EMMANUEL SIEFERT EN
UNA MEMORABLE ACTUACION
Centro
Cultural Kirchner, temporada 2023. Concierto Sinfónico: Presentación de la
Orquesta Sinfónica Nacional, Director Invitado: Emmanuel Sieffert. Programa:
Obras de Llamazares y Shostakovich. Auditorio Nacional, 19 de Abril de 2023.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
Siempre es
muy bienvenido el hecho de que las mejores orquestas de Ntro. medio asuman los
desafíos de afrontar programas exigentes. Podrán salir de buen o irregular
nivel, pero es absolutamente necesario el hecho de hacerlos. En este punto me
detengo para recordar al Maestro Napoleón Cabrera quien siempre tuvo palabras
de enojo cuando alguna agrupación extranjera venía a presentarse al país con
programas absolutamente convencionales o de repertorio: “mientras que Ntras. “pobrecitas”
orquestas afrontan los desafíos de mayor compromiso”. Lamento que el Mtro.
Cabrera no hubiese estado vivo para poder apreciar la realidad actual en la que
afortunadamente hace rato Ntras. Orquestas dejaron de ser “pobrecitas” (aunque
vió el comienzo del proceso de cambios cuando en 1992 Ntras. tres mejores
Orquestas visitaron Europa, cosa que la Filarmónica repitió en 1994 y 1996, la
Sinfónica Nacional en 2001 en Canarias y en 1998 en Japón y Estados Unidos y la
Sorpresa del año 2000 con la Estable y el Coro del Argentino de La Plata presentándose
en el Auditorio de la Sinfónica de Sao Paulo con la Segunda de Mahler).
Traigo
a colación estos recuerdos para dar una vuelta más de tuerca respecto a este
tema a propósito del concierto que la Sinfónica Nacional efectuó el 19 del Cte.
mes en donde el Mtro. Suízo Emmanuel Sieffert abordó un complejo programa que
incluyó un estreno Argentino (bienvenida sea siempre la ocasión) y uno de los
monumentos sinfónicos más importantes de la historia de la música toda y en
particular de toda la producción de Dimitri Shostakovich: la Sinfonía Nº 7 “Leningrado”.
“Alma” es el
título de la obra de Pablo Llamazares que la Sinfónica Nacional
seleccionó para ser estrenada. Es una página de construcción muy sólida, con
bases tonales y un interesante trabajo de sonoridades las que Sieffert fue
desgranando de modo paulatino y sumamente ajustado, la orquesta pasa de momentos
de gran energía a instantes más calmos pero siempre está la esencia sonora, esa
que inicia y cierra este buen trabajo que fue muy bien recibido por el público
que de modo sostenido aplaudió la interpretación con llamada al compositor al
escenario incluida.
Tras un breve receso, sobrevino la esperada
versión de la “Leningrado”. Versión con mayúsculas al mismo nivel que las que
presentaron Eduardo Mata con la Filarmónica de Buenos Aires en su último
concierto entre Ntros. y la efectuada por el Maestro Pedro Ignacio Calderón en
el Auditorio de Belgrano con la misma Sinfónica Nacional (Algunos maestros que
intervinieron en esta versión estuvieron en el escenario del Auditorio Nacional
a las órdenes de Sieffert).
Compuesta durante el “cerco” establecido por
la Alemania nazi alrededor de la ciudad que tomó el nombre del líder comunista
para conocer así por entonces y hasta la disolución de la Unión Soviética a la
siempre llamada San Petersburgo, esta
obra está integrada por cuatro movimientos. Para muchos simplemente se trató de
una música “superficial” y “panfletaria”, para muchos otros (y yo mismo me incluyo)
si excluimos el fragmento en el cuál Shostakovich grafica en música el avance
Alemán y la caída de la ciudad, tanto la introducción y descripción previos a
ese fragmento como todo el resto de la
música de la sinfonía describen a la perfección los estados de ánimo: el
dolor, la desesperación, el hambre, la miseria (en algunos casos debe
recordarse que se ha hablado de tener que llegar a la ingesta de roedores),
hasta el momento del contraataque Soviético con la llegada del invierno, la
derrota nazi y el heroico resurgimiento de la ciudad y su gente. Es música muy
sentida, con instantes de magnificencia y otros tantos de una profundidad a la
que solo el compositor podía llegar para graficar así su estado de ánimo (el
tercer movimiento con su penetrante inicio en un verdadero “barroco moderno” es
prueba de ello y tras ese inicio el movimiento trasunta pasajes que bien pueden
comparárselos con el adagio de la Octava de Bruckner que la Filarmónica de
Buenos Aires interpretó la semana pasada). A la Orquesta convencional suma un
verdadero “arsenal” de refuerzos de vientos y percusión para que en los
movimientos de apertura y cierre expresen con creces tanto el drama de la caída
como la gloria por la recuperación lograda. Shostakovich residía allí, lo vivió
de primera mano, sirvió en un cuerpo de Bomberos durante la guerra (la Unión
Soviética de entonces protegió a su artista, su coetáneo el Inglés Benjamin
Britten y su compañero de vida Peter Pears decidieron refugiarse en Estados Unidos
ante sus casi seguras convocatorias al frente). Y esta versión llega en un momento
en donde Europa está en alerta con la Guerra Ruso-Ucraniana, Medio Oriente y
sus tensiones (Sira-Israel-Palestina, las intervenciones de Turquía) y Afganistán
con el dominio Talibán y la retirada de las fuerzas occidentales, por lo tanto
se vuelve mucho más reflexivo el acto de escucha.
Sieffert logró plasmar de modo contundente
todos los momentos señalados anteriormente que están volcados en la partitura,
marcó con exactitud los tiempos, llegó al fondo de cada movimiento, resaltó los
pasajes más vibrantes manejando todos los planos sonoros y logró una respuesta
magnífica de toda la Orquesta. Bien ajustada ésta, la acústica del Auditorio
Nacional proyectó en su total medida a esta estupenda versión.
Director y músicos fueron con total justicia
reiteradamente ovacionados, al fin y al cabo fueron los héroes de la noche.
Donato Decina
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