PARA LA MAYOR
HISTORIA DE LA MUSICA ARGENTINA
Festival
Barenboim 2019: Concierto Sinfónico: Actuación de la West-Eastern Divan
Orchestra, Director: Daniel Barenboim. Solista: Martha Argerich (Piano).
Programa: Obras de Schubert, Tchaickovsky y Lutoslawski. CCK-Auditorio
Nacional, 04 de Agosto de 2019.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE (+).
Este encuentro
entre Martha Argerich y Daniel Barenboim quedará en la memoria de quienes
tuvimos la inmensa fortuna de estar presentes en esta tarde del 04 de Agosto de
2019 en el Auditorio Nacional, como el día en que los dos más grandes Intérpretes
Argentinos de todos los tiempos unieron talentos para entregarnos versiones
sencillamente de antología.
El comienzo mostró a Ntra. Máxima Batuta
brindando una espectacular versión de la Sinfonía Nº 8 “Inconclusa” de Franz
Peter Schubert. Desde el oscuro comienzo a cargo de las cuerdas bajas de la
Orquesta, el que da lugar al ataque en “Pianissimi” de toda la Cuerda como
apoyo del primer tema a cargo de Oboe y Clarinete se percibió la intención del
Director de brindar una versión plena de sutilezas, con delicado trabajo de
sonoridades y total control del “tempi” y la intensidad. Fue un momento pleno
de canto para una obra que requiere justamente, sutileza, transparencia y “canto”.
Las tuvo plenamente. El desarrollo del segundo de los temas encontró a toda la
cuerda expresando a pleno y ajustadas intervenciones de bronces y maderas, para
un cierre de total carga emotiva. Es evidente que en Barenboim prima su enfoque de intérprete tanto de Piano
como de Orquesta. La riqueza de matices y sonidos que obtiene deja siempre
sorprendido al espectador ya que siempre hay un detalle más que aparece durante
el transcurso de la versión. Los mismos detalles pudieron percibirse en el
Andante de cierre, con los mismos conceptos, marcaciones y expresividades que
pudieron encontrarse en el movimiento de apertura. El sutil final dio paso a un
glorioso silencio de los espectadores. Nadie osó aplaudir hasta que Barenboim mostró
su primer gesto distendido. Sin dudas se trató de la mejor versión en muchísimo
tiempo de esta sinfonía y debería remontarme tal vez a la que Lorin Maazel y la
Filarmónica de Viena hicieran en el Colón para el Mozarteum en Setiembre de
1985.
Y
después el “Torbellino” Argerich. Electrizante, plena, vital. Así estuvo Ella
desde el teclado, manteniendo desde allí una total comunión con Barenboim, el
que no se limitó a acompañar, sino que cuidó a la solista, extrajo sutilezas,
manejó increíblemente los “Tempi”, tanto en la coda de cierre del primer
movimiento, como la del final de la obra. El lirismo del segundo movimiento fue
expresado de manera estupenda. Tanto todo esto como para que nos permitiéramos sonreír
junto a la genial Martha, porque había pifiado una nota. A esa altura ya nada
importaba. Habían construido entre todos la mejor versión que este cronista jamás
haya escuchado de semejante monumento musical. El Auditorio se transformó en
una caldera que saludó la versión, a tal punto que los integrantes de la
Orquesta del Diván sumaron sus aplausos a los del público y arrancaron de
Martha un bis de antología como fue la transcripción atribuida algunos a Clara
Wieck y Otros a Franz Liszt de del Lied “Dedicatoria” Nº 1 del op. 25 de Robert
Schumann, que marcó un altísimo vuelo interpretativo por parte de la genial pianista.
La segunda parte marco otro “Capolavoro” por
parte de Daniel Barenboim con una electrizante versión del “Concierto para
Orquesta” de Witold Lutoslawski. Obra de comienzos de la década del cincuenta,
toma como modelo el similar de Bela Bartok de mitad de la década anterior, al
que le agrega desafíos de escritura, de detalles, de timbres, sumado a una
inteligente y frondosa Orquestación. Baremboin le extrajo todo el jugo a la
partitura. A la tensión del primer movimiento, supo corresponderle con una
exquisita paleta de color y total agilidad en
el segundo, a la que le sumó
increíbles sutilezas. Al “Canon” brillante y exquisito que se desarrolla en el
tercero, le contrapuso intensidad en el cierre, volviendo a alcanzar cumbre
interpretativa y dejando la versión ofrecida como de referencia obligada.
Más allá de las interminables ovaciones, no
hubo bises. No hacían falta y, de paso, también se reguló la energía por la
maratón de noches que vendrán. Ya haber escuchado esto fue un enorme
privilegio.
En
nombre del programa, de sus integrantes y de Uds. Espectadores y/o Lectores,
agradezco las enormes atenciones recibidas por parte de la gente de Prensa del
CCK, con Valeria Solarz al frente. Valoro en esto, el concepto que tienen (y
han demostrado siempre ello) de Ntro. Trabajo.
Donato Decina
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