Muy buen concierto de la Orquesta
Estable del Teatro Argentino de La Plata en el CCK
TODOS
LOS CLÁSICOS, TODOS
Martha
CORA ELISEHT
Una
de las canciones más bellas que se han compuesto es Canción con todos, cuya
letra narra la unión de los pueblos latinoamericanos hermanados mediante su
lengua, su historia y sus recursos naturales. Parafraseando los versos de Armando
Tejada Gómez, el pasado domingo 8 del corriente se ofreció en la Sala Sinfónica
-Auditorio Nacional- del Centro Cultural Kirchner (CCK) un concierto a cargo de
la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata/ Centro Provincial de las
Artes con la dirección de Andrés Dos Santos, cuyo repertorio estuvo
íntegramente compuesto por obras de compositores latinoamericanos y que se
detalla a continuación:
-
Obertura e introducción
al 2° Acto de “EL JUEGO DE LOS INSECTOS”- Federico
IBARRA GROTH (1946) (Estreno argentino)
-
“Negro Bembón”- Yalil
GUERRA (1973) (Estreno mundial)
-
“Un relato sobre
Camila”- Claudia MONTERO (1962-2021)
-
Rapsodia entrerriana-
Celia TORRÁ (1884-1962)
-
“Las Milongas de la
Orquesta”- Alberto WILLIAMS (1862-1952)
-
“Río San Francisco”-
Joāo Guilherme RIPPER (1959)
Previamente
al inicio del espectáculo, muchos de los integrantes de la orquesta salieron al
escenario para repasar ciertos pasajes de sus respectivos instrumentos,
mientras que podía escucharse a otros practicando tras las bambalinas. Eso
muestra dedicación y disciplina. Y cuando todos los músicos tomaron sus
respectivos lugares sobre el escenario tras la indicación de la concertino Ana
Patsa para afinación de los instrumentos, pudo apreciarse que la agrupación
poseía un sonido muy compacto y que estaba bien afinada y afiatada. Dichas
características prevalecieron durante todo el concierto.
Ante
la consabida ausencia de programas de mano- una constante que todavía prevalece
en el CCK, pese al regreso de la presencialidad con aforo completo-, el
director anunciaba las obras antes de su ejecución provisto de un micrófono
colocado especialmente para tal fin, además de brindar una breve reseña sobre
las mismas para facilitar la compresión por parte del público.
EL
juego de los insectos es una ópera del
compositor mexicano Federico Ibarra Groth, que se basa en la obra homónima de teatro
escrita por los hermanos Karel y Josef Čapek (República Checa) en 1921, donde
se ridiculiza a la sociedad como si fuera un enjambre de insectos. Su estreno
se produjo en el Palacio de Bellas Artes (Ciudad de México) en 2009 y es la
primera vez que se representa en calidad de estreno local. La partitura trata
de recrear la música de los años ’30 y conjugarla con la música clásica. Para
ello, Ibarra emplea un rico cromatismo y legato entre las diferentes
secciones de instrumentos en la obertura. En el caso de los oboes y las
flautas, simulan el vuelo de moscas y mosquitos, mientras las cuerdas remedan
el caminar de escarabajos y los metales, el andar y el vuelo de los
coleópteros. El trémolo en las cuerdas contrasta con el contrapunto en
las maderas, generando un clima de misterio e intriga. Por momentos, suena
impresionista; sobre todo, en el contrapunto entre cellos y arpa -similar a Las
Sirenas, de Reinhold Glière- para culminar en staccato. El preludio
al 2° Acto consta de un crescendo sostenido donde se destacan los
bronces a predominio del trombón, al igual que el fagot y contrafagot para
desembocar en un acorde fff hasta un poderoso tutti final. La
labor desempeñada por la orquesta fue soberbia y el esfuerzo se vio coronado
por numerosos aplausos.
También
tuvo lugar el estreno mundial de Negro Bembón del compositor cubano
Yalil Guerra. Es una obra dedicada en homenaje al poeta Nicolás Guillén y se
inicia con un ritmo de xandé en 6/8 por parte de los cellos y violas
para luego desembocar en un tutti a cargo de los cellos, que toman la
melodía principal para ser repicada posteriormente por los violines y el resto
de las cuerdas. Tras el desarrollo, los cellos en pizzicato retoman el
primer tema para cerrar con un bello solo de viola. La línea melódica es
colorida, rítmica y sumamente fácil de escuchar.
El
concierto siguió con Un retrato para Camila de Claudia Montero, que se
basa sobre el poema homónimo de Enrique Medina sobre la historia de amor entre
Camila O’Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez y su posterior condena a
muerte durante la época de Rosas. La melodía es bellísima, muy romántica, donde
el solo de arpa y las cuerdas narran el amor entre los protagonistas. La obra culmina
con el tema inicial en un crescendo reforzado por el tambor redoblante
-que narra la marcha de Camila y Ladislao hacia el pelotón de fusilamiento-.
Una versión brillante, que mereció numerosos aplausos y vítores por parte del
público -entre el cual se encontraba la hermana de la compositora, fallecida
súbitamente en España en enero del año pasado-. Para seguir con el listado de
compositores argentinos, se interpretó la célebre Rapsodia entrerriana de
Celia Torrá. Compuesta en 1931, recibió el premio de la Asociación del
Profesorado Orquestal y conjuga ritmos locales (vidala) con jota y campera
mediante un cromatismo muy rico en matices. Alumna de Alberto Williams y de
Athos Palma, fue la primera mujer en el país en obtener una beca de la Comisión
Nacional de Bellas Artes para estudiar en Europa, donde se perfeccionó con
César Thompson en Bruselas y Zoltan Kodaly en Hungría. Asimismo, fue la primera
mujer que dirigió la Orquesta Estable del Teatro Colón en 1949. La versión
ofrecida por la orquesta fue muy buena, con una excelente marcación de los tempi
y precisión por parte de Dos Santos.
Tras
una breve pausa, la agrupación interpretó Las Milongas de la Orquesta de
Alberto Williams. Compuesta en 1938, es una obra que brinda una función
educativa, porque ilustra los diferentes instrumentos que componen la orquesta
mediante 4 números: Milonga del corno inglés, Milonga del concertino,
Milonga del trombón y Tutti. Puede decirse que Williams se adelantó 7 años
a Benjamin Britten en su famosa Introducción de la Juventud hacia la
orquesta, Op.34. En el primer número, el corno inglés desarrolla la melodía
principal -cuyo cromatismo es similar a Iberia, de Isaac Albéniz- mientras
la orquesta la desarrolla, en ritmo de milonga. En el segundo, los cellos y
contrabajos introducen el tema para que el primer violín pueda desarrollarlo
-magistral labor de la concertino Ana Patsa- mediante una cadencia en
cascada. Desemboca en un crescendo final, donde las cuerdas se
lucieron para dar vida a un impactante tremolo. El tercero se inicia con
un solo de trombón bajo con contrapunto a cargo de los trombones tenores y la
tuba, para que posteriormente se desarrolle un contrapunto entre cornos y
trompetas en una estupenda fanfarria. Seguidamente, los trombones tienen
a su cargo otro solo donde los tenores emplean sordina, mientras que el bajo
marca la melodía para culminar con otra fanfarria. La labor de todos los
bronces fue estupenda, donde los solitas de dicha familia de instrumentos se
lucieron con creces. Por último, toda la orquesta ejecuta el primer tema en
ritmo de milonga, mientras que el segundo tema está solamente a cargo de los
metales. La recapitulación final está a cargo de las cuerdas y luego, se
acoplan las maderas y finalmente, toda la orquesta. Una versión impecable desde
todo punto de vista y un merecido homenaje al compositor con motivo del 70°
aniversario de su fallecimiento.
La
obra de cierre correspondió a Río San Francisco, del brasileño Joāo Guilherme
Ripper. Fue compuesta en 1987 en conmemoración del centenario del nacimiento de
Heitor Villa- Lobos y su estreno tuvo lugar en el Teatro Puricelli de Bari
(Italia) ese mismo año con la participación de la Orquesta de la Puglia
dirigida por Roberto Duarte. Es un poema sinfónico que narra el recorrido de
dicho río, la naturaleza del nordeste brasileño y sus ritmos. Abre en cadencia
de samba por parte de cellos y contrabajos, con contrapunto en los
violines tras lo cual, se incorporan las maracas y el guiro. Posteriormente, se
aprecian otros ritmos como pagode y xandé hasta la introducción
de un tema lento en ritmo de choros que posee reminiscencias de las Bachianas
brasileiras. La orquestación es profusa, con un gran orgánico y rica en
matices. Dos Santos supo imprimir muy bien su sello personal para una perfecta
y bellísima ejecución de la obra de su compatriota.
Un
Auditorio Nacional aplaudió unánimemente de pie la labor ofrecida por esta
orquesta, orgullo del país y de la Provincia de Buenos Aires. La disciplina
narrada al principio de esta nota se notó en la calidad de sonido y en la labor
ofrecida por todos y cada uno de sus integrantes, con un alto nivel de
profesionalismo y entrega. Y con
una excelente versión de obras de compositores latinoamericanos, que supieron
estar perfectamente representados. No hay nada más hermoso que la hermandad de
los pueblos a través de la música.
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