Sobresaliente cierre del Festival
Argerich junto a la Orquesta Estable en el Colón
FINAL
DE FIESTA A TODO TRAPO Y A SALA LLENA
Martha
CORA ELISEHT
Este
año, el Festival Argerich estuvo formado por una auténtica constelación de
primeras figuras: además de Martha Argerich, los pianistas Sergei Babayan y
Dong Hyek Lim, un ensamble de músicos pertenecientes a las Orquestas del Teatro
Colón (Filarmónica de Buenos Aires y Estable); los actores Cumelén Sanz, Peter
Lanzani, Joaquín Furriel y Annie Dutoit Argerich -que ofrecieron una versión
sublime de La Historia del Soldado, de Stravisnky- y los directores de
orquesta Enrique Arturo Diemecke y Luis Gorelik, quienes junto a Charles Dutoit
dirigieron a las orquestas del Colón durante el transcurso del festival. Y como
todo lo bueno llega a su fin, el pasado sábado 20 del corriente se produjo el
cierre del mencionado Festival con la participación de Martha Argerich y Dong
Hyek Lim junto a la Orquesta Estable del Teatro Colón bajo la dirección de Luis
Gorelik, con participación de Annie Dutoit Argerich como narradora, en un
programa integrado por las siguientes obras:
-
Concierto n°3 en Do
mayor ´para piano y orquesta, Op.26- Sergei
PROKOFIEV (1891-1953)
-
Obertura “Carnaval”,
Op.92- Antonin DVOŘAK (1841-1904)
-
“El Carnaval de los
Animales”- Camille SAINT- SAËNS (1835-1921)
Ante
un Colón atiborrado de gente y con localidades agotadas, el concertino Oleg
Pishenin fue quien recibió los primeros aplausos ni bien apareció en el
escenario para dar la tradicional afinación de instrumentos. Acto seguido,
Martha Argerich y Luis Gorelik fueron recibidos con una ovación de aplausos y
vítores antes de tomar sus puestos para interpretar uno de los “caballitos de
batalla” de la gran pianista: el Concierto n°3 en Do mayor Op.26 de Prokofiev,
del cual Martha Argerich es una consabida y prestigiosísima intérprete. Lo ha
tocado en numerosas oportunidades sobre el escenario del Colón -la primera vez
que una la escuchó, en 1986- y lo sigue interpretando con el mismo ímpetu,
garra, pulsación y digitación que en aquella oportunidad en sus tres
movimientos (Andante- Allegro/ Tema con variazioni/ Allegro ma non troppo). Tras
el Andante inicial a cargo del clarinete en una melodía lírica, la
introducción del Allegro a cargo del piano rompe ese lirismo para dar
paso a una melodía apabullante y exorbitante, muy fluida desde el punto de
vista melódico. Tras un diálogo entre el piano y la orquesta, el movimiento
culmina con un Allegro donde el solista despliega todo su virtuosismo. Una
de las especialidades de Martha Argerich y lo volvió a demostrar, al igual que
en las variaciones del 2° movimiento, donde hizo gala de sus trinos,
arpegios y glissandi. En el Allegro ma non troppo final, Luis
Gorelik dirigió a la Estable con absoluta precisión, mientras la orquesta y el
piano se “baten a duelo” (según descripción original del compositor), ya que el
piano entra de manera conflictiva en relación a la orquesta mediante una serie
de escalas y disonancias -famosas por ser pasajes de gran dificultad-. Pan
comido para Martha Argerich, quien hizo gala de su maestría una vez más y fue
ovacionada. El rugido del Colón volvió a surgir para que la gran panista
brindara un bis con otro de sus “caballitos de batalla”: una versión
sutil y exquisita de Escenas Infantiles, de Robert Schumann. Nada más
apropiado en vísperas del día del Niño y otra vez más, se sintieron los vítores
y aplausos al finalizar la pieza.
La
Obertura Carnaval, Op.92 de Dvořak fue compuesta en 1891 como obertura
de concierto y forma parte de una trilogía (“Nature, Life and Love”).
Escrita en La mayor, dura solamente 11 minutos y posee una profusa
orquestación, donde la Estable del Colón contó con su orgánico prácticamente
completo. Comienza con un furiant intenso y sumamente expresivo, para
luego dar paso a un tema más lírico, caracterizado por un bello solo de corno
inglés -muy buena labor de Raquel Dottori-. La Estable brindó una gran
interpretación, que permitió el lucimiento de sus principales solistas bajo la
eximia batuta de Luis Gorelik. Al finalizar la misma, numerosos instrumentistas
se retiraron para dar paso al reducido conjunto de cámara que -en forma
conjunta con los dos pianos- se congregó para brindar una exquisita versión de El
Carnaval de los Animales de Saint- Saëns, donde Annie Dutoit Argerich actuó
como narradora en francés, con traducción simultánea al castellano. Se produjo
otra ovación cuando Martha Argerich y Dong Hyek Lim hicieron su presentación
sobre el escenario.
La
mencionada obra de Camille Saint- Saëns es una suite de 14 movimientos y
la compuso en 1886 como una “humorada sinfónica” para un día de carnaval. Sólo
podía ser ejecutada en funciones privadas con amigos, pero el compositor
dispuso en su testamento que podía interpretarse en público luego de su muerte.
Se transformó en una de sus obras más populares y estaba compuesta
originariamente para una flauta, clarinete, dos pianos, dos violines, viola,
violoncello, contrabajo, xilofón y armónica de cristal. Debido a que este
último instrumento es sumamente difícil de encontrar, se reemplazó la versión
original por la actual, que incluye orquesta de cuerdas, corno, xilofón y glockenspiel
o marimba -que se utilizó en la presente versión-. Martha Argerich y Dong
Hyek Lim formaron un dúo pianístico formidable. El coreano tuvo una destacadísima
actuación días atrás sobre el escenario del Colón y demostró ser un virtuoso
del instrumento, mientras que la Estable ofreció un excelente acompañamiento y
diálogo desde los primeros compases de la Introducción y Marchal real del
león, siguiendo con Gallinas y gallos, Hermiones (asnos salvajes),
Tortugas -en una magistral versión lenta del can-can-y Canguros.
El contrabajista Mariano Slaby se lució en el solo de su instrumento en el Elefante,
mientras que los percusionistas Gustavo Alfieri y Federico Taboada
brindaron una versión exquisita y sutil en xilofón de Fondo marino junto
a los dos pianos y en marimba, de la Danza macabra del mismo compositor
en el número Fósiles. Por su parte, Carlos Céspedes se lució brindando
el solo del Cucú en clarinete, al igual que los flautistas Jorge de la
Vega y Martín Auza en Pájaros. La ovación y la entrega por parte del dúo
Argerich- Lim en el número Pianistas fue total, al igual que el
bellísimo solo de violoncello en El Cisne por parte de Jorge Bergero.
Por su parte, Annie Dutoit Argerich cautivó al público con la sensualidad de su
voz y sus gestos en un francés impecable. Y mientras Luis Gorelik brindaba
junto al conjunto instrumental una fantástica interpretación del Final, tanto
Annie Dutoit Argerich como un lacayo aparecieron sobre el escenario provistos
de brillantina para arrojarla sobre los músicos en los compases finales.
Posteriormente, una se dio cuenta que no era el lacayo que ofrece los
tradicionales ramos de flores a los artistas, sino que era nada más ni nada
menos que Sergei Babayan disfrazado como tal para rendir homenaje a sus
colegas. La ovación fue total cuando los cinco salieron a saludar tras haber
finalizado el concierto, donde una vez más, el Colón volvió a rugir. Una vez
que Babayan se retiró, aparecieron los lacayos con los ramos de flores, que
fueron repartidas entre los músicos. Y en el saludo final, al ver que Babayan
no aparecía, Annie Dutoit Argerich no tuvo mejor idea que invitar a Oleg
Pishenin a recibir los aplausos junto a los pianistas y el director de
orquesta. Un hermoso gesto para imitar.
Nadie
se quería ir. El público quería más y por dicho motivo, los artistas volvieron
a bisar el número final de la obra. Otra ovación de aplausos coronó el cierre
de un festival que fue sobresaliente en todos los aspectos: la variedad de la
programación, la calidad de los intérpretes y la oportunidad de apreciar a
estos inmensos artistas en otra auténtica noche de Colón, digna de su
prestigio.
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