SUPERARSE A
SI MISMA EN CADA CONCIERTO
Concierto a
cargo de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación, Director: Sebsatiano
de Filippi. Con la participación del Coro Polifónico Nacional, Director: José
María Sciutto. Solístas: Soledad de la Rosa (Soprano), Santiago Bürgi (Tenor),
Martín Caltabiano (Barítono) y la intervención de Cesar Bustamante (Organo).
Programa: Obras de Gianneo, Dvorak y Schubert. CCK-Sála Sinfónica, 06 de Junio
de 2018.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
Asumir compromisos, desafíos e irlos superando
manteniendo siempre la calidad en los resultados artísticos. Ese es a mi juicio
el saldo que deja esta visita que la Orquesta de Camara del Congreso de la
Nación ha hecho a la Sála Sinfónica del CCK, acaso el único ámbito de
importancia de la Ciudad de Buenos Aires en el que le faltaba presentarse. Y lo
hizo con un programa de exigencia, con una archiconocida obra central, un
clásico Argentino en el comienzo y una prácticamente desconocida obra para las
salas de conciertos de un verdadero gigante de la música. Sumado a Ello, la
participación del mejor Coro Estable Argentino, tres solistas de fuste y un
importante Maestro para desgranar las notas en el imponente órgano Klais de la
sala. Interesante de punta a punta.
El inicio nos
trajo la interpretación de “Tres Piezas Criollas” de Don Luís Gianneo, de quien (como se sabe) se cumple este año el
cincuentenario de su fallecimiento (al igual que otro grande, Juan José
Castro). Son ellas: “Tríste”, la celebérrima “Criolla” (Tan célebre como “El
Tarco en Flor” o el “Concierto Aymará”) y el cierre con el no menos famoso
“Lamento Quichua”. Sebastiano de Filippi tuvo la virtud de hacer “Cantar” al
conjunto en todo momento, con un tempi mas que interesante en la “Criolla” y un
cierre profundo y muy reflexivo en el “Lamento Quichua”. Siempre estas páginas
son mas que bienvenidas. No solo por
hacerlas, sino para recordarle al público de la existencia de ellas cumpliendo
una misión que hoy por hoy solo mantiene a la par la Orquesta Nacional de
Música Argentina “Juán de Dios Filiberto” y de la que ni la Sinfónica Nacional,
y mucho mas aun la Filarmónica de Buenos Aires se ocupan hoy en día (Que
lejanos están los días en los que esta última Orquesta mencionada iniciaba sus
Conciertos en el Colón con obras deCompositores Nacionales sean estos estrenos
o reposiciones.
Una
espectacular, profunda y muy reflexiva versión de la Serenata para Cuerdas de
Antonin Dvorak culminó la primera parte. Momentos muy intensos, pasajes de
brillo y alto vuelo interpretativo en los que De Filippi hizo “Florear” a la
agrupación con un maravilloso e intenso remate en el Allegro Vivace final. Y
aquí cabe decir que siendo obras muy conocidas del repertorio camaristico la
exigencia es mayor tanto para el grupo como para con la vara con la que el
público y quienes tenemos la misión de Opinar medimos la versión, y aquí la
agrupación superó con creces el objetivo.
El cierre nos
trajo al gran Franz Peter Schuert y su Misa en Sol mayor para Solistas, Coro,
Organo y Orquesta del catálogo D.167, obra que cuenta con el Ordinario normal
de misa, lógicamente con textos en latín (faltaba más de un siglo para el
Concilio Vaticano II, obra de San Juan XXIII).
Varios
ingredientes “fuertes” dieron lustre a la versión ofrecida. En primer lugar la
presencia del Coro Polifónico Nacional, acaso la mejor agrupación oficial en su
tipo hoy por hoy en el país. Conducido de manera sabia por José María Sciutto y
dispuesto por detrás del conjunto instrumental en el escenario de manera
semi-circular, prescindiendo de su lugar en la bandeja superior de la sala ,
desarrolló una “inmaculada” faena con el brillo y la solidez que le son
reconocidas. Una descomunal Soledad de la Rosa (Que a mi juicio atraviesa el
mejor momento de su carrera), un interesante Santiago Bürgi en sus dos
intervenciones y un muy efectivo Martín Caltabiano, junto a la muy equilibrada
participación de Cesar Bustamante al comando del Organo. De Filippi aquí logró
el justo punto en la interpretación sín que nadie esté por sobre los demás, lo
que redundó un un formidable trabajo de Equipo en el que todo el conjunto
(Orquesta, Coro, Solistas, Organo) se prodigó de manera extraordinaria,
haciendo justcia con un gigante de la música y honor a una obra injustamente relegada.
Donato Decina
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