NO CUBRIO LAS
EXPECTATIVAS
Teatro Colón. Inicio de
la temporada año 2017, Opera: “Adriana Lecovreur”, Drama en cuatro actos con
Música de Franceso Cilea y Libreto de Arturo Colautti, basada en la obra
homónima de Eugene Scribe y Ernst Legouve. Protagonistas: Virginia Tola
(Adriana Lecouvreur), Leonardo Caimi (Maurizio di Sassonia), Alessandro
Corbelli (Michonnet), Nadia Krasteva (Principessa di Boullion), Fernando Rado
(Principe di Bouillion), Sergio Spina (Abate Chazeuil), Fernando Grassi
(Quinault), Patricio Oliveira (Poisson), Oriana Favaro (Madmoiselle Jouvenot),
Florencia Machado (Madmoiselle Dangeville), Sebastián Russo (Mayordomo). Coro
Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez. Bailarines: Matías Santos
(Paride), Manuela Rodríguez Echenique (Afrodita), Silvia Grün (Hera).
Bailarines Figurantes, Coreografía: Lidia Segni. Orquesta Estable del Teatro
Colón. Escenografía: Christian Prego, Iluminación: Rubén Conde. Dirección de
Orquesta: Mario Perusso. Regie y Vestuario: Aníbal Lápiz. Función del 21 de
Marzo de 2017.
Calificación: Regular.
Cuando aún
no se han acallado las opiniones del “Affaire Gheorghiu”, “Adriana Lecovreur”
subió a escena y lo mas probable es que cuando usted lea este comentario,
el espectáculo esté por o habrá bajado de
cartel. No es la intención de esta
crónica el recrear el “Circo Romano”, pero si me atengo a las declaraciones que
Enrique Arturo Diemecke, Director de Programación y Producción Artística
recientemente designado, efectuó a Graciela Nóbilo para la revista “Cantábile”,
es evidente que el Colón careció de plan “B” para cubrir la deserción de la Sra. Gheorghiu con alguna figura disponible
de segundo circuito y satisfacer la exigencia de un público que obló sumas
monetarias altamente considerables para estar presente en el acontecimiento,
algunos de los cuales provinieron del extranjero e hicieron sentir su
disconformidad en las redes sociales, incluso en la “Fan Page” de la diva Rumana. No
se supo manejar una situación tan difícil, la que por cierto explotó en forma
casi inmediata a la asunción de los nuevos Directivos que rearman de este modo
el “Staff Alcaraz”. Así las cosas, Virginia Tola (uno de Ntros. dos o tres
valores femeninos de mayor proyección internacional hoy en día), que encabezaba
el segundo elenco, asumió la responsabilidad de cargar con el Rol en el elenco
titular con un digno resultado y sacar a flote el espectáculo. Pero para que
las cosas hubiesen llegado a mejor puerto, se precisa algo mas que una buena
voz y es mucha garra y mucho temperamento, condiciones que Ntra. Artista
adquirirá con el paso del tiempo, pero que aquí aún no están, lo que hace que
se sienta mas la cancelación de la diva. “Io son l’umile ancella” y “Poveri
Fiori” fueron correctamente vertidas, los duos con los demás protagonistas
tuvieron correcta factura vocal, pero faltó una pizca mas de carga emotiva.
En cuanto al protagonista Masculino, el
italiano Leonardo Caimi, tiene bello timbre, “apiana” notas con inteligencia,
demuestra una correcta prestancia escénica pero en “La Dolcissima Esfige” y en
“L’Anima ho stanca”, su zona mas aguda estuvo al borde del quiebre,
solucionándolo con oficio. Solo a partir de “Il Ruso Mencikoff” y de ahí al
final pudo crecer en su desempeño. Ahora bien, ¿era el acompañante mas
apropiado para la Gheorghiu?. Me quedaron dudas.
Vamos al resto del elenco, Nadia Krasteva
como la Princesa de Boullion fue uno de los puntales fundamentales de la
función. Garra, presencia, temperamento, buen registro vocal. Convenció en todo
momento. Alessandro Corbelli es una
figura de incesante tránsito en los principales escenarios del mundo y demostró
con creces el porqué. Mas allá de que le convendría no arriesgarse demasiado al
afrontar las notas mas agudas, su caracterización de Michonnet fue de antología,
acaso el mejor que este cronista haya visto. De impecable factura también ha
sido el trabajo de Fernando Rado con una magnífica interpretación del Principe
de Boullion. Tuvo estupenda voz, soberbia presencia y estupenda actuación.
Junto a El, una vez mas Sergio Spina fue el ladero ideal como el Abate de
Chazeuil, dio el carácter y tuvo estupendo canto. Fernando Grassi y Patricio
Oliveira fueron impecables Quinault y Poisson. Dos interpretes de Lujo fueron
Oriana Favaro como Madmoiselle Jouvenot y Florencia Machado como Madmoiselle
Dangeville. Debería pensarse en que si están llamadas a cubrir mayores
responsabilidades artísticas como en el caso de la primera (nada menos que
Sophie en “El Caballero de la Rosa”),¿
es correcto o no hacerles cantar “bolos” tan pequeños?.
Correcto ha sido el desempeño del Coro
Estable. Y una vez mas, Mario Perusso
hizo gala de su sabiduría. Magnífica concertación, dejó respirar a los
cantantes, los protegió y evitó en todo momento que las cosas salieran de su
cauce. Tuvo emotividad, sobre todo en el inicio del cuarto acto. Tal vez lo
mejor que pudo ocurrir es que la Dirección Musical del Espectáculo haya recaído
en sus manos.
Lidia Segni trazó una interesante coreografía
para el “Juício de París”, con buena respuesta de los tres bailarines
protagonistas.
El Trío Lápiz-Prego-Conde es el mejor
continuador la la línea “Tradicional”que representó el inolvidable Roberto
Oswald. Buen gusto, soberbia recreación de época, magnífico vestuario e
iluminación efectiva. Interesante
marcación actoral, aunque en algún caso los tiempos no le permitieron ahondar
mas en el trabajo de roles.
De no haber mediado la circunstancia de
cancelación de Angela Gheorghiu, podría hablarse de una buena función.
Desgraciadamente, al frustrarse la lógica expectativa, la vara sube y por ello
el resultado se convierte en discreto.
Donato Decina
Coincido en tu comentario, pero el tenor fue lamentable. Cariños.
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