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miércoles, 7 de noviembre de 2018
LOS CHICOS CRECEN
Nuova Harmonia 2018: “Concierto para Dos Pianos e Imágenes”, Karin Lechner-Natasha Binder (Pianos), Imágenes de Mariano Nante y Privadas de la Familia De Raco/Tiempo. Obras de: Schumann, Schubert, Debussy, Bizet, Lutoslawski, Rachmaninoff y Ziegler. Puesta en Escena: Leonardo Kreimer. Teatro Coliseo, 02 de Noviembre de 2018.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
La sensación final que me dejó el concierto es la de que Natasha Binder está llamada a ser una interprete con mayúsculas, tal vez la mejor exponente de la célebre familia. ¿Cuáles son los elementos que me llevan a sostener semejante afirmación?. En primer lugar en la solidez evidenciada en sus intervenciones solistas, fundamentalmente en el Nº 1 de las “Escenas Infantiles” de Robert Schumann que abrió el concierto. La seguridad, el lirismo y la muy buena técnica que Binder evidenció en esa interpretación, me permitió comprobar su crecimiento artístico con respecto a su anterior visita en la que sorprendiera gratamente con su versión del Concierto Nº 2 de Beethoven junto a la Filarmónica y Diemecke. En Segunda consideración, no le pesó en absoluto ser el primer piano en todas las obras que interpretó junto a su Madre, inclusive en la Fantasía en Fa menor para Piano a cuatro manos Op. 103 de Schubert. Posee una sensibilidad notable, musicalidad a flor de piel y sorprende siendo aun adolescente la seguridad y soltura con las que se planta en el taburete e interpreta.
Las interpretaciones conjuntas con Karin Lechner incluyeron una excelente versión de la transcripción de Maurice Ravel de los dos primeros “Nocturnos” originales para Orquesta de Claude Debussy con los que culminaron la primera parte. Luego en la segunda, una muy interesante versión de “La Poupee” tercer Número de “Juegos Infantiles” de Georges Bizet. Una muy intensa versión de las “Variaciones sobre un tema de Paganini”, en este caso las de Witold Lutoslawski, en las que fluyeron de modo notable la intensidad y la endiablada escritura que el genial creador Polaco plasmó en el pentagrama y tres tangos para dos pianos de Pablo Ziegler : “Elegante Cayenguito”, “Milonguita” y “Asfalto”, en cuyos desarrollos se advierte la influencia que ejerció en la carrera del compositor, el haber formado parte de los conjuntos de Astor Piazzolla, incluido el que actuara en el enorme concierto monográfico que el Marplatense brindara en el Colón hace ya treinta y cinco años. Reitero que es influencia y no similitud y ambas interpretes le dieron el toque exacto a cada pieza con un sonido “bien porteño”.
En cuanto a Karin Lechner, primeramente debo reconocerle que se jugó un naipe muy valioso al cederle en los “duetos” el discurso de las obras a su hija y de este modo, la “arropó” (si se me permite la expresión y mas ante una madre con su hija) con un sostén musical a veces un tanto excedido en cuanto a los énfasis pero de ninguna manera fuera de los estilos de cada composición. En los solos realizó una insuperable versión del Nº 7 (Ensueño) de las “Escenas Infantiles” (Obra con la que nos sorprendió en otro de sus Números en el espectáculo Músico-Teatral que brindara junto a Anne Dutoit-Argerich en la Cúpula del CCK). Del mismo modo, regaló a los presentes una estupenda interpretación del preludio Nº 5 en Sol mayor, op.32 de Rachmaninoff, autor con la que Lechener se encuentra absolutamente consustanciada.
La ambientación escénica de Leonardo Kreimer incluyó un manejo estupendo de la luz, la proyección a veces sobre telón de tul y a veces sobre telón de fondo de fragmentos de la película “La Calle de los Pianistas” de Mariano Nante, en donde se buscó resaltar las Coincidencias y las Diferencias entre Madre e Hija a la edad de esta última. Anécdotas de familia con aportes fotográficos facilitados por Lyl de Raco, (Madre y abuela de ambas) y realzados por una iluminación que hizo juego con los vestidos rojos que ambas interpretes lucieron en escena.
Binder llamó siempre a su Madre para los saludos, tomándola de la mano para hacerlo en conjunto. Pareció un acto de agradecimiento por hacerla el centro del espectáculo. Ante la insistencia del público, concedieron un “Bis” de Lujo. El momento Brasileño de “Scaramouche” de Darius Milhaud, que cerró de modo brillante una noche que Natasha no olvidará jamás.
Donato Decina
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