sábado, 25 de marzo de 2017

EL PLAN “B” EXISTE Y SIRVE

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires: Director: Claudio Vandelli. Solista: Javier Dragún (Contrabajo). Programa: Piotr Illich Tchaickovsky: “Hamlet” (Obertura-Fantasía), Op. 67, Johann Baptist Vanhal: Concierto para Contrabajo y Orquesta, Alexander Scriabin. Sinfonía Nº 2 en Do menor, Op. 29. Teatro Colón, 23/03/17.
Calificación: Muy Bueno.

   A 48 hs de la “accidentada”  “Adriana Lecovreur”, quedó demostrado que Enrique Arturo Diemecke tiene razón en cuanto a que debe haber existencia de planes “B” o “C” en la planificación de la programación.  Así, ante la deserción por problemas de salud del Director Alexander Vedernikov, originalmente convocado para la conducción de la velada, el Colón contactó al Italiano Claudio Vandelli, alumno de Celibidache, Giulini y Tabachnik, actual invitado permanente de dos orquestas rusas y asistente permanente de la Orquesta del Festival de Verbier. Como dato de color, fue el Director de Orquesta de la Gala de verano de Munich en 2015, que convocó entre otros a Netrebko, Kaufmann, Abdrazakov,  Hampson y Zhidkova. No es la primera vez que sucede y debe reconocérsele al flamante Director de Producción del Teatro que este criterio ha sido adoptado desde hace rato en la Filarmónica y siempre ha sido para bien, con lo cuál, en materia de opera debe ser puesto en vigencia cuanto antes.

  Desde el vamos, con los primeros compases de “Hamlet” (¡Bravo por su programación!), Vandelli  demostró su valía. La Orquesta respondió en magnífica forma a las indicaciones  del conductor italiano que logró una sonoridad y un empaste impecables. Sus gestos son precisos, va hasta la médula en cada partitura y logra poner de manifiesto la expresividad emotiva en este tipo de páginas. La versión ofrecida fue de excelencia.

  Nuevamente Javier Dragún abordó como solista una obra para su instrumento y Orquesta. En este caso se trató del Concierto para Contrabajo del Bohemio Johann Baptist Vanhal (hoy su Nacionalidad sería Checa), coetáneo de Haydn y tan prolífico en composición  de sinfonías (73, ¿si las sumamos a las de los otros grandes, serán mas que las 302 [hasta la semana pasada] de Segerstam?). La obra tiene, lógicamente, todos los estereotipos de la época neo-clacisísta, tres movimientos bien diferenciados (Allegro moderato-Adagio-Allegro), y Ntro. Solista se movió como pez en el agua, sacando un sonido muy fino, sonoridades intensas, expresividad, lo que hace que haya sido muy bienvenida la interpretación y la inclusión en esta temporada. Y en el bis no se quedó corto, porque ofreció una excelente versión de contrabajo solo (El Original lleva acompañamiento de piano), de las variaciones sobre “Nel Cor Non Sento), que virtualmente “levantó” a la concurrencia, la que tributó un merecidísimo y sostenido aplauso.

  El cierre mostró una muy intensa y vibrante versión de la segunda de Alexander Scriabin, obra que preanuncia toda la creación orquestal posterior. Intensidad, voltaje emotivo, apasionamiento, matices, son todas cosas que dejaron el transcurrir de la interpretación. Vandelli demostró ser un muy buen conductor y debe ser tenido en cuenta mas seguido.

  Tomando palabras de Diemecke, estos dos últimos conciertos (Segerstam-Vandelli), nos mostraron a conductores que vinieron a aportar sabiduría al conjunto. Esta es la senda y debe continuarse sin titubeos por ella.


 Donato Decina

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