Muy buena reposición de “ARIADNA EN NAXOS” en el
Colón
CUANDO CONFLUYEN LA
TRAGEDIA Y LA COMEDIA
Martha CORA ELISEHT
El pasado miércoles 31 de Julio tuvo
lugar la representación de “ARIADNA EN
NAXOS” de Richard Strauss (1864-1949) correspondiente a la función del
Abono Nocturno en el Teatro Colón, con puesta en escena de Marcelo Lombardero,
escenografía de Diego Siliano, iluminación de José Luis Fioruccio y vestuario a
cargo de Luciana Gutman. Alejo Pérez estuvo a cargo de la dirección musical de
la Orquesta Estable y participaron los siguientes intérpretes: Carla Filipcic
Holm (Ariadna y Prima Donna), Gustavo
López Manzitti (Tenor y Baco), Jennifer
Holloway (El Compositor), Hernán
Iturralde (El Maestro de Música), Ekaterina
Lekhina (Zerbinetta), Pablo Urban (Maestro de Danza y Scaramuccio), Luciano
Garay (Arlequín), Santiago Martínez (Brighella), Iván García (Truffaldino), Laura Pisani (Náyade), Victoria Gaeta (Eco), Florencia Machado (Dríade), Mariano Fernández (Peluquero), Carlos Kaspar (Mayordomo), Román Modzelewski (Sirviente) y Ariel Casalis (Oficial).
Luego de 26 años de ausencia, la
mencionada obra de Richard Strauss y Hugo von Hoffmansthal regresa al Colón en
una versión totalmente acorde al libreto original, donde se representa una
ópera dentro de otra ópera. Si bien es sencilla, la puesta de Marcelo
Lombardero y Diego Siliano respeta el hecho de organizar una función de ópera
en forma conjunta con una comedia en casa de un rico burgués antes de un
festival de fuegos artificiales por capricho del dueño de casa. Esta cronista
tuvo oportunidad de presenciar las dos últimas versiones de dicha obra en el
Colón (1982 y 1993), donde la ópera donde se junta la tragedia de Ariadna con la comedia de Zerbinetta, Scaramuccio, Brighella, Arlequín
y Truffladino se representaba con una escenografía totalmente diferente de
la usada en el prólogo. En este caso, el haber colocado un escenario con dos
balcones dentro de la casa del ricachón le brindó una mayor versatilidad y
comprensión para el público. Muy bueno el hecho de hacer aparecer a Baco mediante un elevador desde el foso
de la orquesta, lo que le dio una gran
espectacularidad. También fue excelente el hecho de contrastar el
vestuario de época usado por Baco,
Ariadna y las ninfas que la rodean con el de los actores que representan la
comedia –aunque algo hollywoodense para gusto personal de quien escribe,
tratando de representar a Zerbinetta como
si fuera Marilyn Monroe-. Por otra parte, el hecho de ser desmontable –al
final, Ariadna y Baco quedan con la armazón de los miriñaques- dio a entender que
donde hay amor, no importa si uno es una princesa o un dios. Al fin y al cabo,
son dos seres humanos que interpretan roles operísticos y se muestran tal cual
son, con sus imperfecciones, virtudes y defectos. En resumen: cumplió
perfectamente con su objetivo. Y también fue muy acertado el efecto de
animación computarizada sobre una pantalla recreando a la gente que comtempla
el festival de fuegos artificiales.
En cuanto a lo musical, Alejo Pérez
utilizó la versión original para 37 instrumentos (6 violines, 4 violas, 3
violoncellos, 2 contrabajos, pares de flautas, clarinetes, oboes, fagotes,
cornos, trompetas, trombones, timbal, 3 percusionistas, 2 arpas, celesta, piano
y armonio) y lo hizo magistralmente, logrando un perfecto equilibrio. Muy buena
la participación de Marcelo Ayub (piano) y una soberbia actuación de Oleg
Pishenin como violín solista, al igual que los matices ofrecidos por el armonio
durante la gran aria de Zerbinetta
(Grössische Prinzessin), que fue interpretada a la perfección por la
soprano rusa Ekaterina Lekhina. Alcanzó sin dificultad el Mi sobreagudo que la
coloratura exige a su personaje y demostró con creces su brillante línea de
canto. (Además de ser una mujer muy bonita, luciendo sus hermosas piernas en
escena con una rôbe de chambre en el
prólogo y un vestido corto en el Acto). Carla Filipic Holm hizo gala de su
maravilloso color vocal al encarnar a Ariadna,
con una perfecta dicción del alemán –se comprendía lo que decía sin
utilizar la traducción simultánea- y demostró una línea de canto impecable, con
excelentes matices –sobre todo, en los graves- y brindó una caprichosa Prima Donna en el prólogo, acompañada
–al estilo de toda aquella que se jacta
de serlo- con un caniche. Muy buena la actuación de Carlos Kaspar como
el Mayordomo, quien también se
encargó de cerrar el telón. Una ya pudo apreciar a este actor como el carcelero
en El Murciélago el año pasado, y
aquí demostró nuevamente que se puede incluir a un actor en una ópera. Hernán
Iturralde tuvo una gran actuación como El
Maestro de Música y Pablo Urban hizo lo mismo con el Maestro de Danza. Y Jennifer Holloway encarnó en forma brillante a
un Compositor al que le arruinan su
obra. Esta excelente mezzosoprano estadounidense es experta en este tipo de
roles –baste recordar su soberbio Octavian
en El Caballero de la Rosa hace 2
años atrás- y una vez más, demostró sus estupendas dotes histriónicas, al igual
que una soberbia línea de canto. También fue muy bueno el trío de ninfas
integrado por Victoria Gaeta, Laura Pisani y Florencia Machado acompañando a Ariadna, al igual que el Arlequín de Luciano Garay. El grupo de
actores que acompañaron a Zerbinetta – Santiago
Martínez, Pablo Urban e Iván García- también tuvo una destacada actuación,
tanto desde lo vocal como lo actoral. En cuanto al protagonista masculino,
Gustavo López Manzitti encarnó un muy buen Baco,
con una correcta dicción del alemán y una gran interpretación. Y en cuanto a su
personaje en el prólogo, su versión del Tenor
también fue correcta, ya que su participación es escasa.
En líneas generales, ha sido una muy
buena versión, montada prácticamente con elenco nacional –sólo dos de los
cantantes han sido extranjeros- , respetando la concepción original de la obra
y con muy buenos recursos de escenografía y luminotecnia. Lo único que una
debiera objetar es la gran cantidad de figurantes y bailarines en el Acto – a
juicio de esta cronista, completamente innecesarios- , ya que el mensaje sobre lo
que se quería decir estaba perfectamente representado por los personajes. Que
el amor siempre vence y que no sólo se da entre los protagonistas, sino
también, entre actores y comediantes. Que todo puede pasar en el maravilloso
mundo de la ópera, donde se puede lograr una muy buena conjunción entre la
comedia y la tragedia. Y que hoy se
cuenta con muy buenos recursos e intérpretes a nivel local para realizar obras
como ésta, lo cual era prácticamente impensable hace 26 años atrás.
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