domingo, 13 de octubre de 2019


Monumental concierto fuera de sede de la Filarmónica en el Centro Cultural Kirchner

DEL POSTIMPRESIONISMO A LA VANGUARDIA
Martha CORA ELISEHT

            Además de su habitual Ciclo de Abono en el Teatro Colón, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires ofrece conciertos fuera de sede, como el Ciclo “Divertimentos y Pasiones” en la Usina del Arte. Y de vez en cuando, en el Centro Cultural Kirchner (CCK), como el que tuvo lugar en el Auditorio Nacional el pasado viernes 11 del corriente bajo la dirección de Nicolás Rauss, donde se ofreció un repertorio poco convencional, compuesto por las siguientes obras: Pour une fête de printemps (“Para una fiesta de primavera”), Op.25 y la Suite del Ballet “Bacchus et Arianne” (Baco y Ariadna n° 2, Op.43 de Albert Roussel (1869-1937); El Lago Encantado, Op.62 de Anatoli Liadov (1855-1914) y el estreno local del Concierto para clarinete y orquesta “Crónicas Latinoamericanas” de Daniel Freiberg (1957), con la presencia del compositor al piano y una orquesta de jazz formada por Luis Cerávolo (batería), Juan Pablo Navarro (contrabajo), Ricardo Lew (guitarra) y la participación de Mariano Rey como solista.
            La primera de las obras de Albert Roussel es un poema sinfónico compuesto en 1922 y está dedicado a Eugène Gigout (1844- 1925), quien fue su maestro y con quien estudió piano, órgano, armonía, fuga y  contrapunto, característica principal de su música. Se trata de una composición que sólo dura 12 minutos y que marca el comienzo del postimpresionismo francés, llevado a cabo magníficamente durante la presente versión, donde la orquesta logró un sonido puro y de gran calidad. Cada uno de los instrumentos solistas supo lucirse y otorgar brillo a esta versión, bajo la impecable dirección de Nicolás Rauss, que supo ganarse la confianza de los músicos y el aplauso del público.
            El ballet Bacchus et Arianne  fue compuesto en 1930 y posteriormente, Roussel compuso dos suites orquestales sobre el mismo, de las cuales, la n° 2 es la más representada y lleva el Op. 43 del catálogo de obras de este gran compositor francés. Su introducción se basa en un clima oriental hasta que la protagonista (Arianne) es introducida por un solo de viola –muy buena ejecución de la solista Kristine Bara- , quien luego de despertar, decide suicidarse arrojándose desde un peñasco, pero es salvada por Bacchus (Baco)- representado por el fagot, con una impecable actuación de Gabriel La Rocca- . Ambos bailan la Danza del Sueño, que es seguida por un scherzo – compuesto en 6/8- , tomado de la Suite en Fa del mismo compositor. La voluptuosidad de la música narra el beso de los protagonistas –magnífica ejecución del solo de violín por parte de Nicolás Favero, quien reemplazó a Pablo Saraví como concertino-, que es seguida por la Marcha de la Bacanal, que Roussel escribe de modo similar a la Danza General de Daphnis et Cholé de Maurice Ravel (1912). Tras una melodía pianissima (cantábile) escrita en escala cromática, aparece la Bacanal en 10/8 que concluye la obra, caracterizada por escalas en los metales, que representan la coronación de Arianne por parte de Baco con una diadema de estrellas. Esto se logra mediante un ostinato en cornos y trombones, que desemboca en el vals final coronado por las trompetas, con una muy buena intervención de Daniel Marzal Crespo como solista. La presente versión fue de una excelencia auditiva y de una interpretación magistral, donde pocas veces se escuchó sonar a la Filarmónica  de esa manera y donde además, Nicolás Rauss demostró su eficacia y su eficiencia como director. Lo mismo sucedió con El Lago Encantado de Liadov, obra sinfónica representativa del impresionismo ruso y la más conocida de la extensa producción de dicho compositor. Data de 1909 y es otro poema sinfónico basado en una leyenda rusa, que arranca en un tono oscuro dado por los contrabajos hasta la introducción de las arpas y las cuerdas en tono mayor, con un contrapunto por parte de las maderas y cuerdas.
            El Concierto para clarinete y orquesta “Crónicas Latinoamericanas” fue compuesto por encargo de la Orquesta de la Radiodifusión de Colonia (Köln, Alemania) y consta de tres movimientos: Panorámicas, Diálogos e Influencias. El primero es un Allegro en ritmo de malambo, que abre con una cadencia en las cuerdas, seguida por el clarinete como instrumento solista y el piano, de estilo similar a las obras del compositor tucumano  Alonso Crespo. Posteriormente, la flauta y el resto de la orquesta se unen en un diálogo instrumental para que luego el clarinete tome la melodía sobre la cual se apoya el conjunto de instrumentos de jazz mediante escalas cromáticas en ascendente y descendente, para luego recapitular con la melodía inicial de malambo por parte de la orquesta en un final brillante, con un gran tutti. La labor desempeñada por Rauss y Mariano Rey fue estupenda, con muy buenos matices y planos sonoros. Seguidamente, el segundo movimiento es un Andante en ritmo de vidala, introducido por el clarinete y seguido por un solo de bombo, luego del cual se acopla el resto  de los instrumentos. Previo a la entrada del clarinete hay un magnífico diálogo entre el oboe y el cello (soberbia labor de los solistas Néstor Garrote y Julio Fainguersch, respectivamente). En cambio, el 3° movimiento en un Allegro vivace en ritmo de huella, gato y chacarera con ribetes de jazz. Aquí se produce una auténtica fusión de ambos ritmos y es donde entra a jugar el conjunto de jazz, donde cada uno de los solistas (percusión, contrabajo, guitarra y piano) realiza improvisaciones sobre la melodía, apoyados por el clarinete, que cierra con recapitulación del tema inicial por parte de la orquesta. El resultado fue una combinación perfecta, donde los músicos recibieron una gran ovación por parte del numeroso público presente y una lluvia de aplausos. Posteriormente, Mariano Rey, Daniel Freiberg y el conjunto de jazz entraron para brindar dos bises: una melodía de Astor Piazzolla (arreglo de Christian Zárate, quien estuvo presente) y la Milonga del Barro del propio compositor, donde cada uno de los músicos improvisó sobre el tema principal. No sólo Mariano Rey demostró ser un músico de dotes excepcionales y el novísimo ganador del Premio Konex de Platino 2019, sino que Juan Pablo Navarro ofreció un espléndido solo de contrabajo. El legendario guitarrista Ricardo Lew realizó una magistral zapa con su instrumento, mientras que Freiberg brindó una improvisación soberbia. Puede decirse que esta tercera parte del concierto hizo vibrar a la audiencia de la Sala Sinfónica del CCK, mientras sus colegas de la Filarmónica festejaban el suceso.
            Una vez más, quien escribe recalca las excepcionales dotes de la orquesta y del director. Es un placer escuchar a la Filarmónica fuera de su ámbito natural en el Colón, bajo una batuta de grandes quilates como la de Nicolás Rauss, en un programa compuesto por obras prácticamente inéditas, o al menos, que hacía mucho tiempo que una no escuchaba. Éste es el camino que debe seguir para equipararse y consolidarse como una orquesta de gran jerarquía, que suena muy bien cuando lo encuentra y es capaz de enriquecerse, merced al esfuerzo y la profesionalidad de cada uno de sus integrantes.   

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