domingo, 28 de febrero de 2021

 

Por segunda vez consecutiva, “LÍRICA EN EL PATIO” en el Centro Cultural KONEX

 

OTRA NOCHE REPLETA DE ESTRELLAS

Martha CORA ELISEHT

 

            La temporada veraniega de espectáculos de lírica y música clásica en Buenos Aires no para de crecer y afortunadamente, la actividad privada sigue abriendo sus puertas para que los artistas puedan tener cabida. En este caso y por segunda vez consecutiva, el pasado jueves 25 del corriente se ofreció una nueva edición de “LÍRICA EN EL PATIO” en el Centro Cultural KONEX con el mismo grupo de intérpretes pertenecientes a Cantantes Líricos Asociados de la República Argentina (CLARA) integrado por el bajo Hernán Iturralde, el barítono Leonardo Estévez, el tenor Duilio Smirglia, la mezzosoprano Alejandra Malvino –presidente de la mencionada institución- y las sopranos Jacquelina Livieri, Fabiola Massino, Daniela Tabernig, Marina Silva y Oriana Favaro, acompañados al piano por el maestro Ezequiel Fautario.

            Iban a participar también del espectáculo el tenor Darío Schmunck y el pianista Matías Chapiro, quienes debieron suspender su participación a último momento por motivos personales. Sin embargo, no le restó mérito, sino todo lo contrario. Se eligió un repertorio totalmente diferente del de la primera representación más el consabido “Menú a la Carta”votado por el público. Sólo el final tuvo un común denominador con la primera función: “Lippen schweigen” de LA VIUDA ALEGRE de Franz Léhar –a cargo de Duilio Smirglia y Marina Silva- y la escena final del 2° Acto de  EL MURCIÉLAGO de Johann Strauss (“Brüderlein, Bruderlein uns Schwesterlein”). Y no podía faltar “O SOLE MÍO” a cargo de toda la compañía en calidad de bis, ya que la fecha coincidió con el 148° aniversario del nacimiento de Enrico Caruso.   

            Como siempre, se cumplió con el protocolo sanitario y las medidas de distanciamiento social en vigencia y al igual que en la otra ocasión, contó con una magnífica producción de video donde se anunciaron las obras, los compositores y sus respectivos intérpretes. Ezequiel Fautario abrió el juego interpretando la Obertura de RIGOLETTO para luego dar paso a Leonardo Estévez y Jacquelina Livieri como padre e hija en el duetto “Parla, siam soli…..Ciel, dammi coraggio” del 2° Acto, tras la deshonra de Gilda por parte del Duque de Mantua. Ambos orecieron una muy buena interpretación, donde Livieri se destacó por su candidez e inocencia –requisitos fundamentales para dicho rol- , mientras que Estévez descolló posteriormente en el Aria della Vendetta.

            A continuación, el cuarteto formado por Daniela Tabernig (Mimí), Duilio Smirglia (Rodolfo), Jacquelina Livieri (Musetta)  y Hernán Iturralde (Marcello) interpretaron la escena del 3° Acto de LA BOHÈME (“Dunque é propio finita”), logrando un muy buen equilibrio vocal. El dúo compuesto por Iturralde y Livieri hizo de las suyas sobre el escenario del KONEX en una muy buena actuación –hay que recordar que la soprano rosarina interpretó este rol  en el Colón en 2018 y se lució oportunamente-. Seguidamente, Marina Silva y Oriana Favaro cantaron “Prendiró quel brunettino” de COSI FAN TUTTE. Este duetto es un auténtico desafío en materia de coloratura y técnica vocal y lo supieron interpretar admirablemente. Y le siguieron la dupla formada por Alejandra Malvino y Daniela Tabernig en “Scuoti quella fronda di cilegio” del 2° Acto de MADAME BUTTEFLY, quienes asimismo brindaron una interpretación exquisita. Ezequiel Fautario es un profundo conocedor de la obra y experto en la partitura pucciniana, que supo dar el marco necesario para que estas dos grandes artistas brillaran sobre el escenario.

            Después de esta primera parte, los caballeros anunciaron el tan ansiado Menú elegido por el público. La entrada estuvo compuesta por tres arias muy conocidas: “O mío babbino caro” (GIANNI SCHICCHI, a cargo de Marina Silva); “Júrame” (bolero) por Duilio Smirglia y “Ebben, n’andró lontana” (LA WALLY, de Catalani) por Jacquelina Livieri. El repertorio no pudo haber sido mejor elegido y les sentó de perlas a todos y cada uno de los intérpretes. Obviamente, la canción romántica es ideal para un tenor, mientras que ambas sopranos brindaron una bellísima interpretación de sus arias. El plato principal fue un auténtico tour de force para las cantantes: “Prés les ramparts de Seville” (CARMEN), donde Alejandra Malvino hizo gala de su maestría en el repertorio francés, encarnando a la gitana con una gran sensualidad. Daniela Tabernig descolló en “Vissi d’arte” (TOSCA), pero la revelación fue la magistral interpretación de “O luce di quell’anima” de LINDA DE CHAMONIX (Donizetti), a cargo de Fabiola Massino. La soprano tucumana eligió una de las arias más difíciles del repertorio del bel canto y lo hizo con total soltura y gracia en escena, lo que le valió la ovación del público. Los postres no podían ser mejores en calidad: una bella interpretación de “A vuchella” de Francesco Tosti por Leonardo Estévez, la magistral versión de “Summetime” (PORGY & BESS) por Oriana Favaro -que le puso el alma a la consabida aria de Gershwin, destacándose como intérprete de jazz y blues- y por último, una interpretación sublime de la Canción de la Estrella Vespertina (“O du mein holder Abendstern”) de TANNHÄUSER a cargo de Hernán Iturralde. El bajo- barítono es un experto en el repertorio alemán y se lució con creces como Wolfram von Eschenbach.

            La tercera parte del concierto se abrió con el quinteto de CARMEN (“Nous avons in tête un affiare”) –que formó parte del concierto anterior- con los mismos intérpretes (Alejandra Malvino, Duilio Smirglia, Leonardo Estévez, Fabiola Massino y Daniela Tabernig) para seguir con “Aspetto a dir chi m’ami” de DON PASQUALE, a cargo de Fabiola Massino y Hernán Iturralde. La soprano sorprendió por la potencia de su voz sin micrófono –fuera de escena- mientras el bajo ofreció una excelente versión de este simpático personaje. Fue el último duetto antes del final –champagne y brindis mediante- a cargo de toda la compañía-.

            No faltaron los agradecimientos, así como tampoco los aplausos; especialmente, a Ezequiel Fautario, quien tuvo que tocar no sólo su parte, sino también la de su colega –lo cual fue muy bien celebrado y doblemente meritorio-. Bien merecido lo tienen las auténticas estrellas, que brillaron sobre el escenario del KONEX en una hermosa noche de luna llena. Y que pese a los contratiempos y ausencias de último momento, todo salió perfecto. La profesionalidad y talento de nuestros artistas lo hicieron posible.

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