COLORIDA,
POETICA Y BIEN INTERPRETADA
Teatro Colón,
temporada 2017, Opera: “Russalka”, Opera en tres actos. Música: Antonin Dvorak,
Libreto: Jaroslav Kvapil, basado en los cuentos de Jaromir Erben y Bozena
Nemcova. Interpretes: Ana María Martínez (Russalka), Dimitry Golovnin
(Príncipe), Ante Jerkunica (Vodnik), Elisabeth Canis (Jezibaba), Marina Silva
(La Princesa Extranjera), Oriana Favaro-Rocío Giordano-Rocío Arbizu (Ninfas del
Bosque), Sebastián Sorrarain (Guardabosque/Mayordomo), Cecilia Pastawski (Niño
de la Cocina), Fermín Prieto (Voz del Cazador),Franco Cadelago (Acompañante de
Jezibaba). Escenografía: Jorge Ballina. Vestuario: Eloise Kazan, Iluminación:
Víctor Zapatero, Coreografía General y del Acompañante de Jezibaba (Basada la
Primera en el Original de Carlos Carrillo): Franco Cadelago. Coro Estable del
Teatro Colón: Director: Miguel Martínez. Orquesta Estable del Teatro Colón,
Dirección: Julian Kuerti. Dirección Escénica: Enrique Singer. Producción del
Teatro de Bellas Artes de México. Teatro Colón, Función del 10 de Noviembre de
2017.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
Y después de 109 años, el Colón comenzó a saldar su
cuenta pendiente con Dvorak. Lo hizo trayendo a escena “Russalka”, el título
mas famoso (y ambicioso) del genial creador Bohemio, luego de que “Buenos Aires Lírica” tuviera el honor de
ofrecerlo por vez primera en el Teatro Avenida, tras varios intentos
infructuosos realizados por el “Off Colón” (De los cuales en uno fui testigo
directo. La exhorbitancia solicitada en concepto de arrendamiento del material
Orquestal impidió tal objetivo, para el cuál estaba apalabrado como conductor
el extinto Reynaldo Zemba, acaso el máximo especialista en Dvorak que hubo en
Ntro. Medio). Esta vez Ntro. Máximo escenario lo logró con un convenio dejado
por la gestión Loperfido por el cuál se trajo la producción que Enrique Singer
(Realizador Mexicano) montó para el Teatro de Bellas Artes de la Capital
Azteca.
Y vayamos
entonces a esa realización visual. Clásica. Excelentemente Iluminada. Adaptada
al escenario del Colón dada la mayor boca de escenario y profundidad del mismo
pero en donde todos los elementos estuvieron en su lugar. La historia de esta
“Sirena” que quiere ser humana y poder amar, pero que termina despojada de su
condición, para terminar regresando repudiada sin poder retornar a su forma
original, fue plasmada con nobles recursos. El Bosque, marcado por superficies
coloridas. El agua y la profundidad del lago, resaltadas por un cerramiento que
subía y bajaba según las circunstancias dando el deseado efecto de la
profundidad del lecho. Del mismo modo en que las Ninfas entraban dentro de este
marco suspendidas en el aire mediante arneses que permitían visualizarlas con
un efecto de estar nadando. El palacio del príncipe en el segundo acto, marcado
por cercos y escalinatas convenientemente distribuidos y de ahí la muy buena
ubicación de los interpretes en la escena. Y finalmente la muy buena resolución
del acto final (y la escena final de la obra) con el príncipe entregado a la
muerte por amor con sugerente marcación, realizada con muy buen gusto. Todo
esto conlleva a que Ntro. Público reciba de muy buena manera la puesta y en su
gran mayoría la considere como uno de los mejores espectáculos visuales del
año. En lo personal, prefiero una mayor imaginación y creatividad, pero no dejo
de reconocer, ni quitar mérito alguno, a que el espectáculo tuvo categoría, con
momentos decididamente poéticos en cuanto a efectos lumínicos desarrollados por
Jorge Ballina que realzaron la escena por completo. Otro tanto le cabe a la
realización de vestuario, a cargo de Eloise Kazan, absolutamente de Epoca y a
tono con la escena. Y para redondear la labor, una muy adecuada coreografía del
segundo acto a cargo de Franco Cadelago, basada en el original Mexicano de
Carlos Carrillo que patentizo el clima de burla al que es sometida la
protagonista vista su condición de habitante de los bosques (casi una salvaje),
la que además no emite ningún sonido, quebrando este asfixiante silencio la aparición de su progenitor con el que
mantiene un desesperado diálogo, mas la personal, dando vida al asistente de
Jezibaba, la hechicera que resaltó mas la acción de ese personaje.
En lo que
respecta a los aspectos musicales, Julian Kuerti, Joven Conductor Canadiense,
realizó una concertación muy buena, con un
rendimiento superlativo del orgánico orquestal. El lenguaje musical del
Dvorak de esa época quedó expuesto sobremanera alcanzando el pleno colorido que
la orquestación contiene. La comunicación con el palco escénico fue plena, por
lo que la resolución del trabajo fue sencillamente estupenda. El Coro fue
convenientemente preparado por Miguel Martínez, desarrollando sus
intervenciones con plena justeza.
Y finalmente
lo vocal. Ana María Martínez fue una conveniente protagonista. Emitió
correctamente, tuvo expresividad y expuso oficio y autoridad escénica para
transmitir las ansias, angustias y todo el drama con el que la obra se cierra.
Dimitry Golovnin es un buen tenor Ruso que tiene una formación ideal para roles
eslavos. Dueño de un portentoso caudal
vocal, sin embargo adoleció de una falta de refinamiento para algunos pasajes
como el de la escena final. Empero, su desempeño fue muy correcto. Ante
Jerkunica como Vodnik, Padre de la
Protagonista, fue la Voz de esta presentación. Autoridad escénica, caudal
amplio que corre por toda la sala, técnica impecable. Ojalá podamos contar con
El en nuevos títulos. Elisabeth Canis (Jezibaba del estreno Argentino), volvió
a lucir con este personaje, mostrando buena actuación y compensando con sobrado
oficio algún déficit vocal. Marina Silva fue la Voz femenina, arrasando con su
interpretación de la princesa extranjera (También como en el estreno en el
Avenida), extrayéndole todo el jugo posible a su parte y ganándose la
merecidísima segunda ovación de la noche detrás de la del bajo Jerkunica. Oriana
Favaro, Rocío Giordano y Rocío Arbizu lucieron a pleno como las Ninfas del
Bosque cumplimentándose absolutamente entre ellas y realizando un excelente
trabajo actoral. Un simpático desempeño tuvieron tanto Sebsatián Sorrrain tanto
como el Guardabosque como en el rol de
Mayordomo de Palacio y Cecilia Pastawski como el Niño de la Cocina (en este
caso su escena frente a Vodnik y Jezibaba fue de especial lucimiento) y por
último, Fermín Prieto como la Voz del Cazador ( la que en esta puesta aparece
en escena) sacó provecho absoluto para esta breve intervención.
Dvorak realizó
muchos otros trabajos para la ópera algunos de los cuales poseen mucho valor, esperemos
que no tengamos que pasar mas de un siglo para poder apreciarlos
Donato Decina.
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