NUÑEZ:
PLASTICIDAD, BELLEZA, INTELIGENCIA
Teatro Colón,
Temporada 2017: Danza: Ballet “La Bella Durmiente del Bosque”, Música: Piotr
Illich Tchaickovsky, Coreografía de Mario Galizzi, basada en el original de
Marius Petipa y repuesta por Sabrina Streiff. Principales intérpretes: Marianella Nuñez (Primera Bailarina Invitada
del Royal Ballet de Londres) (Princesa Aurora), Federico Fernández (Príncipe
Desiree), Ludmila Galaverna (Hada Lila), Nadia Muzyca (Carabosse, Hada
Maléfica), Emanuel Abruzzo (Oro), Catalina Jasienowicz (Rubí), Emilia Peredo Aguirre
(Diamante), Williams Malpezzi (Pulgarcito), Edgardo Trabalón (Pájaro Azul), Georgina
Giovanonni (Princesa Florisse) y resto de roles cubiertos por integrantes del
cuerpo de baile. Ballet Estable del Teatro Colón, Directora: Paloma Herrera.
Escenografía de Nicola Benois en reposición de Cristian Prego, Vestuario:
Anibal Lápiz, Iluminación: Ruben Conde. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires,
Director: Emmanuel Sieffert. Función del 06 de octubre de 2017.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE
¡Por fin!. Al
fin una función del Ballet Estable del Colón con todas las de la ley. Como en
las grandes noches, cuando los nombres de Bocca, Guerra, Herrera, Cassano,
Rosetti, Bazilis, Candal, Neglia, Fontenla, Belfiore, Ferri (Olga por supuesto),
y tantos otros mas brillaban con nombre propio en el escenario y hacían las
delicias del público. Otra vez mas el Ballet Estable, reponiendo la coreografía
de Mario Galizzi basada en Marius Petipa estrenada en 1990 de “La Bella
Durmiente del Bosque” con la colosal música de Tchaickovsky. Noche aquella en
la que tuve la inmensa suerte de asistir y en la que tres “Etoiles” de
excepción bailaron el protagónico un acto cada una: Ludmila Semeniaka, Silvia
Bazilis y Eva Evdokimova, para que al salir las tres al saludo final el público
prorrumpiera un un solo grito: “¡Bazilis!”, reconociendo en Ntra. Bailarina la
memorable faena que entregó en el escenario. Esta función tuvo muchísimo de
aquello. La recuperada y legendaria escenografía de Nicola Benois gracias a la
labor de Christian Prego. Un soberbio vestuario de Anibal Lápiz acorde a la
importancia del evento. La magnífica y siempre ajustada iluminación de Ruben
Conde que en todo momento resaltó la escena.
Un recuperadísimo Ballet Estable que empieza a lucir los primeros frutos
del trabajo al que Paloma Herrera se abocó desde comienzos del corriente año,
con muy buen deambular en el escenario, ajustados movimientos y ajustada
técnica. Una imponente concertación de Emmanuel Siefert, sincronizada con el
escenario y con un vuelo y profundidad interpretativos de excelencia. De los
tramos mas importantes del Ballet, por el destaque que las coreografías
brindan, debo destacar a Emanuel Abruzzo como Oro, con excelentes
desplazamientos y giros, Catalina Jasienowicz con una muy buena composición de
Rubí, Emilia Peredo Aguirre luciéndose como Diamante. Cuando estos tres interpretes
tuvieron sus momentos de conjunto, lo hicieron con total compenetración y
cumplimentación y en sus solos lucieron con depuradísima técnica. Admirable
composición de Pulgarcito brindó Wiliams Malpezzi con simpatía, desparpajo,
plasticidad y altísimo refinamiento, ganándose una merecidísima ovación.
Edgardo Trabalón se lució ampliamente como “El Pájaro Azul”, con exquisita
técnica en todas sus variaciones y formando una excelente dupla junto Georgina
Giovannoni como la Princesa Florisse, la quien también se lució en sus
variaciones.
Vayamos ahora
a los Roles principales: Ludmila Galaverna compuso una admirable Hada Lila, muy
buenos desplazamientos, excelente actriz, en todo momento lució magnífica
figura y depuradísima técnica. Nadia Muzyca compuso una extraordinaria
Carabosse, maléfica, dantesca, de muy buena técnica y soberbia presencia
escénica. Federico Fernández fue no solo el Príncipe Desiree, sino que fue “El
Partenaire”, siempre conectado con la protagonista, ha registrado además un
notable crecimiento profesional, depurando su técnica, desplazándose con total
comodidad en escena y transmitiendo todo el sentimiento de atracción hacia
Aurora, cristalizándolo en una magnífica actuación en la escena del beso que
rompe el hechízo.
Y para el
final la estrella. Marianella Nuñez descolló en escena. Simpatía, refinamiento,
técnica, desplazamientos formidables, actuación soberbia, haciendo creíble su
criatura en todo momento. Fue una Aurora de antología y le arrancó al público
ovaciones como hace rato no se escuchaban en funciones con un ballet integral.
Fue el centro absoluto y lo justificó con creces.
Ojalá esta
opinión que hoy vierto se siga repitiendo a futuro. Necesitamos al Ballet
Estable recuperado a pleno. Y necesitamos la vuelta de títulos maravillosos.
“Don Quijote” y “Coppelia” deben volver a escena cuanto antes.
Donato Decina
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