Sinfónica
Nacional en “provocador” inicio…
Por Jaime Torres Gómez
Con
máximo interés se asistió al concierto inaugural de
la temporada internacional de la decana Sinfónica
Nacional de Chile, dirigida -como es esperable en estas ocasiones-
por su maestro titular.
En rigor,
desde enero la Sinfónica ha estado muy
activa, y con muy buenos resultados junto a Rodolfo Saglimbeni,
titular de la agrupación, recordándose muy buenas versiones
de la Séptima Sinfonía de Beethoven, las Suites
del “Lago de los Cisnes” (Tchaikovsky) y de la ópera “Carmen” (Bizet),
la “Titán” de Mahler y las “Tramas
Discontinuas” de Aliosha Solovera, aunque por pulir “Mi
Madre la Oca (Ravel)” en su versión completa, ameritando
pudiera reponerse a futuro...
Cabe
señalar que aún no se ha anunciado oficialmente la temporada
internacional del año, conociéndose sólo los dos primeros programas
de marzo, y quedando naturalmente expectantes al anuncio respectivo.
Sin perjuicio de ello, se celebra el carácter internacional de
esta jornada inaugural, al contarse
con una figura solista de importantes credenciales.
Llevado a
cabo en el Teatro de la Universidad de Chile, sede de
la Sinfónica, felizmente se retomó la tradición de realizarse en
día viernes con repetición en sábado, esperando así
se continúe ante las mejores condiciones post estallido
social del 2019, que imposibilitó programar
actividades los días viernes en las cercanías del teatro
universitario.
Con conocidas piezas
del romanticismo musical, contempló un binomio de obras
de Hector Berlioz y el siempre bienvenido Concierto
para Violín de Johannes Brahms, dando
cuenta de un programa conservador, y convocante para
capturar mayores audiencias.
Con una notable versión de
la Obertura “Carnaval Romano” de Berlioz, como
inicio, evidenció el magnífico estado de la Sinfónica y la autoridad
de su titular. De gran virtuosismo orquestal (como la mayoría
de las obras berliozianas), las respuestas de conjunto y solísticas
tuvieron alto rendimiento, amén de una celebrada frescura de lectura de Saglimbeni. Notable ensamble
desde los primeros acordes, más un extraordinario solo del corno
inglés en la melodía de la escena
de amor de Cellini y Teresa (extraído de la ópera
Benvenuto Cellini, del mismo Berlioz), amén de una
formidable repetición de la misma por las violas, extendida por una
sólida fila de flautas. Transparentes exposiciones de las melodías
en contrapunto y temas sincopados. Sin duda, un inapelable triunfo cabal…
Luego, un
sólido debut en Chile de Virginie Robilliard con
el Concierto para Violín de Brahms.
Obra asidua en la Sinfónica, es destacable que en los últimos 10
años este concierto haya contado con excelentes figuras internacionales, no
decayendo ahora el nivel junto a la violinista francesa. De
autorizada musicalidad y acabado dominio técnico (notable paso del arco), Robilliard brindó
completa claridad de conceptos interpretativos, con soberbias exposiciones contrastantes de los caracteres insertos, entre lo angustioso, melancólico y jubiloso,
hilvanando un discurso sin tropiezos, a pesar de una provocadora (casi
desvariada) cadenza de su propia autoría, de poliestilístico carácter y no del todo correlacionada al conjunto de la obra... Esmaltada y amplia proyección de sonido más perfecta
afinación. Notable complemento en todo orden de Saglimbeni y los sinfónicos.
Como encore
una original pieza de raíz vernácula, y original para un dúo de violín y percusión nativa
integrado por la misma Robilliard,
ofreciéndose la parte del violín respectiva.
Entrañable el pasaje central (al
parecer improvisado) citando el Gracias
a la Vida de Violeta Parra, y cantado por la misma violinista, exhibiendo pleno dominio
estilístico más un alto vuelo global.
Finalmente,
una provocadora (casi polémica) versión de la Sinfonía
Fantástica de Berlioz… Referirse a esta gravitante
obra del romanticismo amerita mucha
tinta (o caracteres informáticos, en clave actual). Sólo destacar lo revolucionario, en su momento, la
concepción de una música programática con
inimaginables proyecciones estéticas,
y sin duda clave para el desarrollo
orquestal.
La
versión de la Fantástica propuesta
por Saglimbeni, conforme lo
presenciado en la obertura, discurrió
por un insospechado carril, con una densidad sonora no habitual y con una
adopción de tempi en general lentos, no obstante una irrefutable
coherencia de discurso. Distanciándose de cierto canonicismo, en momentos se creyó estar escuchando Wagner e incluso Bruckner. Ciertamente existen relaciones entre estos compositores
-cada uno con sus debidas improntas-, sólo que la propuesta saglimbeniana, para el suscrito, momentáneamente queda
relegada a un estado de “procesamiento”…
En todo caso, se celebra vivamente la llegada de nuevos enfoques enriquecedores de las percepciones, máxime al
ofrecerse con excelencia de resultados de la orquesta.
En suma, un excelente y provocador inicio de
temporada de la decana orquestal del
país, y con un vuelo imposible de indiferencia…
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