jueves, 1 de abril de 2021

 

 

 

DISFRUTADO AL AIRE LIBRE

(TODAVIA SE PUEDE)

 

Anfiteatro “Eva Perón” de Parque Centenario, temporada 2021. Concierto a cargo de la Orquesta Estable del Teatro Colón, Solista de Violín y Director: Freddy Varela Montero. Programa. Obras de Dvorak y Mozart (31 de Marzo de 2021).

 

NUESTRA OPINION: BUENO

 

  En estos tiempos tan difíciles y con el permanente entrecruzamiento de informaciones, en donde nada es seguro, lo que hoy se expresa mañana puede ser rebatido y lo que hoy se puede escuchar en vivo hay que aprovecharlo porque quizás mañana ya no se pueda.

 

  Por eso, y por lo que significa escuchar a los Maestros de la Orquesta Estable del Teatro Colón en un repertorio poco convencional, es que el anuncio de un programa con base en repertorio para cuerdas y con la conducción de Freddy Varela Montero desde el primer atril  captó mi atención de inmediato y con los muy buenos oficios de la Oficina de Prensa de Ntro. Primer Coliseo allí estuve. Esta vez la organización fue impecable desde todo punto de vista. El Colón aportó una vez más su personal de sala siempre atento con el espectador y, tal cual lo verifique en el Festival Piazzolla, tanto Inspectores, controles y personal de seguridad asistieron impecablemente a los asistentes.  Fue muy grato el poder estar allí.

 

  El programa se inició con la Serenata para Cuerdas en Mi mayor, Op. 22 de Antonin Dvorak, magnífica composición en cinco movimientos escrita en 1875  la que tenemos escuchada en Ntro. Medio por varias agrupaciones de cuerda pero fundamentalmente por la gran cantidad de versiones que la Camerata Bariloche  ofreció a lo largo de su fructífera historia y de la que hoy Varela Montero es su guía. A la Estable le costó hacer pié en un comienzo. Entiendo que partiendo de la amplificación que hubo en el Anfiteatro, sumado a que los Maestros le fueron tomando el pulso a la versión, el tempi fue algo más lento de lo que habitualmente se escucha, y es ahí en donde afloraron y pudieron percibirse algunas imperfecciones, las que si bien no empañaron en modo alguno el resultado final, fueron nítidas. En el Vals que abarca el segundo movimiento las cosas comenzaron a reacomodarse y ya desde la mitad del Scherzo posterior tuvimos ajuste, empaste y tempi justos,  características que se mantuvieron luego en el Larghetto y en Vivace que cierra la obra, expuestos ambos con justeza y despliegue de matices.

 

  Sabido es que por disposiciones en vigencia no pueden realizarse intervalos y es así que tras la incorporación de los instrumentistas de viento  y bronce indispensables para las siguientes obras, Freddy Varela Montero tomó el micrófono para agradecer al público su presencia en nombre de sus compañeros y el suyo propio y comentar someramente las características de las obras de Mozart que se iban a escuchar, tras lo cual con el Concertino en su doble rol de Solista y Director acometieron con el Rondó para Violín y Orquesta en Do mayor que integra el Nº de catálogo KV. 373, dedicada al Violinista Antonio Brunetti junto con un Adagio y Otro Rondó que conforman una serie de piezas cortas con materiales que pueden ser percibidos también en sus cinco conciertos para el instrumento. Obra de 1781, período medio de su producción, cuenta con detalles de virtuosismo y requiere de sensibilidad para su interpretación. Varela Montero la tuvo y es por eso que pudo apreciarse una muy buena versión rematada por el solista con un exquisito y suspensivo acorde final.

 

  El final nos mostró a un organismo ya asentado en el escenario desarrollando una muy correcta versión de la Sinfonía Nº 29 Kv. 201, ideal para este tipo de conjunto que se presentó aquí. Una introducción muy bien marcada por Varela Montero que da paso a un tema muy chispeante bien llevado por toda la cuerda con un justo apoyo de viento y metal. Un Andante central aquí apenas un poco más lento de lo habitual, bien expresado en el discurso orquestal. Un muy buen “Minuetto” que tuvo chispa y gracia y un gran remate en el Allegro con Spirito de cierre que coronó a una versión muy satisfactoria y que mostró a la Estable en una faceta diferente de su repertorio de la que saco como conclusión que sería muy bueno poder apreciarla en cada concierto de inicio de temporada con este tipo de actividad que permite el ajuste por sectores, buen trabajo y reencuentro entre sus instrumentistas.

 

  El público premió con sostenidos aplausos esta versión, lo que motivó el regreso al escenario de todos y una nueva y también muy buena repetición del Allegro final de la Sinfonía a modo de agradecimiento.

 

Donato Decina

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