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sábado, 8 de diciembre de 2018
FINAL ESTUPENDO DE TEMPORADA (AUNQUE COMO SIEMPRE FALTARON CINCO PARA EL PESO)
Teatro Colón, Temporada 2018, Opera: “Norma”, Tragedia Lírica en dos actos, con Música de Vincenzo Bellini y Libreto de Felice Romani, basada en “Norma, Ossia L’Infanticidio” de Alexandre Soumet. Interpretes: Anna Pirozzi (Norma) , Héctor Sandoval (Pollone), Annalisa Stroppa (Adalgisa), Fernando Rado (Oroveso), Guadalupe Barrientos (Clotilde), Santiago Bürgi (Flavio), Augusto Barbieri-Tobías Britez Rutkauskas (Hijos de Norma-Roles actuados) Coro Estable del Teatro Colón, Dirección: Miguel Martínez. Orquesta Estable del Teatro Colón. Escenografía: Enrique Dartiguepeyrou/Cláudia Bottazzini. Vestuario: Anibal Lápiz. Iluminación: Ruben Conde. Dirección Musical: Renato Palumbo. Dirección de Escena: Mario Pontiggia.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Después de largos 18 años retornó al Colón este clásico de Vincenzo Bellini y tal vez una de las obras emblemáticas del “Bel Canto”. La figura de Norma, sacerdotisa de Irminsul, de amores prohibidos y clandestinos con Pollone, proconsul romano, a su vez un amante de las situaciones extremas que lo llevan a enamorarse de una aspirante a Sacerdotisa, la que se encuentra bajo las órdenes de su amante clandestina, con la que tuvo dos hijos y que llegará a autoinmolarse como única salida al conflicto, llevándolo al remordimiento extremo y acompañarla en semejante sacrificio, ejerce enorme fascinación sobre gran parte del público. Sumado a ello, las exigencias vocales que la partitura de Bellini contiene, las que llevan a una protagonista que va desde un arranque lírico hasta llegar al registro más dramático. A un tenor “de fuerza” que no debe caer en el mero rol de un “partenaire” y a una Mezzosoprano que también va del lirismo al drama, sumado a una orquestación que reclama mucho vuelo interpretativo. Detalles que generan expectativa creciente en los amantes del género. Sea entones por la historia, la ambientación y la adición de las características mencionadas en los párrafos anteriores y tal vez por tratarse de la última función lírica del año en la sala principal , es que la concurrencia desbordó en el Colón y la expectativa era creciente. Afortunadamente, no salieron defraudados.
En primer lugar, la gente estuvo de parabienes al comprobar que la puesta de Mario Pontiggia era absolutamente respetuosa de la época y la historia. Todo estaba en su lugar, selva, altar, casa, templo. Una sobria realización escénica de Enrique Dartiguepeyrou y Cláudia Bottazzini a base de telones pintados, como evocando las puestas del pasado, fueron el soporte juntoo a una magnífica iluminación de Rubén Conde, siempre atenta a todos los detalles y una extraordinaria realización de vestuario de Anibal Lápiz a tono con los demás elementos. Las marcaciones de Pontiggia en la escena fueron coherentes, reflejaron todo el drama, supo extraerle a cada interprete la carga progresiva de la acción y contribuyeron a que el espectáculo no vire hacia la monotonía.
Pocas veces pudo apreciarse una concertación tan magnífica para el género como la de este trabajo de Renato Palumbo. Fue hasta la medula en cada detalle, no dejó nada librado al azar, supo plasmar lo mejor de la mayoría de las voces. El espíritu de la partitura estuvo presente permanentemente.
En lo vocal, a las breves pero muy correctas intervenciones de Santiago Bürgi como Flavio y de Guadalupe Barrientos como Clotilde se sumó una estupenda faena de Fernando Rado como Oroveso, padre de la protagonista. Ha registrado un crecimiento vocal increíble y lo resalta en cada intervención con timbre estupendo y canto franco, transmitiendo todas las vicisitudes que le ocurren a su personaje a lo largo de la obra. Dado que un percance personal le impide desplazarse fluidamente en escena, el Regisseur Pontiggia le halló una adecuada solución haciéndolo actuar sobre un trono similar al usado por el Papa en las ceremonias solemnes, por lo que escénicamente todo pareció creíble.
El punto mas flojo de toda la representación lo constituyó la actuación del Tenor Héctor Sandoval, de seguro desenvolvimiento en la escena pero de timbre poco grato, el que quedó más en evidencia ante la excelencia del resto del elenco.
Lo mas sobresaliente lo constituyó el desempeño de las dos protagonistas femeninas. A Annalisa Stroppa se la conoció en ocasión de la última visita de Riccardo Muti a Nuestro Medio para la realización de “I Due Fígaro” de Mercadante. De ahí a la actualidad ha realizado un increíble progreso vocal que la lleva a ser una Adalgisa que va desde la fascinación a la desilusión y pasar entonces de la luminosidad al drama en una fracción de segundo cuando Norma la inquiere acerca de quién es su amor y ante la revelación suya con la consiguiente reacción de la protagonísta, desesperarse por reencausar una situación que ya no tiene retorno. Voz Inmejorable.
Anna Pirozzi fue Norma. A sus comprobadas condiciones vocales que incluyen un formidable “apianamiento” de notas, se suman una irreprochable actuación y una estupenda disposición a ocupar casi permanentemente el centro de la escena. Sobrellevó de maravillas el peso de la acción y no lo sintió. Con ambas el Colón “rugió” haciéndonos saber que estábamos en una de las grandes noches. Lo que pasa es que últimamente son tan pocas que nos estamos desacostumbrando a Ello.
Donato Decina
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