DE MENOR A MAYOR
Teatro
Colón, temporada 2019, Danza: Actuación del Ballet Estable del Teatro Colón,
Dirección: Paloma Herrera. “Noche Clásica y Contemporánea”. Programa: “Allegro
Brillante”, con Coreografía de George Balanchine y Música de Piotr Illich Tchaikovsky
en reposición de Ben Huys con vestuario de Karinska e Iluminación de Rubén
Conde. Interpretes: Camila Bocca, Alejo Cano Maldonado, Ayelén Sánchez, Natalia
Pelayo, Ludmila Galaverna, Eliana Figueroa, Franco Noriega, David Gómez, David
Juárez y Alan Pereyra. “Clear”: Con Coreografía de Stanton Welch AM con Música
de Johann Sebastian Bach, Vestuario de Michael Kors, Iluminación de Lisa Pinkham
y Reposición de Sean Kelly. Intérpretes: Maximiliano Iglesias, Ludmila
Galaverna, Alejo Cano Maldonado, Paulo Marcilio, David Gómez, Luciano García,
Yosmer Mejía, Martín Vedia. “Fancy Free”, con Coreografía de Jerome Robbins y
Música de Leonard Bernstein. Con Escenografía de Oliver Smith, Iluminación de
Ronald Bates, Vestuario de Kermith Love y Reposición de Kipling Houston.
Intérpretes: Juan Pablo Ledo, Emanuel Abruzzo, Emiliano Falcone, Natalia
Pelayo, Emilia Peredo Aguirre, Eugenia Starna y Matías de Santis. Orquesta
Filarmónica de Buenos Aires, Director: Carlos Prazeres. Solistas: Iván
Rutkauskas (Piano [“Allegro Brillante”/”Fancy Free”], Pablo Saraví (Violín [“Clear”])
y Natalia Silipo (Oboe [“Clear”]). Teatro Colón, 07 de Junio de 2019.
NUESTRA OPINION: MUY BUENO.
En una semana
en donde como pocas veces presentó dos espectáculos en la misma, ell Ballet
Estable del Colón retornó al escenario de la calle Libertad para presentarnos
tres coreografías enmarcadas bajo el título de “Noche Clásica y Contemporánea”.
Las creaciones elegidas responden a tres concepciones diferentes de creadores
de afamadísima reputación mundial: Balanchine, Stanton Welch y Jerome Robbins y
fueron desde el estilo clásico o neoclásico del gigante ruso hacia la
modernidad de Welch y culminar recalando en el más popular Robbins.
Párrafo aparte merece el cada vez más escueto
programa de mano, no por carecer de comentarios
de las obras (que lo tiene), sino por la carencia de información acerca
de los repositores y equipos escenotécnicos responsables de las puestas y hasta
las fotografías individuales de algunos de los intérpretes. Es cierto que al
ser tres Coreografías podrían insumir muchas páginas, pero no es menos cierto
el hecho de que los Intérpretes y equipos todos merecen la mención para poder
conocerlos más y valorar aún más y mejor las labores de cada uno. El Colón ha
hecho una importante inversión para
montar este espectáculo convocando para ello a equipos internacionales. ¿Por
qué no podemos conocerlos en el programa de mano?.
La apertura vino de la mano de “Allegro
Brillante”, coreografía del inmenso Balanchine (así a secas como todo amante de
la danza lo reconoce). La reposición corrió por cuenta de Ben Huys. Un ballet
de corte Neo-Clásico con soporte en uno de los movimientos del poco frecuentado
Concierto para Piano y Orquesta Nº 3 de Tchaikovsky. Sobre la base de las
evoluciones que presenta una pareja en escena, se mueven, estiran y desplazan
otras cuatro parejas en forma secundaria. Aún con menos integrantes en escena,
se sigue percibiendo una falta de precisión en los desplazamientos de los
bailarines. No logran conformar un movimiento uniforme y ya son varios
repositores que pasaron por el escenario del Colón (alguno de ellos de renombre
mundial) y aun no se logra. Aun así la pareja protagónica, conformada por
Camila Bocca (A pocas horas de su protagónico en “El Corsario”) y Alejo Cano
Maldonado, tuvo un destaque muy especial. Bocca con su reconocida belleza en
los desplazamientos, elegancia, refinamiento y Cano Maldonado resultando la
revelación de todo el espectáculo con elegancia, presencia, absoluta prestancia
y verdadera delicadeza como en la bajada
a su compañera, la que pareció “flotar” en el aire. Ojalá se lo pueda ver más a
menudo en estos roles. Un correctísimo vestuario de Karinska y una correcta
iluminación de Rubén Conde contribuyeron visualmente con este trabajo.
La “bisagra”
del espectáculo la constituyó “Clear” del Australiano Stanton Welch portador de
la “Orden de Australia”, Director del Ballet de Houston desde el 2003 y creador
de coreografías para instituciones como “American
Ballet”, “San Francisco Ballet”, “Australian Ballet”, “Birmigham Royal Ballet”
y “Royal Danish Ballet”. Es una creación que cuenta con soporte de dos
conciertos de Johann Sebastian Bach, los de Oboe, Violín y Orquesta en Re menor
y de Violín y Orquesta en Sol menor (no se contó con la información de a cual
número del catálogo BWV pertenecen). Siete hombres con torso desnudo rodean a la pareja protagónica, la
que evoluciona junto a ellos a través del primero de los conciertos de Bach y
desembocarán en una segunda parte bajo la música de los dos primeros
movimientos del segundo de los conciertos, en los que quedarán a solas con un
final íntimo bajo un haz de lúz y el resto de la caja escénica a oscuras. Las
cuatro parejas secundarias estuvieron muy correctas en el
desenvolvimiento. Hubo mucha energía, soltura y entrega. En cuanto a la pareja
principal, Ludmila Galaverna tuvo una actuación consagratoria, con bellos
desplazamientos, conexión con su compañero y fuerte presencia escénica.
Maximiliano Iglesias en cambio, fue de menor a mayor. Llamativamente
inexpresivo en el comienzo, trocó esa imagen preocupante del inicio en una
mayor entrega y ya en la segunda parte mostró solvencia, buena técnica y
conexión total con su compañera. El muy buen desempeño final de ambos se vio
opacado al fallar la iluminación, la que no enfocó por completo a ambos en el
final, quedando parte de los cuerpos bajo la oscuridad de la caja escénica.
“Fancy Free”
de Jerome Robbins con música de Leonard Bernstein, fue por lejos lo más
logrado de la noche. Con mucho de Tap y Swing, la simple historia de Tres
marineros de franco en el New York de los 40 del pasado siglo y su búsqueda de
chicas en la puerta de un bar. Una simple escenografía de Bar con su Barman
tras la barra y las situaciones en las que abundan la mímica, la actuación, la
agilidad y la entrega. La música es apabullante. Es el Bernstein previo a West
Side Story y mucho de lo que se escuchará aquí se lo podrá escuchar luego en la
primera ( y en el filme de Esta, verla bailar) . Juan Pablo Ledo cumplió una
colosal actuación, también El a pocas horas de su Conrad en “El Corsario”.
Gracia, talento y frescura más total soltura escénica. Fue muy bien secundado por
Emmanuel Abruzzo y Emiliano Falcone, ambos con una veta de tap y swing
encomiables y soberbia entrega actoral a
partir de la gestualidad y la mímica. Natalia Pelayo y Emilia Peredo Aguirre
(Otra participante del “El Corsario”, en este caso como “Gulnara”), fueron el
complemento ideal de ambos, como las chicas seducidas, pero que huyen ante los
choques de los amigos (Son 3 que pretenden a 2). Breve pero decisiva
intervención en el final le cupo a Eugenia Starna quién con una figura “Pizpireta”
y muchísima gracia arrastrará tras de Sí a los tres compañeros . Muy correcta la intervención actoral de
Matías de Santis como el “Bartender”. Evidentemente el repositor Kipling
Houston dio en la tecla en la disposición escénica y obtuvo de todos los
bailarines una total entrega.
Párrafo aparte para la excelente prestación
de la Filarmónica con el Brasileño Carlos Prazeres en el podio, a quien
conociéramos en el Abono 2017 de la Orquesta, estrenando la Sinfonía “Antártica”
de Ralph Vaughan Williams. Extraordinario ajuste, brillo orquestal, conexión
total con el palco escénico en las tres coreografías y tres solistas de lujo:
Iván Rutkauskas, de descollante labor en el Concierto para Piano y Orquesta Nº
3 de Tchaikovsky y muy solventes intervenciones en “Fancy Free”(A propósito y
más allá de ser maestro Interno del Teatro, ¿no se lo podría ver más seguido
como solista en conciertos?). Natalia Silipo, con bellísima intervención en el
Concierto para Oboe, Violín y Orquesta de Bach. Y, fundamentalmente, la labor en ambos
conciertos de Bach de Pablo Saraví, conocedor del repertorio como pocos, quien
cerró “Clear” de modo espectacular con absoluta belleza de sonido.
El balance nos muestra tres creaciones
bienvenidas para la escena. El Ballet Estable precisa, a mi humilde entender,
mayor trabajo con gente de la casa (entiéndase sumar a los que ya están de
manera irreprochable), lograr mayor afiatamiento de conjunto y un Director
Musical Estable. No porque no lo valgan los Maestros convocados, sino porque
tiene que ser alguien que lata junto al resto, única manera de amalgamar mas y
contribuir a que el trabajo sea más sólido.
Donato Decina
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