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miércoles, 19 de septiembre de 2018
Muy buena reposición de “PÉLLEAS ET MÉLISANDE” de Débussy en el Colón
CUANDO LA MÚSICA ES LA PROTAGONISTA
Martha CORA ELISEHT
El pasado 31 de Agosto tuvo lugar en el Teatro Colón la reposición de “PÉLLEAS ET MÉLISANDE” de Claude Débussy (1862-1918), dentro de la conmemoración del centenario de su fallecimiento, a cargo de la Orquesta Estable del mencionado Teatro, dirigida por Enrique Arturo Diemecke y con puesta en escena de Susana Gómez, sobre un original del recientemente fallecido Gustavo Tambascio (1948-2018). El diseño de escenografía estuvo a cargo de Nicolás Boni y el vestuario, de Jesús Ruiz, con iluminación de José Luis Fioruccio.
El elenco estuvo integrando por los siguientes cantantes: Verónica Cangemi (Mélisande), Giuseppe Filianoti (Pélleas), David Maze (Goulaud), Lucas Debevec Mayer (Arkel), Adriana Mastrángelo (Genéviève), Marianela Nervi Fadol (Yniold), Alejo Laclau (el Médico) y Cristian De Marco (Pastor).
A diferencia de la mayoría de las óperas tradicionales, la particularidad de la única ópera compuesta por Débussy es que carece de arias y recitativos tradicionales. Siguiendo la concepción wagneriana por la cual, la voz es un instrumento más, la principal protagonista es, precisamente, la música. (Hay que recordar que Débussy era un profundo admirador de Wagner, hasta que decide romper con sus cánones y volcarse al impresionismo). Siguiendo el libreto de Maurice Maeterlinck (1862-1949), la característica principal de la música es el claroscuro. En efecto, el reino de Arkel- abuelo de Goulaud y su medio hermano Pélleas- es un reino de oscuridad y sombras, donde va a incorporarse la pareja protagónica que, precisamente, se caracteriza por ser todo lo contrario: dos seres luminosos, que representan la débil luz de un amor platónico en medio de las tinieblas. En la presente versión, esta concepción filosófica estuvo muy bien reflejada y lograda por la escenografía, iluminación y vestuario- justamente, los protagonistas aparecen vestidos de blanco o usando ropas de colores claros- y en la mano blanca, que se observa en las escenas más trascendentales y, particularmente, en el 5° Acto, donde Mélisande muere, luego de haber dado a luz a una niña. Las características musicales del claroscuro debussiano estuvieron perfectamente interpretadas por la Estable. Si bien Enrique Diemecke no se caracteriza precisamente por ser un director de ópera, su labor al frente de la orquesta estuvo muy bien lograda, dando los matices correspondientes y conservando un equilibrio en materia sonora, sin caer en excesos.
En cuanto a los principales intérpretes, Verónica Cangemi tuvo un desempeño muy bueno en el rol de la frágil y misteriosa Mélisande en materia vocal, dando correctamente las notas agudas y graves. Asimismo, también tuvo un excelente desempeño actoral- con excepción de la escena del 3° Acto, donde debe envolver a Pélleas en su rubia cabellera (en la escenografía de la presente versión, estaban separados: cada uno en sus habitaciones del castillo, mientras aparecía una pareja de figurantes en el centro, simulando la escena)-, al igual que su dominio vocal del francés. Excelente el Goulaud de David Maze, quien fue una auténtica revelación en lo vocal y en lo actoral. Si bien Lucas Debevec Mayer tuvo un comienzo algo flojo en el rol del anciano Arkel, a medida que transcurría la obra fue tomando confianza e interpretó su papel con gran versatilidad y musicalidad. Adriana Mastrángelo cantó una excelente Génèvieve, al igual que la joven Marianella Nervi Fadol, quien interpretó un magnífico Yniold. En cuanto al protagonista masculino, Giuseppe Filianoti posee un bello timbre de voz, pero que no le bastó para interpretar el rol de Pélleas. Tiene una voz muy chica y, por momentos, falló al alcanzar las notas principales en varias oportunidades. Estuvo correcto desde el punto de vista actoral, pero tampoco se caracterizó por realizar una gran interpretación.
En líneas generales, fue una buena versión, pero el tenor no estuvo a la altura de las circunstancias. Y es una lástima, porque en una ópera donde la protagonista es la música, no puede haber altibajos en los principales personajes del drama. Se vio compensado por el resto de los protagonistas y por la escenografía, aunque hubo ciertas cosas que esta cronista consideró que estaban fuera de contexto (ej: una violación matrimonial de Goulaud a Mélisande en público, frente a Arkel). Posiblemente, el fallecido régisseur Gustavo Tambascio las marcó en la presente representación, y la directora Susana Gómez decidió respetarlas. En opinión absolutamente personal, a una le parecieron innecesarias y de mal gusto. Con excepción de estos detalles, se respetaron perfectamente la concepción de la obra y el libreto de Maeterlinck, aunque faltó luminosidad vocal en el reino de las sombras.
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