Donizetti: L’elisir d’amore
Teatro Colon 10 /08 /2022
Anoche subió a escena, en el Teatro Colon,
por última vez en esta temporada, la opera L’elisir d’amore de Gaetano
Donizetti. Fue una constante en las cuatro funciones que ofreció el primer
elenco, con figuras estelares de la lírica actual, el fervoroso aplauso del
público para un espectáculo que ha sido realmente una “mosca blanca” entre las
funciones de opera que el Teatro Colon vine presentando desde hace ya muchos
años. Efectivamente, el éxito de esta
memorable producción ha sido tal, que hace años que no se escuchan semejantes
ovaciones al final de una representación. Esto se debe sin duda a la calidad
del elenco elegido para esta popular opera de Donizetti, y demuestra la avidez
del público del Colon por presenciar espectáculos de primer nivel, a los que
alguna vez estuvo acostumbrado.
Este Elixir de amor, marca también un hito en la historia reciente del
Teatro Colon ya que será recordado en adelante, como una gran experiencia
artística digna de la historia de nuestro primer coliseo.
Partiendo de una puesta en escena, a cargo de Emilio Sagi, que si bien no
fue tradicional, y traslada la acción a la década de los años cincuenta, relata
el argumento con claridad, y no entra en grandes contradicciones entre la
acción escénica y el libreto.
El rol de Nemorino, en esta puesta, parece haber sido escrito a la medida
del tenor Javier Camarena, no solo por la ya conocida perfección de su canto,
sino también por su desenvoltura escénica que encaja perfectamente de los
requerimientos que esta regie propone. Camarena suma otro triunfo en nuestra
sala, después de los dos estupendos recitales anteriores, convirtiéndose en un
favorito del público del Colon, que lo ovacionó muy merecidamente. Bisó “Una
furtiva lacrima” en una versión escrita por Donizetti antes de componer Elisir.
Lo mismo para la soprano Nadine
Sierra, quien cantó estupendamente el rol de Adina. Perfecta vocalmente y muy desenvuelta
en su actuación. En “Ah! fu con te verace” , desplegó todo su potencial vocal,
con lo que demuestra claramente el porqué es hoy en día una de las principales
exponentes de su cuerda.
El barítono italiano Ambrogio
Maestri volvió a dejar una grata impresión, tal como lo hizo con su Falstaff en
2014. Fue un muy buen Dulcamara, de canto expresivo y sobrio actoralmente. Su
silbido al pronunciar la ”s” en la Barcarola, fue una verdadera “trovata”.
El barítono mejicano Alfredo
Deza, compuso un buen Belcore, divertido actoralmente y solvente en lo vocal.
Estupenda dirección orquestal la
del maestro Pido al frente de la Estable. Fue la pieza fundamental que llevó a
buen puerto estas representaciones. Abrió cortes en la obra que no se habían
escuchado antes en el Colon. Muy buen desempeño del Coro Estable, a quienes
además se los veía disfrutando de su labor.
En síntesis, una hermosa opera
estupendamente servida por grandes intérpretes y que hizo revivir con nostalgia
una época en la cual el Colon hacía sentir el rugido de su público ovacionando
a las grandes figuras. Esperemos que esto se tenga en cuenta por las
autoridades del teatro en las futuras programaciones. Este es el nivel del
Teatro Colon que supimos conocer y que se ha ido perdiendo desde hace tiempo.
Roberto Falcone
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