VIVALDI INOLVIDABLE
Mozarteum Argentino:
Actuación de la Venice Barroque Orchestra, Violín Concertino: Giampiero Zanocco.
Solistas: Romina Basso (Contralto), Gianpiero Zanocco-Giorgio Baldan
(Violines), Massimo Raccanelli Zaborra-Federico Toffano (Violonchelos), Anna
Fusek (Flauta Directa Sopranino). Programa integrado por obras de Antonio
Vivaldi. Teatro Colón, 08 de Mayo de 2017.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
Para la mejor
historia de los conciertos del Mozarteum. Tal el calibre de la presentación de
estos extraordinarios interpretes que realizaron una exquisita interpretación
de obras de Vivaldi, a tono con el revisionismo actual y que nos dejó con ganas
de seguir escuchando mucho mas. De la Orquesta Venice Barroque solo se puede
decir que es un organismo perfecto. Del Concertino (que además es un formidable
solista), hasta el último de sus integrantes. De las interpretaciones, en
cuanto al grupo Orquestal solo, todas a un “tempi” justo, chispeantes los
allegros y los prestos, mas reflexivos pero para nada pesantes los andantes y
los largos. Esto se puso de manifiesto con las magníficas interpretaciones de
las Sinfonías en Sol Mayor RV 146 y RV 157, que están numeradas así en el catálogo
de acuerdo a las fechas de las respectivas ubicaciones de los manuscritos, los
que muchas veces se hallaron en lugares lejanos a Venecia, dado que el
Compositor efectuaba giras con asiduidad y en el lugar de cada actuación
quedaban allí. (Piénsese en que muchas obras se hallaron recién a comienzos del
Siglo veinte).
En cuanto a los
Conciertos se escucharon tres. Dos para la formula Dos Violines y Dos
Violonchelos y uno para Flauta Directa Sopranino. En el primero actuaron como
solistas el Concertino Gianpiero Zanocco, dueño de pulcra y formidable técnica
y el Guía de segundos violines Giorgio Baldan, el que si bien mostró un sonido
un tanto menor al de su compañero, mantuvo el estilo, la cohesión de la obra y
se cumplimentó con su Colega y la Orquesta a la perfección. En el de Violonchelos
actuaron los dos que integran el Grupo, Massimo Raccanelli Zaborra y Federico
Toffano. Son Violonchelos a la usanza de época los que aquí en manos de estos dos
músicos sonaron magníficos. En el largo tuvimos el momento “cumbre” de ambos,
en donde desgranaron toda la pasión y la intensidad que esta música tiene. Y la
sorpresa corrió en el de Flauta Directa Sopranino, en donde conocimos a Anna
Fusek, la que además de integrar la fila de segundos violines, es una solista formidable
de flauta. Los tres movimientos del célebre concierto RV443 tuvieron una
interpretación decididamente “celestial”, cosechando la interprete una ovación
de tal magnitud, que alcanzó a las recibidas por Romina Basso.
Y hablando de la
Mezzosoprano, su actuación fue creciendo en “voltaje”. Ya desde el Aria “In si
torbida procela” de “Bajazet”, encontramos a una interprete de graves
profundos, casi cavernosos. Dueña de un profundo conocimiento del estilo interpretativo,
transmitió al público lo que el personaje expresa en escena. Su segunda
intervención con “Gelido in ogni verna” de “Farnace”, la encontró mas asentada
y adaptada a la sala del Colón y en “Rompo I ceppi” de “Orlando Furioso”, con
la que culminó la primera parte del concierto, logró arrancarle al público la
primera ovación genuina. Al abordar “Cor
mio che prigion sei” de “Atenaide”.lo hizo con una sala expectante que ya había
disfrutado de la actuación de la flautista Fusek y un grupo ya cómodo en el
escenario, con lo que también Basso comenzó a transitar con mayor seguridad aún
su programa y tuvimos un fragmento vertido con mayúsculas. Otro momento magnífico
llegó luego con “Vedro con mio diletto” de “Giustino”, donde la expresividad fue
de excelencia y las ornamentaciones que el género permite lo fueron aún mas. El
cierre formal del concierto fue con “Se lento ancora il fulmine” de “Agrippo”·
Donde Basso trazó una cumbre que paradójicamente superaría luego en el bis,
pero que aquí hasta el conjunto en el momento final tuvo una pasaje de lujo
extremo, digno para un concierto de semejante calibre.
El “bis” se hizo con “permiso”
de Vivaldi, ya que Basso y el grupo entregaron una versión inolvidable de “Lascia
qu’io pianga” de “Rinaldo” de “Häendel”, con una Basso en su máxima expresión,
dueña de la escena, el estilo y de una extraordinaria flexibilidad vocal, mas un grupo que se entregó de tal forma que
hizo que el público tardara unos segundos en reaccionar frente a tanta belleza.
Escuchamos,
aprendimos, pensamos y nos deleitamos. Hacía falta algo mas?
Donato Decina
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