UNA VERSION
IMPONENTE
Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires, Decimocuarto concierto de abono, Director:
Vladimir Verbitsky. Solistas: Cuarteto Gianneo. Luís Roggero-Sebastián Masci
(Violines), Julio Domínguez (Viola), Matías Villafañe (Violonchelo). Programa:
Obras de José María Castro, Eugene Ysaÿe
y Dimitri Shostakovich. Teatro Colón, 09 de Noviembre de 2017.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO
El
decimocuarto concierto de Abono de la Filarmónica nos mostró la reposición
siempre bienvenida de una obra argentina, con el aditamento de mostrar la rara
disposición de cuarteto solista y orquesta de cuerdas. Otra obra, en este caso
de un reconocidísimo creador cuyos trabajos fueron fundamentalmente compuestos
para Violín (que en este caso también reconoce la misma disposición que la obra
anterior) y el cierre en el año del centenario de la Revolución Rusa, una obra
del último gran sinfonista de la historia, descriptivo del que acaso haya sido
el movimiento anticipatorio del advenimiento del Comunísmo en Rusia.
Originalmente consignada a otro Director, finalmente la elección para la
conducción de la velada recayó en Vladimir Verbitsky, veterano conductor Ruso,
alumno del gran Yevgeny Mravinsky, con titularidades ocupadas en la Filarmónica
Eslovaca, la Victorian Symphony de Melbourne (Australia) (Paradojas del
destino, ese cargo fue ocupado entre 1952 y 1956 por Juan José Castro [Hermano
de José María autor de la primera obra que se escuchó en esta sesión]) y que
desde hace cuarenta años ocupa el Podio de la Filarmónica de Voronezh (Rusia) y
también desde hace veinticinco lo hace en el de la Orquesta Sinfónica de
Australia Occidental. Para las obras
iniciales se contó con el concurso del Cuarteto Gianneo, verdaderos
especialistas en obras de cámara Argentinas, que también incluyen en el
repertorio obras de los grandes creadores de la música.
Precisamente
el inicio (invirtiendo el Orden originalmente consignado), fue con “Preludio y Toccata” del año 1949 compuesto
por José María Castro. Obra de carácter Neo-Clásica que muestra un amplio
desarrollo y momentos de intensa reflexión. Aquí el conjunto solista se acopló
a la cuerda de la Filarmónica, pero la conjunción de ambas fuerzas no mostró
todo lo que son capaces de brindar. En cambio en “Harmonies du Soir”, del Op.
31 de Eugene Ysaÿe, hubo mayor compenetración, mejores respuestas individuales
de todos los integrantes del conjunto solista y la cuerda de la Filarmónica
lució a pleno. Esto fue decisivo para
que el conjunto se luciera en un bis argentino “Gato al Estilo Popular” de
Emilio Napolitano, con todo el color del Folcklore Argentino, arrancando la
justiciera ovación de la concurrencia.
El Cierre
mostró una imponente versión de la Sinfonía Nº 11 en Sol mayor, Op. 103 “El Año
1905” de Dimitri Shostakovich. Obra descriptiva del asalto al Palacio de
Invierno del Zar, primer movimiento de masas que anticipó en 12 años a la Revolución
Comunista y que por cierto quedó grabada en la historia en el filme “El
Acorazado Potemkin” de Serguei Einsenstein (famosa escena del cochecito de bebé
cayendo por las escalinatas incluida en el filme y que a posteriori fue
rememorada por muchos cineastas como Brian de Palma en su “Los Intocables”).
Aquí Verbitsky hizo gala de su aprendizaje con Mravinsky, amigo dilecto de
Shostakovich quien estreno varias de las quince sinfonías del gran genio Ruso.
El ajuste, la tersura de las cuerdas, la justeza en bronces y vientos y la
cuidada y ajustadísima percusión fueron las aristas salientes de una versión
cuya tensión no decayó en momento alguno y cuyo remate lo fue con esa apoteosis
final con el llamado de campana que sacudió por completo al auditorio. Sín
dudas Verbitsky se hizo merecedor a una nueva invitación, la ganó con creces.
Donato Decina
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