Muy buena presentación de EL
TERCERO EN DISCORDIA en la Scala de San Telmo
EL
DELICADO EQUILIBRIO DEL TRIÁNGULO
Martha
CORA ELISEHT
Se
dice que hay que en la vida hay que evitar tres figuras geométricas conflictivas
e innecesarias: los círculos viciosos, las mentes cuadradas y los triángulos
amorosos. Sin embargo, no parece ser el caso de EL TERCERO EN DISCORDIA (espectáculo
de poliamor lírico, según definición de sus protagonistas), cuya presentación
tuvo lugar el pasado sábado 11 del corriente en La Scala de San Telmo, con la
participación de los siguientes cantantes: Rocío Giordano (soprano), María
Luisa Merino Ronda (mezzosoprano) y Sergio Spina (tenor), acompañados
al piano por Eduviges Piccone.
Dicho
espectáculo estuvo compuesto por una serie de arias románticas de ópera,
opereta, canciones de cámara y canzonettas napolitanas hilvanadas
mediante una serie de diálogos entre los protagonistas. La elección del
repertorio fue muy acertada, basada mayoritariamente en lo italiano y llevada a
muy buenos términos por parte del trío de cantantes y el excelente
acompañamiento de Eduviges Piccone. Y lo bueno que también tuvo fue,
precisamente, evitar caer en el repertorio habitual y redundante. De hecho,
quien abrió el juego fue María Luisa Merino Ronda con “Mon coeur s’ouvre à
ta voix” de SANSÓN Y DALILA, ejecutada de manera exquisita e
impecable. Seguidamente, cantó junto a Sergio Spina “La Serenata” de
Rossini, con muy buen lucimiento vocal. Rocío Giordano deslumbró en la célebre “Meine
Lippen, sie küssen so heit” de GUIDITTA, de Franz Léhar e hizo gala
de sus dotes de soprano ligera interpretando junto a Sergio Spina el célebre duetto
“Pariggi, o cara” de LA TRAVIATA. El tenor se lució con una
bellísima interpretación de Ideale de Paolo Tosti, mientras que Merino
Ronda y Giordano cerraron esta primera parte del recital con una muy buena
versión de“Prendero qual brunettino” de COSI FAN TUTTE.
Tras
una breve pausa, el juego entre los protagonistas y la pianista siguió acerca de
si entonaban arias de ópera o canzonettas. La ópera ganó el round y dio
paso a la célebre aria de Santuzza “Voi ió sapete, o mamma” de CAVALLERIA
RUSTICANA. En el caso particular de quien escribe, era la primera vez que
una escuchaba a María Luisa Merino Ronda interpretar esta aria y salió airosa
del desafío. Sin embargo, la canzonetta tuvo su lugar con Core
‘ngrato de Salvatore Cardillo con una gran interpretación de Sergio Spina,
quien volvió a formar dúo con la mezzosoprano chilena para brindar una exquisita
versión de Música proibita, de Ettore Campogilliani. Tras los aplausos,
Rocío Giordano dejó elegir al público entre dos melodías, donde triunfó por
mayoría Il Baccio de Arditti, ofreciendo una versión donde derrochó
frescura y simpatía. Seguidamente, Sergio Spina eligió el bellísimo Lamento
de Federico de L’ARLESIANA de Cilea, brindando una interpretación
sumamente correcta. El espectáculo cerró con una muy buena versión para tres
voces de Non ti scordar di me de De Curtis, donde los protagonistas se
retiraron sumamente aplaudidos, pese al escaso público que se dio cita a la
tarde de ese día como consecuencia de las altísimas temperaturas que los
porteños vienen soportando estoicamente.
En
un diálogo mantenido con los protagonistas una vez finalizado el recital, los intérpretes
comentaron que era la primera vez que cantaban juntos y que tenían planeado
realizar nuevos espectáculos con el correr del tiempo, al igual que incorporar
más canciones de cámara italianas, lieder y otras arias del repertorio
alemán y francés. Se retiraron sumamente contentos y conformes con su desempeño
y prometieron ir por más, como habitualmente se dice en la jerga profesional.
Sea
equilátero, isósceles o escaleno, el triángulo es una de las figuras
geométricas más bellas e inspirador de numerosas obras de arte. En materia
musical en general y en la ópera en particular, siempre representa el conflicto
entre sus protagonistas. En este caso, el poliamor lírico vino para quedarse
sin caer en el vulgar mote de vicioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario