EL REEMPLAZO NUESTRO
DE CADA DIA
Orquesta Filarmónica de
Buenos Aires, Director: Enrique Arturo Diemecke. Solista: Angel Romero
(Guitarra). Programa: Manuel de Falla: Danza Ritual del Fuego (de “El Amor Brujo”).
Antonio Vivaldi: Concierto para Guitarra y Orquesta en Do mayor, Rv. 93
(transcripción del original para Mandolina y cuerdas a la usanza de la época).
Maurice Ravel: “Alborada del Gracioso”, “Rapsodia Española”, “Pavana para una
Infanta Difunta”, “Bolero”. Teatro Colón, 04 de Mayo de 2017.
NUESTRA OPINION:REGULAR
La Orquesta entrando
al escenario y “en Off” una voz que pide
atención y dice al público “El Teatro Colón informa que en el día de la fecha
se interpretará el Concierto para Guitarra y Orquesta de Antonio Vivaldi en
reemplazo del Concierto para Guitarra y Orquesta de Lalo Schiffrin”. Un
terrible murmullo corrió por toda la sala, casi como pensando: “Otra vez……”. Sí,
otra vez reemplazo. Como en “Adriana Lecouvreur”, como en la puesta de Sofía Coppola,
como habrá que pensar que remplazará a “Tres Hermanas” de Peter Eötvos, o como se recompone el “Andrea Chenier”. Ahora
le tocó el turno a la Filarmónica. Está el solista, la Orquesta y sin embargo Diemecke sale a enfrentar
al público para comentar las obras (Además ninguna de las que se escucharían
estaban comentadas en el programa de mano) y manifiesta que el material de
orquesta del Concierto de Schffrin “llegó mal compaginado y no hubo tiempo de
corregir el error, ya que encima estuvo de por medio el feriado del Primero de
Mayo. Por suerte se contó con la comprensión y el apoyo de Angel Romero, quien ofreció
hacer el Vivaldi que tiene en repertorio y se comprometió a regresar el año próximo
para hacer el de Schiffrin que está a El dedicado, dentro de un festival a realizarse” (¿Será que
se piensa homenajear a Ntro. Compatriota quien, si no me equivoco, el próximo
año cumpliría entonces noventa años?). Como
quiera que sea, una vez mas, Esta, al menos, “desprolijidad”, no hizo mas que
hacer reaccionar mal a la concurrencia y si se pensaba que la Filarmónica
estaba al margen del resto de problemas
del teatro, pues evidentemente no. El
reemplazo ofrecido fue un breve concierto compuesto por Vivaldi originalmente
para Mandolina y Orquesta de Cuerdas,
del que una transcripción para Guitarra y Cuerdas de la Orquesta moderna
circula por los medios musicales desde muchísimo tiempo atrás. La duración
promedio ronda los quince minutos, muchísimo menos que el de Schiffrin o el de “Aranjuez”
de Joaquín Rodrigo. Casi se puede afirmar que el solista ni se despeinó en la
interpretación, la que encima debió reiniciarse “da capo” por problemas en el
equipo de amplificación de la guitarra. Sonó a muy poco y, mas allá del buen humor
con el que Romero intentó distender a la concurrencia, hasta resultó poco el bis
elegido, una composición dedicada por su padre a su madre, una “Fantasía Cubana”,
la que exige al solista la dificultad de hacer sonar como una Gaita al
instrumento, pues en ese pasaje está identificado las simpatías que por ese
instrumento la Sra. De Romero tenía.
El resto del programa
estaba armado “a la Española”, con la Danza del Fuego de “El Amor Brujo” de
Falla en una buena versión, para completar la segunda parte con una serie de
obras de Ravel de inspiración hispana, que ya habían sido abordadas así por
Diemecke en el año2006, en el que fue por entonces el concierto conmemorativo
de los 60 años de la creación de la Orquesta, en donde los instrumentistas de
mayor antigüedad por aquellos años recibieron medallas conmemorativas acuñadas
con el Zinc de las Chapas Originales que cubrían los techos del Colón. Mas allá
de esta repetición de programación, es justo decir que las obras sonaron con el
ajuste y compromiso de siempre pero en definitiva, sin alcanzar a disimular el malestar que lo
acontecido en la primera parte produjo.
Donato Decina
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