viernes, 15 de agosto de 2025

 

SONIDOS REPROGRAMADOS, FIESTA PARA EL PUBLICO

 

Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, temporada 2025. Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, Director: Christian Baldini. Solista: Eduardo Vasallo (Violonchelo). Programa: Obras de Elgar, Mozart y Richard Strauss. Auditorio Nacional, 13 de Agosto de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

   Finalmente, aunque no se sabrá con certeza cuales son las causas por las cuales no se efectuaron los conciertos programados durante el mes de Julio, pudo al menos reprogramarse una de esas fechas con la participación de dos argentinos triunfadores en importantes escenarios del mundo: el violonchelista Eduardo Vasallo y el director de orquesta Christian Baldini. Programa dividido en dos partes. Una, con una obra que remite a una virtual despedida y la segunda a dos de las más importantes obras musicales dedicadas a un mito de todos los tiempos: Don Juan. El gran público no faltó a la cita.

 

 Alguien alguna vez, a mi entender, se refirió a que el Concierto para Violonchelo y Orquesta compuesto por Sir Edward Elgar es una verdadera oda. Una despedida a la belleza. En plena década del diez del pasado siglo, cuando los cañones tenían la palabra, Elgar plasma en el pentagrama una verdadera oda musical, sus compases iniciales a cargo del solista van indicando que estamos ante una despedida. Los tiempos cambian y no solo porque las armas lo digan. Hay tendencias distintas que van imponiéndose ya sea por el dodecafonismo, la irrupción de Stravinsky  o las ideas del expresionismo que Debussy y Ravel  demuestran en cada una de sus obras. Por supuesto que no solamente Elgar se mantiene junto al post-romanticísmo. Encontraremos a Richard Strauss que prefiere mantenerse en esos moldes y otro tanto ocurrirá con Rachmaninoff. Es por eso que descubrimos un largo discurso inicial, verdaderamente descriptivo, el que luego le dará paso a un tema sutilmente vibrante con un magnífico diálogo solista/orquesta que cerrará este primer gran momento. Un tiempo central en el que es el violonchelo quien tiene la palabra, para dar paso a un rotundo movimiento final, con un retorno parcial al tema de apertura de la obra, el que se entrelaza con la idea de este final,  el que le dará cierre a la obra con solista y orquesta virtualmente al unísono.

 

  Eduardo Vasallo, el gran violonchelista argentino a quién este cronista ha tenido el privilegio de seguir a lo largo de su trayectoria, ha sido el brillante solista de esta obra, secundado en gran forma por el Maestro Baldini y los integrantes de la Sinfónica Nacional presentes en el escenario. Mostró plena sonoridad, formidable técnica, seguridad en la exposición de los temas y un total entendimiento con el Maestro Baldini y los músicos. Estos acompañaron en muy buena manera, con pleno enlace con el solista, aunque por momentos hubiese hecho falta un poco de moderación en los ataques de la percusión, ya que justamente en esos instantes sobrepasaban al solista y al resto del conjunto. El público recibió con muchísimo agrado esta versión, lo que obligó al Maestro Vasallo a conceder un “bis”, un Bach en el que toda la concurrencia pudo disfrutar a pleno de las virtudes interpretativas del solista.

 

  Entrando de lleno en la segunda parte, se escuchó una buena versión de la Obertura de “Don Giovanni”, la gran creación de Mozart, en donde la idea central de esta monumental obra es expuesta por el compositor. Aquí encontramos una versión muy ajustada, bien llevada, acertada en los “Tempi”, aunque con un conjunto un tanto excedido en número, el que sin embargo muy bien guiado por Baldini logró llegar a buen puerto.

 

  El final llegó de la mano del ”otro” Don Juan, en este caso el compuesto por Richard Strauss en la forma de un poema sinfónico y que lleva el Op. 20 en su catálogo. Aquí encontramos a la gran  orquesta, esa que lleva implícito el sello post-romántico, y que en manos de Baldini tuvo gran empaste, buen ajuste, “tempi” exacto y buen nervio a lo largo de toda la interpretación. Gran destaque tuvieron los vientos en la sección central, con impecables solos de Oboe, Flauta y Arpa, al igual que los cornos en el ataque que lleva el “leit-motiv”  que el compositor citará nuevamente en otra de sus creaciones, “Vida de Héroe”. Párrafo aparte el público, que respetó maravillosamente a rajatabla el silencio entre el fortissimo tutti y los lúgubres compases con que Strauss cerró la obra. Una buena versión para una página de gloria.

 

  Antes del comienzo, el maestro Baldini tuvo elocuentes palabras para señalar a los funcionarios de turno lo que significa mantener el patrimonio cultural de los argentinos, aquí expresado por la Sinfónica Nacional. Quién esto escribe, seguidor desde hace 43 años de la Orquesta, no puede menos que saludar y adherir en todo a las palabras del Maestro. Que este retorno, sumado al extraordinario concierto de pasado día 1º, sea el comienzo de grandes y sostenidas realizaciones. Por lo menos hay una premisa que se respeta: a igualdad de condiciones, primero los argentinos.

 

Donato Decina

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