uds. pueden apreciar, es una institución que es promotora incansable de nuevas figuras y semillero de muchos valores integrantes no solo ya de programaciones del Colón o el Argentino Platense, sinó  Artístas de trayectoria internacional. Bienvenido sea ente aniversario, aun cuando afronta una difícil situación solo parcialmente revertida a través de una presentación ante la Comisión de Mecenazgo Cultural quien rehabilitó parte de los subsidios que “Juventus” percibía y que en parte permiten sufragar los gastos que posibilitarán dos títulos en la tradicional sala del teatro Avenida (A propósito, en el mayor esplendor, con el Teatro Colón cerrado durante 4 años, las Asociaciones Privadas [“Juventus” entre ellas], montaban durante el año calendario en el Avenida 11 a 12 producciones líricas, cifra que el Colón jamás volvió a alcanzar en el siglo XXI)   y el Colón le ha otorgado para el 6 de Setiembre su sala para que la celebración sea con los fastos que merece y que, entiendo, es de alguna manera retribuirle por tantos talentos formados que también pasaron al escenario de Ntro. Primer Coliseo.

  Título emblemático, si los hay, “La Traviata” de Giuseppe Verdi fue el elegido para abrir esta temporada. Sala prácticamente llena y ansiosa para que se abra el telón y al final del espectáculo un emocionante e improvisado “Cumpleaños Felíz”  y otro brindis “A Cappella” como corolario de una noche de grandes alegrías y recuerdos.

  Para este retorno al “Avenida” de este Verdi tan reconocido, Ana D’Anna y Antonio María Russo apostaron a un elenco conformado prácticamente por nuevos valores, ratificando la política de promoción de nuevos talentos. Puesta muy respetuosa del original de Alexandre Dumas (H), el espectador verá al ingresar como el personal que sirve en casa de Violetta (o Margarita Gauthier para ser mas exáctos) se prepara para la fiesta. Hojas secas a los costados nos pondrán en situación de que en realidad son recuerdos o ensoñaciones del pasado. También en el acto final es un acierto rotundo la inclusión (como en la novela de Dumas [H]) de Flora junto al lecho de Violetta, acompañando a la amiga en la hora final y que de ahí, líneas de canto correspondientes a Aninna se les haya otrogado a Flora para que las entone. En la parte musical, reivindico al Maestro Russo al abrir los cortes e incluír el Aria de Germont en el final del primer cuadro del segundo acto  tanto como la segunda parte del “Addio del Passato” que nunca se escucha pero que es más desgarradora aún que la primera estrofa.  Y culminando la parte visual, impecables la ambientación y la iluminación de Gonzalo Córdova, austera en elementos pero acertada en los matices para ubicar en tiempo y espacio al espectador. Sobrio y magnífico el vestuario de María Jaunarena.

  Vocalmente, encontramos en Carolina Gómez a una protagonista agraciada en su figura, con mucho temperamento y buen decir. Muy conmovedora en el “Addio del Passato” y plenamente integrada en sus escenas con  Alfredo y Giorgio Germont. A Sebastian Russo se lo vió un tanto inseguro al comienzo, muy estático (¿Tensión de estreno?), fraseando muy heterodoxamente. Con el correr de la función se fue recomponiendo. Ernesto Bauer se asentó con el correr de la función y dio en el punto justo de caracterización de Giorgio Germont. Fue el padre severo y autoritario que culmina carcomido por los remordimientos ante el trágico desenlace. Aportó su muy buena voz y realizó su “Di Provenza al mar” de manera extraordinaria, así como en  su intervención en el final del segundo cuadro del segundo acto. Rocío Arbizu se “comió la cancha” en el rol de Flora con autoridad, seguridad, estupenda voz y total soltura escénica Tres debutantes absolutos: Luís Fuentes Bustos  (Gaston), Leonardo Fontana (Marques D’Obigny) y Marcelo Iglesias Reynes (Barón Douphol), cumplieron con corrección sus partes y comenzarán a desandar el largo camino. Muy buena intervención le cupo a Felipe Cudina Begovvic como el Dr. Grenvil, con un oficio ya muy ganado y estupenda María Almeida como Aninna, que de criada pasa a ser la mayor confidente de Violetta hasta los últimos instantes. Simpáticas las intervenciones de Tomás Cuadra como Giuseppe, el Jardinero en el primer cuadro del segundo acto y como el Cocinero de Flora en el segundo de los cuadros que le valieron gratificantes aplausos del público tal vez por cantar la más famosa frase de la Opera “La Cena e Pronta” y bien Raul Dip como el mensajero o Comisionado. En e segundo cuadro del segundo acto, la coreografía de la historia de Piquillo el Matador fue ilustrada con acierto por la pareja de Baile Flamenco que conforman Lorena Barrionuevo y Brian Jesús Fornes con magnífica técnica.

  Finalmente cabe consignar la estupenda preparación una vez mas del Coro de la Asociación debida a Hernán Sánchez Arteaga y que el Maestro Russo, por momentos debió seguir al máximo a los interpretes, sobre todo en temas de fraseo, afortunadamente subsanados en la segunda parte del espectáculo, resultando convincente

  De este modo, apostando al futuro, se celebraron los veinte años. ¡Qué sean Muchísimos Mas!.

Donato Decina


Inauguración de la Temporada del 20º Aniversario de Juventus Lyrica en el Avenida

VEINTE AÑOS NO ES NADA… Y ES TODO
Martha CORA ELISEHT

            De todas las compañías de ópera independientes en la Ciudad de Buenos Aires, a la única que le faltaba inaugurar su Temporada Oficial era Juventus Lyrica, dentro de su vigésimo aniversario. Y lo hizo con un clásico: una reposición de LA TRAVIATA, de Giuseppe Verdi, cuya primera función tuvo lugar el pasado 24 del corriente, con dirección musical de Antonio Russo y puesta en escena de Ana D’Anna. Dicha ópera se representará entre los días 26 y 30 del corriente y el 1ª de Junio, con el siguiente elenco: Carolina Gómez/ Ivana Ledesma (Violetta); Sebastián Russo/Pablo Urban (Alfreso); Ernesto Bauer/ Juan Font (Giorgio Germont); Rocío Albizu/ Johanna Padula (Flora); Luis Fuentes Bustos/ Matìas Ibarra (Gastone); María Almeida (Annina); Marcelo Iglesias Reynes/ Raúl Dip (Barón Douphol); Felipe Cudina (Dr. Grenvil); Leonardo Fontana/ Raúl Dip (Marqués d’Orbigny); Tomás Cuadra (Diuseppe/ Cocinero) y Raúl Dip (Comisionado). La pareja de bailarines que intervienen en el 3º Acto está compuesta por Lorena Barrionuevo y Brian Jesús Fornes.
            Una tuvo oportunidad de asistir a la primera función, donde pudo apreciar el excelente trabajo de Ana D’Anna a cargo de la producción escénica, donde hasta el ínfimo detalle estuvo muy bien cuidado. Hubo una muy buena proyección digital emulando los palacios de París y  el bosque donde Alfredo y Violetta se retiran a la casa de campo en el 2º Acto de la obra – muy bien lograda la escena de hojarasca otoñal-  a cargo de Leandro González y Luciano Moreno. El soberbio vestuario de época estuvo a cargo de María Jaunarena, que fue diseñado especialmente para esta ocasión. La excelente iluminación de Gonzalo Córdova hizo el resto.
            Nadie niega la maestría de Antonio Russo al frente de la dirección musical, aunque hubo algún que otro desacople  en las arias principales a cargo del tenor. Quizás, esto opacó un poco la fiesta dentro del marco del vigésimo aniversario, donde se vio a un Sebastián Russo muy exigido vocalmente desde su primera intervención. Dio la impresión de haber entrado en pánico escénico ante un rol tan importante- cosa que sucede muy a menudo a cualquier cantante, en cualquier lugar y más aún, en el día del estreno-. Y llamó la atención, porque posee la voz y el registro necesarios para el rol de Alfredo Germont, pero era como si estuviera más preocupado por alcanzar las notas que por la interpretación. Se soltó un poco más al inicio del 2º Acto (Lungue da mei… De mei vollenti spiriti), pero llegó muy exigido en el resto. Ahí fue donde el maestro Antonio Russo originó el mencionado desacople en un intento por seguir la línea del tenor, lo que no pasó desapercibido.
            No sucedió lo mismo con Carolina Gómez, quien interpretó magníficamente bien su papel. El rol de Violetta Valéry es traicionero por dos motivos: su exigencia vocal – desafío para cualquier soprano- , porque debe poseer buena coloratura y, a la vez, dramatismo, y por la enorme popularidad de las arias principales (”Estrano… Sempre libera” y “Addío del pasato”). Demostró sus dotes histriónicas desde el inicio de la obra, al derrochar sensualidad sentada sobre el piano (y luciendo magníficamente el vestido diseñado por María Jaunarena, en una magnífica recreación de La Dama de las Camelias) y, posteriormente, tanto al renunciar a su  amor por Alfredo como en el aria “Addìo del pasato” supo encarnar su rol con gran soltura y musicalidad. Posee una bella voz, con muy buenos matices y un impecable fraseo. Ernesto Bauer también dio vida a un muy buen Giorgio Germont –tanto vocal como actoralmente- y supieron compensar la falencia del tenor. Y Rocío Albizu brilló sobre el escenario en el papel de Flora quien, en la presente versión –al contrario de lo que sucede en la ópera original- acompaña a su amiga Violetta hasta el final. En este caso, hubo una genial adaptación de Ana D’Anna al basarse en la obra de Alexandre Dumas, donde Julie acompaña a Marguérite Gauthier en su lecho de muerte. (Confirmado posteriormente a la función, en una entrevista ofrecida por la régiesseuse a quien escribe).
            En cuanto a los roles secundarios, cabe destacar la actuación de la pareja de danza formada por Lorena Barrionuevo y Jesús Brian Fornes, que interpretaron una muy buena danza flamenca/gitana en el 3º Acto. El coro de la entidad también tuvo una destacadísima participación, con un excelente trabajo de Hernán Sánchez Arteaga. María Almeida ofreció una muy buena Annina, al igual que Luis Fuentes Bustos como Gastone y Felipe Cudina como el Dr. Grenvil. Leonardo Fontana estuvo muy correcto como el Marqués d’Orbigny, mientras que Marcelo Iglesias Reynes interpretó un deslucido Douphol. Si bien es un rol secundario, adquiere importancia en el 3º Acto, donde debe enfrentarse con Alfredo antes de menospreciar a Violetta frente a todos.
            El aniversario de la entidad contó con un teatro rebosante de público, a sala llena, donde no sólo hubo numerosos invitados, sino también personajes de la farándula –la vedette Florencia de la V, quien estuvo acompañada por un séquito de modelos en uno de los palcos, luciendo vestidos largos de gala y el modisto Fabián Medina Flores- . Esto confirma una vez más que cuando los títulos son convocantes y además, cuentan con un elenco de categoría, la gente responde y asiste masivamente. Ojalá que la entidad siga brindando espectáculos líricos de altísimo nivel, promocionando talentos y valores y manteniéndose por muchos años más. ¡Felicidades, Juventus Lyrica!
           

sábado, 25 de mayo de 2019


VOCES QUE SEGURAMENTE HARAN CARRERA

Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, Ciclo “Proyecto 2019”, Opera: “La Finta Giardinera”, Dramma Jocoso en Tres actos, con Música de Wolfang Amadeus Mozart y Libreto de Giuseppe Petrosellini en versión libre en dos partes con dramaturgia de Gonzalo Demaría. Intérpretes: Pablo Scaiola (El Podestá), Laura Avila (Sandrina), Matías Herrera (Conde Belfiore), Florencia Burgardt (Arminda), Carolina Paredes (Ramiro), Marianella Tucci (Serpetta), Sergio Wamba (Nardo). Alumnos de la Carrera de Academia Orquestal del I.S.A., Iluminación: Carolina Raubenstein, Coordinación Escenotécnica: Ladislao Hanczyk, Coordinación de Alumnas de Caracterización: Patricia Heredia. Alumnas: Sofía Locicero, Analía Navarro, María Florentina Pastocchi y Ayelén Perossi. Dirección Escénica: Sofía Wilhelmi-Sergio Falcón con Tutoría de Pablo Maritano. Dirección Musical: Marcelo Ayub. Espacio C.E.T.C., Función del 23 de Mayo de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Título emblemático que marcó una época en la historia del Tetaro Colón a través de la hoy gloriosamente renacida “Opera de Cámara”, “La Finta Giardinera” de Mozart retornó esta vez al C.E.T.C., formando parte del Proyecto 2019 del Instituto Superior de Arte, Con la Coordinación Académica de Carlos Sampedro. En esta ocasión se reincidió en una idea que Pablo Martano llevo a cabo de manera muy recordada en la hoy ausente “Buenos Aires Lírica” a través de otro título Mozartiano, “El Rapto en el Serallo” y al igual que en aquella ocasión, se contó con la dramaturgia de Gonzalo Demaría. Sabido es que la tendencia hoy en las salas de primer orden mundial se enfoca justamente en la dramaturgia, ya sea para “aggiornar” una obra (como en aquella ocasión y en lo personal no me molestó en absoluto) o, como en este caso agregarle algunos condimentos que la hagan más creíble. Y aquí quiero centrarme en este punto ya que considero que se ha incurrido en un serio error. La Historia narra la vida en la hacienda de un magistrado en algún lugar de Italia, en donde una marquesa a la que se cree muerta, trabaja como Jardinera en el lugar, ayudada en el engaño por su criado quien también se desempeña junto a ella en el jardín. La Sobrina del Magistrado ha de casarse con el Conde Belfiore, quien no es otro que el Marido de la Marquesa Onesti (la Jardinera), quien azorada descubre que su Marido va a casarse nuevamente. El magistrado también pretende a la Jardinera/Marquesa, sin perjuicio de seducir a una criada, la que es pretendida por el Sirviente de la marquesa. A todo esto se suma que un Caballero de nombre Ramiro está enamorado de la Sobrina del magistrado y a partir de ahí comenzarán los enredos hasta que, por supuesto se descubre la verdad y quien es quien, la Marquesa y el Conde juran no volver a separarse, el Joven tendrá la mano de la Sobrina del Magistrado y los criados vivirán su historia de amor, mientras que como ocurre en las comedias, el Magistrado quedará solo. Si bien en el final “Aggiornado” de Gonzalo Demaría la ira del Conde provocará un “estangulamiento” de la Marquesa previo al septeto final y Esta caerá desvanecida, por lo que aquí queda la historia abierta, no sabiéndose que camino tomará la noble mujer. Hasta ahí, interesante. El hecho es que para llegar a esa situación se producen una serie de gags de reiterada y marcada connotación sexual, cayendo en argentinísmos y utilizando una línea argumental de estilo “Revista Televisiva” (al menos no hubo lenguaje subido de tono como sí ocurría en el Teatro) como hacían Alberto Olmedo y Jorge Porcel en ciclos como “El Chupete”, “Porcelandia”, “Operación ja ja” y “No Toca Boton” de finales de los setenta y comienzos de los ochenta del pasado siglo, con los inefables Hermanos Sofovich como fogoneros de ese estilo.  Y aquí estamos ante un serio error producto de la poca creatividad, resumiendo esto de forma simplista. Entiendo que todo esto es materia opinable y da tela para cortar, pero esa es la posición de quien esto escribe.

  En donde sí estuvimos de parabienes es en la actuación de los alumnos seleccionados de la carrera de canto y en la excelencia, una vez mas, de Marcelo Ayub en la Concertación al frente de los alumnos de la Academia Orquestal del I.S.A., con el refuerzo de algunos profesores. Chispeante, vivaz, fresca, así fue la concertación de este joven Director. En cuanto a las voces, Pabo Scaiola satisfizo como el Podestá con un timbre muy fresco, grata emisión y buena actuación, aun cuando debio cargar con la mayor parte de las escenas a las que hice referencia en párrafos anteriores. Laura Avila fue estupenda Sandrina/Marquesa Violante Onesti. Tiene muy buena presencia grato tímbre y buena línea de canto- Matías Herrera fue un desopilante Conde Belfiore, sabe actuar, posee excelente vis cómica y tiene bello timbre en su voz. Florencia Burgardt fue una muy buena Arminda, la atribulada sobrina, con dotes innatas de comediante, buena voz y soberbia expresividad. Carolina Paredes asumió el travestido  rol de Ramiro y termino imponiéndose sobre el final de la función. Estupendos en el juego de comedia, en presencia y en las voces Marianella Tucci como Serpetta, la criada y Sergio Wamba, como sirviente/jardinero, ganándose la positiva respuesta del público. Una vez mas Carolina Raubenstein tuvo a su cargo la iluminación y lo hizo de la  manera formidable que se le reconoce y brillantes el vestuario de época y las caracterizaciones que realizaron Sofía Locicero, Analía Navarro, María Florentina Pastocchi y Ayelén Perossi, con coordinación de Patricia Heredia.

  Hay futuro para todos, incluidos quienes hicieron la puesta escénica, Sofía Wilhelmi y Segio Falcón. Ya que son experiencias que se capitalizan.

Donato Decina

viernes, 24 de mayo de 2019


OBRAS DE SUMA POTENCIA BIEN PRESENTADAS

Orquesta Sinfónica Nacional, Temporada 2019. Director: Carlos Vieu. Solistas: Sebsatián Achenbach (Organo), Mónica Ferracani (soprano), Florencia Machado (Mezzosoprano), Enrique Folger (Tenor) y Mario de Salvo (Bajo). Coro Polifónico Nacional, Preparadpr Invitado: Raúl Domínguez. Programa: Obras de Bruno-Videla, Barber y Janacek. CCK-Sála Sinfónica: 22 de Mayo de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

    Este concierto será recordado por el rescate de dos obras que hacía muchísimo tiempo (Décadas) que no visitaban los atriles de las Orquestas Argentinas y un estreno para Gran Orquesta de Compositor Argentino que estuvo a la altura del resto de la programación.

  Efectivamente, la “Danza Salvaje” de Lucio Bruno-Videla es una Obra dedicada a Carlos Vieu, Director de la velada y se resolvió incluírla como estreno dentro de la velada. Al compás de lo que vendría después y luego de escucharla, fue un total acierto su inclusión. Pide una Orquesta “Mahleriana”, tanto en dimensiones como en instrumentos que integran la orquestación. A todos los usuales, agreguemos nutrida batería de percusión, Saxofón y Guitarra eléctrica, estos dos últimos, con participaciones solistas. Fuerza, frenesí , despliegue y colorido y un Vieu que se prodigó por completo con una muy seria preparación y un formidable resultado. La sostenida ovación de la concurrencia premiando tanto al Compositor como al Director, nos hace pensar que estamos ante uno de los grandes estrenos de la corriente temporada.

  Otro acierto de programación es aprovechar a fondo las bondades y virtudes del órgano Klais Op.1912 que corona la Sala Sinfónica, incluyendo La “Toccata Festiva” para Organo y Orquesta, Op. 36 de Samuel Barber. Rareza absoluta para estas latitudes, combina momentos de brillo, fuerza y hasta de instrospección. Sebastian Achenbach, un muy joven organista Argentino, descolló en las partes solistas logrando sonidos y acordes imponentes y honor a Carlos Vieu que ensambló a la perfección a la Orquesta con el Solísta. Es una obra que debería frecuentar mas seguido los atriles y bienvenida sea la inclusión.

  El cierre de la noche vino de la mano de una espectacular versión de la “Misa Glagolítica” de Leos Janacek. Escrita en la base del eslavo antíguo, requiere una vasta masa Orquestal y muchísimos pasajes traen a la memoria innumerables composiciones como por ejemplo, “Jenufa” o “Sinfonietta”. Varios factores conjugaron para que sea una versión de excelenia: El Polifónico Nacional, magistralmnte preparado por Raúl Domínguez, con emisión compacta, homogénea y amalgamada por completo. Una vez mas Sebastian Achembach desde el órgano con precisas y virtuosas intervenciones. Cuatro solistas de excepción: Mónica Ferracani, sabia en el decir con magnífica emisión y estupendo registro. Enrique Folger una vez más entregándose con absoluta generosidad y con una emisión robusta y formidable. La reaparición de Florencia Machado a la que escuchamos con registro muy robustecido y con notas graves admirablemente proyectadas y Mario de salvo, que en repertorio eslavo (como ocurriera en “La Ejecicuón de Stephen Razin” de Shostakovich) demostró estar una ves mas a la altura de las circunstancias. Pero por sobre todo volver a escuchar a Carlos Vieu en el repertorio Sinfónico.Coral tan afín a su personalidad y descollando en la interpretación.

  Es un milagro que la Sinfónica Nacional, a pesar de sus conflictos. se entregue al púbico de  manera tan impactante. Una vez más los delegados volvieron a informar al Público que no hay respuesta aun a los reclamos y que días pasados junto a otros Entes de Cultura en igual situación, interpretaron en la puerta de la Secretaría del área el Himno Nacional Argentino. Y en esta ocasión el Polifónico sumó la adhesión al reclamo con la presencia de todos los coreutas intervinientes en el Concierto en su sector en la sala. ¿No será hora de sentarse a conversar?

Donato Decina



Muy buena reposición de “EL BARBERO DE SEVILLA” por el Ensamble Lírico Orquestal

FÍGARO LLEGÓ A LA AVENIDA CORRIENTES
Martha CORA ELISEHT

            El sueño de todo gran artista argentino es, precisamente, debutar en alguno de los numerosos teatros que ofrece la Avenida Corrientes. Y el Ensamble Lírico Orquestal cumplió su tan ansiado sueño de representar una ópera en el Teatro Astral: “EL BARBERO DE SEVILLA” de Gioacchino Rossini (1792-1868), que se brindará en dicha sala los días 22 y 29 del corriente, bajo la dirección musical de Gustavo Codina y la dirección escénica de Gonzalo Berdes.
            La más popular de todas las óperas bufas en general y de Rossini en particular  tiene la particularidad de ser la primera ópera que se presentó completa en Argentina poco tiempo después de su estreno en Italia (1816), dando origen a la historia de la lírica en el país. Se estrenó el 27 de Septiembre de 1825 en el Teatro Argentino (conocido como Coliseo Provisorio, en la esquina de las actuales calles Reconquista y Presidente Perón) por la compañía de Mariano Pablo Rosquellas, bajo la dirección del italiano Santiago Massoni y logró gran aceptación en nuestro medio, con un éxito rotundo de público y crítica. Tal así fue, que se representó durante tres temporadas consecutivas (1826, 1827 y 1828). El secreto de su éxito se debe a que se trata de una comedia de enredos, que se burla de la moral establecida. La obra original de Beaumarchais –en la que se inspira el libreto de Cesare Starbini- se caracteriza por ser transgresora y, a su vez, divertida. Por ende, sus principales arias forman parte del repertorio de los principales intérpretes.
            Esta cronista asistió a la versión ofrecida el día 22 del corriente, donde el elenco estuvo integrado por los siguientes cantantes: Enrique Gibert Mellá (Fígaro), Lidice Robinson (Rosina), Patricio Olivera (Conde de Almaviva), Mirko Tomas (Don Bartolo), Felipe Cudina (Basilio), Cecilia Pérez San Martín (Berta), Alfredo González Reig (Fiorello) y Eduardo Maradei (Oficial). Actuaron la Orquesta y el Coro del Ensamble Lírico Orquestal, dirigido por Cecilia Layseca.
            Es una pena que la orquesta haya sido tan reducida –sólo contaba con 12 músicos, incluido el clavecinista Ezequiel Dalairac-, porque le restó sonoridad en la célebre Obertura y en los pasajes donde la orquesta debe lucirse. No obstante, no se notó en las arias principales merced a la excelente preparación vocal y la calidad escénica de los principales intérpretes. Enrique Gibert Mellá demostró sus dotes actorales, su experiencia vocal y su soltura escénica desde el inicio, con la célebre aria del protagonista (Largo al factótum). Interpretó perfectamente bien sus diálogos con el tenor Patricio Olivera (Conde de Almaviva) y la soprano Lidice Robinson, quien demostró ser una muy buena soprano de coloratura para un rol difícil desde el punto de vista vocal como es el de Rosina. Se destacó en el aria del inicio de la 2ª escena del 1º Acto (Una voce poco fa) y derrochó gracia e ironía sobre el escenario. Patricio Olivera es un tenor con un bello timbre vocal y una buena coloratura, que le permitió superar los obstáculos que ofrecen las arias principales para su rol y, desde el punto de vista actoral, se lució interpretando al soldado borracho de la 2ª escena del 1ª Acto, así como también, al disfrazarse como Don Alonso en el 1º cuadro del 2º Acto –magistral interpretación del diálogo entre Don Alonso y Don Bartolo-.  Mirko Tomas desplegó toda su potencia vocal y actoral como Don Bartolo, logrando una notable interpretación de este simpático personaje, que hizo reír en más de una oportunidad a la audiencia. Pero la revelación de la noche fue Felipe Cudina, quien se llevó los laureles al interpretar a Basilio. Este joven bajo no sólo se destacó sobre el escenario por su altura –mide más de 1,92 metros de estatura-, sino por su enorme caudal de voz. Posee un excelente registro, que le permite sortear sin dificultad las notas más graves y se destacó en el aria principal de su rol (La calunnia é un venticello). Tras la misma, el público estalló en aplausos. También tuvo una muy destacada actuación Cecilia Pérez San Martín en el rol de Berta (mucama de Don Bartolo), demostrando ser una muy buena mezzosoprano y por ello, también recibió la ovación por parte del público. Esta vez, el Coro masculino del Ensamble Lírico Orquestal sonó muy parejo y compacto y supo intervenir perfectamente en las escenas en las cuales se hizo presente. Un muy buen trabajo de producción y vocalización y una selección muy cuidada de las voces hizo que fuera un placer escuchar ésta muy buena versión del clásico de Rossini.
            Afortunadamente, el público acompañó con una platea prácticamente completa y además, había gente no sólo en los palcos, sino también en el pulman. Esto demuestra que cuando las obras son conocidas, el público asiste y responde. En este caso, con una lluvia de aplausos al terminar la función. ¡Felicitaciones a toda la gente del Ensamble Lírico Orquestal por llevar la ópera a la calle Corrientes de la mano de Fígaro
Extraordinaria presentación de la London Symphony Orchestra en el Colón

EL EQUILIBRIO JUSTO
Martha CORA ELISEHT

De las grandes orquestas sinfónicas del mundo, la mayoría ya hizo su presentación en el Colón (Filarmónica de New York, Filarmónica de Viena, de Londres y de Berlín; Orquesta de París y Nacional de Francia, Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, Orquesta Nacional de España, Filarmónica de Dresde; National Symphony Orchestra de Washington y tantas otras). Sólo faltaba la presencia de la London Symphony y, finalmente, se concretó el tan ansiado debut el pasado sábado 18 del corriente dentro del Ciclo de Abono “Grandes Intérpretes Internacionales” organizado por el Teatro Colón.
La mencionada orquesta se presentó bajo la dirección de su titular –Sir Simon Rattle- y ofreció el siguiente programa: Sinfonía da Réquiem, Op. 20 de Benjamin Britten (1913-1976) y la Sinfonía nº5 en Do sostenido menor de Gustav Mahler (1860-1911). Tras más de 20 años de prolongada ausencia, Simon Rattle fue recibido con una auténtica ovación antes de comenzar el concierto, en un teatro atiborrado de gente.  Y, como no podía ser de otra manera, demostró su garra desde los primeros compases de la Sinfonía Da Réquiem de Britten. Compuesta por encargo del emperador de Japón en 1940 para celebrar los 2500 años de la dinastía imperial, se estrenó en 1941 en el Carnegie Hall de New York por la Filarmónica de dicha ciudad, con el compositor al podio.  Si bien recibió el rechazo de su destinatario original –el gobierno japonés no la aceptó por tratarse de un Réquiem, considerándola una obra melancólica para una celebración imperial y, entre otras cosas, porque Britten era cristiano-, es una obra muy ricamente elaborada. Consta de tres movimientos (Lacrimosa/ Dies Irae/ Réquiem Aeternam) que se ejecutan sin interrupción. Requiere gran orquestación (maderas y metales por cuatro, cuerdas, numerosos instrumentos de percusión, dos arpas y piano) y el Lacrimosa se inicia con una marcha lenta en 6/8, con fuerte centro tonal en Re, que va in crescendo hasta desembocar en el 2º movimiento (Dies Irae), que constituye una especie de danza macabra que desemboca en un clímax hasta lograr la desintegración de la música. Por último, y tal como lo indica su nombre, el Réquiem Aeternam es un movimiento caracterizado por su serenidad, que se manifiesta en las cuerdas y las arpas, para cerrar con una nota sostenida en el clarinete. Una monumental versión caracterizada por un excelente sonido, perfecto equilibrio de matices instrumentales, estupenda labor del conjunto en general y de los solistas en particular. La interpretación fue magnífica desde todo punto de vista y, al concluir la misma, el público estalló en aplausos.
La Sinfonía nº 5 en Do sostenido menor de Gustav Mahler es una de las predilectas de todo gran director de orquesta sinfónica que se precie de ser tal y, en el caso particular del Colón, ostenta el récord de ser una de las más ejecutadas por orquestas extranjeras. Baste recordar las excelentes versiones ofrecidas por Daniel Barenboim con la Orquesta de París (1980) y con la Staatskapelle Berlin en el Luna Park (2008, cuando el Colón estuvo cerrado por refacciones del Masterplan) y por Bernard Haitink al frente de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam (1985) entre tantas otras. Pero la ofrecida por Simon Rattle superó ampliamente las expectativas del público y de la prensa especializada. No sólo sonó a la perfección desde la fanfarria a cargo de la trompeta solista en el 1º de los 5 movimientos que integran la obra –Trauermarsch (Luto pantanoso)-, sino que desde el punto de vista melódico, también se logró una brillante profundidad de sonido y una soberbia musicalidad. Como se dice vulgarmente, Rattle hizo “cantar” a la orquesta durante toda la sinfonía. Lo mismo sucedió con el 2º movimiento (Stürmisch bewegt, movimiento tormentoso), donde toda la orquesta ejecutó magistralmente los diversos tempi que integran el mismo. Era un inmenso placer escuchar semejante catarata de sonidos provenientes de los diferentes grupos de instrumentos, bajo una perfección absoluta. El Scherzo que abre el 3º movimiento (Ländern) también sonó magistralmente desde su inicio (dado por el solo de corno), con su característico toque romántico y pastoril, haciendo alusión a la danza popular que lleva su nombre –característica del sur de Alemania, Austria y Bohemia (hoy en día, perteneciente a República Checa)-. Las cuerdas y el arpa se lucieron con un sonido prístino en el celebérrimo Adagietto (4º movimiento, recordado por ser la música de la película “Muerte en Venecia”), donde el contrapunto ejercido por parte de cellos y contrabajos sonó perfectamente. Excelente la labor del arpista Bryn Lewis como solista, marcando la entrada de las cuerdas. Por último, el Rondó – que desemboca en el impetuoso Finale, con un gran tutti por parte de toda la orquesta- fue la pieza perfecta para brindar un final de antología, como solamente un gran director al frente de un organismo sinfónico de primera categoría pudo hacerlo. Y Simon Rattle lo hizo de tal manera, que se retiró ovacionado. Particularmente, una no recordaba una versión tan perfecta desde la magistral ofrecida por Daniel Barenboim en las dos ocasiones en que una lo escuchó (1980 y 2008) y se puede decir que la presente fue aún más brillante que sus antecesoras.
Acto seguido, la orquesta ofreció un bis a su altura: Canción de Cuna y Apoteosis final de El Pájaro de Fuego de Igor Stravinsky (versión 1919). No hace falta decir que Rattle es un experto en este compositor –sus versiones de La Consagración de la Primavera y Petroushka al frente de la Filarmónica de Berlín lo confirman- y así lo demostró. Desde el bellísimo solo de fagot que abre la Canción de Cuna hasta la incorporación in crescendo de los diferentes instrumentos de la orquesta (abriendo con el corno solista) en la Metamorfosis –donde se rompe la maldición de Katschei y todos vuelven a su forma original- hasta la Apoteosis final, todo fue perfecto y de una exquisitez sonora impecable. Una vez más, la London Symphony brilló sobre el escenario del Colón y desencadenó una lluvia de aplausos y vítores. El equilibrio justo de un final brillante para una noche perfecta.

jueves, 23 de mayo de 2019


DOS EJES QUE SE ENLAZAN CON MUY BUENA MUSICA
“Nuova Harmonía” e “Italia XXI”, Temporada 2019. Presentación del Dúo de Cámara: Francesco D’Orazio (Violín)-Giampaolo Nuti (Piano) Programa: Obras de Stravinsky, Berio; Rota, Adams, Bolcom y Ravel. Teatro Coliseo, 21 de Mayo de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
                                                               
  Si hay un rasgo distintivo en “Nuova Harmonía” en el correr del tiempo es la presencia constante de muy buenas formaciones de cámara en sus programaciones, muchas veces venidas a través del Servicio Exterior del Gobierno litaliano (caso al que hoy me referiré) las que también se incluyen sin excepción en la programación de Italia XXI desde el año pasado.  En esta oportunidad, el escenario del Coliseo albergó al Dúo conformado por el Violinista Francesco D’Orazio,  oriundo de Bari y portador de una amplísima foja de servicios que incluye, entre otros hitos, las primeras audiciones italianas de obras de compositores de finales de  siglo xx y comienzos del XXI que van desde el atonalísmo al minimalismo. Y junto a El, Francesco Nuti, Pianísta oriundo de Florencia y también como D’Orazio, portador de una interesante trayectoria.. Con estos antecedentes no resultó extraño la inclusión en el programa de Obras de compositores de esos períodos y dos consagrados en las puntas del programa: Stravinsky al Comienzo y Ravel al final. Las dos partes tuvieron dos hilos conductores bien definidos: Italia el Primero y el Jazz en el segundo, con la inclusión de composiciones en donde esa forma domina.
  Así comenzamos escuchando la “Suite Italiana” para Violín y piano de Igor Stravinsky, compuesta por fragmentos de su célebre Ballet “Pulcinella” compuesto en estilo neoclásico y basado en obras de Giovanni Battista Pergolesi. D’Orazio comenzó la interpretación de un modo destemplado,  Nuti en cambio mostró solidez interpretativa desde el vamos. Las cosas mejoraron sensiblemente a partir de las “Due Pezzi” para Violin y Piano de Luciano Berio, obra de 1951, revisada en 1968,  surgida con Luigi Dallapiccola como referencia de origen. Magníficamente presentadas, se constituyeron en el primer momento fuerte de la noche. La culminación de este segmento tuvo como protagonista a Nino Rota y su “Improviso” “Un Diavolo Sentmentale”. Prácticamente no hay división aquí entre el Rota clásico y  el mas popular. Imposible no remitirse a sus melodías mas conocidas y por supuesto surgió el infaltable toque nostálgico, marcado de manera exácta por los intérpretes.

  La segunda parte nos trajo la presencia de dos compositores de origen Norteaméricano. John Adams, uno de los máximos cultores del minimalismo, a través de Road Movies (Películas de carretera), obra comisionada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. El tempi vertiginoso, la inteligencia en la construcción del fragmento y las formidables técnica y cumplimentación entre ambos músicos, dieron por resultado una muy interesante audición muy bien recibida por el público. Otro tanto ocurrió con “Graceful Ghost Rag” de William Bolcom, variaciones en tiempo de rag en donde ambos se florearon de modo exquisito y culminar con la Sonata para Violín y Piano en Sol menor de Ravel, totalmente dominada por el Jazz, con solidez, entendimiento y formidable técnica por parte de ámbos.

  Si bien puede decirse que fue un breve programa, gustó y mucho, por lo que los interpretes se vieron obligados a conceder tres notables bises que fueron desde el Jazz a un compositor Italiano, regresando al origen del Concierto: “AH-LEU-CHA” de Charlie Parker, la famosísima “Dama Sofisticada” del gran Duke Ellington y un curioso y contundente cierre con la brevisima pero dominante “Per Caterina” de Bruno Maderna. Sea esta última muy bienvenida.

Donato Decina

miércoles, 22 de mayo de 2019


Monumental versión del “MAGNIFICAT” de Roberto Caamaño en el Colón

SOLEMNIDAD Y GARRA EN EL PODIO
Martha CORA ELISEHT

            El pasado viernes 17 del corriente se llevó a cabo el 2º de los tres Conciertos correspondientes al Abono Sinfónico- Coral en el Teatro Colón, con la participación de la Orquesta y Coro Estables del mencionado teatro y la presencia de la soprano Marisú Pavón como solista. La dirección orquestal estuvo a cargo de Mariano Chiacchiarini y la del Coro Estable, de Miguel Ángel Martínez.
            El programa comprendió las siguientes obras: la Música para cuerdas, Op.23 de Roberto Caamaño (1923-1993), la Sinfonía nº29 en la Mayor, K.201de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), el motete Exultate, Jubilate K.165/158ª del mismo compositor y, como obra de fondo, el Magnificat, Op.20 de Roberto Caamaño.
            La Música para Cuerdas fue compuesta en 1956 por encargo de la Asociación Amigos de la Música y estrenada en 1957 por la Orquesta de la mencionada entidad, bajo la batuta de Jean Martinon. Se divide en cuatro movimientos y combina elementos de tango y ritmos populares argentinos, que se van alternando. Una recuerda muy bien esta obra cuando se realizó un concierto en homenaje al compositor –fallecido en 1993- a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por Pedro Ignacio Calderón. En este caso, Mariano Chiacchiarini ofreció una excelente versión, caracterizada por una armonía perfecta, con buen manejo de los tempi, estupendos  matices por parte de los instrumentos de cuerda y, por sobre todas las cosas, profundidad en el sonido. Al término de la misma, el público estalló en aplausos.
            Era la segunda oportunidad que esta cronista escuchó la Sinfonía nº29 en La mayor de Mozart en una misma semana. A diferencia de la versión ofrecida por la Orquesta de Cámara de Munich –que contó sólo con 24 músicos y fue más íntima y luminosa-, la ofrecida por Chiacchiarini fue más académica y más solemne; quizás, por haber contado con mayor cantidad de músicos. Sin embargo, tuvo el enorme mérito de dirigirla de memoria, mostrando su formación y su experiencia europeas, a la usanza de los grandes directores. Porque lo es, pese a su juventud –sólo tiene 37 años- y porque ha ofrecido una versión estupenda, donde hizo sonar con brillo a la Estable. Lo mismo sucedió en el Exultate Jubilate, donde Marisú Pavón demostró ser una excepcional soprano de coloratura, con un gran caudal de voz y un bellísimo timbre para interpretar este tipo de obras. Estableció un perfecto diálogo con la orquesta, sin sobresalir el uno del otro. Y el Halleluja final fue una auténtica apoteosis sonora, tras lo cual, el público estalló en aplausos y se retiró ovacionada.
            Sin lugar a dudas, lo mejor de la noche fue la espléndida y monumental versión que ofreció Chiacchiarini del Magnificat de Roberto Caamaño. Compuesto en 1954, requiere de una orquestación que comprende maderas por dos, cuatro cornos, dos trompetas, tres trombones, tuba baja, timbales, percusión, arpa, cuerdas y coro a cuatro voces. Se trata de un doble canon in crescendo, donde a medida que crece el sonido por parte de la orquesta, el coro responde. En el primer número (“Ad Majorem Dei gloriam”), la respuesta vocal se da por parte de las contraltos y las sopranos, para proseguir en un recitativo (“Et misericordia ejus”) a cargo de los tenores y bajos. Posteriormente, continúa con un pasaje homofónico, que sigue a un breve fugato (“Fecit potentiam”), tras lo cual, las voces retoman la unidad rítmica en “Deposuit potentes”, para recapitular con el primer tema en “Sicus locutus est”. Finalmente, desemboca en una culminación extensa y grandiosa con un tutti orquestal, mientras el coro canta “Gloria patri et fili et Spiritu sancto”, en alabanza a Dios. Durante todo el desarrollo de la obra, tanto la orquesta como el coro descollaron en una versión luminosa, con una pureza sonora pocas veces escuchada, sin caer en excesos. La dirección de Chiacchiarini fue estupenda, demostrando garra y solemnidad sobre el podio, marcando perfectamente los tempi orquestales y las entradas  del coro. Unido esto a los matices y reminiscencias –tanto mahlerianas como straussianas, conjugadas con tintes de Carmina Burana, de Carl Orff- que posee esta obra, hizo que se despertara una ovación de aplausos por parte del público.
            Hasta el momento, el Abono Sinfónico Coral ha dado una grata y agradable sorpresa al contar tanto con un repertorio como de directores de inmensa jerarquía. Lo demostró con la excelente versión del Réquiem de Mozart con Evelino Pidó y con la maestría de Mariano Chiacchiarini, quien brindó esta soberbia versión del Magnificat y va camino a ser uno de los grandes directores argentinos del futuro. Una versión que será recordada como una de las mejores que se hayan escuchado en el Colón.


Ecos del Concierto de la Filarmónica en el Colón, bajo la batuta de Emmanuele Baldini

UN CONCIERTO MEDIOCRE Y UN SOLISTA DESLUCIDO
Martha CORA ELISEHT

            Se dice que el título de una nota periodística es la mejor síntesis de la misma. Y eso fue, precisamente, lo que sucedió el pasado jueves 16 del corriente dentro del Ciclo de Abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el Teatro Colón, bajo la dirección del italiano Emmanuele Baldini, quien –a su vez- fue solista en el Concierto nº 1 para violín y orquesta en Si bemol mayor, K.207 de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). El concierto se completó con las siguientes obras: la Sinfonía Burlesca en Sol mayor de Leopold Mozart (1719-1787) y la Sinfonía nº4 en Do menor, D.471 (“Trágica”) de Franz Schubert (1797-1828).
            No es la primera vez que Baldini pisa los escenarios de Buenos Aires, ya que ha dirigido en más de una oportunidad a la Orquesta Académica de Buenos Aires y a la del Instituto Superior de Arte (ISA) del mencionado teatro. Esta vez le tocó demostrar sus dotes de director de orquesta de cámara para la ejecución de la mencionada obra de Leopold Mozart –de quien este año se cumple el 250º aniversario de su nacimiento-, con un grupo reducido compuesto por dos violas, dos violines, cuatro cellos, un contrabajo y un fagot. Sus cuatro movimientos (Sinfonía/ Hanswars- Minuetto/ Il Signor Pantalone- Andante y Arlecchino- Allegro) toman sus nombres de personajes cómicos del teatro alemán y de la Comedia dell’Arte, respectivamente. De ahí deriva su mote y se caracteriza por ser una obra fresca, de carácter animado y distendido. Fue una versión correcta, donde Baldini brindó una buena marcación de los tempi y un sonido preciso, pero carente de emoción, que no se correspondió con el título de la obra. Si bien contó con una orquesta más amplia para la ejecución del citado Concierto para violín de W.A. Mozart, dio la impresión que estaba más concentrado en la dirección que en la interpretación del instrumento solista –pese a que contó con la invalorable presencia de Xavier Inchausti como concertino invitado, en reemplazo de Pablo Saraví-. Es un concierto donde no existe una integración entre el instrumento solista y la orquesta, sino una alternancia entre ambos -al estilo del barroco italiano-. Sin embargo, fue una interpretación floja, deslucida e impura, donde Baldini cometió numerosos errores en las notas agudas –donde por momentos, sonaron chirriantes-, no logrando ese sonido prístino característico del universo mozartiano. Baste recordar la excelente versión ofrecida por el inolvidable Uto Ughi en el Colón en la década del ’80 junto a la Filarmónica del mencionado concierto. Fue una cátedra de exquisitez y buen gusto, donde el espíritu de Mozart brotó en su máxima expresión (cosa que no sucedió durante la presente versión).
            Pese a ser lo mejor de la noche, la versión de la Sinfonía nº4 (“Trágica”) de Schubert tampoco pasó desapercibida. Si bien la orquesta logró un sonido compacto, faltó emoción en el Allegro vivace que sigue al Adagio molto en el 1º movimiento, que debe sonar con mucho énfasis, acorde a las especificaciones puestas por el compositor. Sonó algo mejor en el Andante del 2º movimiento y en el Menuetto- Allegro vivace del 3º, pero sin lograr la efervescencia característica de esta obra. Por el contrario, se trató de una versión correcta desde el punto de vista instrumental y el equilibrio sonoro, pero de escaso vuelo y lirismo.
            Si bien quien escribe no se encuentra tan familiarizada con esta última obra respecto de las Sinfonías nº 4 de otros compositores, no deja de considerarla bellísima. Y, precisamente por dicho motivo, hay que resaltar la belleza de su sonido con una versión dinámica, romántica y apasionada, y no con una versión tibia y plana.  En resumen: lo más flojo de la Filarmónica que una apreció durante el transcurso del corriente año.

HISTORIA + MUSICA= LA FORMULA PARA EL ATARDECER DEL DOMINGO

Concierto del Ciclo “Música en los Palacios” (Coordinado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires): Dramaturgia y Disertación: Profesora Noemí Pilar Molinero. Ilustraciones Musicales: Cuarteto de Amigos: Haydee Seibert (Violín), Gustavo Mulé (Violín), Elisabeth Ridolfi (Viola), Miriam Santucci (Violonchelo). Programa: Fragmentos de Obras de Mozart, Beethoven, Dvorak y Piazzolla. Lugar: Cúpula del CCK, 19 de Mayo de 2019.

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

  Una iniciativa muy loable es la que desde el año pasado realiza el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Música en los Palacios”  es el nombre de este cíclo que  con Curaduría, Dramaturgia y Disertaciones del la Profesora Noemí Pilar Molinero e Intervenciones Musicales a cargo del “Cuarteto de Amigos”, se lleva a cabo en lugares emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires. Asi, pasaron desde el edificio del Mercado de Abasto de Buenos Aires (Hoy Abasto Shopping) y el Club Sirio-Libanés, entre otros, y este concierto marcó el turno del CCK (Ex Palacio de Correos y Telecomunicaciones), realizándose el mismo en la Cúpula del Palacio.
    La Profesora Molinero introducirá prmero al Público en la historia de la Ciudad, para luego continuar con la histoia del Barrio,  del Edificio, los proyectos y  finalmente su utilización. Cada bloque contó también con una semblanza de cada músico elegido hecha antes de cada ilustración musical.

  Y el Cuarteto de Amigos seleccionó para esta presentación interesantísimos fragmentos, todos abordados con la calidad que al conjunto se le reconoce, dando el complemento justo a cada bloque de disertación. Así pasaron : el “Allegro”  1ª movimiento del Cuarteto de  Cuerdas Nº 4 en Do mayor K.157 de Mozart. El  1ª movimiento “Allegro con Brío” del Cuarteto Nª 6 en Si bemol mayor de Beethoven. El “Capriccio” para Cuarteto de Cuerdas Mendelsohn. El 4ª movimiento ”Vivace ma non Troppo” del Cuarteto Nº 12 en Fa mayor, Op. 96 “Americano” de Dvorak.  Y para finalizar, Piazzolla dijo presente en  dos  composiciones en arreglo para cuarteto de C. Zárate: “Oblivion” y “Fuga y Misterio”.

  Ingresamos a la Cúpula divisando a través de los cristales que la revísten, las imágenes del atardecer. Nos retiramos con la cerrada noche y las luces del Centro de un lado y de Puerto Madero del otro, con el agregado de la vista de la Ribera Sur del Gran Buenos Aires en este último caso. Nada mejor para cerrar plenamente el fín de semana.

Donato Decina

            

martes, 21 de mayo de 2019


LA GEMA QUE FALTABA ENGARZO A LA PERFECCION

Teatro Colón, Temporada 2019, Ciclo: Grandes Intérpretes Internacionales.  Actuación de la Orquesta Sinfónica de Londres, Director: Sir Simon Rattle. Programa: Obras de Britten y Mahler. 18 de Mayo de 2019.

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  Con este Concierto que marcó el debut en la Argentina, en Buenos Aires y en la Sala del Teatro Colón de la Orquesta Sinfónica de Londres, Ntro. Coliseo máximo agrega a su historial el haber albergado en su escenario a la totalidad de las mejores agrupaciones sinfónicas del mundo.  Y la gran Orquesta Británica respondió con creces a la inmensa expectativa creada en torno a estas presentaciones. Mas allá de que una vez mas (y como sucede inexorablemente desde el año 2010) “De Paraíso para Usted” no fue acreditado (como me ocurría en “Operayre” primero y en “Opera Club” después), primó la expectativa que Uds. Lectores tienen por conocer Ntra. Opinión. Así que pude estar en la sala, rebalsada de público, que estalló en una ovación para recibir después de 22 años a Sir Simon Rattle, y,  a sus espaldas ya dispuesta, de la Sinfónica de Londres comenzó a surgir la música.

  La formulación del programa presentación no pudo haber sido mas genial. El gran sinfonista del Post-Romanticísmo, quien llevó a la Orquesta a su mayor extensión y a las mayores posibilidades de expresión, junto a uno de sus mas entusiastas adherentes, acaso uno de los dos culminadores de lo que el público conoce verdaderamente como Sinfonía. Gustav Mahler y Benjamín Britten, de ellos se trata y hablaremos (el otro “Culminador” fue, sin dudas, Dimitri Shostakovich, también como Britten adherente a la forma Mahleriana). No es casual la elección de las  Obras ni el Orden de interpretación. El inicio fue con la “Sinfonía da Requiem”, Op. 20 de Britten, la que aún frente a la dureza del mensaje puede culminar en la mayor luminosidad y la 5ª Sinfonía en Do sostenido menor de Mahler, que se inicia con una inexorable Marcha Fúnebre (la que luego se ve prolongada en un “Tormentoso”) para luego ir  paulatinamente cambiando a la mayor luminosidad. No puedo dejar de mencionar el párrafo que escribiera uno de los mas grandes investigadores de la Obra del gran compositor Bohemio, el Español José Luís Pérez de Arteaga, cuando en el comentario que incluye la edición Española del sello Deutsche Gramophon, de la mejor versión hasta ahora grabada de la Obra, debida a Herbert Von Karajan junto a la Filarmónica de Berlín (de la que Rattle fuera titular hasta el pasado año), manifestó que la Quinta de Mahler es “el pasaje de la Sombra a la Luz” , mas allá de las circunstancias personales por las que el Compositor atravesaba durante la composición de la Obra, que desembocarían en su matrimonio con Alma Schindler. Pues bién, nada es casual y la inteligencia de Rattle al armar la programación nos permitió apreciar con el mayor esplendor a la Sinfónica de Londres.

    Comisionada en 1940, para celebrar en aquel entonces los 2600 años del ascenso al trono imperial de la aun dinastía gobernante, Benjamin Britten compuso este trabajo bajo la influencia de la pérdida de sus Padres, de su exilio Norteamericano ante la posibilidad de que tanto El cómo Peter Pears, el fantástico tenor, además, pareja suya fueran convocados al frente de batalla con la segunda conflagración mundial ya en marcha, la firma por parte del comisionante (Japón) del “Pacto Tripartito” junto a Alemania e Italia, con la previsible y consecuente entrada de este imperio en la contienda (la que se materializaría al año siguiente con el ataque a Pearl Harbor y que pagaría demasiado caro con los estallidos de las dos bombas nucleares en su territorio). “Sinfonía Da Requiem”, marcado con el Op. 20 de su catálogo producto, es el título de la composición. Tres movimientos cada uno denominado de acuerdo al Ordinario en Latín de las misas de difuntos: “Lacrymosa”, “Dies Irae”y “Requiem Aeternam . Casualdidad o no, puede decirse que el punto de partida musical, deja flotando en el aire el recuerdo de un trabajo posterior  asociado a la desgraciada gran contienda: el “Requiem de Guerra”, que emerge a posteriori como una de las mas grandes creaciones del Compositor Británico. El “Lacrymosa” inicial se presenta potente e inexorable, la Orquesta va desde las sonoridades mas bajas hacia toda su potencia. Sin solución de continuidad ingresamos al “Dies Irae”, el que adquiere por momentos un vértigo inusitado, casi encontrando puntos de contácto con su gran coetáneo del otro lado de la “cortina de Hierro”.: Shostakovich y luego el cierre con una particular visión del descanso eterno, casi como invocando los recuerdos mas felices de quienes nos precedieron en el camino de la vida, culminando en una paz poco común. Una página así, sin embargo no tuvo su mejor esstreno ya que Japón canceló el mismo, desencantado con el trabajo.  Podría decirse que Rattle talló como un verdadero Orfebre la versión y la Sinfónica de Londres exhibió su esplendor en el escenario del Colón. Todas las secciones son parejas, el sonido es mate, el brillo y el canto Orquestal fue supremo. Primera gran ovación de la noche..

  Al igual que en 1997, la Obra de fondo en el debut fue la 5ª de Mahler. La evolución de Rattle interprete es formidable. Cada detalle, cada frase resaltada, cada silencio están trabajados de manera exquisita. Obtiene de la Orquesta todo lo que el se propone, independientemente de los extraordinarios solistas que encabezan sus sectores  que en todo caso ayudan aun mas en la obtención del objetivo propuesto.. Si bien el primer movimiento es inexorable, en Rattle se percibe  un espacio, un silencio hasta hacerlo  más reflexivo. Las notas finales del tormentoso siguiente quedarán en la memoria por el “tempi” que el conductor pide, la ultima de ellas retardada y flotando en el aire. El Scherzo central será escuchado en estilo verdaderamente vienés y en la parte final el “Adagietto” y el Rondó nos confirmarán que la Orquesta recibe de su maestro todo lo que este aprendió en su estancia Berlinesa. La fuerza y la apoteosis del final serán escuchadas como pocas veces antes y el “rugido” del Colón no se hizo esperar.

  La gema quedó definitivamente tallada y perfectamente engarzada tras la interpretación de la Canción de Cuna y la apoteosis final de “El Pájaro de Fuego” de Igor Stravinsky. Obsequio de lujo para una concurrencia en estado de éxtasis.

Donato Decina