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sábado, 18 de agosto de 2018
Calurosa recepción del Ensamble Lírico Orquestal en el Auditorium de Belgrano
SIEMPRE SE VUELVE AL PRIMER AMOR
Martha CORA ELISEHT
Tras una ausencia de un poco más de un año y bajo una numerosa concurrencia de público, finalmente, el Ensamble Lírico Orquestal presentó su Ciclo de Abono 2018 el pasado domingo 5 del corriente en el Auditorium de Belgrano con un Festival Nórdico- Eslavo, donde actuaron el Coral Ensamble y la orquesta de vientos de la mencionada agrupación, bajo la dirección musical y artística de Gustavo Codina. Se interpretaron las presentes obras: Suites n° 1 y n° 2 de “Peer Gynt”, de Edvard Grieg; “Finlandia”, Op. 24, de Jan Sibelius; las Danzas Polovtsianas de “El Príncipe Igor”, de Borodin y la Obertura 1812 de Tchaikowsky.
La música incidental de Peer Gynt fue compuesta por Grieg entre 1874 y 1875 para ilustrar el drama homónimo de Henrik Ibsen (1828- 1906). Posteriormente, Grieg separó estas dos Suites – cada una de las cuales está compuesta por cuatro números- de los 23 números originales de la mencionada obra y alcanzaron tal suceso, que se transformaron en parte de los programas de conciertos de todo el mundo. En este caso, la versión ofrecida por el Ensamble Lírico fue una transcripción para vientos y percusión, realizada por el mismo director. Al escuchar el primer número de la Suite n° 1 ("Morgenstemming- La Mañana”), una se dio cuenta que estaba un semitono más alta que la partitura original. Si bien hubo disonancias al principio, posteriormente, fue tomando vuelo y logrando un mejor sonido a medida que avanzaban los siguientes números (Muerte de Aase, Danza de Anitra). Fue una lástima no haber podido incorporar al coro en el 4° número de la Suite (“En la cueva del Rey de la Montaña”), donde sí participa en la obra original. Se canta muy pocas veces en versiones de concierto, pero se puede hacer. Hubo un buen equilibrio entre los vientos y la percusión en el stacatto que evoca la danza de los trolls- duendes malignos, en la mitología nórdica- . La Suite n° 2 comenzó con un excelente tutti en su primer número (Lamento de Ingrid- Secuestro de la novia), que, posteriormente, es seguido por un pianissimo, que manifiesta la tristeza de Ingrid. Muy bien logrados los efectos en la Danza árabe y en El regreso de Peer Gynt, donde la orquesta se lució en los tutti. Por último, el célebre Lamento de Solveig fue interpretado por la trompeta solista, destacándose de todo el resto del conjunto de vientos, en un efecto muy bien logrado. Posteriormente, en una conversación privada que una mantuvo con Gustavo Codina, el director admitió que había subido un semitono por la dificultad sonora que poseen los instrumentos de viento para cambiar los acordes.
El poema sinfónico Finlandia fue compuesto por Sibelius en 1899 como consecuencia de las presiones y la censura sufridos por el pueblo finlandés bajo el control de la Rusia zarista. Nace como una proclama que, posteriormente, se transforma en un verdadero himno (“Finlandia despierta”) que despertó la conciencia patriótica de la ciudadanía. Luego de la introducción de los trombones en tono menor, sigue la cuerda- en este caso, reemplazada por el Coro- antes de que la melodía alcance tono mayor (introducida por la trompeta y seguida por el resto de la orquesta, con apoyo de la percusión). La versión ofrecida por el Ensamble Lírico fue perfecta, melodiosa, con un buen equilibrio entre maderas, metales y percusión. El público presente respondió positivamente, acompañando con sus aplausos.
Hace aproximadamente dos o tres años atrás, la misma agrupación había ofrecido las versiones para orquesta y coro de Danzas Polovtsianas de El Príncipe Igor, del compositor ruso Alexander Borodin (1833- 1887) con muy buen éxito de público y crítica. En este caso, Gustavo Codina realizó una orquestación especial para vientos y percusión. El Coro Ensemble- magistralmente preparado por Cecilia Layesca- sonó compacto, en equilibrio con la orquesta- tanto en los tutti como en la parte pianissima, ejecutada por las voces femeninas- . Luego del crescendo final, el público aplaudió acaloradamente, ante un auditorio prácticamente completo.
El programa cerró con una obra súper conocida: la Obertura 1812, Op. 49, que fue compuesta con motivo de cumplirse 70 años de la derrota napoleónica por el ejército ruso. Si bien Tchaikowsky nunca la consideró una gran obra, desde su estreno (1882) gozó de una inmensa popularidad, que persiste hasta nuestros días. Comienza con una breve introducción y, en la presente versión, el coro entona un himno donde se invoca a Dios que proteja a Rusia. El compositor utiliza fragmentos de La Marsellesa y de himnos zaristas para ilustrar la batalla entre las tropas francesas y rusas. Finalmente, el tañido de campanas y el coro anuncian la victoria del ejército ruso sobre el enemigo. Es otra obra que el Ensamble Lírico Orquestal interpretó en otros ciclos de conciertos, y se ha transformado en un distintivo de dicha agrupación. En este caso, los planos sonoros y el equilibrio entre la orquesta y el coro estuvieron perfectos. Gustó tanto, que hubo que hacer un bis con la última parte de la misma.
La nueva administración del Auditorium de Belgrano ha querido que la música clásica vuelva a dicho recinto. La sala cuenta con una acústica perfecta y ha sido escenario de los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional hasta 2014, cuando se trasladó a la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner. Y hoy alberga nuevamente al Ensamble Lírico Orquestal, para que el público local siga disfrutando de su sala de conciertos. Porque siempre hay tiempo para volver al primer amor.
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