viernes, 15 de agosto de 2025

 


Xavier Inchausti, Marcelo Balat y José Antonio Araujo, los integrantes del Trío Ginastera ante el público de los "Conciertos del Mediodía", la gran creación del Mozarteum Argentino, en la "Sala Argentina" del Palacio Libertad. Fotografía de la autora del presente comentario.


Excepcional actuación del Trío Ginastera en la Sala Argentina del Palacio Sarmiento


ALTA CALIDAD, FIEL A SU ESTILO


Martha CORA ELISEHT


Fundado en 2016, el Trío Ginastera se caracteriza no sólo por ser uno de los

mejores grupos de cámara del país, sino también por la difusión del repertorio

camarístico nacional y universal con presentaciones de alta calidad y jerarquía artística.

La agrupación formada por Xavier Inchausti (violín), José Araujo (violoncello) y

Marcelo Balat (piano) se presentó dentro del Ciclo Conciertos del Mediodía del

Mozrteum Argentino el pasado miércoles 13 del corriente en la Sala Argentina del

Centro Cultural Palacio Domingo F. Sarmiento para ofrecer el siguiente programa:

- Trío para violín, violoncello y piano n°1 en Do menor, Op.8 (“Poema”)- Dmitri

SHOSTAKOVICH (1906-1975)

- Trío para piano, violín y violoncello en La menor, Op.50 (“A la memoria de un

gran artista”)- Piotr I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)


A raíz de cumplirse recientemente el cincuentenario del fallecimiento de

Shostakovich, el ensamble decidió homenajearlo con una bellísima -y brillante-

interpretación de su Trío n°1 en Do menor, Op.8 (“Poema”), compuesto en 1923

durante unas vacaciones del músico en Crimea para reponer fuerzas luego de una

enfermedad grave. Tenía sólo 17 años y fue su primera pieza de música de cámara. Allá

conoció a Tatiana Glivenko, de quien se enamoró y quien fuera su musa inspiradora. El

conjunto no sólo se lució por la calidad de un sonido homogéneo, compacto y

resplandeciente, sino que cada uno de sus integrantes también lo hizo en sus solos y

variaciones. En el caso de Marcelo Balat, con un perfecto dominio de trinos y

arabescos – particularmente, en el tema romántico-, mientras que Xavier Inchausti y

José Araujo se destacaron por un fraseo impecable en sus respectivos instrumentos y

por un notable manejo de matices, texturas y sutilezas.

Dentro de la extensa producción de música de cámara que dejó Tchaikovsky, el Trío

para violín, violoncello y piano en La menor, Op.50 fue el único escrito para dicho

ensamble instrumental y fue compuesto en 1882 con motivo de cumplirse un año de la

muerte de Nikolai Rubinstein, quien fuera su amigo y un eximio pianista. De ahí

proviene la dedicatoria (“A la memoria de un gran artista”) y fue estrenado al

cumplirse un año de su muerte en el Conservatorio de Moscú, donde su hermano Anton

era profesor. Debido a que Tchaikovsky se encontraba de viaje en el exterior, no pudo

estar presente en el estreno, llevado a cabo por el pianista Sergei Taneyev, el violinista

checo Jan Hřimaly y el violoncelista Wilhelm Fitzenhagen -quien estrenó también las

Variaciones Rococó en 1877-. Consta de dos movimientos: Pezzo elegiaco (Pieza

elegíaca): Moderato assai- Allegro giusto y Tema con variazioni. A su vez, este último

movimiento está compuesto por 12 variaciones sobre un Andante introducido por el

piano y desarrollado por el resto de los instrumentos. Asimismo, la última variación


(Variazione finale e coda) actúa como un tercer movimiento y se divide en tres partes:

Allegro risoluto e con fuoco- Andante con moto- Lúgubre, cerrando con el tema inicial

del extenso primer movimiento, introducido por el violoncello y seguido por el violín en

forma de allegro de sonata hasta la intervención del piano, que asume un rol

protagónico. El ensamble brindó una versión exquisita, sutil y refinada de esta

hermosísima obra, con entradas y cadencias muy precisas por parte de los tres

instrumentos desde los primeros compases del Pezzo elegíaco inicial, con un perfecto

diálogo y donde los crescendi y diminuendi estuvieron muy bien marcados. La labor de

Marcelo Balat en el andante inicial del segundo movimiento -sobre el cual se van a

desarrollar las variaciones- fue sublime, con un perfecto manejo de cadencias y

glissandi que contrastó con el fraseo del violín y violoncello. Mientras que en la primera

variación (Andante) predomina el piano, la segunda (piú mosso) está a cargo del

violoncello y en la tercera (allegro moderato), el piano logra un perfecto contraste

llevando la melodía mientras las cuerdas la desarrollan en pizzicato. La cuarta y quinta

(L‘istesso tempo: allegro moderato- carrillón) permitieron una espectacular versión a

cargo del binomio Inchausti/ Araujo, al igual que la sexta (tempo di valse), que sonó

sublime merced a la maestría de los intérpretes, cosa que también sucedió en la séptima,

octava y novena (Allegro moderato/ Fuga: allegro moderato/ Andante flebile, ma non

tanto). La apertura de la décima (Tempo di mazurka) está a cargo del piano y,

posteriormente, se unen las cuerdas: en este caso, para brindar una versión magistral, al

igual que en la undécima (Moderato). Por último, la variazione finale e coda final no

pudo ser mejor: muy bien lograda, con perfecto dominio de tempi y vuelo instrumental

en su conjunto con un sonido prístino – característico y propio de la formación- para

cerrar con el tema inicial del primer movimiento. El auditorio estalló en aplausos y

vítores tras la brillante interpretación de este monumental trío, que obligó a los

intérpretes a saludar muchas veces.

En esta ocasión, no hubo bises, pero tampoco eran necesarios. Cuando se ofrecen

versiones de esta calidad con intérpretes de tan alta jerarquía, los encore están de más.

Es preferible culminar un concierto donde la interpretación siga permaneciendo en los

oídos del público y que se la recuerde como tal.

lunes, 11 de agosto de 2025

 


Mario Benzecry y la Sinfónica Juvenil Nacional "Libertador General San Martín " en plena labor como lo atestigua esta toma lograda por la autora del presente comentario.


Estupendo concierto de la Sinfónica Juvenil en el Palacio Domingo F. Sarmiento


SIETE SOLISTAS PARA UN GRAN CONCIERTO


Martha CORA ELISEHT


Independientemente de ser un número primo desde el punto de vista matemático,

el siete es un número simbólico. Representa tanto a los pecados capitales como las

maravillas del mundo, los enanos de Blancanieves y las notas de la escala musical.

Casualmente, fueron también siete los solistas que participaron del último concierto

ofrecido por la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín” el

pasado domingo 10 del corriente en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Palacio

Domingo F. Sarmiento bajo la dirección de su titular -Mario Benzecry-, quien explicó

que fueron convocados para participar luego de una rigurosa selección realizada

mediante concurso interno dentro del organismo sinfónico.

Los mencionados instrumentistas fueron los siguientes: Pedro Guerrero y

Santino Ledesma (trompetas); Ramón Terán, Gabriel Acosta, Yanina Santi y Santiago

Torres (cornos) y Augusto Ortiz (violín), quienes ofrecieron el programa que se detalla a

continuación:

- Concierto en Do mayor para dos trompetas y orquesta de cuerdas, RV 537-

Antonio VIVALDI (1678-1741)

- Concierto en Fa para 4 cornos y orquesta (1° audición)- Carl Heinrich

HÜBLER (1822-1894)

- Leyenda, Op.17- Henryk WIENIAWSKI (1835-1880)

- Adagio de la Sinfonía n°10 (versión original)- Gustav MAHLER (1860-1911)

- “Los Preludios”, S.97- Franz LISZT (1811-1886)

Con motivo de cumplirse los 200 años de presencia alemana en la Argentina

(1825-2025) y los 35 años de la reunificación de dicho país, se hicieron presentes el

embajador de Alemania en la Argentina -Dieter Lamlé- y su esposa. Y, como es

tradicional en el Auditorio Nacional ante la ausencia de programas de mano, el maestro

Benzecry se dirigió al público provisto de un micrófono para anunciar las obras, los

solistas y brindar una breve reseña sobre las mismas. Dentro de la abundante

producción de música de cámara de Vivaldi, el Concierto para dos trompetas en Do

mayor y orquesta de cuerdas RV 537 sigue la clásica división del concerto grosso en 3

movimientos (Allegro/ Largo/ Allegro), donde se produjo una muy buena entrada de

ambas trompetas al unísono en el movimiento inicial, al igual que en el canon a dos

voces. El acompañamiento por parte de las cuerdas fue muy bueno y bien acompasado.

Tras un brevísimo largo, los trompetistas volvieron a brillar en el Allegro final, logrando

un sonido redondo en los glissandi, trinos y matices. Tanto Santino Ledesma como

Pedro Guerrero se lucieron en sus solos como tocando al unísono. El público los

aplaudió fervientemente al finalizar la interpretación.

Carl Heinrich Hübler fue un compositor alemán que se desempeñó como cornista

en la Orquesta Real de Dresde y fundador de la Dresden Tonkünstler Verein, cargo que


ocupó hasta su retiro en 1891. Su obra se circunscribe a un concierto para corno y una

romanza para corno y piano. Inspirado en la Konzertstück para 4 cornos y orquesta

Op.86 de Schumann, en 1849 se dio cuenta de la dificultad en la interpretación de dicha

pieza por parte del 1° corno, motivo por el cual decidió escribir su Concierto en Fa para

4 cornos y orquesta entre 1854 y 1856, estrenado en Dresde en ese mismo año y que se

representa en carácter de 1° audición en el país. La orquestación es de corte clásico-

romántico: maderas por dos, dos trompetas, 3 trombones, timbal y cuerdas. El cuarteto

de cornos solistas se destacó por su elegancia: no sólo interpretativa, sino también, en

materia de vestimenta (los muchachos, de frac y Yanina Santi, de vestido largo negro).

Luego de una breve introducción a cargo del timbal, el cuarteto de cornos toma la

melodía en un Allegro en Fa mayor. Posteriormente, el 1° corno toma la melodía y el

resto la desarrolla acompañado por la orquesta. Los cornistas se destacaron por lograr

un sonido muy balanceado y muy bien compaginado, con excelentes matices y

ejecución de arabescos y glissandi. El concierto cierra con un final brillante a cargo de

la orquesta tras una fanfarria por parte del cuarteto solista.

Seguidamente, la agrupación brindó una hermosa versión de Leyenda, Op.17 de

Henryk Wieniawski, compuesta en 1878, donde el violinista Augusto Ortiz no sólo lo

tocó de memoria, sino que se lo apreció muy seguro y preciso en la interpretación de sus

solos merced a su perfecto fraseo, trinos y trémolo. La orquesta supo acompañarlo muy

bien y merece un comentario aparte la actuación de los dos fagotistas en el arabesco

que abre la obra.

La segunda parte del concierto se inició con el movimiento inicial (Adagio) de la

10° sinfonía de Gustav Mahler, compuesta en 1910 y de la cual, se conservan los

manuscritos originales de los otros movimientos. Debido a la muerte del compositor en

1911, sólo se completó la orquestación del 1° movimiento, que es la que se representó

en el presente concierto. En 1910, Mahler estaba pasando por un momento muy difícil

al enterarse de la relación de su esposa Alma con Walter Gropius. Posee dos temas bien

identificados: uno, de carácter doliente (escrito en 9 grados de escala cromática, con

atisbos de dodecafonismo) y otro, más romántico. Con un orgánico prácticamente

completo, la Sinfónica Juvenil logró un sonido compacto, muy bien equilibrado, con

brillo y matices típicos de la orquestación mahleriana en ambos temas. Todos los

solistas de los principales grupos de instrumentos tuvieron oportunidad de lucirse y se

lograron muy bien los tutti orquestales tanto en el tema dramático como en el

romántico.

De la serie de 13 poemas sinfónicos compuestos por Franz Liszt durante su

estadía en Weimar, Los Preludios es el tercero y data de 1848. Es el más popular de

todos los poemas sinfónicos del compositor húngaro y está basado en el poema

homónimo del francés Alphonse de Lamartine (Les Préludes) y su estreno tuvo lugar en

Weimar en 1854. La nota de programa escrita por Liszt dice lo siguiente:

¿Qué es nuestra vida sino una serie de preludios a una canción desconocida, de la

cual la primera nota solemne es la que hace sonar la muerte? El amanecer encantado

de toda existencia está anunciado por el amor, y, sin embargo, ¿en el destino de quién

no están interpretados los primeros latidos de la felicidad por tormentas cuyas violentas

ráfagas disipan las más caras ilusiones del Ser, consumiendo su altar con un fuego


fatal? ¿Y dónde debe hallarse el alma cruelmente golpeada, que, habiéndose convertido

en juguete de una de esas tempestades, no busca olvido en la dulce quietud de la vida

rural? Sin embargo, el hombre pocas veces se entrega a la calma beneficiosa que al

principio lo encadenó al regazo de la naturaleza. Tan pronto como la trompeta hace

sonar la alarma, corre él al puesto del peligro, aunque sea la guerra la que lo convoque

a sus filas, pues hallará nuevamente en la lucha completa autorrealización y plena

posesión de sus fuerzas.

Al igual que en la obra anterior, esta célebre pieza no sólo lleva una orquestación

profusa, sino que también permite el lucimiento de los solistas de los principales grupos

de instrumentos; sobre todo, en las fanfarrias que anuncian la guerra -moneda corriente

en Europa en 1850-. La versión ofrecida fue colosal: muy precisa, con un perfecto

equilibrio sonoro y una impecable marcación por parte de Mario Benzecry, quien se

retiró ovacionado junto a los músicos luego de una actuación brillante. El público deliró

y estalló en aplausos al final del concierto.

Próximamente, se presentará el resto de los solistas que ganaron el concurso

interno dentro de la orquesta en sucesivos conciertos. Se seleccionaron nada más ni

nada menos que 12 solistas, de los cuales, 7 se presentaron en el presente concierto.

Otro número tan simbólico como los 12 meses del año, los 12 apóstoles y los 12 signos

del Zodíaco para seguir apreciándolos.

domingo, 10 de agosto de 2025

 


Nikolai Lugansky, Srba Dinic y la Filarmónica de Buenos Aires. La conjunción perfecta para una gran noche en el colón, captada impecablemente para Prensa del Teatro Colón por Juanjo Bruzza.


VOLVIO LA FILARMONICA DE LAS GRANDES NOCHES

 

Teatro Colón, temporada 2025: Concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Srba Dinic. Solista: Nikolai Lugansky  (Piano). Programa: Obras de Beethoven y Rachmaninoff. 09 de Agosto de 2025.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

   Con un marco espectacular de público “del bueno”, ese que sabe cuándo se debe aplaudir, cuando hacer silencio y cuando se debe insistir en los pedidos de salida a escena como forma de pedir un “bis”, la Filarmónica de Buenos Aires volvió a lucir en una gran noche, acompañando a un solista de excepción como Nikolai Lugansky bajo la guía de uno de los Directores probados y de mayor preferencia de público y músicos en los últimos tiempos, el serbio Srba Dinic. Programa Beethoven y Rachmaninoff, dos creadores que forman parte del gusto del gran público.

 

 En una decisión opinable (al menos en mi caso esa disposición de programa no me convence), la primera parte estuvo íntegramente a cargo de la Orquesta, dejando la actuación junto al solista para el tramo final. Si tomamos en cuenta que el concierto correspondió a una fecha oficial de abono,  que el público adquiere el mismo para escuchar fundamentalmente a la Orquesta, y junto a ella a los solistas que la misma presenta, interpreto que se la desplaza del eje de atención. Si tenemos en cuenta la riquísima historia que la Filarmónica de Buenos Aires tiene en su haber, ya sea por sus giras internacionales,  Directores invitados, solistas y , como recientemente, hasta bailarines de fama mundial quienes se presentaron junto a ella, programar para la primera parte las obras que deberían ser de fondo (en las que la agrupación demuestra su valía) terminan por disminuir la consideración a este conjunto de probada categoría dados los muy buenos Maestros que la integran. Entiendo que debe revisarse este criterio de inmediato.

 

  Entrando de lleno a la velada, la primera parte estuvo íntegramente dedicada a Beethoven. Se inició con una muy buena interpretación de la Obertura “Coriolano”, Op. 62 en donde desde el primer ataque se pudo apreciar el acertado enfoque del Mtro. Dinic al abordar la partitura, dejando fluir ese drama puesto en música al que Beethoven tan bien plasmó. El desarrollo de esta página fue traducido con elegancia, refinamiento e impecable ajuste sonoro.

 

  Una de las páginas sinfónicas de mayor luminosidad y chispeante desarrollo  en la producción Beethoveniana la constituye la Sinfonía Nº 8  en Fa mayor, Op. 93. Aquí el gran genio de Bonn regresa a las fuentes para ofrecernos una obra de neto cuño clasicista, a la que agrega su experiencia adquirida y su madurez como compositor. Tras una página tan intensa y vibrante como lo es su antecesora, la Nº 7, aquí Beethoven se permite desde el primer compas exaltar la belleza y la alegría, los dos tópicos fundamentales que dominan toda la obra. Dinic hizo una presentación impecable del “Allegro Vivace” inicial, le dio vida al “Scherzando” siguiente, para luego descollar tanto en el “Menuetto” como en el gran  “Allegro Vivace” final (Como se vé, Beethoven eligió esta forma tanto para la apertura como en el cierre). Párrafo aparte para la muy buena exposición de la coda con la que la obra concluye.  Ya aquí el público respondió con la primera gran ovación de la noche.

 

  El pianista ruso Nikolai Lugansky se ha erigido como uno de los más grandes  intérpretes de estos últimos años y en el Colón junto a la Filarmónica lo demostró con creces.  Abordó el célebre concierto para piano y orquesta Nº 2, op. 18 de Serguei Rachmaninoff, con lo cual era altísima la expectativa que ya se fue percibiendo en la sala durante el intervalo, por no decir la ansiedad que para muchos genera una interpretación de esta gran obra. Lugansky se plantó frente al teclado y ya desde el primer compás derrochó firmeza y suma elegancia. Su técnica impecable, su precisión en cada ataque, su entrega en los momentos de mayor tensión, son atributos con los cuales fue construyendo una versión que quedará registrada como una de las mejores de los últimos tiempos. La Filarmónica con la sabia guía de Dinic (Quienes ya habían lucido en esta obra en la memorable integral de conciertos de Nelson Goerner en el Coliseo) volvió a demostrar ser el vehículo ideal para el acompañamiento de este repertorio, desde la homogeneidad y el buen empaste con los que el conductor la dotó, hasta el total lucimiento de los solistas del conjunto en todas sus intervenciones. Por eso no extrañó que el Colón “rugiera” en el final como en las grandes noches para saludar este trabajo de suma excelencia. Así fue también como luego de tres llamadas al escenario a saludar, Lugansky acometiera con otra página del gran creador ruso, nuevamente con su acreditada solvencia para ponerse definitivamente al público en el bolsillo. Esta es la Filarmónica que pretendemos.

 

                                                                                                                             Donato Decina

miércoles, 6 de agosto de 2025

 

EVOLUCION FORMIDABLE

 

“Festival Konex de Música Clásica año 2025” (En colaboración con la Embajada de la República de Alemania en Argentina). Concierto de Cámara. Actuación del Ensamble “Estación Buenos Aires” (Rafael Gíntoli,  Guía y Primer Violín).  Solista, Pilar Policano (Violín),  Programa: Obras de Beethoven Mendelsohn, Mozart y Bach. Torre Y.P.F., Salón Jacarandá, 05 de Agosto de 2025.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  Comienzo el presente comentario agradeciendo  al Presidente de la Fundación Konex, el Dr. Luís Ovsjevich, por la invitación cursada para presenciar este concierto, el que tendría su reiteración al día siguiente en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, sitio que tuvo una restauración y puesta en valor organizada por la misma Fundación a su cargo. En esta oportunidad el ámbito elegido ha sido el Salón Jacarandá de la torre y sede central de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (Y.P.F.), lugar que recordó mi apreciado colega el también Dr. Daniel Varacalli Costas, que fuera la sede de la selección para el concurso de violín que el célebre intérprete Shlomo Mintz organizó por varias ediciones en Ntro. País.  En el marco del décimo aniversario de los Festivales Konex de Música Clásica y con la colaboración de la Embajada de la República de Alemania en Argentina, celebrando de este modo el bicentenario de la primera Inmigración Alemana a la Argentina y el trigésimo quinto aniversario de la reunificación Germana, se desarrolló esta fecha que contó con la participación del Ensamble “Estación Buenos Aires”, liderado desde el primer violín por el Maestro Rafael Gíntoli  y la actuación solista de la joven y talentosa violinista Pilar Policano.

 

  Cada regreso de Pilar al país  genera una lógica expectativa, no solo por su crecimiento en edad (hoy son 17 años), sino también desde lo interpretativo. Es confirmar su evolución como solista y que novedades va conteniendo el repertorio que aborda. El balance arrojó que no defraudó para nada y que su evolución es firme y sostenida.

 

 El Concierto se inició con una impecable versión de la Romanza para Violín y Orquesta Nº 2 en Fa mayor del Op. 50 de Ludwig van Beethoven- Aquí pudimos escuchar a la talentosa interprete empleando el instrumento que recibiera en préstamo de la Ryuji Ueno Foundation Inc., junto a Rare Violins in Consortum.  Es un Violín Bergonzi cremonés de alrededor de la primera parte de la década de 1780 junto a un arco Dominique Peccatte de alrededor de 1850. En manos de Pilar no solo se comprueba la nobleza del instrumento, sino que el sonido que le extrajo fue de tal pureza que se comenzó a verificar un crecimiento interpretativo en ella sencillamente formidable. La nitidez y transparencia con la que expresó la melodía principal de la romanza fue tal que de inmediato captó la total atención del auditorio. El conjunto acompañó en altísimo nivel, por lo que se pudo apreciar una versión de fuste.

 

  La comprobación definitiva del extraordinario nivel que está alcanzando la querida y joven intérprete se tuvo con la estupenda versión del concierto para violín y cuerdas en Re menor, Mwv O3 de Félix Mendelsohn. Fue una interpretación vibrante, llena de energía. A lo largo de los tres movimientos de la obra,  Policano comienza a revelarse como una interprete refinada y consumada. coronando un verdadero “capolavoro” . Ataques seguros, sonido exquisito, firmeza interpretativa. Fue largamente aplaudida.

 

 El final de la primera parte vino de la mano de otra muy buena versión, en este caso del rondó de la Serenata para Orquesta en Re mayor Kv. 250 al 249/b “Haffner, en versión y cadencias de Fritz Kreisler expuestas en estilo y en modo verdaderamente admirables.

 

 Ya ingresando en la segunda parte del concierto, Pilar Policano deslumbró en su versión de la Partita para Violín Nº 2  en Re menor Bwv 1004 de Johann Sebastian Bach. Un comienzo muy equilibrado en la “Allemande” y una arrolladora “Giga” final que impactó de lleno en el público.

 

  El cierre “formal” tuvo lugar con un arreglo para violín y cuerdas de Richard Tognetti  del tempo “Presto” de la famosa sonata para violín y piano nº 9 en La mayor  Op. 47 “Kreutzer” de Beethoven. Aquí fue un cierre descollante tanto por  la labor de la solista como de la orquesta en sí despertando,  como era lógico de suponer, la genuina ovación de la concurrencia.

 

  Hubo tres bises, de exquisita factura todos. Una descollante interpretación del Capriccio Nº 5 de Niccolo Paganini con la que Policano se lució con creces, para luego con el acompañamiento del conjunto, honrar a Astor Piazzolla a metros de la Av. Corrientes y del Río de la Plata con una inspiradísima versión de “Decarísimo” obra en la que Piazzolla citando temas del gran violín y director del tango construye un monumento en sí mismo.  Policano se reveló como una gran intérprete de música ciudadana y, finalmnte un tercero, del que no pudimos escuchar el anuncio de la autoría,  de endiablada escritura que la joven sorteó de manera estupenda para que la fiesta sea completa.

 

  Solo resta expresar el mayor aliento, que el crecimiento de Pilar Policano sea constante y que a su regreso en Octubre próximo, se reedite el ritual del encuentro del talento con su público.

 

Donato Decina

lunes, 4 de agosto de 2025

 





Alejandro Carreño, Pablo Boggiano y la Sinfónica Nacional, síntesis de una magnífica noche para la mejo historia de la Orquesta. Fotografía de Martha Cora Eliseht.




LA SINFONICA EN TOTAL ESTADO DE GRACIA

 

Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, temporada 2025. Concierto Sinfónico a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, Director Invitado: Pablo Boggiano. Solista: Alejandro Carreño (Violín). Programa: Obras de Beethoven y Williams. Auditorio Nacional, 01 de Agosto de 2025.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  Esta noche quedará en el recuerdo para quienes estuvimos presentes en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, por haber tenido la inmensa oportunidad de ser testigos del rescate de la Sinfonía Nº 4 en Mi bemol “El Atajacaminos” del patriarca de la música Argentina, Don Alberto Williams.  Elijo comenzar de esta forma, pues si bien esta obra ha de ser grabada por la Orquesta, dentro del ambicioso plan de registrar las 9 sinfonías del ilustre compositor argentino, sería deseable que en un tiempo no muy lejano sea ofrecida nuevamente al público. Posee incuestionables méritos artísticos que la hacen acreedora a una nueva audición. Está estructurada en 4 tiempos dentro de los cuales hallamos secciones que dividen, por lo que está conformada de la siguiente manera:

 

  1º) “Las Selvas de la Sierra”.  Introducción: “Sostenuto”: “La Noche”. Tema 1: “Las Selvas”, Tema 2: “Allegro Moderatp”: “Galopando por las Sierras”. Tema 3º) “Moderato”:  “Cantos de la Selva”.

2º) “Duendes y fantasmas de la Sierra”: Tema 1: “Allegro Scherzando”.

3º)  “Ultimo Ensueño Materno”: Tema 1: “Larghetto”

4º) “Despertar de la Tierra-Glorificación del Amor Filial”: Tema 1: “Allegro Moderato”, Tema 2: “Moderato”.

 

  Encontramos aquí un trabajo en el que el Maestro Williams se basa en las influencias recibidas a lo largo de sus años formativos, con un orgánico orquestal sumamente extenso que puede remitir a Héctor Berlioz, como también remitirnos a Vincent D’Indy y su “Sinfonía sobre un Aire Montañes” o a su otra página: “Día de verano en la Montaña”. Igualmente es imposible no soslayarse con la Sinfonía” Alpina” de Richard Strauss, aunque en este caso no hay pasajes de orquestación robusta como sí los emplea el gran maestro alemán.  Hay maderas por 4, al igual que trombones y trompetas. Cornos por 6, Arpas por 2, celesta,  cuerda usual pero de frondosa conformación y una nutrida sección de percusión con dos timbalistas, placas, platillos, bombo y tam-tam, entre otros.

 

  El maestro Pablo Boggiano asumió la concertación de este frondoso trabajo y lo efectuó con notable precisión, ajuste impecable, logrando  de la Orquesta respuestas formidables. Momentos magníficos de canto orquestal, otros instantes de corte introspectivo, en donde se percibieron hasta los mínimos detalles de sonido. Hubo brillo orquestal y se logró exhibir la grandiosidad de la obra.  Fue un acto de estricta justicia la sostenida ovación del público presente saludando así esta nueva entrega de excelencia por parte de la mejor Orquesta del país.

 

 En el comienzo se ofreció una estupenda versión del Concierto para Violín y Orquesta en Re mayor, op. 61 de Ludwig Van Beethoven en donde intervino como solista el maestro venezolano Alejandro Carreño. Surgido de las entrañas de “El Sistema”, dueño de una vasta trayectoria, la que corona ahora como miembro de las filas de su instrumento en la Filarmónica de Berlín, el maestro Carreño exhibió amplio y gratísimo sonido, interpretación de altísimo nivel y pleno canto, por lo que no fue de extrañar que en los instantes de mayor introspección se produjera un cerrado silencio con el público siguiendo cada detalle de la versión. Su entendimiento con el Maestro Boggiano y la Orquesta fue total y aquí se comenzó a vislumbrar la construcción de una versión magnífica que, al igual que con la sinfonía después, culminara en una gran ovación para solista, director y músicos .

 

  Ambos trabajos merecieron por parte de los intérpretes la concesión de “bises” como agradecimiento a  las devoluciones del público.  En  primer lugar, el maestro Carreño junto a la  Orquesta bajo la dirección de Boggiano  entregó una muy emotiva versión de “Oblivion” de Piazzolla y, tras la sinfonía, la Orquesta presentó “Libertango” del mismo Piazzolla en el arreglo que bajo la dirección del propio Boggiano llevara a Japón la Sinfónica Juvenil Nacional “Libertador General San Martín”, punto final para una noche de Gloria, con una magnífica conjunción solista, director, orquesta. Todo dicho.

 

Donato Decina

domingo, 3 de agosto de 2025

 

AUDICIONES Y EMOCIONES

 

Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, Director Invitado: Christian Baldini. Solista: Mariano Ceballos (Violín). Programa:  Obras de Baldini, Nante y Viera. Auditorio Nacional del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, 30 de Julio de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Esta nueva presentación de la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” ha dejado, al menos en mi caso, una serie de reflexiones que también pueden obrar como integrantes del presente comentario, ya que surgen a partir de lo escuchado el pasado día 30:

 

 1º) La versatilidad del conjunto. Nacida como una orquesta típica de tango (en los hechos era el conjunto que comandaba el creador de “Caminito”, al que a finales de la década del 40 el Gobierno lo nacionalizó, dejando a su creador al frente de la misma). A  comienzos de los 70 del pasado siglo se le incorpora repertorio folcklórico” y en los albores del presente milenio, ingresa el repertorio “rockero”. A comienzos de la primera década de 2000, con el soporte musical brindado a las representaciones de “El Matrero” de Felipe Boero en el Teatro Nacional Cervantes (su casa en ese entonces), inicia su incursión en el repertorio de los creadores clásicos nacionales, comenzando a cumplimentarse en ese rubro con su “hermana”, la Orquesta Sinfónica Nacional. En todos los casos, aborda sus programas con altos niveles de calidad. Su actual conformación brinda equilibrio entre maestros de experiencia y jóvenes que la van adquiriendo junto a los más experimentados. Entre los primeros he visualizado a algunos que han integrado incluso las filas de las orquestas del mismísimo Teatro Colón y, de hecho, intervino en carácter de “Concertino Invitado” el querido maestro Pablo Saraví.

 

 2º) La superación de la Orquesta ante cada desafío. El programa ofrecido en ésta ocasión, incluyó tres obras de idéntica cantidad de compositores, quienes  se hallaban  en diferentes etapas de sus respectivas carreras durante la creación de las mismas. La adaptación del conjunto a cada una de las obras fue óptimo y los resultados, impecables.

 

 3º)  Por más que la ONMA aborde diferentes formas musicales en cada concierto, es elogiable que se confíe en directores sinfónicos argentinos de real valía la dirección de los programas. Tomando como punto de partida la última plena titularidad a cargo de Luís Gorelik como con Lucía Zicos en caracterprincipal Directora Invitada y ahora con Ezequiel Silberstein ( principal invitado en la presente temporada) hasta, como en este caso, Christian Baldini de trayectoria plenamente reconocida por todos tanto como Compositor como por Conductor y ya invitado anteriormente a dirigir a este conjunto al igual a que otros renombrados colegas suyos. El resultado  de todo esto es el de una sostenida e incuestionable calidad en cada presentación.

 

 4º)  La ONMA debe contar, seguramente, con el público más vasto de toda la oferta musical, dado que en cada concierto rota el estilo abordado. En los programas de corte clásico, va dándose cita gente que se identifica con cada compositor en particular, dadas las corrientes en las que nuestros creadores han ido enrolándose. Tal vez sea el conjunto con mayor renovación de audiencia de todo el espectro musical argentino.

 

 5º)  Dado el repertorio completamente contemporáneo que se ofreció en esta ocasión, tal cuál señalé líneas arriba, hubo público que llenó en forma considerable el Auditorio Nacional y permaneció en la totalidad del concierto. Objetivo ganado.

 

 Entrando entonces de lleno en el Concierto en sí, el que estuvo dedicado a la memoria del Maestro Julio Viera, compositor y docente recientemente desaparecido,  escuchamos “Elegía para grupo de cuerdas: Grises sobre lágrimas” del propio Maestro Christian Baldini. Según el mismo  comentó antes del inicio, se trata de un trabajo que ha obrado en el casi como un “desahogo” anímico en donde prácticamente de un tirón  expresa en el pentagrama sentimientos de tristeza y desazón, los que eran perfectamente aplicables en este caso para homenajear al Maestro Viera, quien fuera docente suyo y a quién lo unía una gran amistad. Al escucharla, surgen a pleno todas las características que el propio Baldini señalara previamente, quedando en el aire la sensación de vacío que una partida de ese calibre deja. Encontramos un manejo muy hábil de los recursos tímbricos. Lo que van desde el empleo de los arcos en diferentes posiciones, hasta en la densidad en si que las notas van dejando a medida en que suenan. Un muy interesante trabajo, bien recibido en el Auditorio.

 

 Tras ello, tuvo lugar la presentación de “Ariana” de Alex Nante. Estrenada en 2024 por la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan, ha sido ésta su primera audición en Buenos Aires y es de esperar que se repita muy pronto en ámbitos superiores. Compuesta para la forma Violín solista, Orquesta de Cuerdas y Clave, fue la dupla interviniente en esta ocasión la encargada de su estreno absoluto. Junto a Baldini, se presentó como solista Mariano Ceballos, quien ya ostenta una frondosa experiencia en el campo contemporáneo, en donde registra ser hasta el presente el único integrante latinoamericano del ya mítico “Ensamble Intercontemporain” que liderara el gran Pierre Boulez, además de obtener importantísimas becas (la de la ya tristemente desaparecida “Bienal Juvenil Shell” y la importantísima “Fullbright”, entre otras) colaboraciones con importantísimas personalidades del mundo musical (justamente Boulez entre ellos) y de dedicación casi total al repertorio contemporáneo, lo que aquí demostró con creces. En esta obra, Alex Nante propone un camino desarrollado en nueve tiempos en los que va incursionando en diferentes formas sonoras,  donde predomina como característica saliente un diálogo permanente entre el solista y el grupo instrumental. Ceballos hizo honor a sus antecedentes, entregando desde su instrumento gran técnica y absoluta calidad interpretativa, muy bien acompañado por Baldini con indicaciones muy  precisas, logrando de los músicos de la Filiberto plenas respuestas. La labor fue recibida de muy buena forma por el público, el que con sostenidos aplausos premió la labor de todos.

 

  Y en el cierre, la Filiberto homenajeó a Julio Viera con la obre que la misma le comisionara en 2022 : “Suite Porteña”, una obra en cinco números en donde sin renunciar a su identidad como compositor clásico  emplea citas a diferentes formas populares como Jazz y Tango que tan en boga estuvieron hasta finales de los años 50 en nuestro país. Aquí se presentó el Orgánico completo de la ONMA, incluidos Charango y Bandoneones, los que serán empleados dentro de los cánones de la página. Un trabajo inteligentemente armado por el compositor, que tuvo en Baldini a un muy fiel traductor y a un conjunto que lució ante el público con sus mejores galas.

 

Donato Decina

sábado, 2 de agosto de 2025

 


Tahiel Lucero, nueva revelación del piano argentino, guiado por el Gran Maestro José Luís Juri. Fotografía proporcionada por la autora del presente comentario.


Muy buen debut del pianista Tahiel Lucero en el Ciclo de Cámara del Jockey Club


EL TALENTO ES INNATO, PERO SE PERFECCIONA Y RINDE

Martha CORA ELISEHT


Habitualmente, una trata que el título de una nota no solamente sea la síntesis

más perfecta de la misma, sino que también, no sea demasiado largo para facilitar su

lectura. Lo que sucede es que, cuando se da una conjunción de factores en un

determinado intérprete, es muy difícil poder sintetizarla en tan sólo una línea. Tal es el

caso del pianista Tahiel Lucero, quien hizo su debut en público el pasado jueves 31 de

Julio dentro del Ciclo de Cámara del Jockey Club de Buenos Aires, cuya presentación

estuvo a cargo del presidente de la Comisión de Cultura de la entidad, Dr. José María

Cantilo.

El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

- Sonata en Mi mayor, K.380- Domenico SCARLATTI (1685-1757)

- 32 variaciones en Do menor, WoO 80- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

- Andante spianato y Gran Polonesa brillante en Mi bemol mayor, Op.22-

Frederic CHOPIN (1810-1849)

- Estudio Trascendental n°11 “Harmonies du Soir”- Franz LISZT (1811-1886)

- Vals Mephisto n°1, S.514- Franz LISZT (1811-1886)

Oriundo de Quiles (San Luis), estudió música en el Conservatorio Superior

“Astor Piazzolla” de la Ciudad de Buenos Aires, donde obtuvo el título de Profesor

Superior en Educación Musical con Orientación en Piano y se graduó con las más altas

calificaciones. Discípulo de José Luis Juri, participó en los Encuentros de Piano

Internacionales (EPI) organizados en San Carlos de Bariloche entre los años 2018, 2019

y 2020 inclusive y se perfeccionó tomando clases magistrales con maestros de la talla de

Edith Fischer, Norman Krieger, Rafal Luszczewski, Maxime Zecchini y Rubén Talón.

Independientemente de haber actuado en numerosas salas de cámara de Capital Federal,

Mendoza, Córdoba y su provincia natal, su maestro lo presentó como “un joven talento

proveniente del interior con mucha humildad y predisposición para el estudio, que hoy

brinda su primer concierto como pianista profesional”. La definición no pudo ser más

acertada, ya que no sólo interpretó todas las obras comprendidas en el presente recital

de memoria, sino que, además, se lo apreció muy preciso y seguro desde los primeros

compases de la mencionada Sonata en Mi mayor, K.380 de Scarlatti en el dominio de

los arpegios, cadencias y saltos de octavas característicos del compositor napolitano.

Logró un sonido cristalino, lo que le valió el aplauso sostenido del público.

Seguidamente, Tahiel Lucero ofreció una gran versión de las 32 Variaciones en Do

menor de Beethoven, compuestas en 1806 y publicadas al año siguiente. Sobre un tema

de 8 compases en ¾ (Allegretto) se desarrollan 32 variaciones que difieren en carácter,

dinámica y dificultad técnica. Mostró un perfecto dominio de tecnicismo e

interpretación, logrando un sonido romántico, apasionado y temperamental en las

variaciones. Desde ya, no podía faltar una obra de Chopin en un recital de piano, motivo


por el cual se incluyó en el programa el célebre Andante spianato y Gran Polonesa

brillante Op.22. En realidad, se trata de una pieza compuesta en dos períodos: primero,

la Gran Polonesa brillante en Mi bemol mayor, que data de 1830- 1831 y

posteriormente, a modo de introducción extensa, Chopin le agrega el Andante spianato

en 1834. A diferencia de la polonesa, está escrito en Sol mayor y, en la presente

versión, le otorgó un buen ritmo alla polaca. Si bien hubo un ligero traspié y alguna que

otra nota errada en la polonesa, la entrada en esta última estuvo muy bien marcada y se

logró una versión de una alta calidad sonora para cerrar la primera parte del recital.

Los Doce Estudios de ejecución Trascendental fueron compuestos entre 1826 y

1852 y representan una de las obras más difíciles que Franz Liszt compuso para piano,

ya que era el pianista más virtuoso e importante de su época. En este caso, Lucero eligió

el n°11 en Re bemol mayor “Harmonies du Soir” (Armonías de la tarde) ofreciendo

una interpretación magistral, con un muy buen manejo de sutilezas en los pasajes;

particularmente, en los glissandi, donde el piano “cantó” la melodía. El público estalló

en aplausos y vítores tras su interpretación y el pianista eligió otra obra de gran

dificultad técnica e interpretativa para cerrar su recital: el Vals Mephisto n°1, S.514 de

Liszt, compuesto originalmente para orquesta y luego, para piano solo entre 1859 y

1861. Es el primero de una serie de 4 valses temáticos basados en el Fausto de Nikolaus

Lenau (1802-1850), denominado en alemán Der Tanz in der Dorfschenke y que alude a

la escena en la taberna del pueblo donde se celebra una boda, donde llegan Fausto y

Mefistófeles. El diablo toma el violín de un juglar, lo afina y toca una melodía frenética.

Luego, se ralentiza y entra un tema romántico y amoroso, donde Fausto aprovecha la

situación para bailar con la novia y posteriormente, huir con ella hacia el bosque. El

pianista se mostró preciso, seguro y brindó una interpretación de alta jerarquía, brillante

y vibrante, con un perfecto dominio técnico en una pieza de extrema dificultad desde el

principio hasta el final. Tras su interpretación, el público lo ovacionó y lo motivó a

hacer un bis: una versión íntima y muy melódica de Alfonsina y el mar, de Ariel

Ramírez y Félix Luna, donde el piano volvió a “cantar” la melodía. Otra ovación de

aplausos para cerrar un recital donde este joven pianista no sólo demostró talento, sino

también, un notorio grado de perfeccionamiento.

Ojalá que ésta sea la primera de una serie de presentaciones para este gran

intérprete, que posee una virtud fundamental: la humildad que caracteriza a los grandes.

El talento es una condición inherente a cada individuo y, por lo tanto, innato. Cuando se

lo encuentra, hay que pulirlo mediante un adecuado perfeccionamiento para obtener un

resultado óptimo: transformar un diamante en un brillante de máxima pureza.