lunes, 15 de mayo de 2023

 

 

 

SOBRE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO

 

Teatro Colón, temporada 2023. Opera: “La Flauta Mágica” (Singspiel en dos actos) Música de Wolfang Amadeus Mozart, Libreto de Emmanuel Schikaneder. Elenco: Tamino : Juan Francisco Gatell. Pamina: Hera Hyesang Park, Papageno: Alejandro Spies, Papagena: Ana Sampedro, Sarastro: Lucas Debevec Mayer, Reina de la Noche: Laura Pisani, Monostatos: Pablo Urban, Primera Dama: Laura Polverini, Segunda Dama: Eugenia Coronel Bugnon, Tercera Dama: Daniela Prado, Hombre en Armas 1: Nazareth Aufe, Hombre en Armas 2: Mario De Salvo, Primer Genio: Celeste Usciatti, Segundo Genio: Vera Scattini, Tercer Genio: Adam D’Onofrio. Producción: Komische Oper (Berlín): Animación: Paul Barritt, Escenografía y Vestuario: Esther Bialas, Iluminación: Diego Leetz, Iluminación: Sergio Reale, Concepción: 1927 (Suzanne Andrade-Paul Barritt) y Barrie  Kosky, Dramaturgia: Ulrich Lenz. Orquesta Estable del Teatro Colón, Piano: Iván Rutkauskas, Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez. Dirección Escénica: Barrie Kosky/Suzanne Andrade en reposición de Esteban Muñoz. Dirección Musical: Marcelo Ayub . Función Extraordinaria del 14 de Mayo de 2023.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

   Al momento de escribir esta crónica, se ha hablado y dicho de todo de la presente producción de “La Flauta Mágica” que originada en la Komische Oper de Berlín y con concepción conjunta de la productora 1927 y el Director Escénico Barrie Kosky  se presenta en la sala del Teatro Colón de Buenos Aires. Estrenada que fuera por la mencionada compañía de Opera Alemana en 2012, el enfoque que presenta esta propuesta es la representación del título mozartiano a la usanza del cine mudo vigente hasta fines de la década del 20 del pasado siglo, tomando como referencia las películas del actor Buster Keaton. Así, la esencia del Singspiel se ve alterada, ya que con la estética adoptada, los diálogos entre personajes son reemplazados por los carteles con  dichos diálogos impresos y el acompañamiento de los mismos por el clave es sustituido en este caso por un pianista que en un guiño al cine mudo interpreta fragmentos de obras de Mozart acompañando esas instancias de la función. Entonces, con una escena casi totalmente estática para los intérpretes vocales, percibimos que los mismos deben sacrificar casi el cincuenta por ciento de su actuación  ya que resignando la parte actoral pierden la posibilidad de demostrar su expresividad y gran parte de la creación de sus personajes. Vale lo mismo para el coro, quienes deben realizar sus trabajos desde un palco, o fuera de escena y que tan solo acompañan al final desde el escenario a los protagonistas. Con este esquema, la puesta prescinde del personaje del orador, el que en el original se bate en actuación con Papageno. Papagena queda reducida a la mínima expresión ya que solo canta el célebre duetto en la parte final. El rol de Sarastro tiene poca participación escénica y dos momentos suyos se hacen fuera de escena y con amplificación, mientras que el resto del elenco debe intervenir en un esquema de “puertitas” de comedia,  algunas de las cuales surgen de la parte superior de un tabique con pequeñas plataformas que contiene las mismas, sin elementos de contención (aunque se los sujete con arneses ubicados en las espaldas de los intérpretes). Así vemos un desfile de efectos fílmicos de artesanía propios del cine mudo a las espaldas de los cantantes, los que estáticos en algún punto del escenario dicen lo suyo (un gato negro que le caza los pájaros a Papageno, una araña negra que simboliza a la Reina de la Noche, una caja con patas de araña de la que surgen las campanitas que ayudan a Papageno y siguen las firmas…). El vestuario es de la época de la puesta y la iluminación es de trasfondo mayoritariamente oscuro, acorde con una sala cinematográfica.   Todo esto conlleva a que esta producción se aleje del original y no logre transmitir el mensaje que Mozart da: el de la elevación moral del ser humano, por lo que entiendo que lamentablemente se queda en una versión edulcorada sin dicho mensaje de fondo. Rara paradoja. Si contamos “Resurrección” de Mahler, ya van tres espectáculos presentados por el Colón con versiones polémicas pero que en el fondo tienen el mismo final: la total desvirtuación de las obras.

 

  Dentro de este panorama visual aparecen los verdaderos héroes de la noche y son los intérpretes vocales y musicales: Juan Francisco Gatell en plenitud de medios compone un magnífico Tamino con voz bien timbrada y en perfecto dominio del estilo. Hera Hyesang Park estuvo a la altura del mismo Gatell, con gracia, figura y estupenda voz. Aun cuando la puesta no le permitió desplegar sus sobrados recursos actorales, Alejandro Spies presentó en muy buena forma a su Papageno con voz noble y muy buena línea de canto. Laura Pisani marcó el punto vocal más alto de la función con una insuperable caracterización de la Reina de la Noche en una verdadera actuación consagratoria. Lo tuvo todo. Lucas Debevec Mayer una vez más compuso de modo muy correcto a Sarastro con gran presencia escénica. Interesante Monóstatos presentó Ivan Maier con una buena composición gestual y estupendo registro. Ana Sampedro, a pesar de que se le redujo gran parte de su intervención, sacó provecho para mostrar una Papagena plena de frescura.   Un compacto equipo de cantantes en donde estuvieron hasta los tres niños genios acompañaron con sobrada solvencia a quienes cubrieron los roles principales. Muy buenas intervenciones del Coro Estable bajo la guía de Miguel Martínez y una Estable impecablemente presentada y conducida por Marcelo Ayub, en plena conexión con el palco escénico, total justeza en los tempi y una obertura vertida de manera excelente. Cierro esta parte haciendo justicia con Iván Rutkauskas con sus magníficas intervenciones Mozartianas desde el piano.

 

  A la luz de lo expuesto, el Colón debe recuperar para sí el rol de Teatro de Producción propia y confiar en Ntros. muy buenos Directores de Escena  quienes siempre han hecho honor a los clásicos , incluso desde la innovación. Saben, sienten y conocen las exigencias del público más que el resto.

 

Donato Decina

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