COLUMNA DE OPINIÓN
DISFRUTANDO EL SILENCIO
Martha CORA ELISEHT
Sin lugar a dudas, la pandemia de
coronavirus COVID-19 ha trastocado nuestras vidas, No sólo en materia de
hábitos y costumbres, sino que además, por tratarse de una enfermedad
emergente, ante la cual no hay un medicamento efectivo que ayude a combatirla ni
vacuna preventiva, la única forma de evitar el contagio y la exposición
potencial es mediante aislamiento obligatorio en el hogar o en el distrito
donde se vive (vulgarmente conocido como cuarentena).
No es fácil adaptar los hábitos de
vida de un día para el otro, ya que la gente se siente confinada, encerrada en
sus casas hasta el momento de no saber qué más hacer para combatir la sensación
de oprobio que produce el encierro. Para el que sabe manejar medios
electrónicos, informática y plataformas on
line, todo bien, porque se mantiene ocupado trabajando desde su casa. Por
desgracia, no sucede lo mismo con aquellos que no tienen la suerte de poder
acceder a la tecnología, ya sea porque no disponen de la misma o por no saber
utilizarla. Los transportes públicos han reducido sus frecuencias y aquellos
que son trabajadores esenciales –entre otros, los periodistas y personas que
trabajan en los medios de comunicación- deben solicitar los permisos
respectivos para poder trasladarse y demostrar que van a trabajar. Lo mismo
sucede con el personal de salud, limpieza, alimentación, recolección de
residuos, encargados de edificios y todas aquellas personas cuya labor se
considera esencial.
A partir de la reducción de tránsito
y de servicios de transporte público, la ciudad ha cambiado. Los días de sol
otoñal se disfrutan intensamente; no sólo por las bondades del clima –un tanto
atípico para esta altura del año-, sino que además, han desaparecido los
insoportables bocinazos en hora pico, el ulular constante de las sirenas de las
ambulancias solicitando pasar ante el traslado de enfermos graves y el mal
humor de los automovilistas. Se escuchan los sonidos que anteriormente eran
imperceptibles, o que pasaban desapercibidos debido al alto nivel de
contaminación auditiva.
Y la gente aprendió a escuchar el
silencio.
¿Tiene sonido el silencio?.....
Obviamente, la respuesta es “NO”. Sin embargo, hay personas que poseen
una cualidad denominada sincretismo –capacidad de brindar cualidades a un
sentido que no son características del mismo-. Por ejemplo, escuchar en
colores. Parece un tanto descabellado, pero hubo compositores famosos que
poseyeron esta cualidad: entre otros, Scriabin y Rimsky- Korsakov. ¿Y quién
sino un genio como Beethoven que, pese a su sordera, compuso obras maravillosas?....
Al verse privado del sentido del oído –cualidad esencial para cualquier
músico-, tuvo la enorme capacidad de interpretar los gestos de la gente y
volcarlos en música.
Precisamente por su sordera,
Beethoven aprendió a escuchar el silencio.
El silencio es una circunstancia que
puede no sólo llegar a ser enriquecedora, sino también, inspiradora. Muchas
veces, una necesita el mágico silencio de la noche para que las ideas fluyan
libremente y comenzar con los proyectos que se tienen en mente al día
siguiente: ya sea escribir un artículo, organizar un curso, dar una clase o
volcar un pensamiento en música. Es
indispensable para poder crear.
Pero el silencio tiene también otra
cualidad: se aprende a disfrutar. Al estar en paz consigo mismo, uno aprende a vivir de otra manera. A escuchar
los sonidos más imperceptibles, a contemplar la belleza de las flores, a
disfrutar de una buena comida en paz y a reencontrarse con uno mismo. Al fin y
al cabo, no es otra cosa que el máximo estado de plenitud, característico de
las religiones orientales como el budismo zen o el hinduismo. Y es una
condición indispensable para poder alcanzar el nirvana –equivalente al Paraíso-
en esta última religión.
Quizás, éste sea uno de los tantos
mensajes que la pandemia de coronavirus le está dando a la humanidad. Que no
pierda su rumbo y que aprenda a disfrutar del silencio para poder crear un
mundo diferente del que se vive hoy, donde la salud es la más preciada de las
riquezas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario