lunes, 7 de octubre de 2019


Excelente concierto didáctico en el CCK a cargo de la Sinfónica Nacional y la Compañía Argentina de Danza Contemporánea

LA UNIÓN HACE LA FUERZA Y RINDE SUS FRUTOS
Martha CORA ELISEHT

            El pasado domingo 6 del corriente tuvo lugar en la Sala Sinfónica (Auditorio Nacional) del Centro Cultural Kirchner (CCK) un concierto didáctico a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional y la Compañía Argentina de Danza Contemporánea, dirigida por Margarita Fernández para recrear un clásico de Igor Stravisnsky (1882-1971): EL PÁJARO DE FUEGO (versión 1919), con la participación de los siguientes bailarines: Juan González (Pájaro de Fuego), Ernesto Chacón Oribe (Mago Katschei), Bettina Quintá (Princesa Zarevna) y Liber Franco (Príncipe Iván). La dirección orquestal estuvo a cargo del español Ignacio García Vidal, con la participación de la narradora Ana Hernández- Sanchis.  El vestuario estuvo a cargo de Francisco Ayala.
            Además de la suite de la mencionada obra de Stravinsky, el programa también comprendió la versión orquestal de Claude Débussy sobre la Gymnopédie n° 1 de Erik Satie (1866-1925), que también fue interpretada por dos jóvenes bailarinas de la mencionada compañía de danza. (Lamentablemente, los nombres de las mismas no figuraban en la gacetilla de prensa).
            Desde hace algunos años atrás, la dupla formada por el director García Vidal y la locutora/narradora Ana Hernández- Sanchis lleva a cabo estos conciertos didácticos en España con obras de compositores donde se narra un cuento o una leyenda, o también, donde se pueda explicar una historia de tal forma que llegue al público neófito, que se acerca por primera vez a la sala de conciertos y que a la vez guste. En 2018 hicieron Scheherezade de Nikolai Rimsky- Korsakov  y también tienen en proyecto representar   Pedro y el Lobo de Sergei Prokofiev o Introducción de la Juventud hacia la Orquesta Op.34 de Benjamin Britten. Y en este caso, montaron un espectáculo que se caracterizó por poseer un discurso dinámico, entretenido, haciendo participar al público con movimientos acordes a la música –e ilustrados con los diferentes leitmotiv de los personajes, a cargo de la orquesta-. Para ello, Ana Hernández- Sanchis descompuso la historia en varios fragmentos, para luego concatenarlos y de esa manera, poder narrarla en forma completa. Mientras tanto, las dos bailarinas previamente mencionadas danzaron la versión orquestal de la melodía de Satie utilizando elementos de danza contemporánea (contracción/ relajación, pies descalzos, giros sobre su eje, vueltas carnero y otro tipo de destrezas acrobáticas), usando vestidos que les permitían amplitud y libertad en los movimientos.
            Tras una breve pausa, la narradora explicó el argumento de la obra de Stravinsky, mientras la Sinfónica Nacional tocaba el prólogo de la célebre suite. Y, pese a que debía interrumpir la música para poder explicar de qué se trataba la obra, no cayó mal, sino todo lo contrario. La actuación de los bailarines fue estupenda, destacándose Ernesto Chacón Oribe como Katschei y el joven Juan González como El Pájaro de Fuego. No sólo poseen una técnica perfecta, sino muy buena plasticidad y buenas dotes interpretativas. La pareja formada por Bettina Quintá y Liber Franco – la Princesa Zarevna y el Príncipe Iván, respectivamente-  también tuvo una muy destacada actuación, luciendo un vestuario típico de época, muy apropiado para la ocasión, pese a su sencillez. E Ignacio García Vidal ofreció una gran versión de la conocida suite al frente de la Sinfónica, usando un menor número de instrumentistas pero a la vez, logrando un muy buen equilibrio sonoro y una musicalidad estupenda. Hacia el final, el Auditorio Nacional aplaudió calurosamente a los protagonistas. Y. al estilo de las comedias musicales, repitió los últimos compases para que el público pudiera aplaudir aún más a los bailarines.
            Hacía mucho tiempo que no se ofrecía una interpretación de EL PÁJARO DE FUEGO como ballet. Una recuerda la memorable versión del Ballet del Siglo XX, con coreografía y dirección de Maurice Béjart que se ofreció en 1980 en el Colón, con la interpretación del inolvidable Jorge Donn en el rol principal  -previo a su participación en el film Los Unos y los Otros, que lo catapultó a la fama internacional- y aquella ofrecida por el Ballet de Haarlem en 1987 en el Colón, que se destacó por la excelencia y plasticidad de sus protagonistas. A partir de esa fecha, nunca más se repuso. Por ende, una ve con muy buenos ojos estos proyectos donde participan organismos estatales en forma conjunta. También hay muy buenas narradoras y cuentistas en el país que pueden contar este tipo de historias para que el público pueda entenderlas mejor y, de esa manera, poder apreciarlas. Si se continúa en esta tesitura, pueden lograrse grandes espectáculos de muy buena calidad. En este caso, la unión no sólo hace la fuerza, sino que además, rinde sus frutos.

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