lunes, 6 de septiembre de 2021

 

 

 

Carmen en tiempos de pandemia.

Comentarios de Eduardo Casullo

Miembro de A.C.M.A.

Carmen no es una ópera cualquiera. Es sumamente complicada, con grandes dificultades tanto de interpretación escénica como en lo vocal y orquestal.

En consecuencia, es siempre es difícil de armar, de ensayar y de, obviamente, presentar.

En esta oportunidad OPERA FESTIVAL ofreció en el teatro IFT una propuesta, que por cierto, cumplió con los requisitos requeridos para el público en tiempos de pandemia.

Si bien como nos comentó en una entrevista Hernan Sánchez Arteaga, era una orquesta juvenil, no lo pareció en ningún momento, llevando adelante la compleja partitura con total solvencia. Es obvio también que la concertación de Sánchez Arteaga fue de excelencia, y más aún, con solo dos semanas de trabajo intenso. Bravo por Hernan!!!

El rol de Don José fue interpretado por el tenor Cristian Taleb, quien lo llevo adelante con soltura aunque con alguna leve tendencia a crecer los agudos pero muy sensible en los detalles y matices.

La Micaela de Virginia Lia Molina fue sobradamente solvente y se destacó especialmente en el aria de la montaña del acto tercero.

Tanto Frasquita como Mercedes, interpretadas respectivamente por Constanza Díaz Falú y Estefanía Cap, mostraron muy buen timbre, interpretación escénica  y solvencia. Lucieron, sobre todo, en el famoso quinteto como también en el terceto de las cartas.

Párrafo aparte para Claudio Rotella, quien con su solvencia de siempre, se lucio con potencia vocal y solidez actoral.

Es cierto que no se pudo contar con el coro de niños, pero esto no opacó lo musical.

El coro tuvo una muy buena calidad sonora y en lo vocal cumplió con solvencia sus intervenciones.

Es de mencionar la falta de movilidad, hecho compartido tanto por los solistas como por el coro. Esa quietud escénica y la falta de dirección en los diálogos, dúos, etc, se percibió a veces como coro circunstancial, y no a momentos de PROTAGONISTAS COMO EN REALIDAD LO SON. La falta de marcación escénica entre los intérpretes sugería un concierto con vestuario más que una verdadera dramaturgia.

Esta falta de movilidad, no se vio, por suerte, en el segundo acto donde hubo una buena coreografía diseñada por Maximiliano Martino Ávila, que le dio mucha vitalidad a las escenas de danza donde se incluyó al coro.

El personaje de Carmen, a cargo de Graciela de Gyldenfeldt, mostró poco de lo que el personaje necesita. Su voz tiene un vibrato muy pronunciado, con graves,  pero un poco hiriente en los agudos y sus movimientos escénicos, al margen de un vestuario bastante desacertado, fueron pobres, sobre todo en las escenas donde debe danzar. También su voz desaparecía en todos los conjuntos.

Leandro Sosa, en el rol de Escamillo, no tuvo una noche afortunada, su voz se notó opaca y con muy poco volumen.

El resto de los solistas cumplió con su cometido, debiendo decir que el Remendado, a cargo de Germán Polón, fue sumamente correcto.

En definitiva, en estos tiempos tan difíciles, ver esta opera con una orquesta completa de alrededor de cuarenta músicos vale la pena. Las próximas funciones son los días jueves 9 y sábado 11 de septiembre, en el mismo Teatro I.F.T.

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