Muy buena producción de “MADAME BUTTERFLY” en el
Teatro Roma de Avellaneda
EL ENCANTO DE ORIENTE
EN TODO SU ESPLENDOR
Martha CORA ELISEHT
Los espectáculos que ofrece la
compañía Lírica Lado B se destacan por la originalidad de sus producciones y la
excelente calidad de las mismas. Y la nueva producción de “MADAME BUTTERFLY” ofrecida en el día de ayer en el Teatro Roma de
Avellaneda no fue la excepción a la regla, bajo la soberbia dirección musical de
Ezequiel Fautario y la magnífica puesta en escena de Ximena Belgrano Rawson,
quien tuvo la inteligencia de montar esta nueva versión del clásico de Puccini
durante la Segunda Guerra Mundial.
Mientras que en el 1° Acto de la
obra todo es color y alegría –exaltada por la boda de Cio Cio San con Benjamin
Franklin Pinkerton-, previo al inicio del 2° Acto y después del intervalo, se
ofreció una proyección de la carga de la bomba atómica en el Enola Gay y la consabida imagen del
hongo atómico que destruyó Nagasaki en 1945 para pasar, posteriormente, a un
panorama de destrucción y desolación a partir del 2° Acto de la obra, donde se
resalta la extrema situación de pobreza y abandono en que vive la protagonista.
También fue muy inteligente mostrar a un personaje como Goro con un brazo amputado en el 2° Acto, dando a entender que hubo
quienes sufrieron secuelas graves como consecuencia de la bomba atómica. Esto
se mantuvo durante el 3° Acto –donde Pinkerton regresa en compañía de su esposa
y despoja a Butterfly de su
pertenencia más preciada: el hijo de ambos-, lo que contribuyó aún más a
acentuar el dramatismo que caracteriza el fatal desenlace de la geisha, quien
se suicida mediante un harakiri con
la espada que el Mikkado le legó oportunamente a su padre. Una magistral
interpretación de músicos, cantantes principales y coro hizo el resto, mediante
la estupenda caracterización de Carolina Siliguini, el vestuario de Alicia Gumá
y la escenografía e iluminación de Rodrigo Parise.
Se ofrecerá una representación más
el 1° de Junio y el elenco estuvo integrado por los siguientes intérpretes:
Marina Torres (Madame Butterfly- Cio Cio
San), Patricio Saxton (Pinkerton), Ernesto
Bauer/ Cristian Maldonado (Sharpless), Florencia
Machado (Suzuki), Maico Hsiao (Goro), Enzo Romano (Comisionado Imperial/ Príncipe Yamadori), Román
Modzelewski (Tío Bonzo), Vanina
Guilledo (Kate Pinkerton), Leonardo
Menna (Tío Yakusidé), Ximena
Ibarrolaza (Madre de Cio Cio San), Susana
Gómez (tía), Natalia Bereskyl (prima), Adriano Ricardes (Oficial de Registro), mientras que los
niños Amadeo y Olivia Hsiao alternarán en el rol del hijo de Butterfly. Participaron la Orquesta
Sinfónica y el Coro del Instituto Municipal de Música de Avellaneda, bajo la
dirección de Armando Garrido.
Es bien conocida la capacidad de
Ezequiel Fautario como director de orquesta, pero anoche puso más énfasis en la
interpretación, sabiendo sacar a los músicos lo mejor de sí mismos para
ponerlos al servicio de la obra. En una charla previa al estreno, esta cronista
tuvo la oportunidad de hacerle un reportaje, donde le preguntó cuál iba a ser
la característica principal de esta reposición, a lo cual, Fautario respondió
con una sola palabra: DELICADEZA. Precisamente,
dicha cualidad fue preponderante. Supo resaltar tanto los pasajes más dulces y
exquisitos que compuso Puccini como las escenas de mayor y hondo dramatismo, de
manera delicada y sutil. Logró excelentes matices en los pasajes más conocidos
de la obra y un equilibrio sonoro perfecto, marcando las entradas de los
diferentes instrumentos y del famoso coro “A
boca chiusa” del final del 2° Acto con una precisión absoluta. También
estuvo muy acertada la decisión de colocar al violinista Roberto Eliggi desde
fuera de escena, para que su solo se escuchara con mayor amplitud y coincidiera
con el Coro, mientras el resto de las cuerdas interpretaba el consabido pizzicato. Pero el momento de mayor
intensidad fue durante la interpretación del aria de Butterfly del 2° Acto (“Il
ritorna… Ancora m’ama!”), donde el público estalló en aplausos antes que la
soprano terminara de cantarla y durante el tutti
orquestal. La estupenda voz de Marina Torres y la excelente calidad de su
interpretación en el rol protagónico formaron una conjunción perfecta entre
solista y orquesta. Unido esto a la garra y euforia puestos por el
director, la magia de Puccini se hizo
presente. También fue muy aplaudida en el aria más emblemática de la ópera (“Un bel di vedremo”), aunque demostró
todo su profesionalismo dando vida a su personaje desde su entrada en escena (“Ancora un paso or via”), ofreciendo
una tierna y graciosa geisha en el 1°
Acto, que se transforma en una doliente esposa y madre durante el 2° Acto,
hasta asistir a su degradación total en el 3°, donde sola, abandonada y
desposeída de todo lo que ama, decide suicidarse. Y lo hizo con una maestría
vocal y actoral estupendas.
En cuanto al resto de los
protagonistas, el tenor chileno Patricio Saxton ofreció una magnífica
interpretación de Pinkerton, tanto
desde el punto de vista vocal como actoral. Su gran caudal de voz le permitió
alcanzar perfectamente las notas más agudas y se lució en el dúo de amor junto
a Marina Torres (“Bimba, non piangere” hasta
el bellísimo “Vogliatemi bene”), al
igual que en el aria del 3° Acto (“Addio,
fiorito asil de letizia e d’amore”). Ernesto Bauer tuvo una destacadísima
actuación como Sharpless, al igual
que Florencia Machado en el rol de Suzuki. Esta gran mezzosoprano posee la
madurez vocal justa para encarnar este personaje, que se destaca por el color
vocal –debe poseer un registro que abarca notas agudas, pero donde el
dramatismo se acentúa aún más en las graves- y, además, por su capacidad actoral.
Y lo sorteó sin ninguna dificultad, motivo por el cual se ganó la ovación del público. Independientemente de
poseer el physique du rôle ideal para el personaje, Maico Hsiao dio lugar a un muy buen Goro que -tal como se mencionó
anteriormente- apareció como víctima de la explosión atómica en el 2° Acto. Su
hijo Amadeo interpretó al hijo de Butterfly
con un típico traje de marinero, lo que provocó la admiración y la ternura del
público cuando su madre lo presenta ante Sharpless
(“E questo? E questo?”). Muy buenas intervenciones de Román Modzelewski
como el Tío Bonzo y de Enzo Romano
como Yamadori, al igual que Vanina
Guilledo como la esposa legítima de Pinkerton.
Y el Coro estuvo muy bien caracterizado y preparado, merced a la dirección
de Armando Garrido.
Es
una lástima que sean solamente dos funciones, porque esta producción da para
mucho más. No sólo por su excelente nivel en todos los aspectos, sino también
por la originalidad de la régiesseuse de
ambientarla en el marco de la Segunda Guerra Mundial, lo que agregó un
condimento más al choque de dos culturas. Esto demuestra que este clásico de
Puccini es de una enorme actualidad por varias razones: no sólo porque puede
representarse en distintas épocas, sino también porque pone de manifiesto un
tema candente y actual, como es la violencia hacia la mujer. ¿Acaso el engaño
mediante palabras de amor para aislar a una persona de su cultura y de su
familia, para después abandonarla a su suerte,
no es sino una característica de la violencia de género?... Mucho más
aún lo son la ilusión de la protagonista en contraposición a la indiferencia
por parte de quien ama, al igual que el despojo y el abandono. Y estos temas fueron recreados a la
perfección. De ahí la enorme vigencia de Madame
Butterfly, cuyo encanto radica en la
belleza de su música y la psicología del
personaje, que atrapa y deslumbra a la audiencia en cualquier parte