La Orquesta Sinfónica Nacional y Emmanuel Sieffert en plena interpretación durante el concierto del pasado 11 de Abril en el Auditorio Nacional del Centro Culrural Domingo Faustino Sarmiento. Creditos a la autora del presente comentario.
Homenaje a Lalo Schifrin por la
Sinfónica Nacional en el Palacio Domingo Sarmiento
DOS
ARGENTINOS DE FAMA INTERNACIONAL Y ALTO VUELO UNIDOS POR AMOR AL PAÍS
Martha
CORA ELISEHT
Uno
de los mejores embajadores que posee la Argentina en materia de música es Lalo
Schifrin. Radicado en Estados Unidos desde hace más de 60 años, el autor de Misión
Imposible y otros tantos éxitos en materia de música de películas y series
se encuentra con una admirable lucidez mental a sus 92 años que le permite
seguir trabajando y componiendo. En 2024, el destino quiso que convocara a otro
músico argentino de fama mundial para componer una obra: Rod Schejtman, quien,
además de pianista, es ingeniero, lo que le permite combinar adelantos
tecnológicos con creatividad artística. Ganador del concurso World Vision
Composerss Contest en Viena en 2023 sobre compositores provenientes de 32
países, el fundador del programa The Logic behind Music y la compañía The
Piano Encyclopedia redefinió los métodos de enseñanza y composición de
música en el siglo XXI y ocasionó una auténtica revolución en la materia.
Asimismo, fue designado Miembro Correspondiente de Argentina por la Sociedad
Bach, siendo el primer argentino que recibe dicha distinción.
El
encuentro entre ambas figuras se produjo en 2024 en casa de Lalo Schifrin en
Los Ángeles, donde ambos decidieron componer una sinfonía dedicada a la
Argentina y sus valores tradicionales, que combina el talento cinematográfico
de Schifrin con la formación clásica de Schejtman. Al escuchar los primeros
ocho segundos de música, Schifrin captó perfectamente lo que Schejtman quiso
decir y fue el germen que permitió la creación de Viva la libertad, cuyo
estreno estaba previsto originalmente para el pasado 5 de Abril en el Teatro
Colón, pero que finalmente se estrenó en el Auditorio Nacional del Palacio
Domingo F. Sarmiento el pasado viernes 11 del corriente por la Orquesta
Sinfónica Nacional bajo la dirección de Emmanuel Siffert, donde se
interpretaron las siguientes obras:
-
“The plot”, de
“Misión Imposible”
-
Suite de “Dirty Harry”
-
“Bullit”
-
“Mannix”
-
“Cincinnati Kid”- Lalo
SCHIFRIN (1932)
-
“La magia di vivere”-
Rod SCHEJTMAN (1985)
-
Sinfonía “Viva la
libertad” (estreno mundial)- Lalo SCHIFRIN/ Rod
SCHEJTMAN
Además
de la orquesta, durante la primera parte del concierto se presentó un ensamble
de jazz formado por los siguientes músicos: Abel Rugantini (piano), Oscar
Giunta (batería) y Pablo Motta (bajo eléctrico) para brindar el
marco y los matices necesarios de la música de Schifrin. Con un orgánico
prácticamente completo, el concertino Daniel Robuschi hizo su aparición
sobre el escenario pr la tradicional afinación de instrumentos previa a la llegada
del director, quien -fiel a su estilo habitual- encaró con su habitual pasión
la interpretación de la música de Schifrin desde los primeros compases de The
plot. Con excepción de alguna que otra imperfección en las cornetas, las
entradas de los principales grupos de instrumentos fueron muy precisas merced a
la impecable marcación de Siffert y ha sido un auténtico regreso a la infancia
de esta cronista, quien no se perdía un capítulo de Misión Imposible los
sábados por la noche. Lo mismo sucedió con la suite del film Dirty
Harry (Harry, el sucio), donde la batería solista marca el ritmo para la
entrada de los metales, percusión y cuerdas, que sonaron precisas y brillantes.
La labor de Emmanuel Siffert al frente de la Sinfónica fue notable, con gran
lucimiento de los percusionistas -especialmente, el solista de claves y
marimba- y un excelente solo de batería al cierre de Bullit. Y a pesar
de alguna que otra imperfección en los cornos en el desarrollo de Mannix, se
vio compensado por el solo de piano final. Por último, las solistas de corno
inglés, clarinete y oboe se lucieron en Cincinnati Kid, donde pudo
apreciarse el trabajo de Siffert en cuanto a preparación de la orquesta en
materia de ensayo y sonido.
A
continuación, la Sinfónica Nacional brindó una bellísima versión de La magia
di vivere de Rod Schejtman, obra de carácter romántico que se inicia con un
solo de corno inglés hasta que el solista de corno lleva la melodía principal
que, posteriormente, es tomada por la orquesta, donde las cuerdas la
desarrollan. La labor de ambos músicos fue impecable, logrando un sonido puro y
compacto. Fue muy aplaudida y Emmanuel Siffert invitó al compositor -quien se
encontraba presente en la sala- a pasar al escenario y explicar la composición
de la sinfonía Viva la libertad. Luego de seis meses de ardua labor, se
pasó un video durante el intervalo con mensajes de ambos compositores sobre la
concepción de la obra. Por parte de Lalo
Schifrin:
“Ha
sido una experiencia muy gratificante trabajar junto a Rod a lo largo de estos
seis meses. Juntos hemos compuesto una sinfonía dedicada a la Argentina y
espero que sea la primera de muchas obras que haremos juntos. ¡Parece que leyó
mi mente!”
Por
parte de Rod Schejtman: “Nuestro amor por la música y por nuestra patria nos
unió en este proyecto histórico. Junto a Lalo Schifrin, hemos vivido seis meses
apasionantes, trabajando día y noche desde Los Ángeles, compartiendo ideas y
visiones para crear una sinfonía que refleja nuestra profunda conexión con la
Argentina. Esta obra no solo es un homenaje a nuestra tierra, sino también una
celebración de nuestra visión compartida del futuro de la música clásica”.
“Esta sinfonía no es solo una obra musical. Es
un mensaje. Es una promesa. Es la voz de nuestra Argentina, la voz de un pueblo
que, no importa el obstáculo, siempre se levanta y sigue adelante. Junto al
Maestro Lalo Schifrin, dedicamos meses de nuestras vidas trabajando día y noche
en esta obra. Cada armonía, cada melodía, está impregnada con el amor y la
admiración que sentimos por nuestra tierra. Hemos querido rendir homenaje a
nuestra Argentina, a su historia, a su gente. Y, sobre todo, hemos querido dejar
un legado de esperanza: que la música nos recuerde siempre que lo mejor está
por venir.”
El
resultado es una sinfonía de alrededor de 35 minutos de duración dividida en
tres movimientos, con un orgánico de alrededor de 100 músicos. Se inicia con un
glissando a cargo del arpa y prosigue con una melodía en tono menor en
cuerdas seguida por la percusión y los metales, de carácter épico y solemne,
que alterna con un segundo tema a cargo de las maderas, mucho más dulce y
nostálgico. Ambos temas se alternan durante todo el movimiento, donde los
compositores demuestran su maestría en materia de orquestación. La coordinación
y enjundia de Siffert fueron notables y su temperamento apasionado se puso de
manifiesto en el segundo movimiento, mucho más dramático que el primero y cuyo
inicio también está a cargo del arpa, seguida por las cuerdas y los metales.
Posteriormente, las cuerdas introducen un segundo tema de carácter triste,
reforzado por los golpes de timbal -impecable actuación de Marcos Serrano-. Al
igual que en el primer movimiento, ambos temas también se alternan con
desarrollo in crescendo, que permite el lucimiento de los solistas de
los principales instrumentos. El movimiento final abre con un solo de oboe y
flauta seguidos por la trompeta y la percusión, de carácter brillante en tono
mayor, seguido por los metales y las cuerdas en una variación del tema inicial
del primer movimiento. Precisamente, la misma secuencia de 8 notas
correspondientes al segundo tema del 1° movimiento es introducida por el corno
inglés y desarrolladas por las cuerdas de manera netamente romántica, dando esa
señal de esperanza narrada por los compositores. Un solo de arpa y flauta
introduce el segundo tema que, posteriormente, es desarrollado por
violoncellos, violas, contrabajos y el resto de la orquesta para cerrarlo de
manera brillante. Seguidamente, una passacaglia en cuerdas y una fanfarria
en metales retoma el tema principal, desarrollado de manera vibrante y
majestuosa por la orquesta antes de la recapitulación del segundo tema mediante
una serie de variaciones para culminar con un final brillante en acorde fff.
La sinfonía no sólo tuvo una buena recepción por parte del público, sino que
los intérpretes y el autor se retiraron sumamente aplaudidos. Tal así fue, que
Emmanuel Siffert y el ensamble de jazz previamente mencionado tomaron
sus puestos sobre el escenario para ofrecer un bis: en un concierto
dedicado a Lalo Schifrin, no podía faltar el clásico Misión Imposible, que
sonó magistralmente en manos de semejantes intérpretes. Una nueva ovación para
poner punto final al concierto.