sábado, 28 de mayo de 2022

 

UN CONCIERTO FORMIDABLE

 

Orquesta Sinfónica Nacional, Temporada 2022. Concierto Sinfónico, Directora: Lucía Zicos. Solista: Daniela Tabernig (Soprano). Programa: Obras de Williams, Strauss y Hindemith. Centro Cultural Kirchner (Auditorio Nacional), 27 de Mayo de 2022.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

  Este concierto de la Sinfónica Nacional ha marcado una saludable intención de renovar en parte el repertorio de la agrupación, algo de lo que se habla permanentemente, como así también registró el debut de la Directora Lucía Zicos con el conjunto. Además, se logró la presencia como solista de la soprano Daniela Tabernig, acaso uno de los mejores valores del medio local, a tan solo 72 hs. de culminar en la ciudad de Rosario una actuación consagratoria asumiendo el protagónico de “Tosca” de Giacomo Puccini, de la que podrán ver en este mismo blog la opinión de Marta Lugo de Palacio.

 

 

  El concierto dio comienzo con la interesante exhumación del “Poema de los Mares Australes” de Don Alberto Williams. Obra surgida a partir de escritos suyos de 1929, describe de modo casi “pictórico” cuatro momentos diferentes en relación con el mar. Lucía Zicos desarrolló una labor ardua y sumamente efectiva, en donde la mayoría de los  sectores de la Sinfónica respondió con sonido homogéneo. A lo largo de esos cuatro momentos, influenciados muchas veces por la música de sus formadores y por mucho de lo que en esas épocas se escuchaba,  se sucederán instantes de plenitud sonora, intensidad y también otros más calmos y reflexivos. Una obra inexplicablemente ausente de los atriles,  la que espero sea interpretada con mayor asiduidad.

 

 

     Luego fue el turno de Richard Strauss y sus “Cuatro Ultimas Canciones” de las que en lo vocal Daniela Tabernig fue su muy correcta traductora.  Obra de 1948, basada en la musicalización de 3 poemas de Hermann Hesse y 1 de Joseph Von Eichenhorn, marca la despedida de un gigante que sentía ya estar en la etapa final de su existencia. Concebidas  para registro de soprano, incluyen solos instrumentales tanto de corno como de violín y los títulos de los poemas elegidos dan una idea acabada de lo que expresó Strauss a modo de despedida (“Primavera”, Setiembre”, “Al Irme a Dormir” y “En el Ocaso”). Daniela Tabernig construyó una interpretación admirable desde todo punto de vista, ya sea por su expresividad en donde transmitió la intención de cada texto, su musicalidad sin fisuras y una muy refinada línea de canto por lo que solo cabe pedirle que ahonde más esta incursión en el terreno del “lied”, un género en el que a no dudarlo la podrá contar como una muy buena interprete. Por su parte Zicos logró extraerle a la Sinfónica pasajes estupendos con notables intervenciones de todos los sectores del conjunto. Aquí me detengo para recalcar que no se compare este trabajo con interpretaciones anteriores a modo de parámetro, lo que no vale. Se ha logrado una muy buena versión a partir de una labor seria y reconcentrada que logró hacer pié en una Orquesta que está superando momentos difíciles, y eso ya es meritorio tanto por parte de la Directora, la solista y el conjunto.

 

    El cierre vino de la “Konzertmusik”, op. 50 para cuerdas y metales de Paul Hindemith, la que lamentablemente es poco frecuentada en los  conciertos y que posee muchos más méritos que otras que se han programado hasta en la sopa. En mi caso particular no la escuchaba desde 1988 cuando la interpretó la Orquesta de Filadelfia bajo la dirección de Riccardo Muti en la misma jornada en la que el Maestro estreno en la Argentina la Sinfonía Nº 3 “El Poema Divino” de Alexander Scriabin y mi conocimiento provino por la difusión televisiva que el inolvidable Julio Palacio (esposo de Ntra. colaboradora) realizara en el Canal 11 (hoy Telefé) en un ciclo que el mismo presentara, bajo la dirección del mismísimo Hindemith al frente de la Orquesta Sinfónica de Boston. Pieza en dos movimientos, homogénea, contundente, con una fuga de increíble concepción en la parte final, la que va dando paso a un discurso más calmo. Lucía Zicos realizó un trabajo que le permitió redondear una estupenda labor, la que sí o sí debe derivar en más invitaciones para guiar a la Sinfónica. Momentos de brillo y noble tersura en la cuerda y muy buenas intervenciones del bronce dieron por resultado la inmediata aprobación del público, el que por tres veces requirió el saludo de la Directora. Un programa como hace mucho tiempo no se veía, tal vez desde cuando batutas como Calderón o Rettig asumían esos compromisos.

 

Donato Decina

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