Brillante inicio del Festival Argerich junto a la Filarmónica en el Teatro Colón
CADA
DÍA TOCA MEJOR
Martha
CORA ELISEHT
A
medida que un intérprete va envejeciendo con el paso de los años, adquiere
mucha mayor experiencia y madurez artística. Muy a menudo, se los compara con
un buen vino: cuanto más añejo, mejor. En el caso de una eximia intérprete como
Martha Argerich, ya entra dentro de una categoría superior: la de un mito
viviente o una auténtica leyenda del piano. Que retorna todos los años a su
país natal para ofrecer el Festival que lleva su nombre, cuyo concierto
inaugural correspondiente a la presente temporada tuvo lugar el pasado viernes
12 del corriente en el Teatro Colón, donde se presentó junto a la Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires (OFBA) dirigida por Charles Dutoit y ofrecieron el
siguiente programa:
-
Concierto en Sol mayor
para piano y orquesta. M.83- Maurice RAVEL
(1875-1937)
-
Sinfonía Fantástica,
Op.14- Héctor BERLIOZ (1803-1869)
Ante
una sala prácticamente colmada de gente, se produjo una auténtica ovación de
aplausos y vítores cuando el binomio Argerich- Dutoit hizo su presentación
sobre el escenario del Colón para brindar una sobresaliente versión del Concierto
en sol mayor para piano y orquesta de Ravel. Compuesto entre 1931 y 1932,
fue estrenado en París con el compositor en el podio y Marguerite Long como solista.
Consta de 3 movimientos (Allegramente/ Adagio assai/ Presto), que se inicia
súbitamente con un golpe de látigo, mientras el piano comienza con una serie de
arpegios en el registro agudo, con ribetes de jazz para culminar
con una coda en frigio. La pulsación, la técnica y la digitación de
Martha Argerich permanecen inalterables con el correr del tiempo, hasta tal
punto que se eleva hasta el paroxismo. Prueba de ello fueron las difíciles cadencias
del 2° movimiento (Adagio assai), donde el tinte impresionista de
Ravel alcanza su máxima expresión en el solo de corno inglés final -brillante
actuación de Michelle Wong al respecto-. Otros de los solistas de la
Filarmónica que se destacaron fueron Fernando Ciancio (trompeta), Matías
Tchicourel y Alfonso Calvo (clarinetes), Claudio Barile (flauta), Horacio
Massone (piccolo) y los percusionistas Federico Del Castillo y Franco
Rapetti (cajas, platillos y timbal, respectivamente). El movimiento
final fue una clara demostración de virtuosismo por parte de Martha Argerich en
las cadencias, arpegios, trinos y arabescos, mientras que Charles
Dutoit dirigió magistralmente a la Filarmónica. Una vez más, el Colón volvió a
rugir al final del concierto y se deshizo en una ovación de aplausos y vítores.
Tras una breve pausa, se produjo la gran sorpresa de la noche: la aparición de
un niño vestido con la camiseta de la selección argentina de fútbol -más
precisamente, con el número 10 en la espalda- junto a Martha Argerich. –“¡Es
mi nieto!”- exclamó orgullosa. Y demostrando los postulados de Mendel -por
los cuales, los genes se heredan-, abuela y nieto se sentaron frente al piano
para tocar una transcripción a 4 manos de “Laideronette, Emperatriz de las
Pagodas” de MA MÈRE, L’OYE (Mi madre, la Oca) de Ravel. Una nueva
ovación de aplausos y vítores se volvió a sentir y el Colón volvió a rugir una
vez más.
La
Sinfonía Fantástica, Op.14 es la más conocida de las obras de Héctor
Berlioz y narra los episodios de la vida de un artista en 5 partes,
constituyendo un claro ejemplo de música descriptiva. Fue compuesta en 1830 y se
dice que la actriz Henriette Constance Smithson -de quien Berlioz restaba
profundamente enamorado- fue la musa inspiradora de esta obra maestra. Un joven
músico afectado por una enfermedad -la vaguedad de las pasiones (le vague
des passions)- ve por primera vez la imagen de una bella mujer que reúne
todas las características que él imaginó y se enamora perdidamente de ella,
pero la imagen de la amada ideal siempre está asociada a una idea musical (idée
fixe), que se representa en los 5 movimientos que integran la obra (Sueños-
pasiones/ Un baile/ En el campo/ Marcha al cadalso/ Sueño de una noche de
Aquelarre). La orquesta se presenta
con un orgánico completo (cuerdas, dos arpas, maderas por 3 a 4, cuatro cornos,
tres trompetas, tres trombones, dos tubas, doble juego de timbales a 4 manos
(solo de dicho instrumento en el 3° movimiento), y numerosos instrumentos de
percusión (doble bombo, platillos, campanas, triángulo, cajas)). El 1°
movimiento se inicia en Do menor para luego, pasar a Do mayor, donde Berlioz
rompe con las convenciones de la escritura simétrica de la época y buscó melodías
que desafiaran la armonización normal. El 2° movimiento (Un baile) comienza
con un vals en La mayor en 3/8, creando una atmósfera emotiva antes del
solo de las dos arpas – muy buena interpretación de María Cecilia Rodríguez y
Alina Traine- para dar lugar, posteriormente, al vals propiamente dicho,
donde la idée fixe se presenta dos veces. En el 3° movimiento, el músico
escucha dos pastores arriando sus vacas -representados por el corno inglés, con
oboe fuera de escena- antes de comenzar con el adagio en 6/8 a cargo de
la flauta y los violines hasta el sonido del trueno distante representado por
los timbales. Los solistas de las diferentes secciones de instrumentos de la
Filarmónica tuvieron una destacadísima actuación, mientras Dutoit dirigía de
memoria imponiendo energía, una perfectísima marcación y perfecto dominio de
los tempi, logrando un sonido prístino en la impresionante Marcha al
cadalso, donde el artista está bajo los efectos del opio y sueña que ha
matado a su amada, es declarado culpable y es condenado a morir en el cadalso,
con una excelente actuación de Rapetti en timbales. Lo mismo sucedió en el Sueño
de una noche de Aquelarre, donde existen varios cambios de tonalidad y de
compases -que remedan el Dies Irae y al caldero de la reunión de brujas-.
La idée fixe se ha transformado en una canción vulgar y el artista
decide unirse a la orgía -magistral interpretación de Matías Tchicourel- para
culminar con una fuga a cargo de toda la orquesta. Una de las mejores versiones
de esta sinfonía que una haya escuchado sobre el escenario del Colón bajo la soberbia
batuta de este gran director suizo.
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