EL MORO SE PASEO POR LA USINA
Siempre es bienvenido y para celebrar el esfuerzo de compañías independientes en presentar espectáculos operísticos de calidad.
Si a ello sumamos la experiencia de algunos artistas que trabajan con una enorme cantidad de jóvenes haciendo escuela en algo tan difícil como el arte y además es de acceso gratuito para el público se crea una combinación irresistible.
Y así fue este Otello en la Usina del Arte que dio un marco espléndido al estar en más de 80% cubierta su capacidad en una fría tarde de domingo.
La obra, elección más que desafiante...uno de los máximos exponentes de la adultez compositiva de Giuseppe Verdi, la historia del moro de Venecia.
Vamos al análisis: Creativa propuesta escénica como nos tiene acostumbrados el Festival Opera Buenos Aires, que hacen maravillas con medios económicos más que ajustados y seguramente más de algún billete salido del bolsillo de los propios protagonistas.....
La orquesta....muy jóvenes y algunos instrumentistas expertos que actuaron como verdaderos profesionales...vaya el reconocimiento al maestro preparador Ramiro Soto Montllor.
La experiencia del ya conocido en nuestro medio maestro Helge Dorsch nos regaló una representación con la vena italiana y el nervio a flor de piel. Todos los colores de la partitura salieron a la luz. Excelente! ( Al maestro Dorsch no le podremos ofrecer dirigir en nuestro máximo coliseo en vez de algunos pseudo renombrados?)
Los cantantes, salvo la fundadora y directora maestra Graciela de Gyldenfeldt, toda sangre nueva.
Hermoso el empaste y sonido del coro juvenil del que además salieron los papeles coprimarios. Al director Damián Roger vaya la merecida distinción
Otello fue encarnado por el tenor Gabriel García; timbre consistente, excelente actor que supo mostrar todas las facetas del personaje y un canto heroico muy destacado. Un hallazgo!
Iago encarnado por el barítono Matías Tosi, quien además asumió la regie. En buen estilo verdiano con un canto que trajo reminiscencias de grandes intérpretes del siglo pasado. Sobre el final se notó un poco el cansancio vocal...y no era para menos porque hubo una entrega generosa en todo su trabajo!
Desdémona en la voz de la directora y fundadora maestra Graciela de Gyldenfeldt aportó sabiduría,experiencia y oficio, especialmente en el cuarto acto donde se ganó todos los aplausos.
Agradecido como asistente de haber disfrutado de una versión para recordar...y preparando para el Turandot de octubre...en la misma sala.
Valoración MUY BUENO
Andrés Berretta
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