LA CONSTANTE CATEGORIA DE GUADALUPE BARRIENTOS
Teatro
Colón, temporada 2024. Onceavo concierto de Abono a cargo de la Orquesta Filarmónica
de Buenos Aires, Director: Kakhi Solomnishvili. Solista: Guadalupe Barrientos
(Mezzosoprano). Programa: Obras de Wagner y Tchaickovsky. 03 de Agosto de 2024.
NUESTRA OPINION: BUENO
Si hay una
voz femenina que cuando es anunciada su presencia, ya sea en algún reparto o
como solista, es una garantía de calidad y categoría, esa es Guadalupe
Barrientos quien en este concierto de la Filarmónica Porteña acaparó la
atención del público con su interpretación de los “Wesendonck Lieder” de Richard Wagner
sobre poemas de Matilde Wesendonck, quién fuera mucho más que su musa
inspiradora. Sin ella, “Tristán e Isolda”
probablemente no hubiera visto jamás la luz. Esta serie de cinco poemas
musicalizados, fueron originalmente compuestos para Voz y Piano. Los cuatro
primeros fueron orquestados por el gran Director de Orquesta Félix Mottl y el
último por el propio Wagner y es justamente la música de éste último junto con
la del tercero las que aparecerán en el segundo y el tercero de los actos del
gran drama romántico wagneriano. La gran Mezzosoprano acometió cada uno de los
textos con timbre acerado, registro robusto, plena seguridad y estupendo decir,
enfatizando acertadamente los pasajes en relación con el texto. El Maestro
Solomnishvili acompañó de manera acertada, sobresaliendo en el tercer lied (“En
el invernadero”) la hilera de violonchelos guiada por su titular, José Antonio
Araujo.
En ambas puntas, hubieron dos lecturas apenas correctas de celebérrimas páginas. En
el preludio al primer acto de “Lohengrin” del propio Wagner, uno espera
expresividad y canto orquestal. Aquí no los hubo, incluso en el comienzo se
percibieron con nitidez algunos desacoples, por lo que sabiendo el potencial
que la Orquesta tiene, nos quedamos con ganas de más. Y para el final, una
discreta versión de la Sinfonía Nº 6, op.74 “Patética”· de Tchaickovsky en
donde se escuchó un primer movimiento algo desordenado que se fue corrigiendo
con el correr de la interpretación. En los dos movimientos centrales se escuchó
lo mejor de la Orquesta a lo largo de la noche tanto en el “Allegro con Grazia”
como en el “Allegro” posterior, la célebre, exultante y enérgica melodía, en
donde todos los sectores de la orquesta sín distinción de unos por sobre otros
tuvieron el debido lucimiento. En el cierre, un desabrido “Adagio Lamentoso”,
sostenido constantemente en el “tempi” pero carente de toda profundidad
interpretativa cerró la versión. Puede decirse que al igual que en “Carmen” la
labor del Director no terminó de convencer.
Párrafo aparte para la conducta del público.
Sabemos que últimamente un público neófito concurre a la sala, muchos de ellos
extranjeros atraídos por el Colón y su fama. Debe pensarse de inmediato en grabar
un mensaje para recordar cómo debe ser la escucha de las obras. Ya no solo se
aplaude entre movimientos o canciones sino que en uno de los “Wesendonck” se comenzó
a aplaudir durante un silencio sin percatarse que la composición seguía. ¿Por
qué no pensar que además de disfrutar de la acústica, pueden irse aprendiendo
algo nuevo?
Donato
No hay comentarios:
Publicar un comentario