domingo, 20 de noviembre de 2022

 

 

QUE NO DEBA PASAR PRACTICAMENTE OTRO MEDIO SIGLO SUMERGIDA EN EL SILENCIO

 

Centro Cultural Kirchner, temporada 2022: Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, Directora: Natalia Salinas. Solistas: Ricardo González Dorrego (Tenor: Evangelísta), Alejandro Spies (Barítono: Jesús), Walter Schwarz (Bajo: Sinagoga), Coro Polifónico Nacional, Director: Antonio Domeneghini, Coro Nacional de Niños, Directora: María Isabel Sanz. Programa: Alberto Ginastera: “Turbae  Ad Passionem Gregorianam”, Op. 43. Auditorio Nacional: 18 de Noviembre de 2022.

 

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  Ante un encargo de la Sociedad Mendelsohn de Filadelfia para celebrar el centenario de su fundación en 1975, Alberto Ginastera decidió enfrentar el reto de construir una obra basada en la pasión, muerte y resurrección de Ntro. Señor Jesucristo en la que actuaran como hilo conductor las expresiones vertidas por la turba, tomando como tal a la gente común, ya sea por simpatizar o no con la predica de Jesús. El relato de la historia y sus aristas centrales estaría a cargo de tres voces en pleno estilo gregoriano dispuestas tal como las conocemos en la narración de la Pasión cada Semana Santa de acuerdo al rito católico, esto es: Un evangelista (reservado a la voz de tenor), Jesús (mientras en el rito lo encarna el sacerdote, aquí está reservado  el rol a la voz de un barítono) y Sinagoga (diferentes roles reservados a un bajo). Seleccionando partes de las pasiones escritas por los cuatro narradores de las mismas (Santos Mateo, Marcos, Lucas y Juan), cantada en latín de acuerdo a los ritos pre- Concilio Vaticano II y, de acuerdo a lo que me manifestara un íntimo allegado suyo, utilizando algunos materiales compuestos a posterioridad del estreno de la Opera “Beatrix Cenci”, que integrarían su fallida cuarta ópera: “Barrabás”,  Ginastera acometió su labor tomando como punto de partida las “Turbas”  de Tomás Luís de Victoria, las que escuchara en un concierto conducido por Ntro. Compositor y Director Juan José Castro (quién fuera un entusiasta difusor de la obra de Ginastera en sus comienzos).

 

  “Turbae” se divide en cuatro partes a saber: 1º) La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (Rito del Domingo de Ramos que inicia la Semana Santa). 2º) Pasión de Ntro. Señor Jesucristo (desde su entrega hasta la condena a muerte), 3º) Golgotha (Crucifixión y Muerte de Jesús), 4º) Resurrección de Jesús (Domingo Pascual y cierre de la Semana Santa). Mientras ya he identificado a las voces solistas, la “Turba” está confiada a un gran coro y momentos reservados también a Coro de Niños. La Orquesta debe contar con un gran dispositivo de fuerzas entre las cuales se resalta una gran batería de percusión y gran cantidad de instrumentos de bronce, hay también Piano y el Organo marca con su intervención los inicios de cada pasaje.  La música reservada a la “Turba” es muy poderosa. Estamos aquí hablando de un Ginastera que se encaminaba a su última etapa creativa. Comenzaba a salir de un lenguaje dodecafónico e iniciaba la exploración de un lenguaje de corte más americanista, al que lo encontramos dentro de los instrumentos de percusión y que se expresaría de  modo mas nítido algunos años después con su Concierto para Violonchelo y Orquesta Nº 2, dedicado a su pareja, Aurora Nátola. La resultante nos da entonces una obra caracterizada por una fuerte carga, a veces dramática como en los dos números centrales y a veces jubilosa y conmovedora, tanto para la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como más fuertemente en la resurrección y el himno final de alabanza que termina imponiéndose y le da un final magistral al trabajo. Finalmente me cabe consignar que las partes gregorianas se caracterizan por la absoluta transparencia de la música y el canto y que en la muerte de Jesús, Ginastera confió en un apoyo de contrabajo solo para acompañar a la voz logrando el efecto desolador solo comparable en este mismo pasaje con “La Pasión según San Mateo” de Bach. “Turbae” tuvo su estreno Sudamericano en el Teatro Colón en 1975, bajo la dirección de Robert Page, Titular del Coro de la Asociación Mendelsohn de Filadelfia y dedicatario, al igual que la agrupación por El dirigida de esta obra.

 

  La versión que ofrecieron los principales Organismos Estables de Música del Ministerio de Cultura de la Nación, solo se la puede catalogar de excelente. Contando, como ocurrió, con el debido tiempo de preparación, se fue construyendo este trabajo que hizo honor a la memoria de Ntro, máximo creador, quién sigue siendo, Ntra. principal carta de presentación en el mundo entero. Un estupendo Coro Nacional de Niños, muy bien preparado por su titular, María Isabel Sanz, quien  logró uno de los mayores éxitos de su gestión. Otra formidable intervención del Coro Polifónico Nacional  bajo la Dirección de Antonio Domeneghini, cada vez más sólido y bien presentado el que incluyó voces solistas desde el propio Coro, muy certeras en cada intervención. Tres solistas en estilo gregoriano todos impecables: Ricardo González Dorrego,  quién se exhibe dominador de este tipo de repertorio. Un magnífico Jesús de Alejandro Spies.  Lo expresó con solvencia y convicción,  y muy justas intervenciones de Walter Schwarz como sinagoga. La Sinfónica Nacional ha demostrado otra vez superación en cada concierto, muy ajustada, sólida y atenta ante cada requerimiento de la Directora.

 

  Y aquí llegamos a la parte principal.  Natalia Salinas realizó una labor descollante, superadora incluso de su triunfal presentación en aquella recordada apertura del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos Aires del 2019. Trabajó hasta el mínimo detalle, logró justeza en las intervenciones, guió con absoluta precisión y descolló en el imponente final. Estamos en presencia de una de las conductoras más importantes que Ntro, País ha dado en los últimos tiempos, ha hecho honor a cada desafío y demostró que está llamada a grandes cosas.

 

Donato Decina

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