UN TRANVÍA LLAMADO DESEO
Teatro Colon 10 de mayo 2019
Estrenó el Teatro Colon, la ópera, “Un tranvía llamado deseo” con música de
Andre Previn, y libreto de Phullip Littell, basada en la famosa novela homónima
de Tennessee Williams.
Se trata de una obra muy interesante, con
música que remite al neo – romanticismo del siglo XX y al jazz, que encaja perfectamente con la pieza teatral.
La representación de la obra, fue de muy
alta calidad a partir de la excelente concertación del Maestro irlandés David
Brophy, un experto en el repertorio del siglo XX.
A cargo del rol protagónico, de Blanche
Dubois, debutó en el Colon la soprano Orla Boylan; una efectiva cantante, de
buena línea de canto, un tanto estridente en su zona aguda, pero que supo transmitir,
en lo vocal y en lo escénico todas las alternativas emocionales que este
difícil y arduo personaje exige.
También, en una muy destacada actuación se
lució la soprano Sarah Jane McMahon, ya que tanto en lo vocal, en lo escénico y
físicamente es una artista ideal para el rol de Stella.
Contundente el trabajo del barítono David
Adam Moore, en el rol de Stanley. Muy buen profesional y de gran trabajo
actoral.
El tenor Eric Fennell, es un muy buen
cantante y aceptable actor. Su voz es pequeña, pero su estilo de canto y la interpretación convincente de su
personaje, compensan la falta de volumen.
La ya conocida por el público del Colon,
Victoria Livengood, inolvidable por sus creaciones de “La Secretaria”, en El
Consul y “Baba la Turca” en The rake’s progress, volvió a demostrar sus dotes
de gran artista en el rol de Eunice.
Los interpretes de los roles comprimarios, Darío
Leoncini, Pablo Politzer y Alicia Cecotti, estuvieron a la altura de las
circunstancias, en un gran trabajo de equipo.
Una gran virtud de este estreno, que a
estas alturas es necesario destacar, es que tanto la escenografía de Enrique
Bordolini, como la dirección escénica, de Rita Cosentino, respetan el contexto en que la obra fue
concebida.
No obstante, cabe destacar la innecesaria
escenificación del final del segundo acto. Es el momento en que Blanche, le
cuenta a Mitch, las desdichadas circunstancias del suicidio de su joven esposo;
“He was a boy when I was a very young girl”. El relato de Blanche, es tan claro
y preciso, que no merece distraer la atención hacia la protagonista, que en ese
momento interpreta una de los momentos más dramáticos y conmovedores de la ópera. El protagonismo, es de la artista, de la
música, no pide acción teatral, no pide representar lo obvio con escenas
obscenas.
En resumen, “Un tranvía llamado deseo”, fue
un estreno exitoso y muy bien presentado por el Teatro Colon.
Roberto Falcone
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