FIESTA DE LA LIRICA
Teatro
Argentino de La Plata, temporada 2023. Opera: “Aida”, en cuatro actos con
libreto de Antonio Ghislanzoni basado en el original de Ferdinand Mariette con
adaptación escénica de Camille du Locle. Música: Giuseppe Verdi. Elenco: Eiko
Senda (Aída), Gustavo López Manzitti (Radamés), Guadalupe Barrientos (Amneris),
Leonardo López Linares (Amonasro), Hernán Iturralde (Ramfis), Emiliano Bulacios
(Faraón), Raúl Iriarte (Mensajero), María del Rocío Giordano (Sacerdotisa).
Integrantes del Ballet Estable del Teatro Argentino de la Plata danzando
coreografías de María Colusi. Coro Estable del Teatro Argentino de La Plata,
Director: Santiago Cano. Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata.
Escenografía: Stella Maris Besozzi, Vestuario: Stella Maris Müller,
Iluminación: Gabriel Lorenti. Puesta en Escena: María Concepción y María de la
Paz Perré. Director Musical: Carlos Vieu. Sala Alberto Ginastera, 20 de Mayo de
2023.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
Finalmente
llego el día tan ansiado por todos. El de la vuelta de la Opera al escenario
del segundo teatro lírico más importante de la República Argentina. Y este
retorno del género al Argentino de La Plata no pudo ser más auspicioso, ya que
vino de la mano de una muy digna producción de “Aida” de Verdi, la que por su
complejidad, tanto para intérpretes como para responsables de puesta escénica
la convierten en un verdadero desafío, y en este caso, para las propias
secciones estables de la casa a más de seis años de la última producción lírica
presentada en la Sala Ginastera.
La puesta en escena recayó en las Hermanas
María Concepción y María de la Paz Perré. Por muchos años colaboradoras de
creadores de la talla de Don Roberto Oswald, formadas en sus inicios por
verdaderos luchadores de la ópera independiente, desde hace años bregan en tándem
y se han forjado una sólida carrera. La concepción de este título fue la
convencional, apoyadas en un sobrio y muy funcional marco escénico diseñado por
María José Besozzi, el que fue resaltado de manera conveniente por la
iluminación de Gabriel Lorenti (mas allá
de que entiendo que habrá que ajustar algunos detalles como la posición de los
cantantes para que sean alcanzados por el haz de luz de los seguidores) sumados
a la apoyatura de una muy buena realización de vestuario a cargo de Stella
Maris Müller. Con este conjunto pudieron llevar adelante una muy buena y
convincente marcación escénica a la que los intérpretes vocales respondieron de
modo impecable aflorando entonces todas las situaciones narradas en la
historia: El amor, las pasiones, el deber, la lucha. Ahí reside el gran mérito
de este trabajo visual, muy aplaudido en el final por un público que llenó de
manera casi total los tres primeros
niveles (al menos así lo percibí desde mi posición).
Para este resultado comentado coadyuvó la
selección de un muy sólido elenco encabezado por la Soprano Eiko Senda por
demás conocida entre Ntros. y muy particularmente en la sala del Argentino en
donde intervino en recordadas producciones de “Madama Butterfly”, “Tosca”, “Salomé”
y “Tristán e Isolda” y aquí volvió a demostrarlo con un protagónico en donde no dejó nada librado al
azar, exponiendo todas las atribulaciones de su personaje. Vocalmente su labor
no mostró fisuras, pudiendo pasar desde los momentos más sutiles a aquellos en
donde hay que exhibir garra. Lució ampliamente y también fue muy justamente
ovacionada. Gustavo López Manzitti compuso un Radamés de manera muy eficiente,
asentándose con el correr de la función. Supo llevar adelante su “Celeste Aída”
con suma inteligencia en la administración de sus recursos vocales y ya desde
el escena triunfal respondió con creciente solidez en cada intervención que le
cupo. Guadalupe Barrientos compuso de modo interesante a su Amneris, aun cuando
en el comienzo del primer cuadro del segundo acto sus notas bajas no lucieron
lo suficientemente convincentes, sin embargo pareciera que esto último obró
como disparador para que en el siguiente dúo con “Aída” explotara su garra vocal
y desde allí al final de la función dejara aflorar todos sus recursos vocales y
actorales que hicieron de su composición una de las más celebradas de todo el
espectáculo. Leonardo López Linares puso todo su oficio y sabiduría en su
Amonasro con sólidos recursos vocales y una fuerte presencia escénica. Muy correcto Hernán Iturralde como Ramfis el
sumo sacerdote tanto en lo actoral como en lo vocal, expresando en muy buena
forma a lo largo de sus intervenciones. Otro tanto le cabe a Emiliano Bulacios
como el Faraón, muy cómodo en el rol y con muy buena actuación. Muy eficientes
tanto Raúl Iriarte en el mensajero como María del Rocío Giordano en el
fragmento de la Sacerdotisa.
Convenientemente reforzado, el Coro Estable de
la casa lució muy sólido en sus intervenciones, bajo la Dirección del Mtro. Santiago
Cano, quién de esta manera ofreció su primera labor al frente del mismo.
Las danzas que ambientan tanto el último
cuadro del Primer acto como en todo el segundo acto, tuvieron mucho acierto y
brillo realizadas por María Colusi y llevadas adelante por una muy buena
selección de integrantes del Cuerpo de Baile Estable del Teatro Argentino.
Referente indiscutido del repertorio operístico,
Carlos Vieu demostró una vez más su capacidad para llevar adelante espectáculos
de esta magnitud, la Orquesta Estable platense (también reforzada) respondió en
muy buena forma. Algunas muy pequeñas imprecisiones en nada empañan la labor.
Hubo ida y vuelta permanente con el palco escénico, resaltó detalles y ofreció
muy buenos matices. Muy meritoria labor.
El saldo final fue un muy buen espectáculo
tanto visual como musical, con los mejores profesionales que esta parte de
Sudamérica hoy puede ofrecer y una sala finalmente recuperada que “vuelve a la
vida”, celebrémoslo y démosle todo Ntro. apoyo.
Donato Decina
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