lunes, 18 de noviembre de 2024

 Extraordinaria actuación de Teo Gertler con la Sinfónica Juvenil en el Sarmiento


UN PEQUEÑO GRAN VIRTUOSO


Martha CORA ELISEHT


Durante el transcurso de esta semana se llevó a cabo un encuentro de cultura

eslovaca en la Argentina dentro del marco de un convenio de cooperación entre ambos

países. No es casual que se haya elegido el 17 de Noviembre como fecha para

programar un concierto, ya que ese día se celebra la denominada Revolución de

Terciopelo en dicho país -un movimiento pacífico liderado por estudiantes y por el

dramaturgo Václav Havel en 1989- que terminó con la hegemonía del Partido

Comunista de Checoslovaquia tras 45 años de permanencia en el poder. Pese a la

represión policial en primera instancia, las manifestaciones se multiplicaron y se

desarrollaron en forma pacífica en Praga y Bratislava hasta que, finalmente, se produjo

la entrega del poder a fines de 1989, donde Havel asume la presidencia de la república.

Posteriormente, se disuelve la antigua Checoslovaquia en 1993 con la creación de

ambas repúblicas.

A 35 años de la mencionada revolución, se organizó un concierto en el Auditorio

Nacional del Palacio Domingo F. Sarmiento auspiciado por la Embajada de Eslovaquia

en la Argentina el pasado domingo 17 del corriente, con participación de la Orquesta

Sinfónica Nacional Juvenil “Libertador Gral. San Martín” dirigida por Mario Benzecry

y el violinista eslovaco Teo Gertler como solista para ofrecer el siguiente programa:

- Concierto en Re mayor para violín y orquesta, Op.77- Johannes BRAHMS

(1833-1897)

- Danzas sinfónicas, Op.64- Edvard GRIEG (1843-1907)

Previamente al inicio del concierto, el maestro Benzecry se presentó en el escenario

del Auditorio Nacional e invitó al Sr. Embajador de Eslovaquia en Argentina – Ratislav

Hindický-, quien agradeció al público su presencia y explico los acontecimientos

históricos transcurridos en su país natal hace 35 años atrás. Fue quien posibilitó la

presencia del solista, quien es un auténtico niño prodigio. A los 8 años obtuvo el

segundo premio en el 17° Concurso Internacional de Jóvenes Músicos Cascanueces en

Moscú y actuó con la Orquesta Académica de dicha ciudad. Posteriormente, ganó el 1°

premio del Concurso Internacional para Jóvenes Violinistas Lipinski- Wieniawski en

Polonia y el primer premio en el Concurso Internacional de Violín G. Ph. Telemann en

Poznan (Polonia). A partir de allí y con sólo 16 años ha desarrollado una carrera

meteórica que lo impulsó a actuar en los principales escenarios del mundo y

actualmente se perfecciona en el Instituto Liszt de Budapest.

Tras las palabras de agradecimiento y una breve reseña sobre las obras, Mario

Benzecry y Teo Gertler tomaron sus puestos sobre el escenario para ofrecer una

excepcional versión del mencionado concierto de Brahms, donde el solista demostró ser

un auténtico virtuoso del instrumento. Es un concierto que posee pasajes de gran

dificultad técnica en los tres movimientos que lo integran (Allegro non troppo/ Adagio/


Allegro giocoso, ma non troppo vivace). No sólo lo tocó de memoria, sino que su fraseo,

cascada, ejecución de trinos y cadencias fueron de calidad superlativa, logrando un

sonido prístino. El Auditorio Nacional no sólo estalló en aplausos y vítores, sino que,

además, se puso unánimemente de pie tras tan excelsa interpretación. Tal así fue, que

ofreció un bis junto a la orquesta: una transcripción para violín de Oblivion, de Astor

Piazzolla. Se retiró sumamente aplaudido tras la ejecución.

Para la segunda parte del concierto, la Sinfónica Nacional Juvenil brindó una

versión magistral de las Danzas Sinfónicas, Op.64 de Grieg, compuestas entre 1896 y

1897 sobre la recopilación de melodías y danzas folklóricas Ældre og nyere norske

Fjeldemelodier (Viejas y nuevas melodías folklóricas noruegas) realizada por el

compositor y organista Ludvig Mathias Lindeman (1812-1887) y cuyo orden es el

siguiente: Allegro moderato e marcato (Sol mayor, donde se aprecian influencias celtas

en ceilidgh); Allegretto grazioso (La mayor, en ritmo de springar); Allegro giocoso (Re

mayor, en ritmo de halling) y Andante/ Allegro risoluto en La menor. Si bien el sonido

fue muy compacto y brillante en general, se destacaron las solistas de oboe y teclado

(emulando al arpa) en la segunda, al igual que los trombones y la tuba en la última,

logrando una auténtica versión de fuste.

Debido a los recortes presupuestarios en materia de reforma del Estado propulsada

por el actual gobierno, uno de los integrantes de la Orquesta manifestó que no se están

abonando las becas correspondientes a muchos de los músicos desde hace varios meses

y decidieron hacer público su reclamo ante la falta de respuestas. Es una pena que los

fantasmas del pasado retornen una vez más o se pierda la continuidad de un organismo

que representa el sueño de todo músico joven y el semillero del cual se nutren las

principales orquestas sinfónicas de todo el país.

 

UNA MAGNIFICA NOCHE DE CONCIERTO

 

Teatro Colón, temporada 2024. Decimoctavo concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Fabio Mechetti. Solista: Michelle Wong (Corno Inglés). Programa: Obras de Sibelius, Donizetti y Bruckner. 16 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE.

 

  A punto de culminar el ciclo 2024 al que le resta un solo concierto, y con la noticia (para mi sorpresa y la de muchos) dé que a partir de la próxima temporada la Directora de Orquesta griega Zoe Zeniodi será la nueva titular del organismo, la Filarmónica de Buenos Aires contó con la grata presencia de unos de los mejores Directores de Orquesta del Brasil, Fabio Mechetti, quién nos causó inmejorable impresión desde su primera visita con la Filarmónica de Minas Gerais (de la que es su titular) hace algunos años atrás y para el Mozarteum Argentino.  Se desarrolló un programa en cuya primera parte se puso el foco en dos obras de carácter introspectiva la primera y camarística la segunda, para luego pasar a una parte final con una página de imponente presencia.

 

  Con la participación solista de Michelle Wong en corno inglés (titular de ese instrumento en la Orquesta), se ofrecieron en la primera parte una interesantísima versión de “El Cisne de Tuonela” que integra el ciclo “Las Leyendas de Lemminkäinen” del op. 22 de Jean Sibelius. Obra de su etapa nacionalista, sumamente descriptiva, oscura y de fuerte connotación dramática, en la que el Corno Inglés con su timbre de alta melancolía tiene un rol fundamental en la página. Mechetti tomó la muy acertada decisión de hacer participar a Wong como solista desde el vamos y esta notable intérprete se floreó en el escenario con exquisito y transparente sonido, revelándose portadora de una sólida técnica. Sus compañeros, con Xavier Inchausti a la cabeza, respondieron de modo impecable a las indicaciones del maestro Mechetti, alcanzando de este modo una versión de excelente nivel, para una página que no se apreciaba desde hacía mucho tiempo. Esta parte culminó con una muy buena versión del Concertino para Corno Inglés en Sol mayor de Gaetano Donizetti, obra de juventud del gran operista italiano, quien al igual que Bellini compuso esta obra de cámara para este infrecuente instrumento solista. Wong descolló en la interpretación, haciendo aún más visibles sus cualidades y redondeando una perfecta labor. Ante los sostenidos aplausos del público y la indicación del Concertino Inchausti y del resto de sus compañeros en el escenario, la solista con la participación de su hermano en el órgano situado en el palco avant scene, retribuyó   con una muy sentida versión para Corno Inglés y Organo del “Ave Verum Corpus” de Mozart que cautivó a todos los que estábamos presentes en la sala.

.

  Ya en la segunda parte se ofreció una extraordinaria versión de la la Sinfonía Nº 4 Wab 104 “Romántica” de Anton Bruckner. En ocasión del anuncio en Febrero pasado de la presente temporada, se dijo que se hacía como un homenaje al compositor austríaco en el bicentenario de su nacimiento. Siendo que esta sinfonía es la más transitada de la producción de Bruckner, y que como consecuencia de ello también fue la más frecuentada por el anterior titular de la Orquesta, consideré que se trataba de algo muy insuficiente dada la importancia que tomaron sus trabajos posteriores. Debo reconocer mi error, en manos de Mechetti, la “Romántica” fue objeto de una formidable interpretación, digna de este acontecimiento.

 

   Esta obra fue, sin dudas, el primer triunfo serio del compositor de Ansfelden, quien venía de un serio fracaso con el estreno de su sinfonía Nº 3, más allá de que Richard Wagner optó por ella para recibir la dedicatoria del compositor. Solo alumnos suyos del conservatorio, con Mahler y Wolf a la cabeza, vieron los méritos de la partitura y sostuvieron anímicamente a Bruckner. El contraste no pudo ser más ostensible. Aun cuando su inseguridad le llevaba a revisar una y otra vez sus trabajos, la “Romántica” fue aclamada por el público vienes. Tal fue su sorpresa que al ser llamado por el célebre director Hans Richter al escenario para recibir los aplausos del público,  Bruckner atinó a ponerle en la mano un talero (moneda austríaca vigente en aquel momento) para que Richter bebiera una cerveza a su salud. El director hizo todo lo contrario, transformando a la moneda en parte de un llavero que siempre guardó como recuerdo.

 

  La versión de la Filarmónica lo tuvo todo, empaste, estupendo sonido, brillantes respuestas de todos sus sectores, dinámicas bien manejadas con tempi ajustadísimo en todo momento. Pequeñas imprecisiones de los cornos en nada empañan el resultado final  con la consecuente aclamación del público. Una gran versión  y un Director al que me gustaría verlo más seguido en el podio de la Filarmónica.

 

Donato Decina

 Excepcional desempeño del Coro Polifónico Nacional en el Palacio Sarmiento


EL ALMA Y EL NACIONALISMO MUSICAL CHECO DIJERON


PRESENTE


Martha CORA ELISEHT


Una de las mejores cualidades que posee el Coro Polifónico Nacional es su

enorme versatilidad para abarcar todo tipo de repertorio y en diferentes idiomas. Con

motivo de cumplirse el bicentenario del nacimiento de Bedřich Smetana (1824-1884),

el 120° aniversario del fallecimiento de Antonin Dvořak (1841-1904) y el

sesquicentenario del nacimiento de Leoś Janaček (1854-1928), la mencionada

agrupación decidió homenajear a estos grandes compositores con un concierto temático

denominado “LA MÚSICA DEL ALMA CHECA” que tuvo lugar el pasado viernes 15

del corriente en el Auditorio Nacional del Palacio Domingo Faustino Sarmiento bajo la

dirección de Ricardo González Dorrego y la participación de los siguientes artistas:

Maico Hsiao (tenor), Lucrecia Jancsa (arpa) y Claudio Santoro (piano y órgano). La

supervisión idiomática estuvo a cargo de Igor Herzog.

El programa estuvo compuesto por las siguientes obras:

- V Přirodé (En la Naturaleza) para coro a cappella, Op.63- Antonin DVOŘAK

1. Napadly pisnĕ v duśi mou (Cayeron canciones)

2. Večerni les rozvázal zvonsky (El bosque vespertino desató a las

campanillas)

3. Žitné pole (Campo de centeno)

4. Vybĕhla břiza bĕličká (Salió el abedul blanquecino)

5. Dnes do skoku a do pisničky (Hoy, a cantar y a bailar)

- Seis cantos moravos para coro y piano- Antonin DVOŘAK (arreglo de Leoś

JANÁČEK)

1. Dyby byla kosa nabrośena (Si mi guadaña estuviera afilada)

2. Slavikovský polečko malý (Pequeño campo de los Slavik)

3. Holub na javoře (La paloma sobre el arce)

4. V dobrým sme se seśli (En las buenas nos juntamos)

5. Śipek (Rosa mosqueta)

6. Zelenaj se, zelenaj (Reverdece, reverdece)

- Dos coros a capella- Leoś JANÁČEK

1. Kačena divoká (Una pata salvaje)

2. Naśe piseň (Nuestra canción)

- Otčenaś (Padre Nuestro) para tenor solista, coro arpa y órgano- Leoś

JANÁČEK


Era la primera vez que el Polifónico abarcó un programa cantado íntegramente en

este idioma y que esta cronista pudo apreciar la labor de Ricardo González Dorrego

como director. Una siempre lo apreció como tenor de cámara experto en el repertorio

religioso y sorprendió muy gratamente dirigiendo a sus compañeros de coro mediante

una marcación precisa de las entradas en todas las obras comprendidas en el programa.

El ciclo de canciones V Přirodé (En la Naturaleza), op.63 fue compuesto en 1882 para

coro a cappella y consta de 5 melodías folklóricas basadas en los recursos naturales

típicos de dicho país, cantada en canon a 4 voces. Tras los aplausos, mientras Claudio

Santoro se acomodaba tomando su lugar en el piano, González Dorrego se dirigió al

público para agradecer su presencia y brindar explicaciones sobre las obras con una

breve reseña sobre el nacionalismo popular checo, del cual Smetana, Dvořak y Janáček

fueron sus principales representantes. Se incluyó y se rescató la obra coral de estos dos

últimos compositores -muy poco difundida en el medio local- en su idioma original. La

supervisión idiomática a cargo de Igor Herzog fue muy buena, al igual que el

desempeño del coro en los Seis cantos moravos para coro y piano -arreglo de Janáček

sobre los Dúos moravos, Op.20 de Dvořak, compuestos en 1875-. Se trata de un ciclo de

6 melodías folclóricas de dicha región, que hoy forma parte de la República Checa y

que poseen un carácter alegre y jovial, haciendo alusión a la naturaleza (precisamente,

Janáček era oriundo de Moravia) mediante una bellísima línea melódica. El

acompañamiento de Santoro fue de gran calidad y valió un nuevo aplauso a todos los

intérpretes.

Seguidamente, se interpretaron los Dos Coros a cappella de Leoś Janáček, integrado

por dos melodías: Una pata salvaje (1885) y Nuestra canción (1890). Ambas son muy

bellas en cuanto a su lirismo y profundidad sonora, pero la última es de carácter

netamente patriótico. En aquella época, el territorio checo formaba parte del Imperio

Austro Húngaro y se imponían tanto la lengua como las costumbres centroeuropeas. Por

lo tanto, el estudio de la fonética del idioma checo y del folklore local influyeron en que

este compositor lograra un estilo propio y se convirtiera en representante del

nacionalismo musical. El coro estuvo muy bien preparado y recibió numerosos aplausos

tras su interpretación.

Por último, Lucrecia Jancsa, Maico Hsiao y Claudio Santoro tomaron sus puestos

sobre el escenario para cerrar el concierto con la cantata Otčenaś (Padre Nuestro),

compuesta originalmente en 1901 para piano, armonio, tenor solista y coro como

música incidental para un tableaux vivant (grupo de actores) en moravo. Pese a que es

una melodía ricamente elaborada y de una belleza singular, no fue bien recibida al

principio. Posteriormente, Janáček reemplazó al piano por órgano y al armonio por el

arpa en 1906 y es la versión que se representa en la actualidad. Posee 5 secciones:

Andante (Padre Nuestro) en La bemol mayor/ Moderato (Hágase tu voluntad) en Re

bemol menor/ Andante con moto (El pan nuestro de cada día) en Mi bemol mayor/

Adagio (Perdona nuestras ofensas- deudas) en La bemol mayor/ Enérgico moderato (Y

no nos dejes caer en la tentación), Mi bemol menor. Su duración aproximada es de 15

minutos. La apertura del Andante inicial a cargo del arpa y el órgano da paso a un canon

por parte de los barítonos, bajos y mezzosopranos, seguido por los tenores y las

sopranos hasta que el coro canta al unísono. En el moderato, el tenor se luce con una

bellísima aria luego del glissando del arpa -muy buena labor de Maico Hsiao, Lucrecia

Jancsa y Claudio Santoro-. El coro se lució en el andante con moto y en el Adagio,


mientras que el tenor interviene en el movimiento final hasta la entrada del coro a 4

voces en el Amén que cierra la obra. La versión fue magnífica y de gran calidad, motivo

por el cual y, tras los numerosos aplausos y vítores, Ricardo González Dorrego ofreció

otra pieza como bis: Coro Festivo, de Janáček, que también sonó magistralmente.

Es una pena que este repertorio no se ofrezca más a menudo, ya que posee obras

hermosas y sumamente interesantes. De hecho, hace prácticamente más de 40 años que

la Misa Glagolítica de Janáček no se representa en el Colón. Gracias a la supervisión

idiomática y a este primer paso, se pudo apreciar por primera vez en la historia del Coro

Polifónico Nacional un repertorio realizado íntegramente en su lengua original, donde

tanto el alma como el nacionalismo musical checo dijeron presente.

 Excelente apertura del Festival CHOPINIANA 2024 en el Palacio Paz


LUCES Y SOMBRAS DE UN PIANISTA EXIMIO


Martha CORA ELISEHT


Como todos los años, el Palacio Paz abrió sus puertas una vez más para ser sede

del Festival CHOPINIANA 2024, cuyo concierto inaugural se produjo el pasado

miércoles 13 del corriente. Para este año, el prestigioso festival organizado por Martha

Noguera va a contar con la presencia de numerosos intérpretes extranjeros de

reconocido prestigio como Giulio Biddau (Italia), Vitaly Pisarenko (Ucrania), Ingolf

Wunder (Suiza), Lovro Pogorelich y Goran Filipec (Croacia). Precisamente, este último

tuvo a su cargo la inauguración del presente ciclo con un recital donde se incluyeron las

siguientes obras:

- Canciones sin palabras, Op.5- Dora PEJACSEVICH (1885-1923)

- Preludio Op.28, n°17 en La bemol mayor

- Balada n°3, Op.47 en La bemol mayor

- Preludio Op.28 n°18 en Fa menor

- Fantasía Op.49 en Fa menor- Frederic CHOPIN (1810-1849)

- Balada n°2 “Leonore”

- Vals Mephisto n°1

- Tarantella di bravura (sobre la Tarantelle de la Muette de Portici de Auber,

preparada sobre anotaciones de Ferrucio Busoni)- Franz LISZT (1811-1886)


Entre otros invitados, asistieron la Secretaria de la Embajada de Croacia en la

Argentina, el Presidente de la Cámara de Industria y Comercio Argentino- Croata y el

sobrino nieto de la compositora Dora Pejacsevich, cuya Sinfonía en Fa sostenido menor

está considerada como la primera sinfonía moderna de la música croata. Nacida en

Budapest en 1885, pertenecía a una familia aristocrática croata y recibió educación

musical desde temprana edad. Comenzó a componer a los 12 años y su obra no sólo

comprende piezas para piano, sino también música de cámara, numerosos ciclos de

lieder, un concierto para piano y orquesta, la mencionada sinfonía y la Fantasía

concertante en Re menor para piano y orquesta. La pieza con la que se abrió el presente

recital data de 1898 y es de carácter netamente romántico, que fue abordada con

precisión y lirismo.

Con excepción de la célebre Balada n°3. Op.47 en La bemol mayor, Goran Filipec

abordó un repertorio mucho menos conocido y frecuentado de la extensa obra pianística

de Chopin, que ejecutó de manera netamente precisa, romántica pero, a su vez, marcial.

Esto se apreció en los pasajes de mayor dificultad técnica de los Preludios Op.28 n°17

en La bemol mayor (Allegretto) y n°18 en Fa menor (Allegro molto), compuestos entre

1838 y 1839 mientras residía en la localidad mallorquina de Valldemosa y publicados en

París en 1839. Lo mismo sucedió con la Fantasía en Fa menor Op.49, compuesta en

1842, de carácter romántico y revolucionario. El inconveniente que sucedió durante


todo el concierto -a modo de común denominador- es que se produjo una gran

reverberación en los pasajes de mayor intensidad sonora (Tutti y forti) como

consecuencia del revestimiento de mármol de la sala. Lamentablemente, esto opacó la

tarea de este gran pianista cuya técnica, dominio del teclado e interpretación fueron de

altísimo nivel.

Par la segunda parte del concierto, Filipec eligió 3 obras de Liszt: la Balada n°2

(“Lenore”), que data de 1853; el Mephisto Valse n°1 y la Tarantella di bravura, basada

sobre la Tarantella de la Muette de Portici de Auber y preparada según anotaciones de

Ferrucio Busoni, que se encuentran disponibles en la Staatsbibliothek de Berlín. El

intérprete brilló por la calidad de sus interpretaciones, logrando una versión excelsa de

la Balada n°2 y, particularmente, del Vals Mephisto n°1, compuesto originalmente para

orquesta y luego, para piano solo entre 1859 y 1861. Es el primero de una serie de 4

valses temáticos basados en el Fausto de Nikolaus Lenau (1802-1850), denominado en

alemán Der Tanz in der Dorfschenke y que alude a la escena en la taberna del pueblo

donde se celebra una boda y a donde llegan Fausto y Mefistófeles. El diablo toma el

violín de un juglar, lo afina y toca una melodía frenética. Luego, se ralentiza y entra un

tema romántico y amoroso, donde Fausto aprovecha la situación para bailar con la

novia y posteriormente, huir con ella hacia el bosque. La versión ofrecida por Goran

Filipec fue excelsa desde todo punto de vista, al igual que la Tarantella di bravura

S.386, compuesta entre 1846 y 1869, que sonó magistralmente itálica. Tras un aluvión

de aplausos y vítores, el pianista ofreció dos bises: la repetición de Canciones sin

palabras de Pejacsevich y el Vals n°2, Op.64 de Chopin, que sonó auténticamente

romántico y donde se lució en toda su dimensión.

Ha sido un excelente inicio de un clásico que engalana la temporada porteña y que

brinda la oportunidad de poder disfrutar de escuchar y apreciar a numerosos talentos del

piano a nivel local e internacional.

viernes, 15 de noviembre de 2024

 


Escena de Conjunto de "Orfeo en los Infiernos" que subió por primera vez al escenario del Teatro Colón  y que no se representaba desde hace 117 años en Buenos Aires. Créditos: Prensa Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli.


ORFEO EN LOS INFIERNOS


El Teatro Colon acaba de presentar, en calidad de estreno para

su sala, Orfeo en los infiernos, opereta en cuatro actos con

música de Jacques Offenbach y libreto de Hector Crimieux y

Ludovic Halevy. La obra data del año 1858 pero fue ampliada y

revisada en 1874.

La versión presentada por el Colon fue bien recibida por el

público en general a pesar de no ser en realidad, la obra pensada

y escrita originalmente por Offenbach y sus libretistas.

En efecto, faltaron escenas y los diálogos no son los originales de

la obra.

Para dar un ejemplo, y solo del primer acto, este comienza con

Coro de pastores y escena del consejo municipal, que no se

representó; seguido por el “Monologo de La Opinion Pública”

que no es el original del libreto, y finaliza con Orfeo

despidiéndose de sus pupilos representados por un coro de

niños, que tampoco se vio. Si a esto agregamos, entre otras

“licencias”, lo del “Virrey de la Argentina” y las referencias a

remedios e insecticidas desconocidos a mediados del siglo XIX,

podemos decir que lo que se vio en el Colon se trató de una

versión libre de la opereta de Offenbach de la que solo se

utilizaron algunos números musicales.

En cuanto a la puesta, el cambio de ambientación, el

amaneramiento de algunos personajes, el travestir dioses y

bailarines podrá ser muy actual y divertido, pero lejos está de la

esencia de la obra.

Ambos elencos fueron muy parejos y cumplieron con buen

desempeño un trabajo en equipo, sin que nadie en particular

sobresalga del conjunto.


Buen desempeño de la Orquesta Estable dirigida por Christian

Baldini.

Conclusión: el público pudo haberse divertido pero no conoció la

obra original de Offembach, Crimeux y Halevy Orfeo en los

infiernos.


                                                                                        Roberto Falcone


 


Momentos culminantes de "Orfeo en los Infiernos" en el Teatro Colón. Créditos: Prensa Teatro Colón, Fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli.


de "Orfeo en los Infiernos" en el Teatro Colón

Una versión divertida

Teatro Colón


Domingo 10 de noviembre de 2024

Escribe: Graciela Morgenstern

Fotos: Arnaldo Colombaroli

Sala: Teatro Colón


"Orfeo en los infiernos", de Jacques Offenbach

Libreto: Hector Crémieux y Ludovic Halévy.

Elenco: Carlos Natale, Mercedes Arcuri, Santiago Martínez, Eugenia Fuente, Ricardo Seguel ,

Víctor Torres, María Castillo de Lima, Daniela Prado, María Savastano, Paula Almerares, Iván

García, Iván Maier, Cristian Taleb, Fabián Minelli

Coro Estable del Teatro Colón. Director: Miguel Martínez

Orquesta Estable del Teatro Colón

Diálogo y versificación: Gonzalo Demaría

Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez.

Vestuario: María Emilia Tambutti.

Iluminación: Verónica Alcoba.

Diseño de video: Matías Otálora.

Coreografía: Carlos Trunsky

Dirección de escena: Pablo Maritano

Dirección Musical: Christian Baldini


La opereta "Orfeo en los infiernos", de Jacques Offenbach con libreto de Crémieux y

Halévy, subió a escena por primera vez, en el Teatro Colón. Originalmente compuesta en

dos actos, surgió en 1858, como una sátira irreverente al gusto popular por la mitología

griega, específicamente a la historia de "Orfeo y Euridice", y también como una crítica a la

política de Napoleón III. Luego, en 1874, la obra fue revisada y ampliada.

El título fue muy bienvenido. En primer lugar porque porque si bien se la pudo ver en

Buenos Aires en 1866 y luego en 1904 y 1907, nunca había subido a escena en el Tatro

Colón. En segundo término, porque marca una diferencia del repertorio remanido que se

viene programando en las últimas temporadas, escasas en calidad y en creatividad

programática.


La versión actual tuvo sus altos y sus bajos. En el aspecto visual, se puede decir que la

versión contó con la aprobación de la mayoría del público por su comicidad y dinamismo.

Por otra parte, fue cantada en francés, mientras que los diálogos fueron en español,

producto del trabajo de Gonzalo Demaría, quien alteró parte de los textos, con la

incongruencia que eso implicó en algunos momentos.

La escenografía de Gonzalo Córdoba Estévez fue de notable belleza, realzada por el

también sumamente agradable vestuario diseñado por María Emilia Tambutti, las

proyecciones, a cargo de Matías Otálora y el inteligente diseño de luces de Verónica

Alcoba.

También hay que destacar la coreografía de Carlos Trunsky, muy bien ejecutada por lo

integrantes del cuerpo de baile que actuaron en la función. Tal vez la puesta mostró una

excesiva cantidad de escenas bailadas por los solistas intervinientes.

Pablo Maritano fue el responsable de todo esto y si bien incluyó muchas escenas

humorísticas, no se mantuvo fiel a la obra original. El hecho de hacer cantar a los solistas

dentro de una caja en el primer acto que hacía de habitación de Orfeo y Euridice hizo

que las voces resultaran inaudibles por momentos. Pero el público, profundo

desconocedor de la obra original, celebró la puesta en escena.

En cuanto a los numerosos personajes que incluye la obra, el cuadro de solistas fue

homogéneo en su rendimiento vocal y actoral. Cabe destacar sin embargo las

actuaciones de María Castillo de Lima, con singular belleza en su línea de canto, Carlos

Natale, eficaz en su personaje de Orfeo, así como también Paula Almerares y Víctor

Torres, con roles demasiado exiguos para dos cantantes de fuste. Todos actuaron con

desenvoltura escénica. .

El Coro Estable, bajo las órdenes de Miguel Martínez se desempeñó con solvencia, tal

como lo viene haciendo a lo largo de toda la temporada..  

. Christian Baldini dirigió a la Orquesta Estable de manera satisfactoria, dando fluidez y

dinamismo a la partitura.

Fue muy positivo que el Teatro Colón haya salido de la reiteración de títulos y haya

presentado esta obra.

Indudablemente, a pesar de los reparos, el público aprobó la versión y se retiró de la sala

divertido y satisfecho.


CALIFICACION: BUENA

domingo, 10 de noviembre de 2024

 

UNA MAGNIFICA TRAVESIA DE LAS SOMBRAS A LA LUZ

 

Teatro Colón, temporada 2024. Decimoséptimo concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, Director: Elías Grandy. Solistas: Claudio Barile (Flauta),  Ensamble Vocal Cámara XXI, Director: Miguel Pesce. Programa: Obras de Brahms, Liebermann y Scriabin. 09 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINON: MUY BUENO.

 

  En uno de los programas mejor estructurados de la presente temporada  la Filarmónica lució bajo la guía del Mtro. Elías Grandy. Dos obras de Brahms con tintes espectrales, de muerte y recordación, pasando por una suerte de transición como puede serlo el Concierto para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann  y llegar así al “Poema del Extasis” de Alexander Scriabin, plena de luminosidad. Como puede apreciarse,  una progresión interesantísima a través de la música, en donde la Orquesta brindó magníficas respuestas en todos sus sectores, con un solista excelso y una muy buena agrupación coral que sabe distinguirse en cada presentación en la que el Teatro Colón la requiere.

 

    La primera parte consagrada a Brahms nos trajo a la sala dos obras muy poco frecuentadas en Ntro. medio musical y en donde no quiero arriesgar cuanto hace que no se las presentaba en el Colón, ya que el tiempo ausente de alguna de ellas en los atriles puede ser extensísimo. El “Canto de las Parcas”, pasaje del “Ifigenia en Tauride” de Goethe, dio inicio al concierto y el Ensamble Vocal Cámara XXI, bajo la guía de Miguel Pesce  tuvo a su cargo la parte vocal. Obra cargada de tensión dramática, narrativa, tuvo en el trabajo de conjunto un crecimiento a lo largo de la interpretación. De unos muy pequeños desacoples al inicio, la versión se fue afianzando hasta llegar plena en el estilo “Brahmsiano”. El Maestro Grandy logró un pleno empaste entre Orquesta y Coro  demostrando un pleno conocimiento del estilo. Este comienzo sirvió para que luego emerja “Nanie”, basada en el poema de Friederich Schiller y dedicada al pintor Anselm Feuerbach, que evoca la belleza plasmada y el sentimiento que genera la partida. Aquí sí puedo decir  que la versión fue sólida, de muy alto vuelo y que generó por ello la  sentida primera ovación de la noche. El Coro, excelentemente preparado por  Pesce, tuvo una decisiva y muy buena participación, redondeando una buena presentación en la sala del Colón.

 

  En el comienzo de la segunda parte el público disfrutó del estreno del Concierto para Flauta y Orquesta de Lowell Liebermann, compositor y Director de Orquesta Norteamericano nacido en 1961. Su construcción está dentro de los moldes clásicos. Tres movimientos, vibrantes los de “punta” y una extensa y muy sentida sección central. En los de “punta”, surgen llamativamente influencias de compositores rusos. Se encuentran pasajes en los cuales es innegable el estilo tanto de Prokofieff como  el de Shostakovich. En cambio el movimiento central nos revela una escritura absolutamente personal y aquí Barile descolló una vez más en la interpretación dado su bellísimo sonido y dominio de la técnica. Grandy y la Orquesta acompañaron de modo impecable. Es una obra que debería frecuentarse más seguido. Dados los insistentes llamados del público, Barile retribuyó con dos bises, sobresaliendo un Andante de Bach acompañado al piano por el gran Maestro y Director de Orquesta Javier Más.

 Y finalmente el “Poema del Extasis” de Scriabin en una versión sumamente ajustada, brillante y plena de color y sonido. Un muy buen trabajo del Maestro Grandy con una Orquesta que respondió de modo pleno a cada una de sus indicaciones para que el público les retribuyera con una ovación justiciera dada la entrega expuesta en el escenario.  

   

 

Donato Decina

sábado, 9 de noviembre de 2024

 


Otra instancia del Concierto de Cierre de la Temporada 2024 del Mozarteum Argentino. Fotografía de la Sra. Liliana Morsia para la entidad organizadora.


Espléndido cierre de temporada de Mozarteum Argentino


"El Mesías" en el Colón


Teatro Colón

Lunes 4 de noviembre de 2024 

Escribe: Graciela Morgenstern

Fotos:  LilianaMorsia


 

“El Mesías”, de Georg Friedrich Händel

Intérpretes: Verónica Cangemi (soprano)

Marie-HenrietteReinhold (mezzosoprano)

Benedik Kristjánsson (tenor)

Tobias Berndt (bajo)

Coro de la InternationaleBachakademie de Stuttgart

GaechingerCantorey

Orquesta de la InternationaleBachakademie de Stuttgart

Director:Hans-ChristophRademann


Mozarteum Argentino cerró su temporada 2024 con una muy buena versión de “El

Mesías”, oratorio en tres partes, HWV 56, con textos de Charles Jennens, y música

deGeorg Friedrich Haendel. La versión presentada fue fiel a la original, estrenada en

Dublin, en 1742.La obra provoca el sentimiento de la música comobálsamo infalible

para la paz y la reconciliación.

Veinte coreutas integraron la GaechingerCantorey y fueron estrellas indudables de la

velada. El público pudo disfrutar de su elegancia y equilibrio, con páginas espléndidas

como “For unto us a Childisborn”, con sonido máscamarístico que monumental, en una

versión sumamente efectiva. Se caracterizó por la claridad en las secciones, sonido

envolvente y riqueza cromática. Fueron los grandes ovacionados de la noche.

Los cuatro solistas se destacaron por su experiencia y su arte.El tenor

islandésBenediktKristjánssonexhibió un registro terso y canto rico en matices, que

usados con inteligencia, le permitieron transmitir el mensaje de su parte de manera

comunicativa.

La soprano Verónica Cangemi tuvo un desempeño bueno, tanto en lo técnico

como en lo estilístico, encarando su parte con un toque dramático.

Muy convincente resultó el bajo TobiasBerndt. Eleganteen el fraseo, con solidez vocal

y precisión en las agilidades, realizó una muy buena versión de su difícil aria

“Thetrumpetshallsound”.

La mezzosoprano Marie HenrietteReinhold desplegó belleza tímbrica y canto

seguro. Aunque su voz no es muy caudalosa, cantó de manera interesante y

atractiva, haciendo buen uso de su instrumento vocal.


El director Hans-ChristophRademannobtuvo resultados sobresalientes de los 22

músicos de la Orquesta de la InternationaleBachakademie de Stuttgart, profesores

irreprochables que se destacaron en el colorido de las líneas melódicas, con un

entendimiento entre violines y violas, que se hizo audible en su vitalidad y un

formidable despliegue de claroscuros en el fraseo.

Entusiastas ovaciones coronaron las virtudes de los intérpretes, constituyendo así un

muy buen cierre de temporada para Mozarteum Argentino que a lo largo de toda la

temporada, hizo visible su apuesta a la calidad

CALIFICACION: MUY BUENO

jueves, 7 de noviembre de 2024

 



Los protagonistas de una velada excelsa: La Gaechinger Cantorey, los Solistas vocales y el Maestro Hans-Christoph Rademann  para una inolvidable versión de "El Mesías" de Häendel. Fotografía de la Sra. Liliana Morsia para el Mozarteum Argentino.




 

FIESTA MUSICAL

 

Mozarteun Argentino, Temporada 2024. Concierto de cierre. Actuación de la Gaechinger Cantorey, dependiente de la Internationale Bachakademie de Sttutgart, Director: Hans –Christoph Rademann. Solistas: Verónica Cangemi (soprano), Marie Henriette Reinhold (Contralto I), Jonathan Mayenschein (Contralto II), Benedikt Kristjansson (Tenor), Tobias Brendt (Bajo). Programa: Georg Friederich Häendel: “El Mesías” (Versión de 1742 para Dublin). Teatro Colón, 04 de Noviembre de 2024.

 

 

NUESTRA OPINION: EXCELENTE

 

  En estos tiempos difíciles, en donde gestionar y programar música con contenidos y artistas de nivel internacional puede ser sumamente complicado, el Mozarteum Argentino ratifica una vez más el porqué de su prestigio, cumpliendo con una programación de excelencia a lo largo de toda la temporada, a la que como broche de oro la culmina con una manifestación superlativa y, además, ya anticipa los contenidos de la próxima indicando que recupera un concierto más en el abono del año venidero.

 

  La relación  entre la Internationale Bachakademie de Sttutgart a través de su conjunto vocal y orquestal, la Gaechinger Cantorey,  y el público argentino, data de más de cuatro décadas desde que de la mano de la desaparecida “Festivales Musicales de Buenos Aires” comenzó a presentarse en sitios como el Teatro Colón y el Auditorio de Belgrano. En aquellos tiempos de la mano de su fundador, el admirado maestro Helmut Rilling, conjunto y director comienzan a revelar en los auditorios argentinos a Bach y sus contemporáneos de la manera más aproximada a la época, aunque con instrumentos de la orquesta moderna, tal como lo hacía otro gran maestro venerado por el público argentino: Michel Corboz y ambos se constituyeron en faro del gran interprete y Director Artístico de la desaparecida institución: el inolvidable Mario Videla. Retirado el Maestro Rilling,  los directivos de la institución confiaron en el maestro Hans-Christoph Rademann, dueño de valiosos y profusos antecedentes artísticos, los destinos musicales de la misma y este gran músico renovó por completo los criterios interpretativos retornando a los orígenes, es decir, revisionismo histórico e interpretación con instrumentos a la usanza de la época, al punto tal  que logró hacerse de réplicas tanto de un órgano de cámara como de un cémbalo, por lo que puede decirse que estamos en presencia de un conjunto instrumental absolutamente fiel al estilo barroco, tal como en la época en que los compositores concibieron sus obras. Desde la anterior visita, es el Mozarteum Argentino quien ha convocado a estos grandes intérpretes sumando así otro hito más a sus grandes realizaciones.

 

  En esta ocasión se ha elegido una obra verdaderamente imponente como lo es “El Mesías” de Gerog Friederich Häendel en la versión original de su estreno en 1742. Entiendo que se trató de una de las pocas veces (por no decir la primera) que en nuestro medio se la pudo apreciar lo más fiel posible al original del compositor, con un orgánico coral de veinte voces a razón de cinco por cada cuerda y otro instrumental de 22 músicos. La obra se divide en tres partes, tuvo libreto de Charles Jennens sobre la base de pasajes del antiguo y nuevo testamento, lamentaciones, revelaciones, de las cartas a los hebreos, romanos y corintios y también de salmos. La primera parte está dedicada al advenimiento, la segunda a su pasión, muerte y resurrección y la tercera a la promesa de la vida eterna. El coro es protagonista fundamental, subrayando la narración tras cada intervención de los solistas. Son estos últimos quienes inician los pasajes contando la historia. Hay momentos reflexivos, otros de mayor intensidad  y pasajes de jubiloso brillo en donde, por supuesto, se destaca el “Hallelujah”, fragmento que ha trascendido a toda la obra en si misma.

 

  La concepción del Maestro Rademann es formidable. Precisión en los detalles, ataques certeros, sostuvo en todo momento la tensión. Jamás hubo baches. Extrajo del conjunto instrumental lo mejor de cada uno de sus integrantes y en cuanto al conjunto vocal le extrajo una limpia y magnífica emisión, total empaste y seguridad en cada intervención. De esta manera pudo apreciarse una estupenda amalgama sonora dado el equilibrio entre sonido del coro y el conjunto instrumental. Los tempi elegidos por Rademann fueron en todo momento acertados.

 

  Un detalle no menor es el de la elección de los solistas vocales y aquí  una vez másfu, a mi entender, insuperable. Desde el sobrado oficio de Verónica Cangemi en “su” repertorio, pasando por las revelaciones como la Contralto  Marie Henriette Reinhold, dueña de un robusto medio vocal que lo maneja a la perfección, o del bajo Tobias Berndt dueño de una voz profunda y técnica estupenda. Sumados a ellos se apreció a Benedikt Kristjansson, un tenor de grato timbre, ideal para este repertorio, mientras que tuvo una breve y correcta intervención Jonathan Mayenschein quien canta con registro de contralto, haciendo una segunda voz dentro de un número de la segunda parte.

 

   Por la suma de todo lo expuesto precedentemente, es que la versión fue de excelencia, digna de ser recordada en muchísimo tiempo y suma a la entidad organizadora un triunfo más para su reconocida trayectoria.

 

Donato Decina


miércoles, 6 de noviembre de 2024

 

CREATIVIDAD, INGENIO Y TALENTO

 

Casa de la Cultura de Buenos Aires, Salón Dorado, temporada 2024. Presentación de la Orquesta del Campus Musical de Buenos Aires (CA.MU.BA.), Director: Juan Klas, Solistas: Maximiliano Villa (Violín), Ariadna Ratti (Soprano). Programa: Gustav Mahler: Sinfonía Nº 4 en Sol mayor (en reducción y arreglo de cámara de los Mtros. Juan Klas y José Francisco Anello). 03 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  En 2021, cuando el medio local comenzaba a desperezarse luego de la cuarentena de pandemia, el Maestro Juan Klas constituyó el Campus Musical de Buenos Aires (CA.MU.BA.) como respuesta a la falta de apertura de espacios oficiales. El objetivo era brindar un sitio para aquellos músicos que no podían avanzar con sus carreras. Comenzaron a desarrollarse conciertos hasta llegar hoy a una profesionalización del ensamble allí surgido que lleva el nombre de Orquesta del Campus Musical. Es una formación camarística conformada por 13 músicos dirigidos por el Mtro. Klas, quienes actúan como verdaderos solistas a lo largo de las obras que desarrollan.

 

  En los últimos tiempos, y tomando como base los arreglos para formación reducida que Arnold Schömberg desarrolló para obras de Gustav Mahler, muchos músicos se animaron a hacer sus propias reducciones de estos trabajos. Se ha dicho muchas veces que en muchos pasajes de las creaciones mahlerianas hay grupos de instrumentos que funcionan como formación de cámara dentro de la propia orquesta. Pues bien, tuvimos en 2016 en los recordados festivales de la Usina del Arte una muy buena reducción de “La Canción de la Tierra” y en 2017 una formidable versión de cámara de la Quinta Sinfonía realizada y dirigida por Juan Martín Miceli. Aquí fueron el propio Mtro. Klas junto a José Francisco Anello quienes realizaron un muy buen trabajo sobre la Sinfonía Nº 4 en Sol Mayor. Respetando la esencia, supliendo algunos instrumentos con piano y órgano en pasajes certeros, con instrumentistas de muy buen cuño y un apoyo vocal de primera magnitud, Director y Dirigidos  lograron un trabajo de formidable factura junto al interesante detalle de suplir el comentario de mano, que actúa como guía, por tres poemas del propio Maestro Klas, quien de manera inteligente logró plasmar en palabras lo que la música expresa en cada movimiento, reservando para el último el antecedente del lied de cierre, es decir el texto de “La Vida Terrenal” del ciclo Armin y Brentano “El Cuerno Mágico de la Juventud”, con su tremenda carga dramática, para que el público compare luego con el texto de “La Vida Celestial”, que cierra la obra, el contraste entre los sufrimientos terrenos y la calma que se logra en otra perspectiva.

  Dentro de este concierto cabe el elogio  a todo el grupo y al Maestro Klas, pero no sería justo si no resaltara la labor del primer violín, Maximiliano Villa, de descollante labor solista en el difícil segundo movimiento en donde debe hacerlo con un instrumento en distinta afinación y la voz de dulce y cristalino timbre de la soprano Ariadna Ratti  quien cantó en total estilo el ya citado Lied de cierre.

 

  Vale la pena seguir los pasos de esta entidad autogestionada en los desafíos que se vayan proponiendo.

 

Donato Decina

martes, 5 de noviembre de 2024

 Significativa jornada final de Concurso Sigall


Por Jaime Torres Gómez

Recientemente se desarrolló la versión 48 del Concurso de Ejecución Musical Dr.

Luis Sigall, en Viña del Mar, esta vez mención Guitarra.

Huelga señalar los pergaminos de Sigall, con una historia de 50 años desde su

fundación, de la que lamentablemente hubo una suspensión de dos versiones a raíz

del estallido social del 2019, y luego, en 2020, debido a la pandemia, destacándose la

voluntad de la Corporación Cultural de Viña en retomarlo gradualmente desde el 2021.

La presente versión, a diferencia de las dos anteriores, avanzó en la presencialidad de

las últimas dos etapas, instándose la reedición completa in situ ante potenciales

variabilidades de rendimientos en pausas prolongadas entre las mismas etapas.

Adicionalmente, y luego de 15 años, el Concurso retornó a su sede histórica del

Teatro Municipal de Viña del Mar, emblemático y patrimonial coliseo, constituyendo

un significativo reencuentro tras deambular por otros espacios de la ciudad y

Valparaíso.

Si bien los recursos han escaseado para normalizar la ejecución del certamen

(modalidad híbrida, ausencia de una orquesta de orgánico grande y la venida de una

mayor cantidad de jurados internacionales), a la luz de lo presenciado, existió un

debido interés de las autoridades edilicias viñamarinas en apoyar su continuidad ante

la evidencia de su valor patrimonial y proyección internacional de la misma ciudad.    

A buen nivel, la jornada final contó con sólidas participaciones de los finalistas de

Croacia, Japón y México, multipremiados en otros concursos internacionales. A la vez,

se dispuso de la Orquesta de Cámara de la Pontificia Universidad Católica de

Valparaíso (PUCV), de gran recuerdo en épocas pasadas, constituyendo una buena

oportunidad para apreciar su actual nivel luego de varios años sin presenciársela. Así,

en principio, el formato de orquesta de cámara (cuerdas y algunos vientos) resultó

funcional para la versión guitarra, aunque inconveniente para futuras ediciones (cello,

violín, piano y canto) debido a la naturaleza de los repertorios para las finales,

requiriéndose de agrupaciones grandes y con músicos debidamente experimentados.

En cuanto al desempeño de la Orquesta de la PUCV, se percibió cómoda en el

Concierto del Sur (Manuel Ponce) pero muy débil en el Concierto de Aranjuez

(Joaquín Rodrigo), con problemas de ensamble (rítmicos y afinación) y falencias

insalvables en algunos músicos extra, elemento preocupante considerando que seis

días antes había tocado la misma obra junto a un integrante del jurado…

Del todo acertada la decisión del jurado en la asignación de los premios, lo mismo el

premio del público. De esta forma, en el caso del mexicano José Daniel Salceda

(tercer lugar), abordó con propiedad el Concierto del Sur, ofreciendo una versión

resaltada en una calibrada interioridad de discurso y libre de efectismos, aunque en

momentos algo monocorde (especialmente hacia la mitad del primer movimiento).

Seguidamente, el croata Luka Lovreković (segundo lugar), con el Concierto de

Aranjuez, y luego de un primer movimiento técnicamente deslumbrante y con alto


vuelo expresivo (al umbral de cierto efectismo), empero, tuvo que lidiar con un

acompañamiento desparejo de la orquesta, viéndose afectado en los dos últimos

movimientos. Impactante la proyección de sonido y en general el alto vuelo

interpretativo, ameritando seguirle su derrotero profesional.

Y el desempeño del japonés Io Yamada, deslumbrante y en justicia merecedor tanto

del primer lugar del concurso, asimismo con el premio del público. La versión firmada

por Yamada del Concierto del Sur, digna de antología en precisión técnica e

idiomatismo interpretativo, favoreciéndole un alado acompañamiento del maestro

Álvaro Gómez (Director Artístico del Concurso) junto a los camaristas católicos

porteños. Notable el manejo de los contrastes, dinámicas, matices y proyección

sonora del eximio guitarrista, proyectándosele con una importante carrera.

En suma, una muy buena versión del Concurso Sigall, esta vez en su magnífica sede

histórica, fortalecido con un celebrado compromiso local de sacarlo adelante, y a la

vez con urgentes desafíos de mejoras para retomar los históricos estándares de un

certamen internacionalmente reconocido.

domingo, 3 de noviembre de 2024

 


La revelación de la noche: el pianísta Hyuk Lee, acompañado por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por el Mtro. Elías Grandy. Créditos: Prensa Teatro Colón, fotografía del Mtro. Arnaldo Colombaroli.


HYUK LEE, EXCEPCIONAL SOLISTA

 

Teatro Colón, temporada 2024: Decimoséxto concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires Director: Elías Grandy. Solista: Hyuk Lee (Piano).

Programa: Obras de Mozart y Mahler. 02 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO

 

  Este nuevo concierto de abono de la Filarmónica porteña con la nueva visita del Mtro. Elías Grandy, tuvo como eje central la presentación del pianista coreano Hyuk Lee, joven interprete quien a los 24 años luce el primer premio del concurso Long-Thibaud del año 2022 y graduación en la célebre École Normale de Musique de París con el premio Cortot del año 2023. Sin lugar a dudas ha hecho honor a esos importantísimos galardones obtenidos en los últimos dos años descollando como solista en el Colón del célebre concierto para piano y orquesta Nº 23 en La mayor Kv 488 de Mozart. Posee una estupenda digitación, limpísimo sonido, impecable técnica y en materia interpretativa dio en el punto justo en cada movimiento. Por supuesto que en el caso del célebre adagio central además de  desgranar las melancólicas notas de manera exquisita, contó con la compañía de los solistas filarmónicos en impecable forma cada uno de ellos como son los casos de Néstor Garrote (Oboe), Mariano Rey (Clarinete) y Claudio Barile (Flauta) . La Orquesta en su conjunto bajo las órdenes del Mtro. Grandy se acopló al solista de manera impecable, por lo cual la versión será seguramente recordada en mucho tiempo por quienes asistimos al Colón. Respondiendo a los aplausos, Lee ofreció una versión magnífica del “Rondó Alla Turca” de Mozart, para que luego de nuevos y sostenidos llamados al escenario la volviera a interpretar, ahora en una paráfrasis no especificada, pero en la que imprimió nuevamente su sello de calidad.

 

 

  La segunda parte estuvo reservada a una nueva versión de la Sinfonía Nº 1 en Re mayor “El Titán” de Gustav Mahler. Este trabajo “iniciático” del gran compositor bohemio se caracteriza no solo por la idea inicial de características programáticas en torno al protagonista de la novela de “Jean Paul” Richter, sino también por su reelaboración definitiva en cuatro movimientos como se la interpreta hoy. Se excluyó el segundo denominado “Blumine” al que lo rescató Benjamin Britten en 1976 para ofrecerlo como pieza independiente, tal como el el Colón lo hiciera el inolvidable Franz Paul Decker en su frustrada integral Mahleriana de la década del 90 pasada, aunque una corriente encabezada por Zubin Mehta se decidió a incluirla nuevamente como segundo movimiento de la sinfonía y así la escuchamos tanto en 2010 con el maestro al frente de la Filarmónica de Munich, como en su última visita al teatro al frente de la Filarmónica de Israel. Hay momentos descriptivos (Un amanecer con los arrullos de la naturaleza), de música folcklórica (el” Ländler”, vals campesino austríaco, muy utilizado también por Bruckner), música Klezmer (Sección central del tercer movimiento) e instantes de absoluta fuerza interpretativa. Aquí el Maestro Grandy optó por la versión definitiva en cuatro movimientos e hizo opción de no repetir el primer tema del primer movimiento (absolutamente válido). Hubo empaste, ajuste, buenas respuestas de todos los sectores de la orquesta y trató de evitar al máximo cualquier desborde interpretativo en el intenso movimiento final. Tuvo (y se notó) ascendente sobre el conjunto, redondeando una buena labor, aunque a veces un poco de más fuerza y apasionamiento no vendrían nada mal.

 

Donato Decina


sábado, 2 de noviembre de 2024

 

UN MUY INTERESANTE ESTRENO ARGENTINO

 

Orquesta Sinfónica Nacional, temporada 2024: Concierto, Directora: Ligia Amadio. Programa: Obras de Lopszyc y Rachmaninoff. Centro Cultural Domingo  Faustino Sarmiento, Auditorio Nacional. 01 de Noviembre de 2024.

 

NUESTRA OPINION: BUENO.

 

 Este concierto ha tenido sumo valor ya que el centro del mismo y a su vez el punto más alto de la velada lo constituyó el estreno mundial de “Háblame de Dios… y el Almendro Floreció”  de Eva Lopszyc, acaso la más prolífica de las compositoras nacionales actuales. Escrita para cuerdas con un suave final de triángulo, nos muestra a una Lopszyc distinta, con un manejo muy fino de la tensión y la intensidad en el centro de su obra, como tal vez muy pocas veces se la ha apreciado en ese estilo.  Surgida de un episodio de la vida de San Francisco de Asis, aquel en que parado frente a un almendro en reiteradas oportunidades le pide que le hable de Dios, finalmente el florecer de ese árbol es lo que el almendro le corresponde a ese pedido. Una frase melódica citada en varios pasajes de la obra, al estilo de “La Pregunta sin Respuesta” de Charles Ives , arropada por pasajes de la ya citada intensidad musical y un calmo final en donde desde las entrañas mismas del conjunto de cuerdas surge un violinista, en este caso reemplazando al percusionista para graficar con un sutil toque de triángulo el florecer del almendro. La conducción de la Maestra Ligia Amadio (Acaso la conductora con mayor trayectoria y experiencia en esta parte de Sudamérica) fue impecable, demostrando su compromiso con la obra de esta gran creadora argentina y obteniendo por parte de las secciones de cuerdas de la sinfónica un rendimiento superlativo.

 

  El concierto se completó con una correcta versión de la sinfonía Nº 2, op.27 de Serguei Rachmaninoff, en donde deben rescatarse  las intervenciones decisivas de algunos sectores de la orquesta a lo largo de sus cuatro movimientos, fundamentalmente cuerdas y vientos los que respondieron en buena forma a las marcaciones de la maestra Amadio con lógico epicentro en el tercer tiempo en donde fluyó a pleno la belleza de la música.

 

  Un público que llamativamente no colmó las instalaciones del Auditorio Nacional como en otras ocasiones, batió palmas de manera sostenida al final de la obra mostrándose conforme con  la labor de la Directora y los músicos. Justamente estos últimos también la aplaudieron, demostrando su afinidad con los directores con los que el conjunto tiene plena empatía. Todo dicho.

 

Andrea Maragno y Susana Frangi, dos exquisitas interpretes para "Tertulia Maragno". Fotografía de la autora del presente artículo.


Muy buen homenaje a Virtú Maragno en el Salón de Honor del Palacio Sarmiento


UN BRINDIS PARA EL MAESTRO


Martha CORA ELISEHT


Uno de los compositores argentinos más importantes del siglo XX ha sido Virtú

Maragno (1928-2004), cuya obra no solamente comprende música sinfónica, sino

también música de cámara, música de películas – entre otras, El Candidato, Soluna, La

Cosecha, La primera fundación de Buenos Aires y Setenta veces siete- y su ópera de

carácter nacionalista Fuego en Casabindo, cuyo estreno se produjo de manera póstuma

en el Teatro Colón en 2004. El pasado domingo 27 del corriente se produjo un

espectáculo en su homenaje -TERTULIA MARAGNO- en el Salón de Honor del Palacio

Domingo Faustino Sarmiento (ex CCK), que contó con la siguiente ficha técnica:

dirección, coreografía y puesta en escena de Yamil Ostrovsky; dirección de arte de

Débora Teplitzki; diseño de proyección de Pilar Boyle y Mariano Asseff; guion de

Diego Damián Martínez y participación de los siguientes artistas: Andrea Maragno

(soprano), Susana Frangi (pianista acompañante), Gabriela Montes (bailarina) y

Esteban Fiocca (actor).

Mediante una muy buena selección de poemas elegidos por el propio compositor

pertenecientes a Juan I. Ortiz, José Pedroni, César Mermet, Rafael Alberti, Pablo

Neruda y Federico García Lorca combinados con las canciones de cámara compuestas

en diferentes períodos de la vida del músico santafesino -alumno de Vicente

Scaramuzza, Antonio De Raco y Luis Gianneo, entre otros-, el espectáculo ofrece una

perfecta conjunción entre música, danza y canto. Mientras Andrea Maragno interpreta

las canciones, la bailarina y el actor actúan con diferentes elementos (un sillón, telas que

simulan las olas del mar o con las cuales se envuelven). La coreografía también emplea

movimientos en espejo, pasos de tango y elementos de danza contemporánea (giro,

contracción, relajación). Llega un momento donde el actor, la bailarina y la cantante

interactúan para brindar una interpretación acorde a las letras de las canciones. El gran

acompañamiento musical de una pianista de los quilates de Susana Frangi hizo el resto

en los 45 minutos que dura el espectáculo, con una concurrencia a sala llena. Inclusive,

se colocaron puff y almohadones de cuero en el piso para que la gente se sintiera más

cómoda.

La sobriedad y elegancia del Salón de Honor brindaron el marco perfecto para

este concierto, que contó con la magnífica coreografía de Yamil Ostrovsky para dar vida

a este proyecto. Los artistas se lucieron -tanto individualmente como en equipo- y

rescataron la obra de Maragno en un justo y merecido homenaje. Precisamente, el título

de esta crónica es la frase con la cual se abrió la función, que se repetirá en Noviembre

dentro del mismo espacio. Vale la pena asistir y apreciar la obra de cámara de Virtú

Maragno en toda su expresión.

 Gran actuación de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación


TODO ES TALENTO ANTE LOS OJOS DE DIOS


Martha CORA ELISEHT


Dentro del Ciclo de Conciertos ofrecidos por la Orquesta de Cámara del

Congreso de la Nación, el pasado lunes 28 del corriente tuvo lugar un concierto

temático denominado “JERUSALÉN DE ORO” en el Salón de los Pasos Perdidos del

Congreso Nacional, cuyo repertorio estuvo integrado por obras de compositores judíos.

Bajo la dirección de Esteban Rajmilchuk y la participación de la violoncelista Mariana

Levitin en calidad de solista, la agrupación brindó el siguiente programa:

- “Kaddish” (estreno argentino)- David KORENCHENDLER (1948-2021)

- “Un americano en París” (suite de Claudio Torris)- George GERSHWIN

(1898-1937)

- Kol Nidrei para violoncello y orquesta, Op.47- Max BRUCH (1838-1920)

(transcripción de José Bragato)

- Intermezzo, Op.8- Franz SCHREKER (1878-1934)

- Sinfonía n°12 para cuerdas en Sol menor- Félix MENDELSSOHN (1809-1847)


Nacido en 1948 en Río de Janeiro, David Korenchendler ha sido un compositor muy

prolífico. Hijo de sobrevivientes del Holocausto emigrados a Brasil, estudió piano con

Lúcia Branco y Arnaldo Estrella y, posteriormente, se dedicó a la composición. Su obra

comprende 7 sinfonías, música coral sacra y secular, conciertos para piano y orquesta,

violín y orquesta y la Suite- concerto alla brasileira para oboe. Su obra Kaddish se

representó en calidad de estreno argentino y alude al típico lamento que realizan los

judíos ante la pérdida de un ser querido, donde el violoncello lleva la melodía -muy

buena labor de Paula Pomeraniec-. También se destacaron los violinistas Catriel Galván

y el concertino Pablo Pereira en la ejecución de sus solos.

Seguidamente, se presentó una suite para orquesta de cuerdas de Claudio Torris

sobre la celebérrima Un americano en París de Gershwin. El compositor

estadounidense quedó impresionado por la vida cotidiana y la vorágine de la capital

francesa, hacia donde se dirigió en 1928 para perfeccionarse con Nadia Boulanger. La

presente versión contiene los principales temas de la obra, donde las violas y los

violines reemplazan al solo de trompeta y los primeros violines toman la cadencia del

swing con contrapunto en violas, violoncellos y contrabajos, al igual que la muy buena

cadencia en trémolo de los violoncellos previa al final. Estuvo muy bien logrado y fue

sumamente aplaudida.

A continuación, la violoncelista Mariana Levitin se dirigió al público para explicar

el significado religioso del Kol Nidrei, Op.47 de Max Bruch. Es una melodía que se

interpreta en el Día del Perdón (Iom Kipur), donde se invoca a Dios por la concesión del

perdón y de las promesas no cumplidas, donde el cello imita la voz del cantor que


ofrece la liturgia en la sinagoga. Fue compuesta y estrenada en Berlín en 1881 y es la

obra más conocida de Bruch luego de su Concierto n°1 para violín y orquesta. En este

caso, se usó una transcripción para cuerdas de José Bragato, donde Mariana Levitin se

lució como solista, abarcando todo el registro del instrumento con un perfecto dominio

de trinos y fraseo. Se retiró ovacionada por el numeroso público que se dio cita en el

Salón de los Pasos Perdidos esa noche y recibió el consabido diploma que se les da a

todos los invitados de parte del Dr. Daniel Abate -Director de Cultura del Senado- y

Andrea Barbieri -Secretaria de Cultura de la Cámara de Diputados-, al igual que

Esteban Rajmilchuk en calidad de director invitado. Posteriormente, la violoncelista

volvió a tomar su lugar dentro de la orquesta en calidad de solista guía para completar la

primera parte del concierto con el Intermezzo, Op.8 del compositor austríaco Franz

Schreker, cuya música cayó en el olvido luego de la Segunda Guerra Mundial y que se

ha apuesto nuevamente en vigencia. Compuesto en 1900, posee dos temas: uno, de

carácter elegíaco y el otro, de estilo romántico, que fueron interpretados de manera

exquisita y sutil.

La obra de cierre fue la Sinfonía para cuerdas n°12 en Sol menor, la penúltima de

una serie de 13 sinfonías compuestas entre 1820 y 1823 cuando tenía entre 12 a 14 años

en calidad de ejercicios de composición. Su duración es de aproximadamente 20

minutos y posee tres movimientos: Fuga: grave- Allegro (Sol menor, 4/4); Andante (Mi

bemol mayor, 6/8) y Allegro molto (Sol menor, 4/4). Suena de manera romántica, pero,

a su vez, solemne desde el Grave inicial (de impronta händeliana) al cual, sigue una

fuga escrita a 4 voces que fusiona magistralmente el contrapunto barroco con la

polifonía clásica. La orquesta brindó una excelente versión, con gran profundidad

sonora. El Andante central en 6/8 se sitúa en la misma línea divisoria entre

Romanticismo y Clasicismo y la orquesta lo interpretó de manera sutil y refinada desde

los primeros compases. El Allegro molto final retoma el tema inicial y está compuesto

en forma sonata, al mejor estilo del concerto grosso representativo del barroco alemán,

donde el concertino Pablo Pereira se lució en el solo de violín. La marcación y

conducción de Esteban Rajmilchuk fueron muy precisas y se logró una excelente

versión, que fue muy aplaudida por parte del público.

Si bien la mayoría de las obras comprendidas en el programa fueron compuestas por

músicos de origen judío, hubo uno que era protestante (Max Bruch) y otro, convertido

al protestantismo (Mendelssohn). Todos han dejado piezas de una belleza sonora

incomparable y es un placer no sólo escuchar un estreno, sino también, descubrir la obra

de compositores muy poco conocidos en el medio local. Al fin y al cabo,

independientemente de la religión que se profese, todos son talentosos ante los ojos de

Dios.

domingo, 13 de octubre de 2024

 

VEINTICINCO AÑOS PROMOVIENDO LAS MEJORES VOCES

 

  Juventus Lyrica ha cumplido un cuarto de siglo y quien esto escribe ha tenido el privilegio de ver crecer y desarrollar la idea: promover voces jóvenes, algunas de las cuales han llegado a trascender el medio argentino  para insertarse en el plano internacional. Ya al cumplir veinte años, en donde se festejó a lo grande en el Teatro Colón, reseñé acerca de los cantantes que por allí pasaron y se dieron a conocer, de los directores escénicos que plasmaron sus ideas en el escenario y de los importantes músicos que colaboraron. Hoy, mirando hacia atrás y en perspectiva, ha sido sumamente extenso el camino recorrido y se va plasmando una continuidad, la que es visible en los espectáculos para niños, en los aportes durante los ciclos lectivos con presentaciones en colegios o apoyos como con el proyecto C.A.S.A. llevando la lírica a zonas carenciadas.

 

  En esta oportunidad, los festejos se hicieron en la casa en que sus sueños se llevaron a cabo: el Teatro Avenida de Buenos Aires y dijeron presente voces que integraron los primeros elencos, junto algunas de épocas más recientes y otras que comienzan a marcarnos que el futuro ya llegó.  También dijeron presente, puntales fundamentales de la preparación, la Dirección Orquestal y Coral y el acompañamiento.

 

  En cuanto al contenido, pasajes de títulos de los grandes compositores que nos llevan a recordar grandes noches junto a alguna sorpresa. Se interpretaron pasajes de : “Don Giovanni” y “Cosi Fan Tutte” (Mozart), “Don Pasquale” (Donizetti), “Rigoletto” y Nabucco (Verdi), “La Boheme”, “Madama Butterfly” y “La Rondine” (Puccini), “Cavalleria Rusticana” (Mascagni), “Romeo y Julieta” (Gounod), “Los Cuentos de Hoffmann  (Offenbach), “El Murcielago” (Johann Strauss II), “El País de las Sonrisas” y “La Viuda Alegre” (Lehar), “Carmen” (Bizet) y la sorpresa: “Lohengrin” (Wagner).

 

  Intervinieron en la función que presencié el 13 de Octubre: Jaquelina Livieri, Laura Polverini, Natacha Nocetti, Constanza Díaz Falú, Sol Rise, Cintia Velázquez (Sopranos), Estefanía Cap (Mezzosoprano), Enrique Folger, Marcelo Gómez, Patricio Oliveira, Nazareth Aufe, Alvaro García Martínez, Rodolfo Pettinicchio, Gabriel Vacas (Tenores) y Ernesto Bauer, Juan Salvador Trupia, Alejo Alvarez Castillo, Gabriel Carasso y Nicolás Tumini (Barítonos). Una pequeña orquesta preparada como una gran sinfónica que condujo impecablemente Hernán Sánchez Arteaga (Venido especialmente de Brasil, en donde está actualmente trabajando, para esta ocasión). Una sólida labor coral bajo la preparación de Pablo Manzanelli, quien además lució en algunos pasajes como pianista acompañante. Y como colofón, el buen gusto y la sobria marcación escénica de Ana D’Anna y María Jaunarena, realizadora además del vestuario y la impecable iluminación y ambientación  de Gonzalo Cordova.

 

  Con la marcha nupcial de “Lohengrin”  cantada por los solistas y el coro ingresó la torta y fueron los propios cantantes quienes apagaron las velas. Hubo algunos “extras” como “Non ti scordar di me” y el “Brindis” de “La Traviata” aquí en total mancomunión con el público para que  los festejos sean completos.

 

 

Donato Decina.

 

   

viernes, 11 de octubre de 2024

 Sublime actuación de Pieter Wispelwey y Paolo Giaccometti en el Colón


EL MOZARTEUM SE RINDIÓ A SUS PIES


Martha CORA ELISEHT


El violoncelista neerlandés Pieter Wispelwey no es solamente un intérprete

eximio y un virtuoso de su instrumento, sino un asiduo concurrente a la Argentina. Ha

visitado el país en números oportunidades -siempre invitado por el Mozarteum

Argentino- y se presentó nuevamente en compañía del pianista italiano Paolo

Giacometti el pasado lunes 7 del corriente en el Ciclo de Abono de la prestigiosa

institución en el Teatro Colón, donde interpretaron el siguiente programa:

- Sonata en La mayor “Gran Dúo”, D.574 (versión para violoncello y piano)

Franz SCHUBERT (1797-1828)

- Kaddish de las Dos melodías hebraicas, Op.22 (versión para violoncello de

Pieter Wispelwey)- Maurice RAVEL (1875-1937)

- Sonata para violoncello y piano n°1 en Mi menor, Op.38- Johannes BRAHMS

(1833-1897)

- Sonata para violoncello solo en i menor, Op.8- Zoltan KODÁLY (1882-1967)

Cuando ambos músicos tomaron sus puestos sobre el escenario del Colón,

inmediatamente quedaron perfectamente establecidos los roles: Wispelwey, como el

virtuoso y Giacometti, como un gran pianista acompañante. Esto pudo apreciarse desde

los primeros compases de la mencionada Sonata en La mayor “Gran Dúo” de Schubert.

Compuesta originalmente para violín y piano en 1817, se enmarca siguiendo los

cánones del clasicismo y posee 4 movimientos: Allegro moderato/ Scherzo: Presto/

Andantino y Allegro vivace, que fueron ejecutados de manera brillante, donde

Wispelwey hizo gala de su perfecto fraseo, arpegios y exploró absolutamente todos los

matices de su instrumento; sobre todo, en el Rondó del scherzo, que sonó

magistralmente. En lo que respecta al piano, Paolo Giacometti se lució no sólo como

acompañante, sino también en pasajes de gran belleza que esta sonata posee.

De las Dos melodías hebraicas, Op.22 compuestas por Ravel a pedido de la soprano

rusa Alvina Alvi en 1914 se interpretó Kaddish, en una transcripción para violoncello

del propio Wispelwey con acompañamiento mínimo del piano, que despliega la línea

melódica en Do menor para aludir al lamento que los judíos utilizan ante la pérdida de

un ser querido, pero también, en alabanza a la grandeza divina. Posee matices a cargo

del violoncello que remedan al Kol Nidrei de Max Bruch, que sonaron de manera

perfecta y sublime, imbuyendo a la obra de un profundo sentido religioso. A

continuación, se interpretó un auténtico clásico para este dúo de instrumentos: la Sonata

n°1 para violoncello y piano en Mi menor, Op.38 de Brahms, compuesta en 1866 y

dedicada al violoncelista Joseph Gänsbcher, quien fuera su mentor en Viena. Consta de

3 movimientos: Allegro non troppo/Allegretto quasi minuetto/ Allegro, donde el piano

es el estructurador y marca el carácter de toda la obra desde los primeros compases del

movimiento inicial brindando apoyo al violoncello. Posteriormente, esto se invierte y en


el 2° movimiento se evoca al minuetto francés del siglo XVIII, de carácter jovial y

romántico para desembocar en el poderoso Allegro final, con numerosos contrapuntos y

fuga donde los músicos hicieron gala de su virtuosismo. De más está decir que en

manos de semejantes intérpretes, la versión fue descollante desde todo punto de vista, lo

que se tradujo en una ovación de aplausos por parte del público.

En la segunda parte del concierto, se apartó al piano para que Pieter Wispelwey

ofreciera una versión magistral y sumamente precisa de la Sonata para violoncello solo

en Si menor, Op.8 de Zoltan Kodály, compuesta en 1915 durante la Primera Guerra

Mundial. El músico húngaro era un gran intérprete de instrumentos de cuerda y rescató

el rol del violoncello solista tras 200 años de intervalo entre las suites de Bach para

dicho instrumento, además de ser un gran etnomusicólogo que se dedicó a explorar la

música folklórica de su país. Posee tres movimientos: Allegro maestoso ma

appasionato/ Adagio con grande espressione/ Allegro molto vivace, que se ejecutan de

manera attaca – sin interrupción- y su dificultad radica en que no sólo compendia

diferentes y variadas técnicas, sino también numerosos desafíos tímbricos y texturas que

Kodály solicita al cello para generar la sensación acústica de incluir a otros

instrumentos utilizados en la música popular húngara. De hecho, el último movimiento

cierra con una melodía gitana característica de Europa Central, que incluye un pizzicato

en ritmo de czarda. También se escucha un efecto strappata -golpes en la caja del

violoncello- hacia el final. Es una de las grandes obras del repertorio para dicho

instrumento y Wispelwey descolló con su brillante y sublime interpretación sobre el

escenario del Colón hasta tal punto, que el público no sólo lo aplaudió unánimemente,

sino que, además, se puso de pie. Hacía mucho tiempo que esta cronista no observaba

un hecho de tal magnitud en un concierto del Mozarteum y, desde ya, la gente quería

más. Por lo tanto, Pieter Wispelwey salió a realizar dos números de la célebre Suite en

Sol mayor de Bach, que también sonaron de manera magistral. El músico agradeció los

aplausos y se retiró ovacionado.

Si bien los conciertos del Mozrteum Argentino son sinónimo de excelencia, éste ha

sido superlativo en materia de calidad sonora y jerarquía interpretativa. Una auténtica

noche de Colón, donde el público cayó rendido a los pies del violoncelista holandés en

uno de los grandes lujos del corriente año.

 Excepcional actuación de la Sinfónica Juvenil Libertador Gral. San Martín en el CCK


ÉSA ES LA JUVENTUD QUE UNO QUIERE


Martha CORA ELISEHT


Luego de su exitosa gira por Japón, la Orquesta Sinfónica Juvenil “Libertador

General San Martín” ha ofrecido dos conciertos desde su retorno al país dentro del Ciclo

de Conciertos en la Facultad de Derecho y el pasado domingo 6 del corriente, se

presentó por primera vez en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner (CCK)

desde su regreso. En esta ocasión, lo hizo de la mano de su titular -Mario Benzecry- y

participaron los siguientes invitados: Santiago Bravo (violín), el Coro del Instituto

Municipal de Música de Avellaneda, dirigido por Pablo Manzanelli y el Coro Preto,

dirigido por Clara Balduzzi para interpretar el siguiente programa:

- Gagliarda Hispánica- Juan Francisco GIACOBBE (1907- 1999)

- Concierto n°3 en Si menor para violín y orquesta, Op.61- Camille SAINT-

SAËNS (1835-1921)

- “Pelleas et Mélisande”, Op.80- Gabriel FAURÉ (1845-1924)

- Danzas Polovtsianas, de “EL PRÍNCIPE IGOR”- Alexander BORODIN (1833-

1887)

Una vez que los integrantes de la orquesta ocuparon sus respectivos lugares sobre el

escenario del Auditorio Nacional, Mario Benzecry se dirigió al público para manifestar

su agradecimiento al Sr. Embajador de Japón en la Argentina -Hiroshi Yamaguchi,

quien se encontraba presente en sala- por todo el apoyo recibido para la reciente gira del

organismo por el país nipón, merced a la gestión del director de orquesta Pablo

Boggiano y su esposa, la soprano Ayako Tanaka, quienes fueron los artífices para lograr

el patrocinio de empresas privadas de dicho país. Caso contrario, hubiera sido imposible

realizarla. La orquesta no sólo tuvo un excelente desempeño, sino que también fue

agasajada por la Embajada Argentina en Japón, donde también asistió el embajador

Yamaguchi, quien se encontraba de vacaciones en Tokio y aprovechó la oportunidad

para apoyar a la orquesta y saludar a sus integrantes.

Tras las palabras de agradecimiento, Benzecry aprovechó para anunciar la despedida

de uno de sus asistentes luego de 13 años en la orquesta: Agustín Montalli, quien parte a

Rotterdam en búsqueda de nuevos horizontes como asistente en Holanda. Se retiró

aplaudido por el público y en presencia de sus compañeros (Agustín Tocalli, Lourdes

Sabeckis y Erik Luján Berman), quienes aprovecharon la oportunidad de regalarle un

presente de despedida.

Seguidamente, comenzó el concierto con una muy buena versión de la Gagliarda

Hispánica del compositor argentino Juan Francisco Giacobbe, compuesta en 1940 y

cuya primera representación data del mismo año como música de fondo de la obra

teatral “Rueda de Fuego”, estrenada en el Teatro Nacional de Comedias -actual

Cervantes-. Consta de dos temas bien definidos sobre motivos españoles: uno de

carácter lírico (contradanza española) y el otro, una chispeante muñeira introducida por


la flauta, el clarinete y el fagot y retomada por la orquesta. Existen dos versiones de esta

obra: una para clave y otra, para pequeña orquesta de cuerdas, arpa, timbales y maderas

(flauta, oboe, clarinete en Si bemol y fagot). La versión ofrecida fue magnífica en todo

sentido, donde se lucieron tanto los músicos como el director, que se destacó por su

precisión en los tempi y el vuelo orquestal, motivo por lo cual fue muy aplaudido.

Santiago Bravo es un joven violinista que se formó con Olga Szurpik, Roberto

Calomarde y Lucrecia Herrero en el Conservatorio “Astor Piazzolla” y en la actualidad,

se perfecciona con Rafael Gintoli. Ha sido seleccionado dentro de un concurso interino

de la misma orquesta -donde se desempeña como concertino adjunto- para interpretar

una obra sumamente difícil: el Concierto n°3 en Si menor para violín y orquesta, Op.61,

compuesto por Saint- Saëns en 1880 y dedicado al violinista español Pablo de Sarásate

(1844-1908), quien lo estrenó en Octubre de ese mismo año. Si bien parece ser menos

exigente en la parte técnica que sus predecesores, no obstante, posee numerosas

sutilezas de carácter impresionista que dificultan su interpretación. Sus tres

movimientos (Allegro non troppo/ Andantino quasi allegretto/ Molto moderato e

maestoso- Allegro non troppo) poseen pasajes de notable dificultad técnica, que fueron

bien resueltos por parte del solista desde los primeros compases del movimiento inicial.

Si bien inició correctamente, su interpretación fue creciendo a medida que avanzaba el

concierto hasta llegar al andantino quasi allegretto central, que fue donde más y mejor

se lució, con un muy buen fraseo, manejo de trinos y trémolo hasta llegar al movimiento

final, donde desarrolló una demostración de virtuosismo. Por su parte, la orquesta ha

manifestado un crecimiento exponencial en su interpretación y acompañamiento desde

su regreso tras la gira por Japón, lo que quedó perfectamente demostrado mediante un

aplauso sostenido por parte del público. El violinista brindó como bis un arreglo par su

instrumento de El día que me quieras de Gardel y Le Pera, que fue toda una

demostración de virtuosismo y sutileza interpretativa.

En 1898, Gabriel Fauré compone la música incidental para la obra de teatro de

Maurice Maeterlinck PELLÉAS ET MÉLISANDE por encargo de la actriz Patrice

Campbell, quien deseaba estrenarla en Londres y le había encargado la composición de

la música a Debussy, quien se encontraba trabajando en su ópera sobre el drama

homónimo de Maeterlinck. Luego de la negativa de Debussy, Campbell le encarga la

música a Fauré, pese a que el compositor tenía poco tiempo par completarla. El estreno

se produjo en 1898 y gozó de un éxito rotundo. Posteriormente, Fauré compone una

suite orquestal de 5 movimientos en 1900, que incluye la Chanson de Mélisande. Este

fragmento puede o no representarse -tal como sucedió en la presente versión-, pero sí

los otros 4 números que integran la suite: Prélude (Quasi adagio); Fileuse (Hilandera)

(Andantino quasi allegretto); Siciliènne (Allegretto molto moderato) y La mort de

Mélisande (Molto adagio). La presente interpretación fue magnífica desde el principio

hasta el final, ofreciendo los matices sonoros y las sutilezas que posee esta bellísima

obra, perfectamente ejecutadas por la orquesta. Los solistas de las principales filas de

instrumentos tuvieron oportunidad de lucirse; sobre todo, el solo de flauta y arpa que

abre la célebre Siciliènne, así como también el oboe, el primer corno y el arpa en el 2°

número. Lo mismo se logró en el tema que marca la muerte de Mélisande en el último

número, de intenso dramatismo y profundidad sonora. Una versión magistral, que fue

sumamente aplaudida por parte del público.


Para el cierre, los integrantes del Coro del Instituto Municipal de Música de

Avellaneda y del Coro Preto hicieron su presentación y tomaron sus lugares para brindar

una muy buena versión de las famosísimas Danzas Polovtsianas de la ópera El Príncipe

Igor, de Alexander Borodin. Tras la repentina muerte del compositor en 1887,

Alexander Glazunov y Nikolai Rimsky- Korsakov completaron la orquestación. Su

estreno tuvo lugar en el Teatro Marinskii de San Petersburgo en 1890 y, en la ópera, se

representan al final del 2° acto, donde el Khan Kontchak- jefe de las fuerzas enemigas-

ofrece su hospitalidad al Príncipe Igor y a su hijo Valentín, que fueron capturados por

los polovtsy. Se trata de una serie de 8 números contrastantes, intercalados entre sí y que

se detallan a continuación:


 [a] Introducción: Andantino, 4/4, La mayor

 [b] Danza Deslizante de la Doncellas [Пляска девушек плавная]:

Andantino, 4/4, La mayor

 [c + a] Danza Salvaje de los Hombres [Пляска мужчин дикая]: Allegro

vivo, 4/4, Fa mayor

 [d] Danza General [Общая пляска]: Allegro, 3/4, Re mayor

 [e] Danza de los Jóvenes [Пляска мальчиков] y 2.ª. Danza de los

Hombres [Пляска мужчин]: Presto, 6/8, Re menor

 [b’ + e’] Danza Deslizante de las Doncellas (repetición, pronto

combinada con la danza más rápida de los jóvenes): Moderato alla breve,

2/2

 [e’’] Danza de los jóvenes y 2.ª. Danza de los Hombres (repetición):

Presto, 6/8, Re menor

 [c’ + a’’] Danza General: Allegro con spirito, 4/4, La mayor

La versión ofrecida fue electrizante y vibrante, con una perfecta preparación de

las voces -tanto masculinas como femeninas- y de la masa orquestal, donde Benzecry

demostró su consabida maestría con un perfecto dominio de tempi. La ovación del

público fue total al finalizar una versión tan brillante de esta consabida obra.

Cuando una escucha y sigue la evolución de una orquesta juvenil con el correr

del tiempo, queda demostrado que con esfuerzo, ahínco y tesón se pueden lograr cosas

maravillosas. Si se le suma una buena guía, los resultados están a la vista. Han sido los

mejores embajadores de la República en Japón y lograron un maravilloso crecimiento

profesional luego de la gira, que resultó muy enriquecedora. Ésta es la juventud que una

quiere y que marca el rumbo hacia el futuro.