Carmen
en tiempos de pandemia.
Comentarios
de Eduardo Casullo
Miembro
de A.C.M.A.
Carmen
no es una ópera cualquiera. Es sumamente complicada, con grandes dificultades
tanto de interpretación escénica como en lo vocal y orquestal.
En
consecuencia, es siempre es difícil de armar, de ensayar y de, obviamente, presentar.
En
esta oportunidad OPERA FESTIVAL ofreció en el teatro IFT una propuesta, que
por cierto, cumplió con los requisitos requeridos para el público en tiempos de
pandemia.
Si
bien como nos comentó en una entrevista Hernan Sánchez Arteaga, era una
orquesta juvenil, no lo pareció en ningún momento, llevando adelante la compleja
partitura con total solvencia. Es obvio también que la concertación de Sánchez Arteaga
fue de excelencia, y más aún, con solo dos semanas de trabajo intenso. Bravo
por Hernan!!!
El
rol de Don José fue interpretado por el tenor Cristian Taleb, quien lo llevo
adelante con soltura aunque con alguna leve tendencia a crecer los agudos pero muy
sensible en los detalles y matices.
La
Micaela de Virginia Lia Molina fue sobradamente solvente y se destacó especialmente
en el aria de la montaña del acto tercero.
Tanto Frasquita como Mercedes, interpretadas
respectivamente por Constanza Díaz Falú y Estefanía Cap, mostraron muy buen
timbre, interpretación escénica y
solvencia. Lucieron, sobre todo, en el
famoso quinteto como también en el terceto de las cartas.
Párrafo
aparte para Claudio Rotella, quien con su solvencia de siempre, se lucio con
potencia vocal y solidez actoral.
Es
cierto que no se pudo contar con el coro de niños, pero esto no opacó lo
musical.
El
coro tuvo una muy buena calidad sonora y en lo vocal cumplió con solvencia sus
intervenciones.
Es
de mencionar la falta de movilidad, hecho compartido tanto por los solistas
como por el coro. Esa quietud escénica y la falta de dirección en los diálogos,
dúos, etc, se percibió a veces como coro circunstancial, y no a momentos de PROTAGONISTAS
COMO EN REALIDAD LO SON. La falta de marcación escénica entre los intérpretes sugería
un concierto con vestuario más que una verdadera dramaturgia.
Esta
falta de movilidad, no se vio, por suerte, en el segundo acto donde hubo una
buena coreografía diseñada por Maximiliano Martino Ávila, que le dio mucha
vitalidad a las escenas de danza donde se incluyó al coro.
El
personaje de Carmen, a cargo de Graciela de Gyldenfeldt, mostró poco de lo que
el personaje necesita. Su voz tiene un vibrato muy pronunciado, con graves, pero un poco hiriente en los agudos y sus
movimientos escénicos, al margen de un vestuario bastante desacertado, fueron pobres, sobre todo en las escenas donde debe danzar. También su voz desaparecía
en todos los conjuntos.
Leandro
Sosa, en el rol de Escamillo, no tuvo una noche afortunada, su voz se notó
opaca y con muy poco volumen.
El
resto de los solistas cumplió con su cometido, debiendo decir que el Remendado,
a cargo de Germán Polón, fue sumamente correcto.
En
definitiva, en estos tiempos tan difíciles, ver esta opera con una orquesta
completa de alrededor de cuarenta músicos vale la pena. Las próximas funciones
son los días jueves 9 y sábado 11 de septiembre, en el mismo Teatro I.F.T.
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