EL PLAN “B” EXISTE Y
SIRVE
Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires: Director: Claudio Vandelli. Solista: Javier Dragún (Contrabajo).
Programa: Piotr Illich Tchaickovsky: “Hamlet” (Obertura-Fantasía), Op. 67,
Johann Baptist Vanhal: Concierto para Contrabajo y Orquesta, Alexander
Scriabin. Sinfonía Nº 2 en Do menor, Op. 29. Teatro Colón, 23/03/17.
Calificación: Muy Bueno.
A 48 hs de la
“accidentada” “Adriana Lecovreur”, quedó
demostrado que Enrique Arturo Diemecke tiene razón en cuanto a que debe haber
existencia de planes “B” o “C” en la planificación de la programación. Así, ante la deserción por problemas de salud
del Director Alexander Vedernikov, originalmente convocado para la conducción
de la velada, el Colón contactó al Italiano Claudio Vandelli, alumno de
Celibidache, Giulini y Tabachnik, actual invitado permanente de dos orquestas
rusas y asistente permanente de la Orquesta del Festival de Verbier. Como dato
de color, fue el Director de Orquesta de la Gala de verano de Munich en 2015,
que convocó entre otros a Netrebko, Kaufmann, Abdrazakov, Hampson y Zhidkova. No es la primera vez que
sucede y debe reconocérsele al flamante Director de Producción del Teatro que
este criterio ha sido adoptado desde hace rato en la Filarmónica y siempre ha
sido para bien, con lo cuál, en materia de opera debe ser puesto en vigencia
cuanto antes.
Desde el vamos, con
los primeros compases de “Hamlet” (¡Bravo por su programación!), Vandelli demostró su valía. La Orquesta respondió en
magnífica forma a las indicaciones del
conductor italiano que logró una sonoridad y un empaste impecables. Sus gestos
son precisos, va hasta la médula en cada partitura y logra poner de manifiesto
la expresividad emotiva en este tipo de páginas. La versión ofrecida fue de
excelencia.
Nuevamente Javier
Dragún abordó como solista una obra para su instrumento y Orquesta. En este
caso se trató del Concierto para Contrabajo del Bohemio Johann Baptist Vanhal
(hoy su Nacionalidad sería Checa), coetáneo de Haydn y tan prolífico en
composición de sinfonías (73, ¿si las
sumamos a las de los otros grandes, serán mas que las 302 [hasta la semana
pasada] de Segerstam?). La obra tiene, lógicamente, todos los estereotipos de
la época neo-clacisísta, tres movimientos bien diferenciados (Allegro
moderato-Adagio-Allegro), y Ntro. Solista se movió como pez en el agua, sacando
un sonido muy fino, sonoridades intensas, expresividad, lo que hace que haya
sido muy bienvenida la interpretación y la inclusión en esta temporada. Y en el
bis no se quedó corto, porque ofreció una excelente versión de contrabajo solo
(El Original lleva acompañamiento de piano), de las variaciones sobre “Nel Cor
Non Sento), que virtualmente “levantó” a la concurrencia, la que tributó un
merecidísimo y sostenido aplauso.
El cierre mostró una
muy intensa y vibrante versión de la segunda de Alexander Scriabin, obra que
preanuncia toda la creación orquestal posterior. Intensidad, voltaje emotivo,
apasionamiento, matices, son todas cosas que dejaron el transcurrir de la
interpretación. Vandelli demostró ser un muy buen conductor y debe ser tenido
en cuenta mas seguido.
Tomando palabras de
Diemecke, estos dos últimos conciertos (Segerstam-Vandelli), nos mostraron a
conductores que vinieron a aportar sabiduría al conjunto. Esta es la senda y
debe continuarse sin titubeos por ella.
Donato Decina
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