Relevantes hitos…
Por Jaime Torres Gómez
El
segundo programa de la temporada de abono de la Filarmónica
de Santiago, contempló el
debut de la directora chilena Alejandra Urrutia con dicha
agrupación, más el estreno de dos
obras de mujeres compositoras.
Nuevamente,
cabe destacar el desarrollo de la temporada
de abono del Municipal de Santiago en contexto pandemial, y más aún en este
caso, con una novedosa propuesta
programática alejada del perfil habitual de conciertos en el decano coliseo artístico nacional,
generalmente asociado a cierto conservadurismo. A la vez, es menester sincerar
la limitada envergadura de los programas tras la rearticulación de espectáculos en muchas agrupaciones, ante la idea
(discutible…) de recuperar y captar nuevos públicos, celebrándose este hito.
Relevante
constituyó el tardío debut de Alejandra Urrutia con la Filarmónica,
quien ostenta en paralelo la titularidad de
la Orquesta
de Cámara del Municipal, amén de sus holgadas credenciales de colaboración con las principales
orquestas del país, fungiendo incluso
como Titular de la Orquesta de Cámara de Chile y de la
prestigiosa Sinfónica de Santa Fe en Argentina, méritos sobrados para su
debut filarmónico. Y luego de varios
años sin verla dirigir, pudo calibrarse los avances de su carrera, como en
enero pasado con una idiomática dirección
del Réquiem Alemán de Brahms para el Concierto de la Hermandad, en la Estación Mapocho.
Con
el sugestivo título “Ellas y el Aranjuez”…, resulta
interesante dicha estructuración programática
al contemplar el famoso Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, flanqueado, al inicio,
con el estreno de la Obertura N°2 de la compositora francesa Louise Farrenc, y terminando, también en calidad de estreno,
con la Sinfonía N° 3 de la norteamericana
Florence
Price, dando cuenta de un criterio funcionalmente convocante a un
variopinto público.
La
música de Louise Farrenc (1804-1875)
no es desconocida por estas latitudes, recordándose el estreno en la Sinfónica Nacional de dos sinfonías como parte de varias
coreografías para el Ballet Nacional
Chileno. Y siguiendo la línea de sus sinfonías,
la Obertura
N° 2 no se aparta de las características recurrentes en la música de
esta compositora, asimilando con naturalidad
influencias de Von Weber, Mendelssohn,
Schumann, y particularmente en esta pieza, de algunos compositores italianos belcantistas como Donizzetti o Bellini. Magnífica
entrega de la maestra Urrutia en
carácter, linealidad discursiva, balances y dinámicas, obteniendo de la Filarmónica alta jerarquía de sonido y ensamble.
Como
obra central, luego de una larga ausencia en la Filarmónica, se ofreció una magnífica versión del Aranjuez,
obra localmente programada con frecuencia en otras agrupaciones. El nivel guitarrístico chileno es
internacionalmente reconocido, siendo un prominente exponente Luis
Orlandini, oficiando de solista en esta oportunidad. Y no era la
primera vez que se veía a Orlandini
en esta obra (a lo menos unas cinco veces en un lapso de treinta años, más sus
reconocidas grabaciones con la Filarmónica
de Gran Canaria y Sinfónica Nacional de Chile).
Con
inapelable autoridad, en esta oportunidad brindó una renovada y profunda visión
de la obra, auscultando una galería de detalles en timbres y colores raras
veces percibidos. El complemento de la maestra
Urrutia, en absoluta complicidad con el autorizado solista, obteniendo lo
mejor de los filarmónicos en
texturas, balances y ajuste global. Y ante una frenética ovación, como encore, una deslumbrante versión de la entrañable Danza Española N° 5 de Enrique
Granados, dando cuenta de un momento estelar en esta jornada del
Municipal…
Y
con el estreno de la Sinfonía N° 3 de Florence
Price (1887-1963), se dio gran
término a esta segunda sesión del abono filarmónico,
coronando una refrescante renovación de repertorio.
La
música de esta compositora afroamericana
ha experimentado un atractivo re-descubrimiento, programándose con mayor
frecuencia junto a un celebrado interés por la grabación de sus obras. De poliestilística
estética, en esta sinfonía se
reconoce una suerte de clúster donde
cada célula tématica, de particular
estética, se funde en una caleidoscópica
globalidad, cuyo conjunto consigue certera eficacia hacia un explícito
propósito de amalgama (con visos dialécticos…) entre lo vernáculo de lo afroamericano con corrientes
europeizantes. Así, se perciben influencias de Wagner, Chausson, Franck (especialmente en la sección inicial, con un coral asociado a los inicios de las Sinfonía en re menor de Franck y Sinfonía en si bemol mayor de Chausson,
seguramente condicionado al oficio de organista
de la compositora), y otros
compositores como Max Reger, Vincent D´indy, etc.
La
labor de Alejandra Urrutia, absolutamente triunfal y del todo consubstanciada con la obra… Grandes
logros en el manejo de las modulaciones, idiomatismo a borbotones de cada
individualidad en función del todo, amén de un exhaustivo trabajo en timbres,
colores y contrastes. La Filarmónica,
en estado de gracia, hizo gala a su magnífico momento actual.
En suma, un programa con relevantes hitos
programáticos y de brillantes desempeños individuales y grupales…
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