viernes, 15 de agosto de 2025

 


Xavier Inchausti, Marcelo Balat y José Antonio Araujo, los integrantes del Trío Ginastera ante el público de los "Conciertos del Mediodía", la gran creación del Mozarteum Argentino, en la "Sala Argentina" del Palacio Libertad. Fotografía de la autora del presente comentario.


Excepcional actuación del Trío Ginastera en la Sala Argentina del Palacio Sarmiento


ALTA CALIDAD, FIEL A SU ESTILO


Martha CORA ELISEHT


Fundado en 2016, el Trío Ginastera se caracteriza no sólo por ser uno de los

mejores grupos de cámara del país, sino también por la difusión del repertorio

camarístico nacional y universal con presentaciones de alta calidad y jerarquía artística.

La agrupación formada por Xavier Inchausti (violín), José Araujo (violoncello) y

Marcelo Balat (piano) se presentó dentro del Ciclo Conciertos del Mediodía del

Mozrteum Argentino el pasado miércoles 13 del corriente en la Sala Argentina del

Centro Cultural Palacio Domingo F. Sarmiento para ofrecer el siguiente programa:

- Trío para violín, violoncello y piano n°1 en Do menor, Op.8 (“Poema”)- Dmitri

SHOSTAKOVICH (1906-1975)

- Trío para piano, violín y violoncello en La menor, Op.50 (“A la memoria de un

gran artista”)- Piotr I. TCHAIKOVSKY (1840-1893)


A raíz de cumplirse recientemente el cincuentenario del fallecimiento de

Shostakovich, el ensamble decidió homenajearlo con una bellísima -y brillante-

interpretación de su Trío n°1 en Do menor, Op.8 (“Poema”), compuesto en 1923

durante unas vacaciones del músico en Crimea para reponer fuerzas luego de una

enfermedad grave. Tenía sólo 17 años y fue su primera pieza de música de cámara. Allá

conoció a Tatiana Glivenko, de quien se enamoró y quien fuera su musa inspiradora. El

conjunto no sólo se lució por la calidad de un sonido homogéneo, compacto y

resplandeciente, sino que cada uno de sus integrantes también lo hizo en sus solos y

variaciones. En el caso de Marcelo Balat, con un perfecto dominio de trinos y

arabescos – particularmente, en el tema romántico-, mientras que Xavier Inchausti y

José Araujo se destacaron por un fraseo impecable en sus respectivos instrumentos y

por un notable manejo de matices, texturas y sutilezas.

Dentro de la extensa producción de música de cámara que dejó Tchaikovsky, el Trío

para violín, violoncello y piano en La menor, Op.50 fue el único escrito para dicho

ensamble instrumental y fue compuesto en 1882 con motivo de cumplirse un año de la

muerte de Nikolai Rubinstein, quien fuera su amigo y un eximio pianista. De ahí

proviene la dedicatoria (“A la memoria de un gran artista”) y fue estrenado al

cumplirse un año de su muerte en el Conservatorio de Moscú, donde su hermano Anton

era profesor. Debido a que Tchaikovsky se encontraba de viaje en el exterior, no pudo

estar presente en el estreno, llevado a cabo por el pianista Sergei Taneyev, el violinista

checo Jan Hřimaly y el violoncelista Wilhelm Fitzenhagen -quien estrenó también las

Variaciones Rococó en 1877-. Consta de dos movimientos: Pezzo elegiaco (Pieza

elegíaca): Moderato assai- Allegro giusto y Tema con variazioni. A su vez, este último

movimiento está compuesto por 12 variaciones sobre un Andante introducido por el

piano y desarrollado por el resto de los instrumentos. Asimismo, la última variación


(Variazione finale e coda) actúa como un tercer movimiento y se divide en tres partes:

Allegro risoluto e con fuoco- Andante con moto- Lúgubre, cerrando con el tema inicial

del extenso primer movimiento, introducido por el violoncello y seguido por el violín en

forma de allegro de sonata hasta la intervención del piano, que asume un rol

protagónico. El ensamble brindó una versión exquisita, sutil y refinada de esta

hermosísima obra, con entradas y cadencias muy precisas por parte de los tres

instrumentos desde los primeros compases del Pezzo elegíaco inicial, con un perfecto

diálogo y donde los crescendi y diminuendi estuvieron muy bien marcados. La labor de

Marcelo Balat en el andante inicial del segundo movimiento -sobre el cual se van a

desarrollar las variaciones- fue sublime, con un perfecto manejo de cadencias y

glissandi que contrastó con el fraseo del violín y violoncello. Mientras que en la primera

variación (Andante) predomina el piano, la segunda (piú mosso) está a cargo del

violoncello y en la tercera (allegro moderato), el piano logra un perfecto contraste

llevando la melodía mientras las cuerdas la desarrollan en pizzicato. La cuarta y quinta

(L‘istesso tempo: allegro moderato- carrillón) permitieron una espectacular versión a

cargo del binomio Inchausti/ Araujo, al igual que la sexta (tempo di valse), que sonó

sublime merced a la maestría de los intérpretes, cosa que también sucedió en la séptima,

octava y novena (Allegro moderato/ Fuga: allegro moderato/ Andante flebile, ma non

tanto). La apertura de la décima (Tempo di mazurka) está a cargo del piano y,

posteriormente, se unen las cuerdas: en este caso, para brindar una versión magistral, al

igual que en la undécima (Moderato). Por último, la variazione finale e coda final no

pudo ser mejor: muy bien lograda, con perfecto dominio de tempi y vuelo instrumental

en su conjunto con un sonido prístino – característico y propio de la formación- para

cerrar con el tema inicial del primer movimiento. El auditorio estalló en aplausos y

vítores tras la brillante interpretación de este monumental trío, que obligó a los

intérpretes a saludar muchas veces.

En esta ocasión, no hubo bises, pero tampoco eran necesarios. Cuando se ofrecen

versiones de esta calidad con intérpretes de tan alta jerarquía, los encore están de más.

Es preferible culminar un concierto donde la interpretación siga permaneciendo en los

oídos del público y que se la recuerde como tal.

lunes, 11 de agosto de 2025

 


Mario Benzecry y la Sinfónica Juvenil Nacional "Libertador General San Martín " en plena labor como lo atestigua esta toma lograda por la autora del presente comentario.


Estupendo concierto de la Sinfónica Juvenil en el Palacio Domingo F. Sarmiento


SIETE SOLISTAS PARA UN GRAN CONCIERTO


Martha CORA ELISEHT


Independientemente de ser un número primo desde el punto de vista matemático,

el siete es un número simbólico. Representa tanto a los pecados capitales como las

maravillas del mundo, los enanos de Blancanieves y las notas de la escala musical.

Casualmente, fueron también siete los solistas que participaron del último concierto

ofrecido por la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín” el

pasado domingo 10 del corriente en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Palacio

Domingo F. Sarmiento bajo la dirección de su titular -Mario Benzecry-, quien explicó

que fueron convocados para participar luego de una rigurosa selección realizada

mediante concurso interno dentro del organismo sinfónico.

Los mencionados instrumentistas fueron los siguientes: Pedro Guerrero y

Santino Ledesma (trompetas); Ramón Terán, Gabriel Acosta, Yanina Santi y Santiago

Torres (cornos) y Augusto Ortiz (violín), quienes ofrecieron el programa que se detalla a

continuación:

- Concierto en Do mayor para dos trompetas y orquesta de cuerdas, RV 537-

Antonio VIVALDI (1678-1741)

- Concierto en Fa para 4 cornos y orquesta (1° audición)- Carl Heinrich

HÜBLER (1822-1894)

- Leyenda, Op.17- Henryk WIENIAWSKI (1835-1880)

- Adagio de la Sinfonía n°10 (versión original)- Gustav MAHLER (1860-1911)

- “Los Preludios”, S.97- Franz LISZT (1811-1886)

Con motivo de cumplirse los 200 años de presencia alemana en la Argentina

(1825-2025) y los 35 años de la reunificación de dicho país, se hicieron presentes el

embajador de Alemania en la Argentina -Dieter Lamlé- y su esposa. Y, como es

tradicional en el Auditorio Nacional ante la ausencia de programas de mano, el maestro

Benzecry se dirigió al público provisto de un micrófono para anunciar las obras, los

solistas y brindar una breve reseña sobre las mismas. Dentro de la abundante

producción de música de cámara de Vivaldi, el Concierto para dos trompetas en Do

mayor y orquesta de cuerdas RV 537 sigue la clásica división del concerto grosso en 3

movimientos (Allegro/ Largo/ Allegro), donde se produjo una muy buena entrada de

ambas trompetas al unísono en el movimiento inicial, al igual que en el canon a dos

voces. El acompañamiento por parte de las cuerdas fue muy bueno y bien acompasado.

Tras un brevísimo largo, los trompetistas volvieron a brillar en el Allegro final, logrando

un sonido redondo en los glissandi, trinos y matices. Tanto Santino Ledesma como

Pedro Guerrero se lucieron en sus solos como tocando al unísono. El público los

aplaudió fervientemente al finalizar la interpretación.

Carl Heinrich Hübler fue un compositor alemán que se desempeñó como cornista

en la Orquesta Real de Dresde y fundador de la Dresden Tonkünstler Verein, cargo que


ocupó hasta su retiro en 1891. Su obra se circunscribe a un concierto para corno y una

romanza para corno y piano. Inspirado en la Konzertstück para 4 cornos y orquesta

Op.86 de Schumann, en 1849 se dio cuenta de la dificultad en la interpretación de dicha

pieza por parte del 1° corno, motivo por el cual decidió escribir su Concierto en Fa para

4 cornos y orquesta entre 1854 y 1856, estrenado en Dresde en ese mismo año y que se

representa en carácter de 1° audición en el país. La orquestación es de corte clásico-

romántico: maderas por dos, dos trompetas, 3 trombones, timbal y cuerdas. El cuarteto

de cornos solistas se destacó por su elegancia: no sólo interpretativa, sino también, en

materia de vestimenta (los muchachos, de frac y Yanina Santi, de vestido largo negro).

Luego de una breve introducción a cargo del timbal, el cuarteto de cornos toma la

melodía en un Allegro en Fa mayor. Posteriormente, el 1° corno toma la melodía y el

resto la desarrolla acompañado por la orquesta. Los cornistas se destacaron por lograr

un sonido muy balanceado y muy bien compaginado, con excelentes matices y

ejecución de arabescos y glissandi. El concierto cierra con un final brillante a cargo de

la orquesta tras una fanfarria por parte del cuarteto solista.

Seguidamente, la agrupación brindó una hermosa versión de Leyenda, Op.17 de

Henryk Wieniawski, compuesta en 1878, donde el violinista Augusto Ortiz no sólo lo

tocó de memoria, sino que se lo apreció muy seguro y preciso en la interpretación de sus

solos merced a su perfecto fraseo, trinos y trémolo. La orquesta supo acompañarlo muy

bien y merece un comentario aparte la actuación de los dos fagotistas en el arabesco

que abre la obra.

La segunda parte del concierto se inició con el movimiento inicial (Adagio) de la

10° sinfonía de Gustav Mahler, compuesta en 1910 y de la cual, se conservan los

manuscritos originales de los otros movimientos. Debido a la muerte del compositor en

1911, sólo se completó la orquestación del 1° movimiento, que es la que se representó

en el presente concierto. En 1910, Mahler estaba pasando por un momento muy difícil

al enterarse de la relación de su esposa Alma con Walter Gropius. Posee dos temas bien

identificados: uno, de carácter doliente (escrito en 9 grados de escala cromática, con

atisbos de dodecafonismo) y otro, más romántico. Con un orgánico prácticamente

completo, la Sinfónica Juvenil logró un sonido compacto, muy bien equilibrado, con

brillo y matices típicos de la orquestación mahleriana en ambos temas. Todos los

solistas de los principales grupos de instrumentos tuvieron oportunidad de lucirse y se

lograron muy bien los tutti orquestales tanto en el tema dramático como en el

romántico.

De la serie de 13 poemas sinfónicos compuestos por Franz Liszt durante su

estadía en Weimar, Los Preludios es el tercero y data de 1848. Es el más popular de

todos los poemas sinfónicos del compositor húngaro y está basado en el poema

homónimo del francés Alphonse de Lamartine (Les Préludes) y su estreno tuvo lugar en

Weimar en 1854. La nota de programa escrita por Liszt dice lo siguiente:

¿Qué es nuestra vida sino una serie de preludios a una canción desconocida, de la

cual la primera nota solemne es la que hace sonar la muerte? El amanecer encantado

de toda existencia está anunciado por el amor, y, sin embargo, ¿en el destino de quién

no están interpretados los primeros latidos de la felicidad por tormentas cuyas violentas

ráfagas disipan las más caras ilusiones del Ser, consumiendo su altar con un fuego


fatal? ¿Y dónde debe hallarse el alma cruelmente golpeada, que, habiéndose convertido

en juguete de una de esas tempestades, no busca olvido en la dulce quietud de la vida

rural? Sin embargo, el hombre pocas veces se entrega a la calma beneficiosa que al

principio lo encadenó al regazo de la naturaleza. Tan pronto como la trompeta hace

sonar la alarma, corre él al puesto del peligro, aunque sea la guerra la que lo convoque

a sus filas, pues hallará nuevamente en la lucha completa autorrealización y plena

posesión de sus fuerzas.

Al igual que en la obra anterior, esta célebre pieza no sólo lleva una orquestación

profusa, sino que también permite el lucimiento de los solistas de los principales grupos

de instrumentos; sobre todo, en las fanfarrias que anuncian la guerra -moneda corriente

en Europa en 1850-. La versión ofrecida fue colosal: muy precisa, con un perfecto

equilibrio sonoro y una impecable marcación por parte de Mario Benzecry, quien se

retiró ovacionado junto a los músicos luego de una actuación brillante. El público deliró

y estalló en aplausos al final del concierto.

Próximamente, se presentará el resto de los solistas que ganaron el concurso

interno dentro de la orquesta en sucesivos conciertos. Se seleccionaron nada más ni

nada menos que 12 solistas, de los cuales, 7 se presentaron en el presente concierto.

Otro número tan simbólico como los 12 meses del año, los 12 apóstoles y los 12 signos

del Zodíaco para seguir apreciándolos.

domingo, 10 de agosto de 2025

 


Nikolai Lugansky, Srba Dinic y la Filarmónica de Buenos Aires. La conjunción perfecta para una gran noche en el colón, captada impecablemente para Prensa del Teatro Colón por Juanjo Bruzza.


VOLVIO LA FILARMONICA DE LAS GRANDES NOCHES

 

Teatro Colón, temporada 2025: Concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Srba Dinic. Solista: Nikolai Lugansky  (Piano). Programa: Obras de Beethoven y Rachmaninoff. 09 de Agosto de 2025.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

   Con un marco espectacular de público “del bueno”, ese que sabe cuándo se debe aplaudir, cuando hacer silencio y cuando se debe insistir en los pedidos de salida a escena como forma de pedir un “bis”, la Filarmónica de Buenos Aires volvió a lucir en una gran noche, acompañando a un solista de excepción como Nikolai Lugansky bajo la guía de uno de los Directores probados y de mayor preferencia de público y músicos en los últimos tiempos, el serbio Srba Dinic. Programa Beethoven y Rachmaninoff, dos creadores que forman parte del gusto del gran público.

 

 En una decisión opinable (al menos en mi caso esa disposición de programa no me convence), la primera parte estuvo íntegramente a cargo de la Orquesta, dejando la actuación junto al solista para el tramo final. Si tomamos en cuenta que el concierto correspondió a una fecha oficial de abono,  que el público adquiere el mismo para escuchar fundamentalmente a la Orquesta, y junto a ella a los solistas que la misma presenta, interpreto que se la desplaza del eje de atención. Si tenemos en cuenta la riquísima historia que la Filarmónica de Buenos Aires tiene en su haber, ya sea por sus giras internacionales,  Directores invitados, solistas y , como recientemente, hasta bailarines de fama mundial quienes se presentaron junto a ella, programar para la primera parte las obras que deberían ser de fondo (en las que la agrupación demuestra su valía) terminan por disminuir la consideración a este conjunto de probada categoría dados los muy buenos Maestros que la integran. Entiendo que debe revisarse este criterio de inmediato.

 

  Entrando de lleno a la velada, la primera parte estuvo íntegramente dedicada a Beethoven. Se inició con una muy buena interpretación de la Obertura “Coriolano”, Op. 62 en donde desde el primer ataque se pudo apreciar el acertado enfoque del Mtro. Dinic al abordar la partitura, dejando fluir ese drama puesto en música al que Beethoven tan bien plasmó. El desarrollo de esta página fue traducido con elegancia, refinamiento e impecable ajuste sonoro.

 

  Una de las páginas sinfónicas de mayor luminosidad y chispeante desarrollo  en la producción Beethoveniana la constituye la Sinfonía Nº 8  en Fa mayor, Op. 93. Aquí el gran genio de Bonn regresa a las fuentes para ofrecernos una obra de neto cuño clasicista, a la que agrega su experiencia adquirida y su madurez como compositor. Tras una página tan intensa y vibrante como lo es su antecesora, la Nº 7, aquí Beethoven se permite desde el primer compas exaltar la belleza y la alegría, los dos tópicos fundamentales que dominan toda la obra. Dinic hizo una presentación impecable del “Allegro Vivace” inicial, le dio vida al “Scherzando” siguiente, para luego descollar tanto en el “Menuetto” como en el gran  “Allegro Vivace” final (Como se vé, Beethoven eligió esta forma tanto para la apertura como en el cierre). Párrafo aparte para la muy buena exposición de la coda con la que la obra concluye.  Ya aquí el público respondió con la primera gran ovación de la noche.

 

  El pianista ruso Nikolai Lugansky se ha erigido como uno de los más grandes  intérpretes de estos últimos años y en el Colón junto a la Filarmónica lo demostró con creces.  Abordó el célebre concierto para piano y orquesta Nº 2, op. 18 de Serguei Rachmaninoff, con lo cual era altísima la expectativa que ya se fue percibiendo en la sala durante el intervalo, por no decir la ansiedad que para muchos genera una interpretación de esta gran obra. Lugansky se plantó frente al teclado y ya desde el primer compás derrochó firmeza y suma elegancia. Su técnica impecable, su precisión en cada ataque, su entrega en los momentos de mayor tensión, son atributos con los cuales fue construyendo una versión que quedará registrada como una de las mejores de los últimos tiempos. La Filarmónica con la sabia guía de Dinic (Quienes ya habían lucido en esta obra en la memorable integral de conciertos de Nelson Goerner en el Coliseo) volvió a demostrar ser el vehículo ideal para el acompañamiento de este repertorio, desde la homogeneidad y el buen empaste con los que el conductor la dotó, hasta el total lucimiento de los solistas del conjunto en todas sus intervenciones. Por eso no extrañó que el Colón “rugiera” en el final como en las grandes noches para saludar este trabajo de suma excelencia. Así fue también como luego de tres llamadas al escenario a saludar, Lugansky acometiera con otra página del gran creador ruso, nuevamente con su acreditada solvencia para ponerse definitivamente al público en el bolsillo. Esta es la Filarmónica que pretendemos.

 

                                                                                                                             Donato Decina

miércoles, 6 de agosto de 2025

 

EVOLUCION FORMIDABLE

 

“Festival Konex de Música Clásica año 2025” (En colaboración con la Embajada de la República de Alemania en Argentina). Concierto de Cámara. Actuación del Ensamble “Estación Buenos Aires” (Rafael Gíntoli,  Guía y Primer Violín).  Solista, Pilar Policano (Violín),  Programa: Obras de Beethoven Mendelsohn, Mozart y Bach. Torre Y.P.F., Salón Jacarandá, 05 de Agosto de 2025.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  Comienzo el presente comentario agradeciendo  al Presidente de la Fundación Konex, el Dr. Luís Ovsjevich, por la invitación cursada para presenciar este concierto, el que tendría su reiteración al día siguiente en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, sitio que tuvo una restauración y puesta en valor organizada por la misma Fundación a su cargo. En esta oportunidad el ámbito elegido ha sido el Salón Jacarandá de la torre y sede central de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (Y.P.F.), lugar que recordó mi apreciado colega el también Dr. Daniel Varacalli Costas, que fuera la sede de la selección para el concurso de violín que el célebre intérprete Shlomo Mintz organizó por varias ediciones en Ntro. País.  En el marco del décimo aniversario de los Festivales Konex de Música Clásica y con la colaboración de la Embajada de la República de Alemania en Argentina, celebrando de este modo el bicentenario de la primera Inmigración Alemana a la Argentina y el trigésimo quinto aniversario de la reunificación Germana, se desarrolló esta fecha que contó con la participación del Ensamble “Estación Buenos Aires”, liderado desde el primer violín por el Maestro Rafael Gíntoli  y la actuación solista de la joven y talentosa violinista Pilar Policano.

 

  Cada regreso de Pilar al país  genera una lógica expectativa, no solo por su crecimiento en edad (hoy son 17 años), sino también desde lo interpretativo. Es confirmar su evolución como solista y que novedades va conteniendo el repertorio que aborda. El balance arrojó que no defraudó para nada y que su evolución es firme y sostenida.

 

 El Concierto se inició con una impecable versión de la Romanza para Violín y Orquesta Nº 2 en Fa mayor del Op. 50 de Ludwig van Beethoven- Aquí pudimos escuchar a la talentosa interprete empleando el instrumento que recibiera en préstamo de la Ryuji Ueno Foundation Inc., junto a Rare Violins in Consortum.  Es un Violín Bergonzi cremonés de alrededor de la primera parte de la década de 1780 junto a un arco Dominique Peccatte de alrededor de 1850. En manos de Pilar no solo se comprueba la nobleza del instrumento, sino que el sonido que le extrajo fue de tal pureza que se comenzó a verificar un crecimiento interpretativo en ella sencillamente formidable. La nitidez y transparencia con la que expresó la melodía principal de la romanza fue tal que de inmediato captó la total atención del auditorio. El conjunto acompañó en altísimo nivel, por lo que se pudo apreciar una versión de fuste.

 

  La comprobación definitiva del extraordinario nivel que está alcanzando la querida y joven intérprete se tuvo con la estupenda versión del concierto para violín y cuerdas en Re menor, Mwv O3 de Félix Mendelsohn. Fue una interpretación vibrante, llena de energía. A lo largo de los tres movimientos de la obra,  Policano comienza a revelarse como una interprete refinada y consumada. coronando un verdadero “capolavoro” . Ataques seguros, sonido exquisito, firmeza interpretativa. Fue largamente aplaudida.

 

 El final de la primera parte vino de la mano de otra muy buena versión, en este caso del rondó de la Serenata para Orquesta en Re mayor Kv. 250 al 249/b “Haffner, en versión y cadencias de Fritz Kreisler expuestas en estilo y en modo verdaderamente admirables.

 

 Ya ingresando en la segunda parte del concierto, Pilar Policano deslumbró en su versión de la Partita para Violín Nº 2  en Re menor Bwv 1004 de Johann Sebastian Bach. Un comienzo muy equilibrado en la “Allemande” y una arrolladora “Giga” final que impactó de lleno en el público.

 

  El cierre “formal” tuvo lugar con un arreglo para violín y cuerdas de Richard Tognetti  del tempo “Presto” de la famosa sonata para violín y piano nº 9 en La mayor  Op. 47 “Kreutzer” de Beethoven. Aquí fue un cierre descollante tanto por  la labor de la solista como de la orquesta en sí despertando,  como era lógico de suponer, la genuina ovación de la concurrencia.

 

  Hubo tres bises, de exquisita factura todos. Una descollante interpretación del Capriccio Nº 5 de Niccolo Paganini con la que Policano se lució con creces, para luego con el acompañamiento del conjunto, honrar a Astor Piazzolla a metros de la Av. Corrientes y del Río de la Plata con una inspiradísima versión de “Decarísimo” obra en la que Piazzolla citando temas del gran violín y director del tango construye un monumento en sí mismo.  Policano se reveló como una gran intérprete de música ciudadana y, finalmnte un tercero, del que no pudimos escuchar el anuncio de la autoría,  de endiablada escritura que la joven sorteó de manera estupenda para que la fiesta sea completa.

 

  Solo resta expresar el mayor aliento, que el crecimiento de Pilar Policano sea constante y que a su regreso en Octubre próximo, se reedite el ritual del encuentro del talento con su público.

 

Donato Decina

lunes, 4 de agosto de 2025

 





Alejandro Carreño, Pablo Boggiano y la Sinfónica Nacional, síntesis de una magnífica noche para la mejo historia de la Orquesta. Fotografía de Martha Cora Eliseht.




LA SINFONICA EN TOTAL ESTADO DE GRACIA

 

Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, temporada 2025. Concierto Sinfónico a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, Director Invitado: Pablo Boggiano. Solista: Alejandro Carreño (Violín). Programa: Obras de Beethoven y Williams. Auditorio Nacional, 01 de Agosto de 2025.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  Esta noche quedará en el recuerdo para quienes estuvimos presentes en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, por haber tenido la inmensa oportunidad de ser testigos del rescate de la Sinfonía Nº 4 en Mi bemol “El Atajacaminos” del patriarca de la música Argentina, Don Alberto Williams.  Elijo comenzar de esta forma, pues si bien esta obra ha de ser grabada por la Orquesta, dentro del ambicioso plan de registrar las 9 sinfonías del ilustre compositor argentino, sería deseable que en un tiempo no muy lejano sea ofrecida nuevamente al público. Posee incuestionables méritos artísticos que la hacen acreedora a una nueva audición. Está estructurada en 4 tiempos dentro de los cuales hallamos secciones que dividen, por lo que está conformada de la siguiente manera:

 

  1º) “Las Selvas de la Sierra”.  Introducción: “Sostenuto”: “La Noche”. Tema 1: “Las Selvas”, Tema 2: “Allegro Moderatp”: “Galopando por las Sierras”. Tema 3º) “Moderato”:  “Cantos de la Selva”.

2º) “Duendes y fantasmas de la Sierra”: Tema 1: “Allegro Scherzando”.

3º)  “Ultimo Ensueño Materno”: Tema 1: “Larghetto”

4º) “Despertar de la Tierra-Glorificación del Amor Filial”: Tema 1: “Allegro Moderato”, Tema 2: “Moderato”.

 

  Encontramos aquí un trabajo en el que el Maestro Williams se basa en las influencias recibidas a lo largo de sus años formativos, con un orgánico orquestal sumamente extenso que puede remitir a Héctor Berlioz, como también remitirnos a Vincent D’Indy y su “Sinfonía sobre un Aire Montañes” o a su otra página: “Día de verano en la Montaña”. Igualmente es imposible no soslayarse con la Sinfonía” Alpina” de Richard Strauss, aunque en este caso no hay pasajes de orquestación robusta como sí los emplea el gran maestro alemán.  Hay maderas por 4, al igual que trombones y trompetas. Cornos por 6, Arpas por 2, celesta,  cuerda usual pero de frondosa conformación y una nutrida sección de percusión con dos timbalistas, placas, platillos, bombo y tam-tam, entre otros.

 

  El maestro Pablo Boggiano asumió la concertación de este frondoso trabajo y lo efectuó con notable precisión, ajuste impecable, logrando  de la Orquesta respuestas formidables. Momentos magníficos de canto orquestal, otros instantes de corte introspectivo, en donde se percibieron hasta los mínimos detalles de sonido. Hubo brillo orquestal y se logró exhibir la grandiosidad de la obra.  Fue un acto de estricta justicia la sostenida ovación del público presente saludando así esta nueva entrega de excelencia por parte de la mejor Orquesta del país.

 

 En el comienzo se ofreció una estupenda versión del Concierto para Violín y Orquesta en Re mayor, op. 61 de Ludwig Van Beethoven en donde intervino como solista el maestro venezolano Alejandro Carreño. Surgido de las entrañas de “El Sistema”, dueño de una vasta trayectoria, la que corona ahora como miembro de las filas de su instrumento en la Filarmónica de Berlín, el maestro Carreño exhibió amplio y gratísimo sonido, interpretación de altísimo nivel y pleno canto, por lo que no fue de extrañar que en los instantes de mayor introspección se produjera un cerrado silencio con el público siguiendo cada detalle de la versión. Su entendimiento con el Maestro Boggiano y la Orquesta fue total y aquí se comenzó a vislumbrar la construcción de una versión magnífica que, al igual que con la sinfonía después, culminara en una gran ovación para solista, director y músicos .

 

  Ambos trabajos merecieron por parte de los intérpretes la concesión de “bises” como agradecimiento a  las devoluciones del público.  En  primer lugar, el maestro Carreño junto a la  Orquesta bajo la dirección de Boggiano  entregó una muy emotiva versión de “Oblivion” de Piazzolla y, tras la sinfonía, la Orquesta presentó “Libertango” del mismo Piazzolla en el arreglo que bajo la dirección del propio Boggiano llevara a Japón la Sinfónica Juvenil Nacional “Libertador General San Martín”, punto final para una noche de Gloria, con una magnífica conjunción solista, director, orquesta. Todo dicho.

 

Donato Decina

domingo, 3 de agosto de 2025

 

AUDICIONES Y EMOCIONES

 

Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, Director Invitado: Christian Baldini. Solista: Mariano Ceballos (Violín). Programa:  Obras de Baldini, Nante y Viera. Auditorio Nacional del Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento, 30 de Julio de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Esta nueva presentación de la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” ha dejado, al menos en mi caso, una serie de reflexiones que también pueden obrar como integrantes del presente comentario, ya que surgen a partir de lo escuchado el pasado día 30:

 

 1º) La versatilidad del conjunto. Nacida como una orquesta típica de tango (en los hechos era el conjunto que comandaba el creador de “Caminito”, al que a finales de la década del 40 el Gobierno lo nacionalizó, dejando a su creador al frente de la misma). A  comienzos de los 70 del pasado siglo se le incorpora repertorio folcklórico” y en los albores del presente milenio, ingresa el repertorio “rockero”. A comienzos de la primera década de 2000, con el soporte musical brindado a las representaciones de “El Matrero” de Felipe Boero en el Teatro Nacional Cervantes (su casa en ese entonces), inicia su incursión en el repertorio de los creadores clásicos nacionales, comenzando a cumplimentarse en ese rubro con su “hermana”, la Orquesta Sinfónica Nacional. En todos los casos, aborda sus programas con altos niveles de calidad. Su actual conformación brinda equilibrio entre maestros de experiencia y jóvenes que la van adquiriendo junto a los más experimentados. Entre los primeros he visualizado a algunos que han integrado incluso las filas de las orquestas del mismísimo Teatro Colón y, de hecho, intervino en carácter de “Concertino Invitado” el querido maestro Pablo Saraví.

 

 2º) La superación de la Orquesta ante cada desafío. El programa ofrecido en ésta ocasión, incluyó tres obras de idéntica cantidad de compositores, quienes  se hallaban  en diferentes etapas de sus respectivas carreras durante la creación de las mismas. La adaptación del conjunto a cada una de las obras fue óptimo y los resultados, impecables.

 

 3º)  Por más que la ONMA aborde diferentes formas musicales en cada concierto, es elogiable que se confíe en directores sinfónicos argentinos de real valía la dirección de los programas. Tomando como punto de partida la última plena titularidad a cargo de Luís Gorelik como con Lucía Zicos en caracterprincipal Directora Invitada y ahora con Ezequiel Silberstein ( principal invitado en la presente temporada) hasta, como en este caso, Christian Baldini de trayectoria plenamente reconocida por todos tanto como Compositor como por Conductor y ya invitado anteriormente a dirigir a este conjunto al igual a que otros renombrados colegas suyos. El resultado  de todo esto es el de una sostenida e incuestionable calidad en cada presentación.

 

 4º)  La ONMA debe contar, seguramente, con el público más vasto de toda la oferta musical, dado que en cada concierto rota el estilo abordado. En los programas de corte clásico, va dándose cita gente que se identifica con cada compositor en particular, dadas las corrientes en las que nuestros creadores han ido enrolándose. Tal vez sea el conjunto con mayor renovación de audiencia de todo el espectro musical argentino.

 

 5º)  Dado el repertorio completamente contemporáneo que se ofreció en esta ocasión, tal cuál señalé líneas arriba, hubo público que llenó en forma considerable el Auditorio Nacional y permaneció en la totalidad del concierto. Objetivo ganado.

 

 Entrando entonces de lleno en el Concierto en sí, el que estuvo dedicado a la memoria del Maestro Julio Viera, compositor y docente recientemente desaparecido,  escuchamos “Elegía para grupo de cuerdas: Grises sobre lágrimas” del propio Maestro Christian Baldini. Según el mismo  comentó antes del inicio, se trata de un trabajo que ha obrado en el casi como un “desahogo” anímico en donde prácticamente de un tirón  expresa en el pentagrama sentimientos de tristeza y desazón, los que eran perfectamente aplicables en este caso para homenajear al Maestro Viera, quien fuera docente suyo y a quién lo unía una gran amistad. Al escucharla, surgen a pleno todas las características que el propio Baldini señalara previamente, quedando en el aire la sensación de vacío que una partida de ese calibre deja. Encontramos un manejo muy hábil de los recursos tímbricos. Lo que van desde el empleo de los arcos en diferentes posiciones, hasta en la densidad en si que las notas van dejando a medida en que suenan. Un muy interesante trabajo, bien recibido en el Auditorio.

 

 Tras ello, tuvo lugar la presentación de “Ariana” de Alex Nante. Estrenada en 2024 por la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan, ha sido ésta su primera audición en Buenos Aires y es de esperar que se repita muy pronto en ámbitos superiores. Compuesta para la forma Violín solista, Orquesta de Cuerdas y Clave, fue la dupla interviniente en esta ocasión la encargada de su estreno absoluto. Junto a Baldini, se presentó como solista Mariano Ceballos, quien ya ostenta una frondosa experiencia en el campo contemporáneo, en donde registra ser hasta el presente el único integrante latinoamericano del ya mítico “Ensamble Intercontemporain” que liderara el gran Pierre Boulez, además de obtener importantísimas becas (la de la ya tristemente desaparecida “Bienal Juvenil Shell” y la importantísima “Fullbright”, entre otras) colaboraciones con importantísimas personalidades del mundo musical (justamente Boulez entre ellos) y de dedicación casi total al repertorio contemporáneo, lo que aquí demostró con creces. En esta obra, Alex Nante propone un camino desarrollado en nueve tiempos en los que va incursionando en diferentes formas sonoras,  donde predomina como característica saliente un diálogo permanente entre el solista y el grupo instrumental. Ceballos hizo honor a sus antecedentes, entregando desde su instrumento gran técnica y absoluta calidad interpretativa, muy bien acompañado por Baldini con indicaciones muy  precisas, logrando de los músicos de la Filiberto plenas respuestas. La labor fue recibida de muy buena forma por el público, el que con sostenidos aplausos premió la labor de todos.

 

  Y en el cierre, la Filiberto homenajeó a Julio Viera con la obre que la misma le comisionara en 2022 : “Suite Porteña”, una obra en cinco números en donde sin renunciar a su identidad como compositor clásico  emplea citas a diferentes formas populares como Jazz y Tango que tan en boga estuvieron hasta finales de los años 50 en nuestro país. Aquí se presentó el Orgánico completo de la ONMA, incluidos Charango y Bandoneones, los que serán empleados dentro de los cánones de la página. Un trabajo inteligentemente armado por el compositor, que tuvo en Baldini a un muy fiel traductor y a un conjunto que lució ante el público con sus mejores galas.

 

Donato Decina

sábado, 2 de agosto de 2025

 


Tahiel Lucero, nueva revelación del piano argentino, guiado por el Gran Maestro José Luís Juri. Fotografía proporcionada por la autora del presente comentario.


Muy buen debut del pianista Tahiel Lucero en el Ciclo de Cámara del Jockey Club


EL TALENTO ES INNATO, PERO SE PERFECCIONA Y RINDE

Martha CORA ELISEHT


Habitualmente, una trata que el título de una nota no solamente sea la síntesis

más perfecta de la misma, sino que también, no sea demasiado largo para facilitar su

lectura. Lo que sucede es que, cuando se da una conjunción de factores en un

determinado intérprete, es muy difícil poder sintetizarla en tan sólo una línea. Tal es el

caso del pianista Tahiel Lucero, quien hizo su debut en público el pasado jueves 31 de

Julio dentro del Ciclo de Cámara del Jockey Club de Buenos Aires, cuya presentación

estuvo a cargo del presidente de la Comisión de Cultura de la entidad, Dr. José María

Cantilo.

El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

- Sonata en Mi mayor, K.380- Domenico SCARLATTI (1685-1757)

- 32 variaciones en Do menor, WoO 80- Ludwig van BEETHOVEN (1770-1827)

- Andante spianato y Gran Polonesa brillante en Mi bemol mayor, Op.22-

Frederic CHOPIN (1810-1849)

- Estudio Trascendental n°11 “Harmonies du Soir”- Franz LISZT (1811-1886)

- Vals Mephisto n°1, S.514- Franz LISZT (1811-1886)

Oriundo de Quiles (San Luis), estudió música en el Conservatorio Superior

“Astor Piazzolla” de la Ciudad de Buenos Aires, donde obtuvo el título de Profesor

Superior en Educación Musical con Orientación en Piano y se graduó con las más altas

calificaciones. Discípulo de José Luis Juri, participó en los Encuentros de Piano

Internacionales (EPI) organizados en San Carlos de Bariloche entre los años 2018, 2019

y 2020 inclusive y se perfeccionó tomando clases magistrales con maestros de la talla de

Edith Fischer, Norman Krieger, Rafal Luszczewski, Maxime Zecchini y Rubén Talón.

Independientemente de haber actuado en numerosas salas de cámara de Capital Federal,

Mendoza, Córdoba y su provincia natal, su maestro lo presentó como “un joven talento

proveniente del interior con mucha humildad y predisposición para el estudio, que hoy

brinda su primer concierto como pianista profesional”. La definición no pudo ser más

acertada, ya que no sólo interpretó todas las obras comprendidas en el presente recital

de memoria, sino que, además, se lo apreció muy preciso y seguro desde los primeros

compases de la mencionada Sonata en Mi mayor, K.380 de Scarlatti en el dominio de

los arpegios, cadencias y saltos de octavas característicos del compositor napolitano.

Logró un sonido cristalino, lo que le valió el aplauso sostenido del público.

Seguidamente, Tahiel Lucero ofreció una gran versión de las 32 Variaciones en Do

menor de Beethoven, compuestas en 1806 y publicadas al año siguiente. Sobre un tema

de 8 compases en ¾ (Allegretto) se desarrollan 32 variaciones que difieren en carácter,

dinámica y dificultad técnica. Mostró un perfecto dominio de tecnicismo e

interpretación, logrando un sonido romántico, apasionado y temperamental en las

variaciones. Desde ya, no podía faltar una obra de Chopin en un recital de piano, motivo


por el cual se incluyó en el programa el célebre Andante spianato y Gran Polonesa

brillante Op.22. En realidad, se trata de una pieza compuesta en dos períodos: primero,

la Gran Polonesa brillante en Mi bemol mayor, que data de 1830- 1831 y

posteriormente, a modo de introducción extensa, Chopin le agrega el Andante spianato

en 1834. A diferencia de la polonesa, está escrito en Sol mayor y, en la presente

versión, le otorgó un buen ritmo alla polaca. Si bien hubo un ligero traspié y alguna que

otra nota errada en la polonesa, la entrada en esta última estuvo muy bien marcada y se

logró una versión de una alta calidad sonora para cerrar la primera parte del recital.

Los Doce Estudios de ejecución Trascendental fueron compuestos entre 1826 y

1852 y representan una de las obras más difíciles que Franz Liszt compuso para piano,

ya que era el pianista más virtuoso e importante de su época. En este caso, Lucero eligió

el n°11 en Re bemol mayor “Harmonies du Soir” (Armonías de la tarde) ofreciendo

una interpretación magistral, con un muy buen manejo de sutilezas en los pasajes;

particularmente, en los glissandi, donde el piano “cantó” la melodía. El público estalló

en aplausos y vítores tras su interpretación y el pianista eligió otra obra de gran

dificultad técnica e interpretativa para cerrar su recital: el Vals Mephisto n°1, S.514 de

Liszt, compuesto originalmente para orquesta y luego, para piano solo entre 1859 y

1861. Es el primero de una serie de 4 valses temáticos basados en el Fausto de Nikolaus

Lenau (1802-1850), denominado en alemán Der Tanz in der Dorfschenke y que alude a

la escena en la taberna del pueblo donde se celebra una boda, donde llegan Fausto y

Mefistófeles. El diablo toma el violín de un juglar, lo afina y toca una melodía frenética.

Luego, se ralentiza y entra un tema romántico y amoroso, donde Fausto aprovecha la

situación para bailar con la novia y posteriormente, huir con ella hacia el bosque. El

pianista se mostró preciso, seguro y brindó una interpretación de alta jerarquía, brillante

y vibrante, con un perfecto dominio técnico en una pieza de extrema dificultad desde el

principio hasta el final. Tras su interpretación, el público lo ovacionó y lo motivó a

hacer un bis: una versión íntima y muy melódica de Alfonsina y el mar, de Ariel

Ramírez y Félix Luna, donde el piano volvió a “cantar” la melodía. Otra ovación de

aplausos para cerrar un recital donde este joven pianista no sólo demostró talento, sino

también, un notorio grado de perfeccionamiento.

Ojalá que ésta sea la primera de una serie de presentaciones para este gran

intérprete, que posee una virtud fundamental: la humildad que caracteriza a los grandes.

El talento es una condición inherente a cada individuo y, por lo tanto, innato. Cuando se

lo encuentra, hay que pulirlo mediante un adecuado perfeccionamiento para obtener un

resultado óptimo: transformar un diamante en un brillante de máxima pureza.

miércoles, 30 de julio de 2025

 Gran presentación de la Concertgebouw Chamber Orchestra en el Colón


CON LA CONSABIDA EXCELENCIA Y ESTILO


Martha CORA ELISEHT


El Ciclo de Abono del Mozarteum Argentino es sinónimo de excelencia por la

variedad y calidad de los intérpretes en todos los géneros. A las presentaciones de

solistas de fama mundial como Javier Camarena y Nelson Goerner les siguieron las de

prestigiosos conjuntos de cámara de la talla del Fauré Quartett o el Festival String

Lucerne. Y, continuando con una auténtica constelación durante el transcurso de la

presente temporada, el pasado lunes 28 del corriente hizo su presentación la

Concertgebouw Chamber Orchestra sobre el escenario del Teatro Colón con la

participación de la violinista Antje Weithaas en calidad de solista para ofrecer el

siguiente programa:

- Suite de los tiempos de Holberg, Op.40- Edvard H. GRIEG (1843-1907)

- Concierto para violín y orquesta de cuerdas en Re menor, MWV O3- Félix

MENDELSSOHN BARTHOLDY (1809-1847)

- Tzigane. Rapsodia para violín y orquesta de cuerdas (arreglo de Michael

Waterman)- Maurice RAVEL (1875-1937)

- Sinfonía de cámara en Do menor, Op.110- Dmitri SHOSTAKOVICH (1906-

1975)

La agrupación de cámara neerlandesa fue creada en 1987 y está formada por

integrantes de la prestigiosa Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, que se ha

presentado en numerosas ocasiones en Argentina. A diferencia de esta última, la

Conccertgebouw Chamber hizo su primera presentación en el ámbito local,

destacándose por su jerarquía interpretativa y calidad sonora. Esto quedó

fehacientemente demostrado desde los primeros compases de la célebre Suite de Grieg,

así denominada en homenaje al bicentenario del nacimiento del escritor e historiador

noruego Ludvig Holberg (1684-1754). La orquesta brindó un versión sumamente

compacta, precisa y vibrante en sus 5 movimientos: Preludio (Allegro vivace),

Sarabanda (Andante), Gavota (Allegretto. Un poco mosso), Aria (Andante religioso) y

Rigaudon (Allegro con brío), donde Grieg recrea las melodías de época barroca francesa

e introduce temas típicos del folklore noruego (halling en la Gavota y springar en el

Rigaudon). Fue compuesta originalmente para piano en 1884 y, posteriormente, se

realizó la adaptación para orquesta de cuerdas en 1885 y es la que se representa en la

actualidad. La labor del conjunto se vio coronada con una ovación de aplausos y vítores,

con un gran desempeño del concertino Alessandro Di Giacomo.

Seguidamente, Antje Weithaas hizo su presentación sobre el escenario para ofrecer

una versión brillante del Concierto en Re menor para violín y orquesta de cuerdas de

Mendelssohn y el primero de los dos que compuso para dicho instrumento en 1823. Si

bien no cuenta con la inmensa popularidad de su homónimo en Mi menor, Op.64, es una

bellísima obra escrita en forma de sonata en 3 movimientos: Allegro molto/ andante/


Allegro, que fueron abordados con una maestría insuperable por parte de la solista

merced a su técnica impecable, una musicalidad prodigiosa y una digitación sumamente

veloz y poderosa, que le permitió sortear los pasajes y cadencias sin dificultad. La

orquesta supo acompañarla en una perfecta conjunción sonora para lograr una versión

vibrante y excelente, que fue sumamente aplaudida y vitoreada por parte del público.

Asimismo, Antje Weithaas tuvo a su cargo la apertura de la segunda parte del

concierto con una versión para orquesta de cuerdas (arreglo de Michael Waterman) de la

célebre Tzigane de Maurice Ravel, definida por su autor como “rapsodia de concierto

para violín y orquesta” sobre temas gitanos. Fue compuesta en 1924 para la violinista

húngara Jelly d’Aranyi, a quien había escuchado en Londres junto a Bela Bartók. Se

sintió cautivado por su estilo de improvisación y decidió componer una obra para violín

y piano. Para ello se basó en las Danzas húngaras de Brahms, las Rapsodias húngaras

de Liszt y tomó los Caprichos de Paganini para la parte del violín. El famoso solo que

abre la obra está basado en las improvisaciones de d’Aranyi y fue orquestado

posteriormente por Ravel para completar el trabajo. El resultado es una obra de extrema

dificultad técnica para el instrumento solista que sólo dura 10 minutos, pero de una

belleza singular. En este caso, Weithaas volvió a sorprender con su calidad interpretativa

y su precisión en la ejecución de pasajes y cadencias merced a un fraseo impecable. La

orquesta supo acompañarla perfectamente, con un sonido auténticamente gitano. Una

nueva ovación de aplausos y vítores, que motivó a Antje Weithaas a ofrecer un bis: una

sonata de Eugène Ysaÿe, cuya interpretación también fue magistral.

En vez de cerrar con una obra de carácter más jovial y luminoso, la Concertgebouw

Chamber decidió hacerlo con una de tinte mucho más dramático: la Sinfonía de cámara

en Do menor, Op.110 de Shostakovich, que es la versión para orquesta de cuerdas

realizada por el violista ruso Rudolf Barshai (1924-2010) sobre su Cuarteto de cuerdas

n°8, Op.110 compuesto en 1960, donde se puede preciar el anagrama sonoro del

compositor (D: Re- S: Mi bemol- C: Do- H: Si) acorde a la nomenclatura de la escala

musical en alemán e inglés y que también se aprecia en su Sinfonías n°8, 10 y en su

Concierto n°1 para violoncello y orquesta. Sus 5 movimientos (Largo/ Allegro molto/

Allegretto/ Largo/ Largo) se representan en forma atacca – sin interrupción- y se

aprecian la ironía y la mordacidad características de su estilo de composición. En este

caso, tanto el violonchelista Joris Van der Berg como el concertino Alessandro Di

Giacomo se lucieron en sus respectivos solos y en el diálogo entre ambos instrumentos

en el 3° movimiento. La interpretación fue de suma calidad y, luego de los numerosos

aplausos, la agrupación brindó dos bises: el Presto del Divertimento para cuerdas en Re

mayor, K.136 de Mozart y Locus Iste de Bruckner. Ambos sonaron perfectos para dar

fin al concierto.

Una vez más, la excelencia se puso de manifiesto sobre el escenario del Colón. En

este caso, con el debut de intérpretes sumamente prestigiosos de fama internacional. El

Mozarteum Argentino lo hizo posible.

 El espíritu de Verdi se hizo presente en el Salón de la Federación de Sociedades

Españolas

Muy buena y aplaudida versión de “Rigoletto” por “Exsultate Lyrica”


Escribe: Graciela Morgenstern

Viernes 25 de Julio de 2025


Salón de la Federación de Sociedades Españolas en Argentina


Rigoletto, de Giuseppe Verdi

Libreto: Francesco Maria Piave

Elenco: Leonardo Estevez, Tamara Pepe, Patricio Oliveira, Carlos Esquivel, Mónica

Nogales, Tomas Eckardt, Esteban Miotto, Diego Nuñez, Víctor Castells, Melitza

Torres, Alessandra Domínguez Moscoso

Orquesta Sinfónica Municipal de Florencio Varela.

Vestuario: Producción del Teatro Argentino de La Plata

Dirección Escénica e iluminación: Boris

Dirección Musical: Darío Dominguez Xodo


Rigoletto cree que es el destino bajo la forma de la maldición de Monterone, lo que

causa su destrucción. Pero en realidad no es así. Es el medio en el que él se mueve,

plagado de gente cruel y caprichosa, entre los que él mismo está incluido. La

corrupción, la discriminación por diferencias físicas, el crimen aplicado sobre los más

desposeídos y la impunidad de los poderosos son moneda corriente. Esta historia no

podría tener más vigencia.

La Compañía “Exsultate Lyrica”, presentó esta muy buena versión como parte de su

temporada 2025, en el Salón de “La Patriótica”, de San Telmo, espacio que había

estado cerrado durante muchos años, y que ahora se ha reabierto y desarrolla una

temporada musical..

Leonardo Estevez en el papel protagónico, realizó una muy buena interpretación de

Pari siamo y fue muy aplaudido después de Cortiggiani, vil razza, aria que cantó con

vehemencia e intensidad dramática. Hizo creíble al bufón, no sólo por su compromiso

con el personaje sino también por su intensa vocalidad, buen fraseo e intención en el

decir. Sin dudas, dominó la escena.

Buena también resultó la Gilda de Tamara Pepe. Cantó con musicalidad, aunque

podría haber aprovechado las oportunidades que la partitura le brinda para exhibir un

canto más rico en matices.

Patricio Oliveira como el Duque de Mantua, tiene buen caudal vocal, bello color y

dicción clara. Actuó de manera convincente.


Mónica Nogales fue una Maddalena atractiva y provocativa. Es un elemento muy joven

con un material vocal muy interesante.

Carlos Esquivel brilló con oscuro esplendor vocal como Sparafucile. El grave en el dúo

con Rigoletto sonó impecable, con la debida redondez.

En tanto, el Monterone de Tomás Eckardt fue cantado con autoridad vocal y presencia

escénica. Los otros roles comprimarios fueron debidamente interpretados.

Darío Dominguez Xodo extrajo de la Orquesta Sinfónica Municipal de Florencio Varela

un sonido homogéneo y destacó las innumerables genialidades de la partitura,

revelando pulso dramático. Mantuvo el ritmo de excitación, las texturas transparentes,

y en todo momento, acompañó a los cantantes con energía y brindándoles el apoyo

necesario y manteniendo el equilibrio sonoro, aún no contando con foso.

La obra se presentó semi escenificada, ya que el espacio para la escena era escaso.

De todos modos, Boris manejó la régie de manera inteligente, respetuoso, en términos

generales, del compositor, resolvió bien las escenas de conjunto, teniendo en cuenta

las limitaciones del escenario. Muy agradable resultó el vestuario aportado por el

Teatro Argentino de La Plata.

El efecto general fue el de un muy buen trabajo en equipo, un buen elenco, en el que

cada uno brindó lo mejor de sí mismo. Un gran esfuerzo, pero valió la pena. El premio,

cálidos aplausos de un público entusiasta que colmaba la sala.

CALIFICACIÓN: MUY BUENA

lunes, 28 de julio de 2025

 


Momento del recital de anoche del tenor Benjamin Bernheim y la pianista Carrie-Ann Matheson captado para Prensa del Teatro Colón por Juanjo Bruzza.


Excelente debut de Benjamin Bernheim en el Teatro Colón

Un recital inolvidable

Domingo 27 de julio de 2025

Teatro Colón

Escribe: Graciela Morgenstern


Benjamin Bernheim (tenor)

Carrie-Ann Matheson (piano)

Programa

Georges Bizet: «Je crois entendre encore» de Les pêcheurs de perles 

Henri Duparc:

L’invitation au voyage

Chanson triste

La vie antérieure Phidylé 

Ernest Chausson: Interludio de Poème de l’amour et de la mer en versión para

piano solo

Piotr Ilich Chaikovski: «Kuda, kuda» de Eugene Onegin  

Georges Bizet : «La fleur que tu m’avais jetée» de Carmen

Giacomo Puccini:

Mentìa l’avviso 

Terra e mare 

Sole e amore con texto anónimo

Morire 

Jules Massenet: «Pourquoi me réveiller?» de Werther

Joseph Kosma: Les feuilles mortes con texto de Jacques Prévert

Charles Trenet: Douce France 

JJacques Brel : Quand on n’a que l’amour


Como tercera función del ciclo “Grandes Intérpretes”, debutó en el Teatro Colón el

tenor Benjamin Bernheim, acompañado por la pianista Carrie-Ann Matheson. Un

debut muy esperado que no defraudó.

El programa fue muy atractivo ya que en un armado inteligente, combinaba arias

de ópera con canciones francesas e italianas.


Bernheim exhibió recursos vocales y técnicos de excelencia. Su voz de bello

esmalte y brillo, corrió por la sala con facilidad. Y ya desde el comienzo con “Je

crois entendre encore” dio muestra de su muy buen dominio del fiato y del fraseo.

El tenor, que viene desarrollando una carrera en franco ascenso, vertió luego una

serie de obras del repertorio de cámara francés con la elegancia y exquisita

delicadeza que el género requiere.

También las composiciones de Puccini encontraron en Bernheim un digno

intérprete.

Lejos de buscar el efectismo fácil, desplegó una paleta de colores vocales,

cantando forte sólo aquellos fragmentos que lo requerían, con recursos francos,

voz potente acorde al repertorio y siempre bien timbrada. Así, sus versiones de las

arias de Eugene Onegin, Carmen y Werther, fueron ovacionadas.

Carrie-Ann Matheson fue una óptima acompañante que también brillo en

oportunidad de actuar como solista.

Ante el entusiasmo del público, ambos brindaron fuera de programa, “Dein ist

mein Ganzes Herz”, de “El País de las Sonrisas”, de Franz Lehar y “Ah! Leve-toi,

soleil!”, de “Romeo y Julieta”, de Charles Gounod.  

Fue éste definitivamente, un recital inolvidable

CALIFICACIÓN: EXCELENTE

 


Instantes del tan ansiado debut del Tenor Benjamín Bernheim junto a la pianista Carrie Ann Matheson. Servicio de Prensa del Teatro Colón, fotografía de Juanjo Bruzza.



Recital Teatro Colon - 28/07/2025


El domingo 28 de julio, en el insólito horario de las 21:30 hs, el

tenor francés Benjamin Bernheim junto a la pianista Carrie-Ann

Matheson hicieron su debut en la sala del Teatro Colon.

Bernheim es uno de los más importantes tenores del momento,

y su debut era ansiosamente esperado por los melómanos

locales.

Se trata de un estupendo cantante, con una perfecta técnica

vocal de una escuela de canto francés que hace tiempo que no

se escucha y que creíamos olvidada. Tiene además una clara

dicción en cada uno de los idiomas de las obras que interpretó, y

algo muy importante; una simpleza comunicativa elegante y

espontanea que permite al oyente disfrutar de la emotividad de

su canto sin efectismos ni exageraciones.

Desde su primera intervención, en el aria de Los pescadores de

perlas, de Bizet; “Je crois entendre encore” cantada con una

exquisita voz mixta propia de la escuela francesa, hasta el “Tuyo

es mi corazón” de El país de las sonrisas de Lehar, conquistó al

público del Colon que lo ovacionó muy merecidamente.

En la “chanson française” de lució con las tres canciones de Henri

Duparc y las canciones de Kozma, Trenet y Brel.

Estupenda su versión de “Kuda, Kuda”, del Eugene Onegin de

Tchaikowsky y “Pouquoi me revleier”, de Werther de Massenet.

Esta última, al punto de desear que no se vaya para poder

escucharlo en la versión de la opera completa próxima a

representarse en el Colon.


La pianista Carrie-Ann Matheson, estuvo a la altura del cantante

acompañando la expresividad del canto del tenor.

En resumen; un exitoso debut de dos magníficos intérpretes.

Muy bueno. 


                                                                                   Roberto Falcone

domingo, 27 de julio de 2025


https://www.instagram.com/p/DMlvGUDA2Zh/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==



Siguiendo el presente enlace, podrán ver la imágen de la pareja protagónica Ayelén Sanchez-Juan Pablo Ledo captada por la lente del Maestro Arnaldo Colombaroli.




 Muy buena actuación del Ballet Estable del Colón en “DON QUIJOTE”


UN CLÁSICO RENOVADO DE LA MANO DE DOS GRANDES

Martha CORA ELISEHT


Dentro de la Temporada 2025 -donde los Cuerpos Estables del Teatro Colón

celebran el centenario de su existencia-, el Ballet Estable incluyó una producción de uno

de los grandes clásicos de la danza: DON QUIJOTE, de Ludwig Minkus (1826-1917)

con libreto de Marius Petipa (1818-1910) basado en el episodio “Las bodas de

Camacho” de EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, de

Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). Pero esta vez, este sempiterno clásico

cuenta con coreografía realizada por dos grandes figuras de la talla de Silvia Bazilis y

Raúl Candal- ex primeros bailarines del Ballet Estable-, quienes prepararon

respectivamente al elenco femenino y masculino de esta producción del Ballet Nacional

del SODRE de Montevideo, cuyo estreno tuvo lugar en 2017 y cuyas representaciones

tendrán lugar en el Teatro Colón entre los días 24 de Julio al 3 de Agosto del corriente

año con participación de figuras de prestigio internacional como María Celeste Losa y

David Soares -primeros bailarines del Teatro alla Scala de Milán-; Marianela Núñez -

Royal Ballet de Londres- y Patricio Revé -Queensland Ballet, Australia-. Bajo la

dirección de Julio Bocca al frente del Ballet Estable y con la presencia de Lorena

Fernández Sáez como coreógrafa repositora invitada, la presente producción cuenta con

la siguiente ficha técnica: escenografía y vestuario de Hugo Millán, iluminación de

Pablo Pulido y supervisión de producción de Daniela Renée López, con la presencia del

director Manuel Coves al frente de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.

Quien escribe tuvo oportunidad de asistir a la función correspondiente al Abono

Nocturno, que tuvo lugar el pasado jueves 24 del corriente con el siguiente reparto:

Matías Santos (Don Quijote), Leonardo Reale (Sancho Panza), Noemí Szeleszinsky

(cocinera), Ayelén Sánchez (Kitri/ Dulcinea), Juan Pablo Ledo (Basilio), Lucas Matzkin

(Torero), Milagros Niveyro (Mercedes), Victoria Wolf y Beatriz Boos (amigas de Kitri y

variaciones del Grand Pas de Deux del Acto 3°), Julián Galván (Lorenzo), Emanuel

Abruzzo (Camacho), Jiva Velázquez y Maricel Di Mitri (gitanos), Mora Capasso (Reina

de las Dríadas), Caterina Stutz (Cupido) y Sergio Hochbaum (Tabernero y Cura).

¿Qué motivó al gran coreógrafo de los Teatros Imperiales de Rusia a ambientar

su obra en España?... Petipa vivió durante tres años entre Madrid y Andalucía luego de

dejar su cargo en la Ópera de Bordeaux cuando sólo tenía 23 años y un gran futuro por

delante. Se enamoró de las costumbres y las danzas típicas de Andalucía y perfeccionó

su técnica hasta estar a la altura de los mejores bailarines españoles. Lamentablemente,

tuvo que dejar la Península Ibérica a raíz de un duelo con un marqués -cosa que estaba

terminantemente prohibida en España por aquel entonces- y aceptó la invitación para ir

a San Petersburgo como primer bailarín del Teatro Mariinski. Allí desarrolló una carrera

brillante, donde en 1869 la Dirección de los Teatros Imperiales le encomendó la

realización de un ballet basado en Las bodas de Camacho, episodio de Don Quijote de

Cervantes a estrenarse en Moscú. Al público moscovita le gustaban las obras sencillas y


entretenidas, razón por la cual Petipa decide montar un ballet con personajes reales,

simples y en tono de comedia romántica sobre los amores contrariados de Kitri y

Basilio, la pretensión de su padre de casarla con el rico y estrafalario Camacho y la

ayuda que Don Quijote y Sancho Panza ofrecen a los jóvenes para culminar con un

final brillante. Para ello convocó a Ludwig Minkus, quien ya se había trasladado a

Rusia en ese mismo año y quien compuso temas muy rítmicos sobre bailes típicos

españoles como el bolero, el fandango, las seguidillas y sevillanas. La recepción y la

crítica luego de su estreno en Moscú fueron muy favorables, pero no sucedió lo mismo

en su estreno en Sn Petersburgo en 1871. El público de dicha ciudad tenía gustos más

sofisticados y no fue sino hasta 1900 cuando Alexander Gorski repone Don Quijote en

Moscú con algunos cambios en la coreografía original de Petipa y un rol más escénico

por parte de todos y cada uno de los personajes. Se redujo la versión original de un

prólogo y cuatro actos a un prólogo y tres actos.

En la presente versión, se respetan muchos elementos de las coreografías de

Petipa y Zarko Prebil más las modificaciones introducidas por Gorski, pero se agrega

una de Mikhail Barishnikov -quien otorgó a Julio Bocca el permiso correspondiente

para usarla- en la escena de las copas en la taberna del 3° acto. Las variaciones

introducidas por la dupla Bazilis/ Candal son más notorias en las escenas de conjunto y

en el baile de los gitanos del 2° Acto -con una coreografía totalmente diferente-, al igual

que en el sueño de Don Quijote tras su aventura contra los molinos de viento en el

jardín de las dríadas. Sí se notó la ausencia del abanico en la variación de Kitri del

Grand Pas de Deux del 3° acto, al igual que la manteada que el conjunto de bailarines le

brinda a Sancho Panza durante el 1° acto, levantándolo por el aire luego de vendarle los

ojos y la mayor modificación se aprecia durante la escena del campamento gitano.

Desde el punto de vista musical, la magnífica dirección de Manuel Coves al

frente de la Filarmónica hizo que la orquesta no sólo sonara acompasada al ritmo del

bailarín, sino que le aportó brillo y enjundia en la interpretación. Hubo muy buena

coordinación de las escenas de conjunto y grandes actuaciones de los bailarines que

encararon roles de carácter; sobre todo, Emanuel Abruzzo como Camacho, Matías

Santos como Don Quijote y, especialmente, Leandro Reale, quien dio vida a un

divertido y simpático Sancho Panza. Victoria Wolf y Beatriz Boos se lucieron en sus

respectivas variaciones como las amigas de Kitri en el 1° acto y en el Grand Pas de

Deux del 3°, al igual que la pareja formada por Jiva Velázquez y Maricel De Mitri como

los Gitanos. Él hizo gala de sus dotes acrobáticas y ella, de su técnica e histrionismo.

Por su parte, Caterina Stutz brilló como Cupido en el cuadro del suelo de Don Quijote,

al igual que Mora Capasso como la Reina de las dríadas. Posee una impecable técnica y

muy buena plasticidad, gracia y delicadeza en su interpretación. Una de las grandes

incorporaciones al Ballet Estable al igual que Lucas Matzkin, quien sorprendió como el

Torero Espada. Sus giros, developées y movimientos fueron de una precisión y

plasticidad asombrosas y fue la revelación de la noche. Milagros Niveyro supo

acompañarlo muy bien como Mercedes -la bailarina de la calle-, demostrando un

notable crecimiento profesional.

La pareja protagónica formada por Ayelén Sánchez y Juan Pablo Ledo en los

roles de Kitri y Basilio descolló por la coordinación, precisión -sobre todo, en los

sostenues donde Kitri permanece suspendida en el aire tras el solo de pandereta-y en los


pliés, fouettes, solage, arabesques, panchés y giros, donde se los apreció muy seguros.

Hubo un ligero traspié por parte de Ledo en una variación, que fue rápidamente

subsanado merced a su profesionalismo y que no le restó mérito. Todos los

protagonistas fueron intensamente aplaudidos al finalizar la función y el público

ovacionó a Silvia Bazilis y Raúl Candal cuando salieron a saludar en calidad de

coreógrafos. Ambos recibieron los tradicionales ramos de flores y el reconocimiento del

público como primeras figuras del Ballet Estable que supieron brillar sobre el escenario

del Colón.

En líneas generales, ha sido una muy buena función y se pudo apreciar una

mejor coordinación en las escenas de conjunto en este gran clásico. Las enseñanzas y la

preparación a cargo de grandes maestros dan sus frutos y se aprecian sobre el escenario.

Lo único malo es que siempre se ha dado prioridad para incluir a figuras de fama

internacional dentro del Abono de Ballet, cosa que no sucede durante la presente

Temporada. Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de grandes intérpretes y auténticas

figuras de la danza mundial, pero es injusto que alguien que adquiere sus localidades

como abonado en tiempo y en forma tenga que oblar nuevamente otra función para

poderlos apreciar.

 

UN VERDI SUMAMENTE EFECTIVO

 

Compañía “Exsultate Lyrica”, temporada 2025. Opera: “Rigoletto” Drama en tres actos y cuatro cuadros con música de Giuseppe Verdi y Libreto de Francesco María Piave basada en “Le Roi s’Amuse” de Víctor Hugo. Intérpretes: Leonardo Estevez (Rigoletto), Tamara Pepe (Gilda), Patricio Oliveira (Duque de Mantua), Carlos Esquivel (Sparafucile), Mónica Nogales (Maddalena), Tomas Eckart (Monterone), Esteban Miotto (Marullo), Diego Nuñez (Borsa), Víctor Castells (Comte Ceprano), Melitza Torres (Comtessa Ceprano/Giovanna), Alessandra Domínguez Moscoso (Paje).  Orquesta Sinfónica Municipal de Florencio Varela. Vestuario: Producción del Teatro Argentino de La Plata. Preparadora: María Inés Natalucci.  Dirección Musical: Darío Dominguez Xodo. Iluminación y Dirección Escénica: Boris.  Salón de la Federación de Sociedades Españolas en Argentina (“La Patriótica” o “La Española”), Buenos Aires, 25 de Julio de 2025.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Muchas veces hay ideas que  a pesar de las mejores intenciones quedan en el camino. Otras se requieren de denodados esfuerzos para llegar a metas medianamente satisfactorias  y, últimamente, son pocas las ocasiones en las que se logra plenamente un espectáculo de verdadera calidad. Esto último  es lo que ha ocurrido con la propuesta que “Exsultate Lyrica”, con la participación de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Florencio Varela, que aportó la invalorable colaboración de su Orquesta Sinfónica, presentó en un espacio que va ganando cada vez más adhesiones entre las agrupaciones líricas privadas de nuestro medio, el de “La Patriótica” de San Telmo en la Capital Federal. “Rigoletto” de Giuseppe Verdi fue el título elegido. Una vez más la historia del bufo deforme, su noble y libertino patrón junto a su corte plena de miserias, una hija oculta que sale a la vida sin saber la durísima realidad que le aguarda y que descubrirá que no siempre el amor es como ella lo imagina, un sicario que a pesar de la dureza de su oficio cede a los ruegos de su hermana, enamorada del noble libertino al que por encargo debe asesinar en el marco de una noche de terrible tormenta. Libreto perfecto, gancho en el público y sala, como en este caso, llena.

 

 Un interesante reparto tomó a su cargo el espectáculo, comenzando por Leonardo Estevez en una memorable faena en el rol protagónico. Absoluta entrega, timbre robusto, muy buena línea de canto e impecable actuación para pasar de las bufonadas al drama con igual intensidad. Tamara Pepe debutando el rol de Gilda con total eficacia, buenos recursos vocales y actorales. A futuro, no cabe duda de que además pulirá detalles que son propios de la forma en que el rol se aborda. Patricio Oliveira, quién también debutó su rol, compuso un muy interesante Duque de Mantua con buena línea de canto, fraseo con momentos de plena musicalidad  y buenos recursos actorales. Carlos Esquivel muy cómodo en el rol de Sparafucile, con presencia actoral y elegancia en lo vocal. Resultó muy interesante la presentación en el rol de Maddalena de la mezzosoprano Mónica Nogales, quién exhibió interesante material vocal y muy buenos recursos actorales. El resto de los integrantes de la plantilla  escénica cumplió acabadamente con cada uno de los roles asignados y en el caso de las voces masculinas intervinientes en dichos roles, conformaron los coros que lleva la ópera (todas intervenciones masculinas) con solidez absoluta en la emisión.

 

  Impecable fue la selección del vestuario que facilitó el Teatro Argentino de La Plata, de época y acorde, incluso, con el ámbito en el que se desarrolló la función. Ingresando entonces de lleno en este punto, en un espacio acondicionado como un pequeño escenario elevado por sobre la ubicación de la orquesta e iluminado de manera acortada pero precisa, Boris logró desplazar muy bien a los cantantes y los hizo actuar con acertada gestualidad. Quedaron muy bien expuestas las líneas argumentales principales de la obra, esto es, relación padre-hija, el celo del padre en mantener en total pureza a la muchacha, el Duque y sus deseos y miserias , cortesanos que mostraron también las suyas y sus ganas de tomarse revancha de  las desafiantes e hirientes bromas del bufo, sin compadecerse en absoluto de haber confundido a la hija de éste, para entregarla al Duque  como una supuesta amante del  protagonista e ignorando que el noble señor ya estaba tras los pasos de la joven. Sin embargo, sorprendió el hecho que en dos momentos fundamentales de la obra, la resolución fue femenina, esto es, en el rapto y en el asesinato de la joven. Son absolutamente válidos y corre por cuenta del espectador el aceptarlo o no. Aquí mayoritariamente ocurrió lo primero.

 

  La  revelación de la función fue la estupenda concertación de Darío Domínguez Xodo al frente de la Orquesta Sinfónica Municipal de Florencio Varela. En un espacio para nada convencional, logró equilibrar el sonido, tener plena conexión con el palco escénico, estar siempre junto a las voces y mantener siempre el pulso y el tiempo de la partitura. Aquí afloró  la  trayectoria y el oficio adquirido por este valioso maestro  en tantos años tanto en el Colón, como en el Argentino de La Plata y en la Sinfónica Nacional.

 

  Por todo lo expuesto, se asistió a un muy digno espectáculo, con intérpretes de reconocida valía por parte del público y de muy buen resultado musical y escénico.

 

Donato Decina

viernes, 25 de julio de 2025

 Muy buena actuación del Coro Polifónico junto a artistas de otras disciplinas en el

Palacio Sarmiento


UNA PROPUESTA INNOVADORA, PLURAL E INTERESANTE

Martha CORA ELISEHT


La historia y la vida del pueblo gitano han sido siempre motivo y fuente de

inspiración de numerosos artistas, tanto escritores como poetas y compositores. Esto

motivó a la Dirección Nacional de Elencos Estables a organizar un espectáculo que

reúne diferentes disciplinas (canto, danza, música y actuación) denominado “POR

PATRIA, EL UNIVERSO” basado en obras donde los gitanos son protagonistas, que

tuvo lugar en el Auditorio Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento el pasado

miércoles 23 del corriente, que contó con la dirección musical de Fernando Tomé y la

participación de los siguientes artistas: Juan Gil Navarro (actor), Claudio Santoro y

Lorena Eckell (piano); Néstor Spada, Yanina Martínez, Naty López y La Ruví

(bailarines), el Coro Polifónico Nacional y el Coro Nacional de Niños, dirigidos por

Fernando Tomé y María Isabel Sanz respectivamente, más la presencia de los siguientes

solistas: Dolores Ibarra (soprano), Laura Domínguez y María Luisa Merino Ronda

(mezzosopranos), Sebastián Russo y Norberto Miranda (tenores) y Marcelo Iglesias

Reynes (barítono). La puesta en escena y dramaturgia estuvieron a cargo de María

Concepción y María de la Paz Perré sobre el Romancero Gitano de Federico García

Lorca.

El programa comprendió las siguientes obras:

- Zigeunerleben (Vida de Gitano), Op.29, n°3, para coro y piano- Robert

SCHUMANN (1810-1856)

- “Los gitanos comen queso” (coro de niños y piano)- Zoltan KÓDALY (1882-

1967)

- Danzas húngaras n°1, n°3 y n°5 (para piano a 4 manos)- Johannes BRAHMS

(1833-1897)

- Coro inicial de gitanos de “ALEKO”- Sergei RACHMANINOV (1873-1943)

Coro de gitanos y toreros del 3° acto de “LA TRAVIATA”- Giuseppe VERDI

(1813-1901)

- Coro de gitanos de “IL TROVATORE”- Giuseppe VERDI (1813-1901)


Ante una sala prácticamente colmada de público -dentro del cual hubo muchos

chicos, con motivo de ser un espectáculo gratuito para toda la familia ofrecido en

vacaciones de invierno-, el Coro Polifónico Nacional hizo su presentación acompañado

por el pianista Claudio Santoro y su director -Fernando Tomé- para brindar una muy

buen versión de Vida de Gitano, Op.29 n°3 de Schumann, donde la coreuta Laura

Delogu se lució en los toques de instrumentos de percusión tales como la pandereta y el

triángulo para que las melodías tuvieran ese toque gipsy. Es un ciclo de 11 canciones

compuestas en 1840 para coro y piano sobre textos de E. Geibel, donde Juan Gil


Navarro recitó un parlamento entre cada una de las melodías (¡Eh, gitano! Pulsa las

cuerdas/ Rema, torrente/ ¿Saben cuándo mi niña es hermosa? / Dios mío, tú sabes/ Un

joven moreno me invita a bailar/ Tres rositas en fila/ A veces, piensas/ Oye al viento

quejarse en las ramas/ Nadie a mi alrededor me tiene en cuenta/ La luna oculta su

rostro/ Pasan rojas nubes antes del atardecer). El coro estuvo muy bien preparado, con

un perfecto equilibrio entre las cuatro voces y poniendo énfasis en los matices de las

melodías más románticas y dramáticas. Por otra parte, Juan Gil Navarro también

permitió que entraran los bailarines en ciertos y determinados momentos para ilustrar el

ciclo de canciones. El acompañamiento al piano de Claudio Santoro fue magistral y la

versión fue muy bien recibida por el público.

Seguidamente, el Coro Nacional de Niños ofreció una interpretación impecable

de una obra sumamente difícil como Los gitanos comen queso de Kódaly. No sólo

descolló por el equilibrio perfecto de las voces, sino también por la estupenda dirección

de María Isabel Sanz, quien una vez más demostró su maestría al frente de la

agrupación, que se retiró sumamente aplaudida y vitoreada por el público. Luego,

Claudio Santoro y Lorena Eckell brindaron una selección de las célebres Danzas

Húngaras de Brahms (n°1 en Sol menor, n°3 en Fa mayor y n°5 en Fa sostenido menor)

para piano a 4 manos. Cuando el genio de Hamburgo las compuso entre 1869 y 1879, su

versión original era para piano a 4 manos y, posteriormente, algunas se orquestaron

(n°4, 5, 6 y 10) mientras que las 10 últimas fueron transcriptas solamente para piano y

hubo un cambio de tonalidad en la orquestación respecto de la tonalidad original para

piano -en el caso particular de la célebre n°5, la versión orquestal es el Sol menor-. Por

tratarse de melodías tan célebres, el público las reconoció y las recibió de muy buen

grado coronando con numerosos aplausos la labor de ambos intérpretes.

A continuación, Juan Gil Navarro puso su voz entonando poemas del

Romancero Gitano de Federico García Lorca para permitir la entrada de Claudio

Santoro y Fernando Tomé para iniciar la segunda parte del concierto con el coro inicial

de los gitanos de la ópera ALEKO, compuesta en 1892 como ejercicio final de

graduación en el Conservatorio de Moscú con libreto de Vladimir Nemirovich-

Dánchenko. Basada en el poema Los gitanos de Alexander Pushkin, es la primera de

los tres aportes que Rachmaninov hizo a la lírica y se estrenó con gran éxito en Moscú

en 1893. Pese a que se representa escasamente, la melodía es bellísima y la parte del

coro es un canon iniciado por las voces femeninas – sopranos y contraltos- que luego,

es repicado por las masculinas -barítonos y tenores-. En la presente versión, hubo un

muy buen equilibrio vocal y una perfecta marcación por parte del director, con un gran

acompañamiento por parte del pianista. El público estalló en aplausos tras su

interpretación.

Posteriormente, los bailarines flamencos entraron al ritmo de las sevillanas para

introducir al público en la siguiente obra: una selección de fragmentos de CARMEN de

Bizet, con los siguientes solistas: María Luisa Merino Ronda (Carmen), Sebastián

Russo (Don José), Dolores Ibarra (Frasquita), Laura Domínguez (Mercedes), Marcelo

Iglesias Reynes (El Dancairo) y Norberto Miranda (El Remendao). Se comenzó con el

célebre coro de los contrabandistas del 3° acto, seguido por la consabida Habanera,

donde la mezzosoprano hizo juego de seducción junto al resto de los solistas y los

bailarines. Se la apreció muy bien en los agudos, pero no tanto en las notas más graves.


En cambio, en el aria final del 2° acto (“Là- bas, là- bas sûr la montagne”) se la pudo

escuchar en toda su plenitud. Excelente desempeño de Sebastián Russo como Don José,

con un perfecto acompañamiento del resto de las voces solistas y el coro, mientras Juan

Gil Navarro y el conjunto de bailarines encabezados por Néstor Spada proporcionaron

salero y color al espectáculo. Con una perfecta dramaturgia a cargo de las hermanas

María Concepción y María de la Paz Perré, los artistas brillaron sobre el escenario del

Auditorio Nacional. Sólo permanecieron sobre el escenario Laura Domínguez y

Marcelo Iglesias Reynes para encarnar a Flora y al Marqués en el Coro de las gitanas y

los Toreros del 3° acto de LA TRAVIATA, donde el Polifónico tuvo un perfecto

desempeño bajo la dirección de Fernando Tomé y el acompañamiento al piano de

Claudio Santoro. Independientemente de la actuación de Laura Delogu como

percusionista, las bailarinas brindaron los golpes de percusión con el zapateo. Néstor

Spada se lució como el torero Piquillo con una coreografía de baile flamenco. Alumno

de José Zartmann -a quien una supo apreciar sobre el escenario del Colón junto al

inolvidable Ángel Pericet y sus hermanas-, hizo honor a las enseñanzas de su maestro y

estuvo muy bien acompañado por las bailarinas. Para cerrar la presente función, se

eligió el celebérrimo Coro de los Gitanos que abre el 2° acto de IL TROVATORE, de

Verdi, donde los bailarines marcaron los golpes de percusión con las castañuelas y el

zapateo. La interpretación del Polifónico fue magistral y Laura Delogu volvió a lucirse

con los golpes de triángulo y los clásicos yunques característicos de este famoso

segmento de la ópera. El público deliró hasta tal punto, que hubo que bisarlo luego de

su interpretación. Aquí, Fernando Tomé invitó a participar al público con palmas en los

golpes de yunques. Luego del bis, todos los artistas se retiraron ovacionados en medio

de un sinfín de aplausos y vítores.

No sólo ha sido una propuesta innovadora, multidisciplinaria e interesante, sino

también un espectáculo de muy alto nivel. Si bien no ha sido un concierto didáctico,

actuó como si lo fuera y esto es sumamente importante a la hora de formar nuevos

públicos. En el caso particular de los chicos, un concierto temático y una invitación

entretenida -e inteligente- para acercarlos tanto al mundo de la ópera como de la música

clásica.