UN ESTUPENDO
CIERRE
Teatro Colón, temporada 2018 fuera de
sede, Orquesta Estable del Teatro Colón, Director: Rodolfo Saglimbeni.
Programa: Ciclo Integral de las Sinfonías de Robert Schumann, Sinfonías Nºs. 2
en Do mayor, Op. 61 y 4 en Re menor, Op.120. Usina del Arte, 16 de Junio de
2018.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Y culminó la “Integral Schumann” de sus sinfonías con
esta sesión consignada al muy eficiente conductor Venezolano Rodolfo Saglimbeni,
dueño de una muy dilatada trayectoria,
no solo recordada por su gestión en su País natal de la Orquesta Sinfónica
“Gran Mariscal de Ayacucho”, como también por sus visitas a Ntra. Ciudad y gran
parte de Ntras. Plazas musicales mas importantes con Organísmos Musicales de
Venezuela, sinó que también es en la actualidad el Director Artístico de la
Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo. Le cupo entonces la
conducción de esta sesión en la que la Estable del Colón completó la
interpretación de las sinfonías del enorme creador Alemán, luego de que la velada inicial nos develara las
sinfonías “impares” de la mano del Suízo Nicolás Rauss, que oportunamnte
comenté en este blog.
La Estable se
reveló en este ciclo como un medio muy eficaz para abordar estas series
integrales. Ha obtenido un sonido muy homogéneo, es muy flexible y se adapta a
los requerimientos que los Directores le solicitan. Tanto con Rauss como en
este caso con Saglimbeni , han sabido responder sobremanera a las
acentuaciones, “tempi”, dinámica y profundidad interpretativa. Y ambos conductores
conformaron en sus abordajes. Las cuatro sinfonías fueron objeto de excelentes
versiones, pero a la hora de elegir cual de los dos conductores me satisfizo
mas plenamente n,o dudo en señalar que ha sido Saglimbeni, que ha logrado la
mayor profundidad interpretativa.
En el
comienzo, el Conductor debió explicarle al publico que abordaría el programa
por orden cronológico. Sabido es que la Sinfonía Nº 4 Op. 120, fue compuesta en
realidad en segundo lugar por Schumann, el que ante el fiasco producido en su
estreno la relegó para luego 10 años mas tarde retomarla, revisarla y darle la
forma final con la que hoy en día se la conoce. Por lo tanto se escuchó una
versión potente, plena, intensa, rica en matices y de mucha profundidad
interpretativa, alcanzando un momento superlativo en el segúndo movimiento con
un solo de violín magníficamente expresado por Oleg Pishenin.
Pero fue en la
actual Sinfonía Nº 2, Op. 61 en donde Saglimbeni logró plasmar con la Estable
una versión a la que no dudo en catalogar como de las mejores que Yo haya
escuchado en vivo. Y tratándose de una
obra muy poco frecuentada (Lamentablemente), mayor es el merito que le cabe al
Conductor Venezolano. Desde el mgnetísmo que irradia el scherzo del segundo
movimiento, pasando por el imponente “canto” orquestal del tercero, en donde se
pasó desde el “piano” a la tensión
absoluta y un cierre intenso que conmovió al Público que con sostenidos
aplausos premió la labor.
No tengo duda
alguna que este ciclo debió realizarse en la sala del Colón. Avatares de
programación, la idea de “sacar” al Colón a través de sus Cuerpos Estables “a
la calle” y así aprovechar la disponibilidad y la aceptable acústica de la
Usina del Arte, han hecho que este ciclo se haya desarrollado de esta manera.
También que debió hacerse con un solo Director. De todas formas, ambos
Conductores convocados hicieron gala de sus condiciones y conocimientos, aunque
como dije, por una pequeñísima “luz”, Saglimbeni me conformó mas
Donato Decina.
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