sábado, 19 de mayo de 2018


DIEMECKE EN UNA DE SUS NOCHES MAS FELICES

CCK-Sala Sinfónica: Concierto a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Matías Hernán Sagreras (Organo). Programa: Obras de Respighi y Saint Saëns. Viernes 18 de Mayo de 2018.



NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

  Con un programa muy inteligentemente formulado, la Filarmónica se presentó por tercera vez en la sala sinfónica del CCK, bajo la guía de su Titular y Director Artístico del Colón, Enrique Arturo Diemecke. Podemos decir que al fin Director y agrupación retomaron la programación de fuerte compromiso (luego del programa Norteamericano muy liviano presentado el año anterior), aprovechando todas las posibilidades técnicas de la sala, entre las que se destaca sobremanera el Organo Klais Op. 1912 que engalana a la misma. De ahí una programación para la Dupla Organo-Orquesta, o lo que sería mucho mas justo, el Organo “dentro” de la Orquesta, para lo cuál se ubicó en los atriles una obra absolutamente relegada (casi es lo mismo decir “Injústamente Olvidada”) de Ottorino Respighi: “Vetrate di Chiesa” (Vitrales de Iglesia). Recurriendo a mi memoria, recuerdo que la única vez que ví su inclusión en un programa de conciertos, me remonta hasta el año 1985 en el que la Sinfónica Nacional, en uno de sus tantos vaivenes con las Hermanas de la Misericordia que llevaron a que ese año no se arrendara el Auditorio de Belgrano, la incluyó en uno de sus Conciertos de esa temporada en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes. Debo disculparme ante Ustedes en el sentido que la duda que tengo es si el Director de esa velada fue Juan Emlio Martini (por entonces ya veterano, pero que venía de ser consejero y programador de la Orquesta durante la segunda titularidad de Juán Carlos Zorzi), como también lo pudo haber sido Mario Perusso (Quién sí digo  con total seguridad que abordó “Deitá Silvane” del mismo compositor en esa misma temporada en la que la muy buena soprano Mariana Altamira [de la que lamentablemente carecemos de noticias] fue la solista [a posteriori la volvería a interpretar con  una jovencísima Paula Almerares]). Seguramente alguno de los maestros “veteranos” de la Nacional me aclararán esta duda, pero luego de escuchar esta versión, lo que puedo manifestar es que no la imagino sonando en el Cervantes, como tampoco en el Colón, ya que por la magnificencia en si de la partitura, su Orquestación y los pasajes en los que el Organo interviene en la composición, hacen que solo en una sala de las características de la Sinfónica del CCK con su Organo Tubular o en alguna Iglesia que lo posea (Y que además tenga una muy buena acústica, combinación sumamente difícil), sean el ámbito adecuado para la presentación.

  “Vetrate di Chiesa” se conforma en cuatro episodios que describen las imágenes que engalanan los vitrales de diferentes templos visitados por el compositor, hay reminiscencias del barroco, también del canto gregoriano. Y aquí me detengo para señalar brevemente, que la familia Respighi proviene de la región cercana a Buseto. El Abuelo de Ottorino, tuvo una fuerte amistad con Giuseppe Verdi. Por esos tiempos la educación musical inicial se desarrollaba en las Parroquias de la zona, para luego recién pasar a los maestros de música y las instituciones musicales de primera formación. Es indudable que Respighi vuelca en el pentagrama, mucho de lo aprendido en esa etapa. Y su música es descriptiva, con momentos de intensa intimidad,  e inicio y remate de suprema magnificencia en ambos casos. Los momentos descriptos son: “La Huida a Egipto”, “San Miguel Arcángel”, “Los Maitines de Santa Clara” y “San Gregorio Magno”. Aun cuando en algunos instantes la versión sufrió las consecuencias de la aun hoy imperfecta acústica de la sala (en los pasajes de bravura el sonido del bronce en conjunción con el órgano casi devoran por completo a la cuerda), la misma debe considerarse como de extraordinaria calidad, ya que todos los sectores respondieron a la perfección y el Organo en las manos de Matías Hernán Sagreras fue el complemento ideal.

 Y si hablamos de Organo dentro de la Orquesta, ¿Cómo no sucumbir ante la tentación de realizar la Tercera Sinfonía “Con Organo” de Camille Saint-Saëns?. Fue el corolario perfecto de la noche. Una versión sólida, ajustada, con una exposición de cuerdas junto al Organo en la sección final de la primera parte  sencillamente antológica, para luego acometer la Segunda parte con toda la bravura y la enjundia que la obra reclama. Y aquí sí, luego del imponente acorde con el que ingresa, el Organo se llevó todas las palmas con una estupenda exposición del tema principal por parte de Sagreras y una coda final estupendamente  acometida por Diemecke, redondeando una noche perfecta.

Donato Decina

No hay comentarios:

Publicar un comentario