SIEMPRE
SORPRENDENTE-SIEMPRE SORPRENDIENDO
Concierto a
cargo de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación: Director: Sebastiano
de Filippi. Solista: Adrián Felizia (Viola). Programa: Obras de Piazzolla,
Wagner, Haydn y Dvorak. Salón del Primer Piso de la Ex Confitería del Molino,
25 de Noviembre de 2022.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
En lo que ha
sido la penúltima presentación de este año de sus conciertos regulares, la Orquesta de
Cámara del Congreso de la Nación Argentina lo hizo en esta oportunidad en el
marco del salón del primer piso que perteneciera a la Confitería del Molino. Se
trata de un ámbito absolutamente restaurado y preservado tal como luciera al
menos hasta los tiempos previos a su cierre allá por la última década del
pasado siglo. Erigido durante la “Belle Epoque”, sus revestimientos en madera,
sus columnas de mármol, las arañas de caireles de cristal, el imponente vitral
que corona su cielorraso y sus pisos de roble de Eslavonia son mudos testigos
de una Argentina ambiciosa, que
pretendió ser la “París de Sudamérica” o tal vez parte por extensión de ese “Rincón
Madrileño” en Buenos Aires como se puede denominar a la Avenida de Mayo. En ese
lugar, que se reveló como un muy interesante espacio para la audición de música,
dada la buena acústica que producen los elementos que anteriormente describí,
se ha presentado el conjunto del Congreso. Dos elementos coronaron a este
imponente salón: un “palco” musical ubicado en la parte superior al fondo del
salón que permitía la presentación de músicos en vivo para amenizar las fiestas
que allí se celebraban y la presencia de un piano de cola como mudo testigo (¿pertenecería
al inventario de la confitería o cual sería su origen? ). ¿No sería bueno
comprobar su estado, restaurarlo e incorporarlo como patrimonio de la
orquesta?.
Denominado “Legado Europeo” el programa
incluyó: “Tardecita Pampeana”, pagina fechada en 1949 por Astor Piazzolla, del que
si bien sabemos de su formación europea bajo la guía de Nadia Boulanger, en
esta breve página toma como base un tiempo de vidalita al estilo de Don Alberto
Williams, no exenta de algunos toques sumamente personales que la Orquesta muy
bien guiada por De Filippi se encargó de exponer en buena forma. Si debemos
darle una definición, bien podría tratarse de un ejercicio de composición muy
grato al oyente y exhibe una faceta distinta del gran compositor nacional. Como
quiera que fuese, sea muy bienvenida su audición.
Otra revelación del concierto fue la
presentación de “Una hoja de Album” de Richard Wagner, catalogada como WWV 94
de su producción y fechada en 1861. Un trabajo para cuerdas sumamente
interesante de extensa exposición, con hábil manejo de la melodía y pasajes de
interesante belleza sonora en la que las cuerdas tuvieron instantes de gran
lucimiento. ¿Serán primeras audiciones tanto esta obra como la de Piazzolla?.
Quedarán como interrogantes ante la falta de información previa.
La primera parte culminó con la interpretación
del Concierto en Do mayor, Hob VIIb:1 de Franz Joseph Haydn, originalmente
compuesto en 1761 para violonchelo y orquesta de cuerdas y aquí ofrecido en una
transcripción para viola y orquesta de cuerdas cuyo autor de la misma se
desconoce. Adrián Felizia, solista de dicho instrumento en la Orquesta Estable
del Teatro Colón, tuvo a su cargo el rol central. A lo largo de sus tres
movimientos exhibió refinado y muy bello sonido y un perfecto entendimiento con
la Orquesta y el Director, quienes a su vez demostraron estar a la altura de la
página con participaciones muy ajustadas y un sonido muy homogéneo. Ha sido una
muy buena versión de este trabajo, coronada por el sostenido aplauso de la concurrencia,
que debió haber sido más sostenido aún de no haber mediado la intempestiva
intervención de la locutora oficial de la transmisión vía streaming de este
concierto para anunciar lo que se había escuchado. Vaya a saberse la causa de tanto
apuro.
La segunda parte estuvo íntegramente dedicada
a la Serenata para Cuerdas Op. 22 de Antonin Dvorak. Obra de 1875, a lo largo de sus cinco
movimientos exhibe la belleza y la frescura de las melodías bohemias a las que
el compositor tanto honró, la melancolía expresada como en tantas otras páginas
suyas a través del tiempo de Vals,
y a la profundidad que alcanza el “Larghetto” previo al cierre de la
composición. Sorprendió el conductor empleando un ”tempi” apenas algo más lento
de lo habitual pero con el que ganó en una mayor homogeneidad en las exposición
de los temas. Vaya el reconocimiento fundamental para las dos violonchelistas
del conjunto que en gran parte de la obra debieron asumir el rol de sostén de
la orquesta ya sea desde los “pizzicato” como en un trabajo de “contínuo”. Todos los instrumentistas
a partir del trabajo y la guía del Concertino, Pablo Pereira, ofrecieron una
labor contagiosa y sin fisuras, dando por resultado una versión impactante,
largamente saludada por el público y, aquí sí, sin interrupciones “a las
apuradas”.
Dado que el clima de Buenos Aires a esta
altura del año marca el comienzo de las épocas de altas temperaturas, sería muy
buenos que de producirse nuevas presentaciones en este ámbito del “Molino” se produzcan
en época invernal, momento justo para poder apreciar allí la buena música. Ah,
por supuesto, hay un piano ahí con ganas de volver a hacerse escuchar. Háganse cargo
y no se olviden de él. La Orquesta estará agradecida.
Donato Decina
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