DISFRUTADO AL AIRE
LIBRE
(TODAVIA SE PUEDE)
Anfiteatro “Eva
Perón” de Parque Centenario, temporada 2021. Concierto a cargo de la Orquesta
Estable del Teatro Colón, Solista de Violín y Director: Freddy Varela Montero.
Programa. Obras de Dvorak y Mozart (31 de Marzo de 2021).
NUESTRA OPINION: BUENO
En estos
tiempos tan difíciles y con el permanente entrecruzamiento de informaciones, en
donde nada es seguro, lo que hoy se expresa mañana puede ser rebatido y lo que
hoy se puede escuchar en vivo hay que aprovecharlo porque quizás mañana ya no
se pueda.
Por eso, y por lo que significa escuchar a
los Maestros de la Orquesta Estable del Teatro Colón en un repertorio poco
convencional, es que el anuncio de un programa con base en repertorio para
cuerdas y con la conducción de Freddy Varela Montero desde el primer atril captó mi atención de inmediato y con los muy
buenos oficios de la Oficina de Prensa de Ntro. Primer Coliseo allí estuve.
Esta vez la organización fue impecable desde todo punto de vista. El Colón
aportó una vez más su personal de sala siempre atento con el espectador y, tal
cual lo verifique en el Festival Piazzolla, tanto Inspectores, controles y
personal de seguridad asistieron impecablemente a los asistentes. Fue muy grato el poder estar allí.
El programa se inició con la Serenata para
Cuerdas en Mi mayor, Op. 22 de Antonin Dvorak, magnífica composición en cinco
movimientos escrita en 1875 la que
tenemos escuchada en Ntro. Medio por varias agrupaciones de cuerda pero
fundamentalmente por la gran cantidad de versiones que la Camerata
Bariloche ofreció a lo largo de su
fructífera historia y de la que hoy Varela Montero es su guía. A la Estable le
costó hacer pié en un comienzo. Entiendo que partiendo de la amplificación que
hubo en el Anfiteatro, sumado a que los Maestros le fueron tomando el pulso a la
versión, el tempi fue algo más lento de lo que habitualmente se escucha, y es
ahí en donde afloraron y pudieron percibirse algunas imperfecciones, las que si
bien no empañaron en modo alguno el resultado final, fueron nítidas. En el Vals
que abarca el segundo movimiento las cosas comenzaron a reacomodarse y ya desde
la mitad del Scherzo posterior tuvimos ajuste, empaste y tempi justos, características que se mantuvieron luego en
el Larghetto y en Vivace que cierra la obra, expuestos ambos con justeza y
despliegue de matices.
Sabido es que por disposiciones en vigencia
no pueden realizarse intervalos y es así que tras la incorporación de los
instrumentistas de viento y bronce
indispensables para las siguientes obras, Freddy Varela Montero tomó el
micrófono para agradecer al público su presencia en nombre de sus compañeros y
el suyo propio y comentar someramente las características de las obras de
Mozart que se iban a escuchar, tras lo cual con el Concertino en su doble rol
de Solista y Director acometieron con el Rondó para Violín y Orquesta en Do
mayor que integra el Nº de catálogo KV. 373, dedicada al Violinista Antonio
Brunetti junto con un Adagio y Otro Rondó que conforman una serie de piezas
cortas con materiales que pueden ser percibidos también en sus cinco conciertos
para el instrumento. Obra de 1781, período medio de su producción, cuenta con
detalles de virtuosismo y requiere de sensibilidad para su interpretación.
Varela Montero la tuvo y es por eso que pudo apreciarse una muy buena versión
rematada por el solista con un exquisito y suspensivo acorde final.
El final nos mostró a un organismo ya
asentado en el escenario desarrollando una muy correcta versión de la Sinfonía
Nº 29 Kv. 201, ideal para este tipo de conjunto que se presentó aquí. Una
introducción muy bien marcada por Varela Montero que da paso a un tema muy chispeante
bien llevado por toda la cuerda con un justo apoyo de viento y metal. Un Andante
central aquí apenas un poco más lento de lo habitual, bien expresado en el
discurso orquestal. Un muy buen “Minuetto” que tuvo chispa y gracia y un gran
remate en el Allegro con Spirito de cierre que coronó a una versión muy
satisfactoria y que mostró a la Estable en una faceta diferente de su
repertorio de la que saco como conclusión que sería muy bueno poder apreciarla
en cada concierto de inicio de temporada con este tipo de actividad que permite
el ajuste por sectores, buen trabajo y reencuentro entre sus instrumentistas.
El público premió con sostenidos aplausos
esta versión, lo que motivó el regreso al escenario de todos y una nueva y también
muy buena repetición del Allegro final de la Sinfonía a modo de agradecimiento.
Donato Decina
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