UN CONJUNTO
DE EXTRAORDINARIA CALIDAD
“Nuova
Harmonia” temporada 2017: Actuación del “American String Quartet”. Programa:
Obras de Beethoven, Shostakovich y Ravel. Teatro Coliseo, 29 de Agosto de 2017.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Luego del extraordinario acontecimiento que significó
para la entidad organizadora la presencia de Andras Schiff en el Teatro Colón
abordando el primer libro de “El Clave Bien Temperado”, bien podía presuponerse
que las manifestaciones posteriores a
este inolvidable concierto vivido no tendrían un nivel semejante.
Afortunadamente no ha sido el caso y la presencia del “American String
Quartet”integrado por Peter Winograd en Primer Violín, Laurie Carney en Segundo
Violín, Daniel Avshalomov en Viola y Wolfram Koessel en Violonchelo, conjunto
en residencia de la Escuela de Música de Manhattan y del célebre Festival de
Aspen (Colorado), al que concurren desde su formación misma en 1974 (cuando aún
sus miembros fundadores eran estudiantes de la Juilliard School), llegaron en
gira Sud-Americana por estas latitudes y dejaron un testimonio de suprema
excelencia con este concierto que abordo un repertorio absolutamente ecléctico.
El comienzo
marcó una interesante versión del Cuarteto Nº 6 en Si bemol mayor del op. 18 de
Beethoven, del cuál a su último movimiento se lo conoce como “La Malinconía”.
Fue una versión muy lucida, plena de expresividad, muy buen empaste y un
entendimiento absoluto entre los integrantes de la agrupación. Winograd desde
su puesto del primer Violín marca el pulso, la respiración. la intensidad.
Koessel en el Violonchelo es el alma de la cuerda grave, Carney desde el
segundo Violín resalta los pasajes de bravura y Avshalomov es el soporte, el
balance. Cada pasaje tuvo el “tempi” exacto de interpretación, por lo cuál no
pudo haber comienzo mas impactante.
Fue gratísimo
escuchar la versión original del Cuarteto de Cuerdas Nº 8 de Dimitri
Shostakovich, a días de que la otra entidad organizadora de conciertos lo
presente en el Colón en el arreglo de Rudof Barshai al que se lo conoce como
“Sinfonía de Cámara”. La carga dramática, la presencia constante de su anagrama
musical formado por las notas que corresponden a las iniciales de su nombre en
idioma alemán y los detalles intensos que tiene esta partitura muy cerrada,
dedicada a las víctimas de la segunda guerra mundial (compuesta de un tirón en
solo tres días), marcan parte de la interesante historia de este trabajo, el
cual fue objeto de una versión sencillamente encomiable en la que el Cuarteto
se prodigó con creces. Decididamente fluyó y se respiró la música de uno de los
grandes absolutos de la historia musical del siglo veinte.
Y en la segunda parte, como obra de fondo,
tuvimos una memorable interpretación del Cuarteto de Cuerdas en Fa mayor de
Maurice Ravel. Impregnado de todos los detalles del expresionismo, elogiado con
creces por Claude Debussy (justificado `plenamente) , nos muestra a un Ravel
consumado que ha encontrado definitivamente su camino. La versión tuvo, el
color, el preciosismo, los detalles mas finos y el equilibrio de todo el
conjunto. Triunfo rotundo.
Y el cierre
nos trajo como “yapa”, la cavatina del Cuarteto Op.130 de Beethoven, que no
hizo mas que ratificar las cualidades antes descriptas de estos verdaderos
virtuosos de la música de cámara. Un muy buen comienzo de la segunda mitad de
temporada, que lleva el mismo nivel de la primera mitad..
Donato Decina
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